Capitulo 4
Ido en todos aquellos tiernos recuerdos allá en la costa, deseó volver a verla, pero pensó en toda esa mentira y se llevó las manos a su cabeza.
Agobiado, comenzó a sonar su celular. Era Alán y Joey frunciendo el ceño, cortó la llamada y buscó la foto de perfil de ella en whatsapp. La encontró y vio una foto en la que ella salía montando un caballo. La miró fijo y sonrió con devoción.
Atendía unos clientes y al voltearme, mi aliento se retuvo al ver a Joey frente a mí. Mi corazón palpitó fuerte y él me sonrió tierno.
Nerviosa, terminé de tomarle la orden al señor y lo miré con mis mejillas casi ruborizadas.
_ Hola ¿Qué tal? – me sonrió contento, coqueto y tierno –
_... Bien ¿Y tú otra vez por aquí? – sonreí nerviosa y él no dejó de sonreírme-
_ Eh si, así es ¿Estás muy ocupada hoy sábado?
_Mmm, solo un poco ¿Por qué?
_ Bueno es que vi tu foto de perfil en whatsapp y supuse que te gustan los caballos – le sonreí al enterarme que había visto mi foto de whatsapp –
_... Sí, me gustan los caballos, los adoro
_ Entonces ¿Aceptarías ir conmigo a cabalgar allá al campo? – se me subió el corazón al pecho –
_ ¿A cabalgar contigo? – volvió a sonreírme –
_ Si ¿No quieres a caso?
_... No, no eso, es tan solo que... No acepto ir a cabalgar con desconocidos – sonrió –
_ Pero si yo ya no soy ningún desconocido para ti o ¿Qué? ¿Ya olvidaste nuestro paseo a la playa?
_ No, no lo he olvidado, pero... - lo miré y sentí desconfianza –
_ ¿Pero?...
_ No confío en ti – abrió los ojos – Siento que algo escondes y no me agrada
_...
_ Ahora si me permites, debo seguir trabajando. Permiso...
Me di la vuelta, pretendía irme, pero Joey me tomó la mano y me detuvo.
_ Inés espera
_... – lo miré toda nerviosa –
_ No pienses mal por favor. De verdad me agradas. Jamás te engañaría con algo así
_...
_ No sé qué rayos me está pasando contigo, pero me encanta verte y estar a tu lado. Estoy siendo todo sincero contigo pequeña. Es la verdad
_... Joey... - mi corazón se alborotó y me perdí por un instante en sus fijos ojos celestes en los míos –
_ Inés...
_... – él se desanimó –
_ Bueno, ahora si consideras que no es correcto, lo voy a entender
_... – más se desanimó –
_... Entonces, será mejor que me vaya...
_ Si, es lo mejor...
_Ok... Adiós Inés – volteé a mirarlo con los ojos llorosos –
_... Adiós Joey...
Salió serio y algo melancólico de la cafetería. Se metió a su auto y sin darse cuenta, al frente estaba Alán espiando toda la escena.
_ Sabía que no serías capaz estúpido, pero no te preocupes, yo haré el trabajo, que tú no fuiste capaz de realizar. La fortuna de esa joven mujer será mía...
Cerrando la cafetería, ya se había hecho muy tarde. Solo pensé en todo lo que me había dicho Joey; recordé sus profundos ojos celestes, su sinceridad y se me apretó el pecho.
<< ¿Habrá sido verdad todo lo que me dijo? >>
Recordé nuestra caminata por la playa, su dulce y reconfortante compañía. Recordé su adiós y se me llenaron los ojos de lágrimas.
Sentí que no quería que eso sucediera, que él me dijera un adiós para siempre y se fuera.
<< ¿Qué me está pasando con él? >>
<< Ha sido tan tierno, bueno y atento conmigo>>
<<... No quiero dejar de verlo... >>
Ida en todos aquellos pensamientos, estaba aún pegada en la puerta de entrada y él me estaba observando escondido en su auto.
_ ¿En qué tanto estás pensando mi bella Inés?...
Volví de aquellos pensamientos y le coloqué el candado a la puerta, cuando dos hombres se me acercaron violentos y Joey actuó.
_ ¡No!
_ ¡Cállate y entréganos la llave! ¡Danos la maldita llave, estúpida!
_ ¡No, por favor!
Unos de aquellos sujetos me acorralo en la puerta y me apuntó con una pistola en la cabeza.
Mi corazón y aliento se paralizaron.
_ ¡No me hagan daño por favor!
_ ¡Cállate, si no quieres que te vuele los sesos aquí mismo! ¡Ahora dame la puta llave!
_ ¡Sí! ¡Si, aquí tiene, tómela!
Le dije en un ataque de pánicos y aquel sujeto sonrió y tomó mis llaves. Yo más que aterrada, oí su suave voz enfrentar a ambos ruines ladrones...
_ Será mejor que la suelten y la dejen ir, si no quieren de verdad problemas
_...
Abrí los ojos. No lo pude creer. Ambos hombres lo miraron y sonrieron...
_ ¡Y tú tan valiente te crees!
_ Veremos si es tan valiente como dice ser
_ ¡No!
