Capítulo 54
Elizabeth Brooks
- ¡Wade! - le regañe empujándolo - ¡Aléjate de ella! ¡La estás poniendo perdida!
- La estoy poniendo más guapa de lo que está - justificó este echándole mermelada a mi pobre mascota - Así rosada está más mona
Negué con la cabeza divertida. A Anubis no le caía muy bien Wade, pero al parecer estos meses en los que no había estado con ellos le había cogido cariño de una manera o de otra.
Y bueno, después me encontré con que Anubis en vez de dormir conmigo como siempre hacia, se ponía al lado de Wade y apoyaba su pequeña cabeza en el cuello de él.
Maldito traidor.
- ¡Después lo vas a bañar tú! - le grité señalándolo con mi dedo acosador - Y te recomiendo que no lo seques con un secador
- Llamaremos al gilipollas de Axel para que lo limpie el - soltó con desdén -
Una sombra pasó por la puerta de la cocina. Segundos después Axel estaba enfrente de nosotros con Diane riéndose a su lado.
Uy esos dos.
- ¿Me estabais llamando? - cuestionó Axel inocentemente -
- ¿Lo ves? - Wade me miró riéndose en la cara de Axel, haciendo que este último se confundiera más - Axel hemos tenido un problema con el gato, y es que se ha metido en la despensa.
Los ojos de el susodicho recorrieron la cocina hasta encontrar a mi felino que estaba encima de la encimera mientras se lamía las patas.
Intentando comer más de esa sustancia dulce.
Puto gordo
- ¿Y que pasa? - preguntó confundido -
Diane se dio cuenta que el bote de mermelada estaba en la mano de Wade, escondiéndolo a los ojos de su acompañante.
Esta comenzó a reír mientras observaba como Axel y Wade hablaban como si nada.
- ¿Podrías bañarlo? - pidió Wade como un niño pequeño - Le prometí a Elizabeth llevarla a cenar y no nos da tiempo.
- Pero... - habló Axel - Pero - repitió - Si Elizabeth no puede salir de aquí.
Wade lo fulminó con la mirada. El juego le estaba saliendo mal. Sonreí al ver como este se impacientaba.
Me encantaba verlos así, sonrientes y bromeando como lo habían hecho desde siempre. Habíamos vuelto a la normalidad después de todo lo que habíamos pasado.
Y no podía estar más contenta.
- Vas a limpiar al maldito gato porque me sale de los huevos - le respondió Wade tajante. Axel en cambio se cruzó de brazos -
- ¿Por qué debería hacerlo? - cuestionó este, igual de vacilón -
- Porque lo digo yo - soltó Wade, con una sonrisa ladeada -
Así podían tirarse días. Discutiendo así como si se estuvieran enojando de verdad.
Después a los cinco minutos estaban sonriendo a no poder más.
Eran muy bipolares en ese aspecto
- Lo haré - accedió Axel sorprendiéndonos. Nunca solía aceptar lo que le decía Wade, jamás. Era demasiado raro - Pero tendrás que acompañarme
- ¿A dónde? - Wade me miró extrañado. Axel era muy raro que le pidiera ir a algún sitio - ¿Qué necesitas?
- Adam rompió mis últimos calzoncillos de Calvin Klein - explicó este haciendo gestos con las manos - Y son los mejores para que las fotos te queden tipo modelo.
- ¿Y eso a mi que me importa? - escupió Wade -
No sabía que éramos en realidad Wade y yo. Él decía que yo era su novia, pero nunca me lo había pedido tipo formal.
Pero es cierto que nos comportabamos como si fuéramos novios.
Y eso me encantaba.
- Estoy conociendo a una chica por alguna aplicación de esas de buscar el amor - informó Axel cruzándose de nuevo de brazos - Y me ha pedido una fotito, y pues se la quiero mandar.
A Diane se le cambio la cara.
Se te ha visto el plumero, mi amor.
- ¿Tu eres gilipollas? - preguntó Wade atónito - Sabes que puedes estar hablando con un hombre haciéndose pasar por mujer, ¿verdad?
- Eso me da igual - se encogió de hombros - ¿Me acompañas o no?
Wade me miró y repitió el gesto que había hecho su amigo. Se acercó a mí y besó mi coronilla, despidiéndose de Diane destrozándole el pelo
- ¡No tardaremos! - gritó Axel saliendo por la puerta -
Observé atentamente a mi mejor amiga. Esta miraba atentamente a mi gato, que seguía comiéndose los restos de mermelada que había en sus patas.
