Capítulo 22.
*Emma Meyer*
La cabeza me da vueltas cuando llego a casa, decido que es mejor acostarme un rato para aclarar un poco mis ideas. Quizás sea una broma ¿Pero de quien? esto no tiene sentido y me encantaría pensar que probablemente alguna persona se equivocó al enviarlo, pero se que algo realmente oscuro se oculta detrás de quien lo haya enviado y tiene el claro objetivo de querer volver a atormentarme la vida, la imagen de Iván invade mi cabeza ¿Será posible? ¿Por qué después de un año quiere volver a molestarme? ¿No fue suficiente todo el daño que me hizo ya? Tomo mi celular y bloqueo el número. Esta vez no, no ahora que siento que puedo volver a empezar.
Dejo mi teléfono a un lado de la cama y me quedo mirando al techo, puede que parezca tonto pero me siento un tanto aliviada, respiro profundo y cierro los ojos intentando olvidar las sensaciones de hace unos minutos, pero una maldita notificación hace que mi cuerpo vuelva a estar alerta, con la respiración agitada enciendo el celular y un gran temor se expande por mi pecho de solo pensar que voy a volver a encontrar otro mensaje aterrorizante.
En cuanto veo el asunto siento que mi respiración colapsa y mis manos tiemblan desesperadamente, con algo de dificultad selecciono y abro el mensaje.
Asunto: No conseguirás escapar.
Por más que me bloquees no lograras deshacerte de mi tan fácil, he pasado meses planeando todo desde aquella vez que te negaste a estar conmigo. Me encantaría ver tu cara cuando veas lo que te he enviado.
Se de tu nuevo romance con Andrew Parker, he de decir que me sorprendió que hubieras sido capaz de tener cosas con un profesor y mas cuando trabaja en la universidad de tus sueños, recuerdo lo irritante que eras cuando hablabas de ella diciendo que algún día ingresarías a estudiar allí y mira, lo hiciste, sin mi, pero lo lograste. Déjame decirte que me sorprende la forma en como seguiste adelante sin demostrar que te dolió en lo más mínimo lo nuestro.
También se que ayer un chico de ojos claros fue a tu casa y no salió de allí después de varias horas ¿Ahora te prostituyes? ¿Tan mal de dinero estas que decidiste vender tu cuerpo? Tranquila, dime a cuanto cobras la hora y sin dudarlo iré a ayudarte ¿Acaso no recuerdas lo bien que la pasábamos? Yo recuerdo perfectamente tus gemidos inocentes cerca de mi oído. Siempre tan sucia, necesitada e ingenua, mi querida Emma.
Aún no sabes de lo que soy capaz y créeme que yo tampoco lo sé, más cuando se trata de ti, me estresa saber que otros han podido tocarte, olerte, sentirte o siquiera mirarte, pero ya basta de eso, ya me he cansado de verte desde las sombras, ahora quiero que te prepares para volver a saber de mi, porque esta vez volví para quedarme y para llevarte conmigo aunque te resistas.
Si no eres mía no serás de nadie Emma, recuérdalo.
*2 archivos adjuntos*
Con las lagrimas escurriendo por mis mejillas abro uno de los archivos, el primero es una foto mía cuando me subí al auto de Andrew aquella vez que estaba lloviendo y el se ofreció a llevarme y la otra es del lunes en la tarde, cuando vino Cris. Sacudo la cabeza con los ojos cerrados porque quiero simular que no acabo de ver esto, pero me es imposible, ahora una presión aprieta mi pecho y mi respiración se descontrola aún más. Un ataque de pánico.
Hace años no sufría de uno, no desde que no sabía nada de Iván. Intento con todas mis fuerzas controlar mis inhalaciones, comienzo a contar hasta diez pero comienzo a entrar en pánico cuando siento que no puedo respirar.
Voy a morir, voy a morir, voy a morir...
Este pensamiento se repite en bucle en mi cabeza, intento golpearme el pecho pero no funciona.
Voy a morir, voy a morir, voy a morir...
Las lagrimas salen descontroladamente de mis ojos y cada vez me siento más débil ¿Donde mierda esta mi padre? Necesito ayuda.
Iván va a matarme.
Esta frase dentro de mi cabeza hace que un escalofrío se haga presente dejándome sin el poco aire que aún podía inhalar.
Voy a morir...
Abro los ojos con dificultad y me centro en el cuadro donde está mi madre cargándome en la playa, ella llevaba un vestido blanco igual que el mío y sonreía radiante mientras mi padre nos tomaba la foto. Vuelvo a contar hasta diez mirando la foto, recordando lo bien que la pasamos esas vacaciones, sus risas, sus caricias y sus palabras para darme aliento, porque cuando aún era tan solo una niña me sentía perdida, pero ella siempre estuvo ahí para guiarme.
-Mamá... - Murmuro entre lagrimas sintiendo que la respiración vuelve a regularse poco a poco.
