13. Volver a buscar la pelota suena divertido.
Fue difícil para el resto aguantar las lágrimas cuando los tres cayeron al suelo en un abrazo lleno de amor. "Celia, Mateo, mis niños", "Lo siento, lo siento tanto", repetía Jose una y otra vez.
Pronto unos vecinos que vieron a José después de tantos años fueron a avisar a la madre de Mateo y Celia, que también llegó corriendo y al fin se reunió la familia al completo llenándose de abrazos y de besos. Y de algún que otro tortazo, de la madre de Celia y Mateo hacia Jose, que abrió los ojos como platos, sorprendido.
-¡Ni se te ocurra volver a marcharte tanto tiempo sin enviar un mensaje ni nada! Te parecerá bonito.
-Pero cariño que no había móviles, y no me dejaban volver, yo...jamás me hubiera alejado de vosotros... -Pero no tardó mucho en volver a besarle y abrazarle.
Los chicos, las chicas y Quirty, siguieron mirando la escena, esta vez más divertidos. Pero a Carla le acechaban muchas dudas en la cabeza que necesitaba preguntar, y se giró hacia su amiga de cuatro patas.
-Quirty, ¿eres tú quien le dio la magia a Nani, ¿verdad? Cuando la conociste después de cruzar la valla.
-Eso creo. Tu hermana estaba destinada para la magia.
-Lo sé. Es la única que no dudó ni un instante de que eras un unicornio, aunque no tenías cuerno ni alas. - Ambas se sonrieron, recordando el momento en el que Daniela se lanzó a los brazos de Quirty emocionadísima. Sin embargo, la sonrisa de Carla pronto se tornó en una mirada triste. -¿Y ahora que va a pasar? ¿Tendrás que volverte a ir? ¿Y el padre de Celia y Mateo también?
-En realidad, el plan es que volvamos a vivir todos juntos, sin valla, y que seamos todos amigos, si a vosotros os parece bien claro.
-¡¡Siiii, claro!! -respondió en seguida todo el grupo, que había oído la conversación.
Daniela también lo había oído, y no tardó en acolgajarse en el cuello de Quirty y gritar de forma histérica.
-PERO... ¡CÓMO NO VOY A QUEREEEEEEEER! Ven, que quiero que te conozcan mis padres. - Añadió entonces, tirando de ella con fuerza.
El grupo aprovechó también para alejarse a conocer a otros unicornios, excepto Carla, que prefirió no unirse, a pesar de la insistencia de Malena y Celia, que pensaban que le daba vergüenza.
Pero no era vergüenza, sino que Carla tenía en mente hablar con otra chica que, aunque no era un unicornio mágico, sí que había sido un misterio para ella desde que había llegado a Poblete. Su prima Irene. Se colocó a su lado, justo en la frontera que separaba El Bosque Abandonado de su hogar.
-De noche parecía mucho más feo, la verdad. Pero ahora es muy chulo. ¿Crees que habrá más árboles o animales mágicos?
-¿Qué pasa? ¿Quiénes entrar a investigar?
-¡Si! - Dijo Carla, emocionada. Pero luego se tocó la cabeza, tímida. - Pero no pasa nada si tienes que hacer otras cosas de mayores más importantes.
-Si, tengo que hacer una cosa muy importante. - La pequeña agachó la cabeza, e Irene se colocó de rodillas para que estuvieran cara a cara. - Tengo que ir a investigar este bosque mágico con mi prima pequeña. Si eso no es importante...
Carla sonrió, y ahora la que parecía agachar la cabeza era Irene.
-Oye, Carla, perdona si cuando nos conocimos no fui muy simpática. Es que estaba enfadada con mis padres por dejarme aquí sola con vosotras. Pero ahora que os conozco ya no es tan malo.
-¿O sea que es verdad que no era tu novio el del teléfono?
-¡Qué va! Las aventureras como nosotras no tenemos tiempo para novios.
-Ah, pues si somos aventureras necesitaremos una cueva secreta donde preparar nuestras aventuras. ¿Qué tal si te mudas conmigo a mi habitación?
-¡Genial! Pondremos un mapa gigantesco con los sitios que queremos explorar. Y, por supuesto, aprenderemos su idioma. - Advirtió la mayor. - Pero espera. ¿Y Daniela?
-¡PAPÁ DÉJAME IR A LA ESCUELA DE MAGIA DEL BOSQUE CON LOS MEJORES PROFES UNICORNIOS POR FAVOOOOOR! - El grito de Daniela hizo que Irene y Carla la mirasen, extrañadas. Igual de extrañadas que Alonso, su padre.
-Nani, que eres muy pequeña, si acabas de empezar la primaria.
-¡Pues a Alex le dejan! Papá por favor que quiero vivir rodeada de unicornios, te lo suplico. - Daniela se arrodilló y todo con los ojos llorosos. Alonso se agachó y la dijo algo que las dos primas supusieron que era un sí, porque la niña empezó a saltar otra vez.
-Yo no me preocuparía por Nani. Ahora es maga y está a sus cosas. - Respondió Carla. Irene asintió, dándole la razón.
-Pues vamos a explorar.
A punto de cruzar al bosque, unos ruiditos les obligaron a darse la vuelta.
-¿Cómo que a explorar? ¿Sin avisarnos? - Era obvio que eso, a Malena la Valiente, le había dolido.
-¡Ay, ay, ay! ¿Vais a explorar el bosque? - En unos segundos, y frente a ellas, apareció desde el aire un unicornio de color rosa. Carla ya le había visto antes, porque formaba parte del grupo al que habían ido a conocer sus amigos, y ya entonces su forma de moverse le había parecido muy divertida. Ahora estaba subiendo y bajando las patas, ansioso. - Soy Drudi, y me conozco todos los escondites del bosque, ¿puedo haceros de guía? ¿Puedo, puedo, puedo?
-Claro, Drudi. - Dijo Irene, presentándose ella también de paso. - ¿Por dónde empezamos?
Al oír esa frase, Drudi no fue el único que se puso nervioso. Todos lo estaban, sabiendo que sea como fuere ese bosque iba a ser dentro de poco también parte de su pueblo y de su hogar.
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