~Dos~

Ahora nuestra pareja perfecta ya no parece tan perfecta, ¿verdad?

Yoongi sintió que algo se rompió en su interior al escuchar las hirientes palabras de su novio. Duele. Duele como mil infiernos quemando dentro de su pecho, duele más que mil cuchillos apuñalándolo.

- N-no, Jimin, no me hagas esto. - Yoongi se derrumba sobre sus rodillas frente al menor, aferrándose a las piernas de este como un cachorro. Jimin se encontraba tan enojado que intentó zafarse del abrazo del rubio, a lo cual este apretó más fuerte al sentirlo removerse con molestia entre sus brazos. El pelinegro volteó hacia abajo para encararlo y empezar a reclamar.

- ¿Por qué no pudiste acordarte, Yoongi? ¿Qué fue lo que pasó hoy? - El menor cambió su tono de voz, de uno enojado a uno triste, a penas audible para Yoongi.

Rápidamente el rubio se levantó, se secó las lágrimas con el dorso de la mano y empezó a explicar con detalles cómo pasaron las cosas. No quería mentirle, pero tampoco quería perderlo. Dijo la verdad aún sabiendo que probablemente Jimin estallaría de rabia y de decepción.

Le explicó todo con lujo de detalle: su tardío despertar, la compra del regalo, la inesperada visita de Namjoon, los videojuegos...

- ¡Te importan más tus estúpidos videojuegos que yo!- Le interrumpió el menor, pero continuó contando a pesar de verlo tan enojado.

... el apagón, el accidente, el embotellamiento, casi olvida el regalo en el auto...

- ¡Te olvidaste por completo! No creí que fueras capaz, Min Yoongi.

Yoongi estaba condicionado a sentir que los problemas se avecinaban cuando escuchaba a alguien decir su nombre completo, porque nadie lo llamaba así a no ser que estuviera en aprietos y, ahora, en efecto lo estaba. No sabía cómo solucionarlo, su mente estaba completamente en shock y se sentía sin salida, como si no pudiera evitar que Jimin diera por terminada la relación ese mismo día, así que solo le quedaba rogar, rogar y rogar. Entonces se hincó nuevamente con la cabeza agachada, esperando que Jimin se compadeciera de él, pero este solo se cruzó de brazos y se puso mucho más rígido que antes.

Jimin, al escuchar la explicación del mayor, comenzó a preguntarse si realmente estaba con la persona indicada, con el amor de su vida. Sus decisiones y su modo de pensar giraban alrededor de todas esas fantasías del amor romántico que los adolescentes compran en los libros y en las películas. Cualquier cosa fuera de ese contexto es imposible para los ojos de Jimin. La imperfección y el descuido no tienen cabida en su concepto del amor, las equivocaciones no son válidas y los perdones no se otorgan tan fácilmente.

- Haré lo q-que quieras, cariño, p-pero por favor no me dejes, y-yo te necesito, ha-haré lo que sea. - Rogó Yoongi.

Lo que sea, ¿haría de verdad lo que sea por no ser botado de la vida de Jimin?

- ¿Lo que sea? - Jimin se hincó frente a él y le levantó la cara con sus manos, obligándolo a hacer contacto visual.

- Lo que sea. - Respondió Yoongi.

Jimin empezó a considerar perdonar al rubio, pero no podía hacerlo así de fácil, tenía que hacerlo pagar, darle un castigo justo. Entonces, una idea completamente incompatible con su relación uke-seme se le pasó por la cabeza. Yoongi pudo notar cómo el rostro del menor cambió de uno enojado a uno extrañamente provocativo. Jimin arqueó una ceja y su mirada se tornó un tanto oscura, y junto con esa sonrisa maliciosa formó un semblante por completo sospechoso para el mayor.

El cambio de expresión tan repentino hizo a Yoongi confundirse, pero asintió al presentir que Jimin estaba considerando perdonarlo. ¿Lo haría? ¿O solo estaba jugando con él? Esto le olía a que se aproximaba un chantaje.

- Mmm, bueno... ¿qué me compraste, entonces? - Jimin le soltó el rostro y se levantó para dirigirse a la cama, caminando lentamente, un pie delante del otro, meneando un poco sus caderas, pavoneándose. Se sentó en la esquina de la cama con las piernas cruzadas, mirando a Yoongi aún con esa sospechosa mirada. Yoongi sabía que Jimin tramaba algo, pero no le daba tanto miedo porque seguro pediría algo relacionado con el sexo. En sus anteriores peleas, la respuesta para reconciliarse siempre había sido el sexo.

El mayor se levanto rápido del suelo y corrió a buscar la caja negra con listón rojo que dejó sobre la mesita cuando entró. Se la entregó al menor, sintiendo un poco de alivio. Tal vez sería más fácil que lo perdonara cuando viera el interior de la caja.

- Te-te va a gustar, lo prometo, cariño.

Jimin abrió la caja y se sorprendió con el contenido. La solución para castigar a Yoongi por su descuido estaba justo dentro. Lo volteó a ver y agudizó su sonrisa ladina El mayor soltó su respiración contenida al ver su reacción, por un momento se sintió salvado. ¡Le gustó y ahora sería perdonado! Yoongi pensó que darle placer a su novio con su juguete nuevo haría que todo se arreglara, pero Jimin estaba pensando algo completamente diferente.

- Vas a pagar por lo que me hiciste, Yoongi, voy a hacer que lo lamentes.

- ¿Q-qué? ¿Qué quieres decir? - Lo miró, confundido.