Ella al sentir una mirada penetrante me miró.
- ¿Qué? - escupió -
- ¿Cómo que qué?
- No quiero hablar del tema - soltó está, cruzándose de brazos - No somos nada, puede hacer lo que quiera.
- Pero te gusta - adiviné. Esta cambio su cara de nuevo -
- No.
- Si.
- Que no.
- Que sí.
Está suspiró enojada y llevó sus manos a su cabeza, exahusta. Por un momento la entendí.
Quizás no quería contarle a Axel que le gustaba. Y también estaba Adam, que si se llegara a enterar haría un show con lo dramático que es.
- Mira Elizabeth - me llamó trayéndome de vuelta al mundo real - No quiero que digas una palabra más, esto se me va a pasar algún día de estos.
- Aja - eso no se lo creía ni ella.
Ella se hartó de mi comportamiento y abandonó la cocina con un bufido de cansancio.
Quizás aún no quería reconocer que el mejor amigo de Wade le hacía tilín
- Buenas tardes - saludó el.padre de Wade sorprendiéndome - ¿Que hace un gato en mi encimera?
Rápidamente me acerque y bajé a mi gato de ahí, llenándome las manos de mermelada.
Este me miró mal, pero no dijo nada.
Se acercó a la nevera bajo mi mirada y sacó jugo. Cogió un vaso y tomó de él.
- ¿Dónde está mi hijo? - preguntó después de que tragara el líquido -
- Salió - respondí tajante -
Yo no era borde, para nada. Pero con Yeray me salía ser así. Había destrozado la vida de su hijo, y de una manera o de otra era mi única manera de defenderlo ante él.
Aún que Wade no necesitaba que nadie lo defendiera, cabe decir.
- Así que eres la novia de mi hijo... - dijo este apoyándose en la encimera que estaba enfrente de mi - ¿Le quieres?
- Mucho, señor - ante todo tenía educación. Este sonrió cuando escuchó mis palabras -
- Si lo quisieras, lo dejarías tranquilo - soltó el progenitor de Wade - No te das cuenta, ¿verdad?
- ¿Qué?
Este sonrió cuando vio mi confusión atravesar mis ojos. No entendía a que venía está charla por parte de él.
Jamás había conocido a los padres del chico que me gustaba, era la primera vez y me sentía estúpida.
Estúpida porque no entendía que quería decirme el hombre. El porqué me observaba de esa manera tan fría.
Carraspeé y me crucé de brazos, nerviosa.
- Aún que no nos llevemos como padre e hijo, sigue siendo de mi sangre - empezó a hablar - Y se cuando algo está mal en él.
- ¿Que me quieres decir con eso? - cuestioné con dificultad - ¿Qué tiene dudas de estar conmigo?
- No - negó este con la cabeza, observándome y escaneándome - Sabe que está mal estar contigo porque sabe que va a sufrir
Me mordí el labio inferior nerviosa.
¿Wade no estaba seguro de estar conmigo? ¿Pensaba que le iba a hacer daño?
- Sufrió mucho cuando murió su abuelo - explicó el padre, dándole otro trago al zumo - Y contigo va a sufrir más.
- Jamás le haría daño a su hijo - dije muy segura. Este solo se rió -
- La humanidad hemos llegado a ser muy egoístas, pero nadie como tú, Elizabeth - soltó. Una jarra de agua cayó encima de mi, dejándome helada - Aún que el piense que no me preocupa, me preocupa muchísimo más de lo que un día te preocupara a ti.
- Usted no tiene ni idea...
- Idea no tienes tú - escupió mirándome - Eres tú la única responsable de que mi hijo haya sufrido tanto. La única y la culpable de todo esto - siseo metiendo el jugo de nuevo en la nevera - Piensa las cosas bonita, y deja de ser tan egoísta - cerró la puerta del frigorífico con fuerza - Por que estamos hablando de mi hijo, no del tuyo.
Después de regalarme una de sus sonrisas sin sentimientos algunos, abandonó la cocina dejándome con la palabra en la boca.
Estaba confundida.
Muy confundida.
¡Capítulo un poquitín más largo! ¿Lo notaron?
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Hasta luego mozas hermozas!
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