Grité desesperada y Joey serio e intrépido se acercó a aquellos ladrones y uno de estos le apuntó con la pistola.
_ ¡No!
_ Yo que tú no me atrevería a hacer eso. Llamé a la policía y vienen en camino – uno de ellos se atemorizó –
_ Hay que irnos
_ ¡Imbécil! Este idiota está mintiendo. Eso es lo que quiere que creamos, pero yo no caeré en su trampa
_ Que estúpido eres
Le dijo Joey y aquel hombre enfurecido, me soltó y se le acercó a él amenazador y Joey lo miró desafiante. El ladrón le apuntó con la pistola y se escuchó aproximarse la sirena de la policía.
_ ¡Maldito! ¡Mil veces maldito!
Alarmados, ambos ladrones botaron mis llaves y salieron huyendo, antes que la policía los descubriera.
Joey me miró y yo paralizada y aún incrédula y atónita de que él estuviera ahí y que me salvará de esos rufianes, la presión me subió por completo y no pude más y me desmayé ante él.
Joey alcanzó a sostenerme y me cargó con cuidado en sus brazos.
_ ¡Inés! ¡Inés, despierta, por favor!
Acarició mi mejilla y me notó que estaba muy fría y pálida.
_ ¡Cielos! Está muy helada y pálida – me miró preocupado – Inés. Despierta por favor mi pequeña...
_ Lo siento, pero no pudimos asaltar a la muchacha. Llegó aquel sujeto y lo arruinó todo – Alán sonrió –
_ Era de esperarse, pero esto no se va a quedar así. Tarde o temprano tendrás que rendir cuentas conmigo Joey. Tú, el resto de tu banda y esa mujer...
Mareada, recobré el conocimiento, me enderecé lento y me di cuenta que estaba en la habitación de un desconocido.
_ ¿Dónde? ¡¿Dónde estoy?!
_ Tranquila. Estás aquí en mi casa y dormitorio – lo miré anonadada y aún veía puntos negros por todas partes –
_... Joey... - él se me acercó - ¿Por qué estoy aquí? – aún estaba mareada y él lo notó –
_ ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal de nuevo?
_... Estoy mareada. Todo me da vueltas – él se sentó junto a mí y mi corazón se aceleró –
_ Te traje aquí porque luego de que esos ladrones huyeran te desmayaste. Estabas pálida y muy helada
_ ¡¿Y las llaves?! ¡Las llaves de mi cafetería!
_ Tranquila. Aquí están
_ Gracias – me miró con ternura -
_ ¿Ya te sientes un poco mejor?
_ Si. Gracias. Gracias por lo que hiciste, bueno, después de lo que pasó allí en la cafetería
_ No pienses en eso – me puse nerviosa –
_...Ok...
_ ¿Segura de que ya te sientes mejor? Puedo llamar a mi médico para que te revise
_ No. no es necesario. Tengo problemas de presión. Sufro de la presión alta – me miró fijamente –
_ Ahora comprendo porque te desmayaste
_ Mi padre tenía la misma enfermedad y a causa de eso falleció. Yo heredé lo mismo
_ Entiendo
Me dijo y me miró otra vez fijamente y yo nerviosa, mi alma y cuerpo vibraron a la par, cuando de pronto mi vino otro fuerte mareo y Joey lo advirtió.
_ Inés... - me tambaleé en la almohada –
_... Calma, ya se me pasará...
Tocó mi mejilla y sintió el ardor en ellas.
_ Estás casi hirviendo
_... Es normal. Pronto se me pasara
_ No. Te colocaré pañuelos húmedos
_... No... Debo irme...
_ No sin antes que te baje la temperatura
_...
Lo miré sin contradecirle y él se levantó y fue a buscar pañuelos húmedos para bajarme la calentura.
Lo miraba con atención, mientras que él atento, colocaba el pañuelo frío sobre mi frente. Lo miré atenta y él concentrado y fijo en mi, observé sus facciones, su boca y labios y sus intensos ojos. Eran tan celestes y profundos que no podía dejar de mirarlos, y sentí que mi corazón se alborotó por completo. De pronto él me miró y yo más nerviosa me puse.
_ Con esto se te bajará la temperatura
_... Gracias – se volvió a sentar junto a mí y me asechó muy de cerca con sus bonitos e intensos ojos, lo que más me excitó –
_ ¿Tomas algún medicamento para la presión?
_... Eh sí, claro
_ Ya veo... - no dejó de mirarme con persistencia –
_... En serio, ya es muy tarde. Debo irme
_ Te prometo que en cuanto te baje la fiebre yo mismo te iré a dejar a tu casa
_...
_ Ahora procura descansar un momento
_...
Solo lo miré y el corazón me latió desesperado. Él me miró, se me acercó más, asechándome con sus seductores ojos y yo me quedé estática y él sin evitarlo, me dio un pequeño beso en los labios, el que yo no pude rechazar y del que me gustó.
Al cabo de besarme, se enderezó lento de mí, sin dejar de mirarme y yo lo miré anonadada, plasmática y casi sin aliento.
_ Descansa. Iré a dejarte a tu casa cuando ya te sientas mejor
_...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top