11. ¡Quirty no es una pelota!

-Carla, no es por dudar de tu estrategia, porque te respeto mucho, pero... ¿dónde vamos? - Preguntó Adrián, el científico y amante de la música.

-Ahora lo ves. - Respondió ella.

Y era cierto. Pronto lo verían. El camino se hizo larguísimo y estuvieron llenos de nerviosismo porque la gente de Poblete se quedaba muy sorprendida al ver a Quirty, y algunos les preguntaban qué estaba pasando. Pero, al final, llegaron a su destino. La casa de Caramelucho Eltrucho.

-¡Carla! - Le dio la bienvenida su vecino con una sonrisa. Ella le devolvió el saludo con la misma ilusión, como en un día cualquiera, y acto seguido le preguntó si podía subir a la azotea y usar su colchoneta. - ¡Claro que sí! Si sabéis que me encanta que hagáis ejercicio y estéis saludables. ¿Quieres practicar algún baile?

-No, si no es para mí, es para una amiga. ¡Vamos!

La cara de Caramelucho demostró que no se esperaba la fila de niñas y niños que entraron en su casa en ese instante, dándole las gracias, Quirty incluida, que relinchó contenta al bailarín.

-Vale, ya estamos aquí. ¿Y ahora qué? ¿Se supone que Quirty tiene que saltar al Bosque Abandonado? Es una distancia muy grande, se va a hacer daño.

-Celia, no se va a dar ningún golpe. Cuando cruce la valla volverán a salirle alas.

-¡Carla! - Oh, oh. La niña se puso tensa. Su padre Alonso - ¿No estarás pensando en tirar a ese pobre caballo por los aires? Por no hablar de que le has tenido escondido en el garaje, señorita.

Es Daniela la que se pone delante de su hermana para defenderla.

-¡Papá, que no es un caballo, es un unicornio!

-Bajad ahora mismo, por favor. - Y aunque dijo por favor, tanto Carla como Daniela entendieron al instante que no lo estaba pidiendo, sino exigiendo. Lo confirmó después al decir; - ¡Cuento hasta diez!

-No, papá. Lo siento, pero Quirty debe volver a su casa.

-No te lo repito, Carla. Baja ahora mismo.

-Si sale mal te prometo que cuido de Daniela todas las tardes durante un mes.

Al escuchar las últimas palabras de su hija, Alonso cambió su expresión y asintió un par de veces.

-Vale. - Se giró hacia Víctor, su marido. - Si se juega cuidar de su hermana es porque está muy segura, confío en ella.

La noticia del caballo blanco había corrido como la pólvora y todo Poblete acabó yendo a la plaza a mirar lo que ocurría en la azotea de Caramelucho.

En la azotea, todos se reunieron en torno a Quirty y el ambiente se tiñó de pena.

-Quirty, nos ha gustado mucho la experiencia de estar con un unicornio real.

-¿Seguro que no te quieres quedar en mi casa para siempre? Todavía estamos a tiempo. - Preguntó Daniela.

Quirty dijo algo y un segundo después Irene pasó a descifrar sus relinchos por última vez.

-Dice que no puede, Daniela, pero que a ella también le ha gustado conoceros a vosotras y estar entre tantos humanos.

En cuanto Irene terminó de hablar, Quirty sacó su enorme lengua de unicornio y le dio un lametazo a Daniela. Hugo también aprovechó para sacar una bolsa de patatas y darle a Quirty la última.

-Así tienes energía para tu súper salto.

Se dieron un abrazo general en el que todos le enviaron su cariño y su fuerza. Celia, incluso, llega a soltar una lágrima, esperando que Malena no se diera cuenta, o se lo estaría recordando durante meses. Además, todavía estaban un poco enfadadas después de la pelea del garaje.

Entonces, llegó el momento de la verdad. Todos se apartaron. Quirty se agachó para coger carrerilla. Respiraron nerviosos. Los corazones de todos los ciudadanos de Poblete se detuvieron.

Quirty empezó a correr.

Y...justo cuando se disponía a saltar...

¡Daniela se subió a su lomo!

Pero era tarde para que a Quirty le diera tiempo a parar. Pegó un salto, y ambas desaparecieron tras la valla del Bosque Abandonado.

Lo último que todos pudieron ver fueron unas grandes alas blancas desplegarse en el cielo, antes de desaparecer por completo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top