Siento que puedo respirar, aunque me es imposible eliminar todo rastro de temor, si bien se que ahora mismo estoy con vida puede que ni siquiera esté segura en mi propia casa, Iván mi peor pesadilla ha vuelto y otra vez me siento atrapada, sin escapatoria, no tengo ni idea de cual será su siguiente paso.
Acotada sobre un hermoso prado, observo el cielo lleno de nubes, el viento azota mi rostro poniendo mis mejillas algo sonrojadas, me giro levente para mirar a Iván, quien se ha vuelto en mi lugar seguro en los últimos meses.
"-Es muy lindo aquí - Confieso mirándolo a los ojos.
-Si que lo es - Dice y luego suspira para mirarme - Te quiero, Emma Meyer - Sonrío de ternura en cuento lo dice.
-Y yo a ti - Digo acercándome a sus labios para besarlo pero el me toma del cuello alejándome un poco.
-Te quiero solo para mí, solo mía ¿Lo entiendes, verdad? - Dice y luego pega con brusquedad sus labios a los míos."
¿Por qué no lo vi antes?¿Tan ciega estaba como para no ver su comportamiento posesivo? Si, completamente ciega, totalmente enamorada de alguien que me alejaba de todos para tenerme atada a él. Pero en algo tiene razón Iván y es en lo ingenua que fui, siendo tan manipulable e inocente en sus manos permitiendo que el me amoldara, para que al final simplemente resultara de mi una figura que apenas puede sostenerse de lo débil que quedó.
Me quedo un momento más sentada en mi cama procesando lo que acaba de pasar, hasta que escucho el sonido de la puerta principal al abrirse y el tintineo particular de las llaves.
Papá.
Me levanto y salgo de mi habitación apresurada, siento que las lagrimas corren por mis mejillas y las piernas me tiemblan mientras bajo las escaleras. Solo necesito abrazarlo, sentirme segura en sus brazos y poder llorar tranquila, con la certeza de que si un ataque de pánico vuelve él estará a mi lado para recordarme que estaré bien.
-¿Cielo? - Dice con el ceño fruncido cuando me ve acercarme tan rápido - Emma ¿Qué ocurre? - Ignoro su pregunta y lo abrazo, sintiendo su peculiar olor y la tranquilidad que un abrazo paternal brinda.
-Solo necesito un abrazo - Digo entre sollozos.
Mi padre obedece y me envuelve entre sus brazos, acariciando cariñosamente mi cabello hasta que consigo calmarme, el llanto ya no es tan intenso como antes y me siento mínimamente en paz.
- Se que probablemente no vas a contarme qué te ocurre, pero estoy aquí para ti hija, sabes que siempre contarás con mi ayuda, pase lo que pase - Dice y me besa la cabeza, tal y como lo hacia cuando era una niña - ¿Quieres ir a sentarte para que puedas hablar?
Asiento con la cabeza y me separo de el secándome las lagrimas con el dorso de la mano, caminamos hacia el sofá y nos sentamos, el apoya sus codos en sus rodillas listo para escucharme.
-Ocurre que... - Comienzo a decir con la voz débil pero en ese momento se que no me atrevo a mencionarle la existencia de ese video - Papá, es complicado - Suspiro y me paso una mano por el cabello - Me gustaría que todo el mundo amara sin hacer daño, sin buscar nada a cambio, sin engañar.
- Entonces es algo que tiene que ver con el amor - Dice mi padre y se tensa de repente mirándome con expresión confundida.
- Si - Confieso y me siento mal por no ser capaz de contarle todo - A veces me gustaría que todos fuéramos como tu o como mamá, amando sin buscar algo a cambio, dejando a un lado el interés y la necesidad de engañar.
Papá se aclara la garganta y se pone de pie para luego arrodillarse frente a mi.
-Como me encantaría que estuviera tu madre ahora mismo para aconsejarte, estoy seguro que ella si que hubiera sido capaz de consolarte, lo siento si no soy así de bueno como ella, pero lo que si puedo decirte es que, sin importar el qué, debes recomponerte y buscar soluciones, está bien llorar y mostrar al mundo que somos débiles, pero no siempre podemos serlo, también es necesario mostrar a los demás lo que pasa cuando ya nada puede lastimarnos - Hace una pausa y suspira - No me gusta verte así, Emma, no se el causante pero voy a estar para ti si en algún momento te sientes lista para contarlo, iré a prepararte algo que te anime un poco.
-Gracias papá - Digo cuando el se levanta - Gracias por mostrarme que no todos los hombres son iguales y que está bien tener esperanzas en el amor, gracias por querer así a mamá y protegerme a mí como lo haces.
-No tienes que agradecerme nada, Emma - Responde con una sonrisa triste y luego me da la espalda para irse a la cocina.
*EDITADO HASTA AQUÍ* 14/10/2021
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