- Solo podré perdonarte bajo una condición.- Jimin puso la caja sobre la cama y se levantó para ponerse al nivel de Yoongi.

- ¿C-cuál?

- Usaré este juguetito contigo y también me dejarás masajear tu próstata, si te niegas, lo nuestro se acabó.

- ¿Queeeeé? - El mayor se quedó boquiabierto, sorprendido - ¡No! No, no, no y no, definitivamente no. Ya te he dicho mil veces que Min Yoongi es activo al cien por ciento.

Jimin se cruzó de brazos, haciendo un puchero con su boca y poniendo una mirada asesina que casi parte al mayor en dos.

- Si no accedes a eso, entonces me voy a mi casa y mañana veremos qué pasa entre nosotros...

Maldito chantajista, pensó Yoongi. Se quedó con la mirada perdida por unos segundos, pensando en el balance costo-beneficio de esta situación. ¿Estaría dispuesto a dejar que Jimin hiciera lo que quisiera con su ano, aún después de que le dejó muy claro que no lo haría nunca? Si accedía por esta única ocasión, ¿cuánto iba a tardar Jimin en volver a pedírselo? ¡Maldita sea, esto era muy difícil de decidir! Sabe perfectamente que no quiere perder a Jimin, pero también odia la simple idea de ser invadido de esa forma... y además el menor quería meterle las jodidas bolas chinas. ¿Ahora qué?

Jimin, al no recibir respuesta de Yoongi, dio un desplante furioso y se aproximó a su mochila para empezar a sacar su ropa. Se iba de ahí. No perdonaría a Yoongi de ninguna forma a menos que accediera a cumplirle esa fantasía. Su lógica era extrañamente caprichosa e infantil, pero le importaba un carajo. Lleno de ira e indignación, se quitó su pijama, la dobló y la guardó para empezar a vestirse con su otra ropa e irse. Estaba a punto de ponerse los pantalones cuando Yoongi volteó a verlo y se quedó boquiabierto con la imagen que tenía enfrente: Jimin, con su blanca y suave piel, usando solamente esas bragas negras de encaje que tanto había deseado verle vestir... algo empezó a despertar en su pantalón ante esta escena, maldita sea, su imaginación voló en ese momento...

¿Y si permitía que Jimin cumpliera su fantasía solo por esta vez?

¿Permitiría de verdad esa invasión solo para que Jimin le dejara quitarle con los dientes aquella deliciosa prenda? Bueno, hora de actuar porque la Yoongiconda estaba deseosa.

Se puso frente a su novio, quien intentaba torpemente vestirse, y le levantó su rostro tomando su delicada barbilla. Hicieron contacto visual, Yoongi sonriendo y Jimin con cara de fastidio.

- S-si hago eso, ¿te quedarás conmigo? - Yoongi estaba empezando a sentirse deseoso, dios... el pene de Jimin se podía ver a través de la tela... qué vista más perfecta y caliente.

- ¿Para que olvides todos mis futuros cumpleaños y otras cosas importantes? Cruzaste la línea, Yoongi. - El menor giró bruscamente su rostro para desprender el contacto de la mano, pero este le tomó de las manos y se puso de rodillas, justo a la altura de la cintura de Jimin, no pudiendo evitar centrar su mirada en la entrepierna de su dulce chico.

- ¿Qué haces, Yoongi? Mis ojos están acá arriba, y no mereces esto después de lo que hiciste.

- Haré lo que me pides, bebé.

- ¿De verdad?

- Sí... dios, Jimin, te ves tan sexy, ¿dónde conseguiste esta ropa?

- ¿D-de verdad lo harás?

- Sí.

Por un momento, Jimin sonrió victorioso, pero luego se dio cuenta de que llegó lejos y no sabía cómo llevar a cabo su venganza. Por favor, es la pasividad en persona y, tal vez podrá tener una mente pervertida y pedir sexo a gritos, pero no sabe cómo hacer lo que quiere, jamás lo ha hecho antes. ¿Y ahora qué?

- B-bien, - tartamudea un poco - E-en cu-cuatro, Yoongi, aho-ahora.

Yoongi se le queda viendo con cara de burla, se cubre la cara y ríe a carcajadas. Dios, intentar ser el dominante le queda tan mal, obviamente nació para ser una pasiva e intentar jugar a ser algo que no es le da muchísima risa.

- No sabes hacer esto, Jimin. Mejor solo acepta mi regalo y te follaré mejor que ayer.

- ¡N-no! - La cara del pelinegro se tornó un poco roja, se sintió avergonzado y algo ridículo - ¡Si no accedes, terminamos!

- Okey, okey, de acuerdo. Me pongo en cuatro para el bebé pasivo.

- Puez hazlo. - El pequeño berrinchudo se cruzó de brazos e hizo un puchero desviando la mirada a otro lado, haciéndole notar al mayor su disgusto.

Yoongi se levantó del suelo y se subió a la cama, acomodándose tal y como se lo pidió el menor, quien se subió también y se puso de rodillas tras de él, observando su delgado cuerpo desde arriba. Se puso tembloroso y no tenía una maldita idea de cómo empezar.

- ¿No deberías desvestirme y calentarme primero, bebé? - Yoongi estaba muriendo de risa por dentro porque sabía que Jimin no sería capaz de llegar lejos, lo conocía perfectamente en ese aspecto.

- Ti-tienes razón. - Mierda, qué estúpido eres, se dijo Jimin.

El mayor lo volteó a ver por encima de su hombro con una burlona sonrisa.

- ¿Qué? ¿No sabes cómo hacerlo?

- ¡Claro que sé cómo hacerlo! