Mala noche
Esa noche tomaba una copa en algún lugar cuyo nombre no puedo recordar, intentando mitigar mis desgracias.
Un hombre bien vestido se sentó junto a mí mientras observaba la profundidad de mi vaso de whisky.
— Necesitas dinero ¿verdad?— pregunto mientras pedía uno de esos tragos elegantes.
No dije nada, de hecho no tenía ganas de hablar con nadie, al notar mi indiferencia él insistió:
— Podrías ganar un buen dinero hoy... Chase — mencionó mi nombre lo cual fue un poco extraño, pero debido a mis deudas seguramente ya todo el bajo mundo lo conocía.
— Ah si — dije en un tono sarcástico. Era evidente que necesitaba el dinero, pero no estaba tan desesperado como para dejarme convencer por cualquier idiota. — Mira "amigo"... — remarqué la última palabra para que sonara como burla y antes de que pudiera terminar la frase me interrumpió:
— Medio millón — tomó su trago observando el shock que había producido en mí al oír tan exorbitante cantidad.
— ¿De dólares? — atiné a preguntar en mi asombro.
Él se limitó a asentir y yo tragué saliva imaginando todo ese dinero junto entre mis manos; era una completa locura.
— ¿Qué clase de trabajo? — pregunté con cierta incredulidad.
— Tendrás que transportar algo, sin preguntas, tu solo entregas y el dinero es tuyo.
— Acepto — no lo pensé ni medio segundo, sabía muy bien que era algo turbio pero aun así no me importaba, había hecho cosas peores que esa para conseguir dinero y en comparación esto sonaba bastante fácil.
— Bien — dejó sobre la barra un billete muy gordo y se arregló la corbata — sígueme — indicó.
No hice más preguntas, mientras menos supiera era mucho mejor. Llegamos al callejón junto al bar y con la poca luz pude divisar un bulto en él.
— Es mi auto — aclaró ante mi evidente desconfianza.
Me reusaba a entrar en el callejón, mis malas experiencias en ellos se remontaban desde mi niñez terminando en la noche de ayer, así que era natural ser desconfiado.
— Descuida, solo entraremos al auto — aclaró.
No tuve más opción que ceder, cuando algo me golpeó muy fuerte por detrás y después de eso... la completa oscuridad.
Mi visión borrosa no me permitía distinguir con precisión donde estaba, pero podía sentir las ataduras en mis pies y muñecas.
— Bien — oí una voz desconocida.
— Es el cuarto sujeto esta semana — indicó otra voz mucho más aguda.
— ¡¿Qué sucede?! — comencé a forcejear para quitarme las ataduras de manera descontrolada.
— Es hora — dijo la primera voz y al fin pude notar con claridad el lugar, era un sucio laboratorio, o al menos la improvisación de uno y habían dos sujetos con batas blancas.
— Este es diferente... es nuevo — indicó el otro cargando una inyección con algún líquido verduzco desconocido.
Sabía que eso no pintaba nada bien, así que recurrí a los gritos:
— ¡¡¡AYUDA!!! — comencé a forcejear con más fuerza.
El rechinido de la puerta me indico la llegada de otro sujeto, estaba completamente vestido de negro y era bastante robusto; apenas entró me propinó tremendo puñetazo en la cara, obviamente quería que cerrará la boca y pues con ella llena de sangre ya no pude seguir vociferando.
— ¿De dónde lo trajeron? — preguntó uno de los blancos.
— De un bar — indicó el sujeto limpiándose mi sangre de su puño.
— No deben haber ingerido alcohol — señaló esa exasperante voz aguda de nuevo.
— Yo hice mi trabajo, ustedes hagan el suyo — señaló molesto el enorme sujeto y luego se retiró azotando la puerta.
— No tenemos opción — dijo el primero.
Se acercó con la jeringa hacia mí, intente zafarme pero mis esfuerzos fueron inútiles, balbucee algunas súplicas más que no fueron escuchadas y en poco tiempo sentí el frio líquido recorrer todo mi cuerpo hasta que lentamente me desvanecí de nuevo.
Las exacerbadas voces me despertaron y dos individuos me arrastraban sujetándome por los brazos.
— Es hora del show — uno de ellos me miró y sonrió maliciosamente.
De pronto reconocí el lugar, había estado en esas mismas banquetas vociferando y apostando tantas veces que sería difícil no recordarlo, era el ring del bajo mundo, donde solo había una regla: "El que sobrevive, gana".
El ring o más bien la jaula se abrió y el otro sujeto pronunció:
— Saluda a Alexey.
Ambos me lanzaron a la jaula y de inmediato esta se cerró. Sabía que Alexey era el campeón invicto en este pseudodeporte y más sanguinario que cualquiera que yo hubiera visto, estaba aterrorizado.
El corpulento luchador ya estaba dentro, su mirada exigía sangre y apenas la campana sonó arremetió contra mí, con un brusco golpe me tumbó al suelo casi de inmediato sintiendo el sabor de mi propia sangre al caer; Alexey entonces comenzó a regodearse, las masas estaban extasiadas con ese primer golpe y clamaban por más sangre, la mía por supuesto.
Entonces la ira comenzó a apoderarse de mí, poco a poco fui notando como mi piel cambiaba a un color metálico plomizo, la adrenalina ya era incontrolable, ya no podía resistir y mientras el hombre estaba de espaldas lo tomé por sorpresa azotándolo contra la jaula, comencé a golpearlo sin parar hasta que sus piernas no pudieron sostenerlo más y cayó.
Tenía las manos cubiertas de su sangre y aún así mi furia no se detenía, el silencio se apodero del lugar para luego dar paso al caos que se desencadeno en forma de gritos.
Había vencido, pero no estaba dispuesto a ser el esclavo de nadie, con aquella descomunal fuerza que me acompañaba me abrí paso a través de la jaula, ni siquiera las balas pudieron detenerme.
La gente comenzó a huir de la escena y yo simplemente salí destruyendo a todo lo que se me pusiera en frente...
Una vez más desperté en un lugar no tan desconocido, que ironía, era otro callejón mal oliente; no estaba seguro de nada, ni siquiera de si lo que había pasado era real o no pero no me quedaría para averiguarlo, aunque estuviera semidesnudo y sin un solo centavo tendría que emprender un nuevo rumbo hacia otro lado...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top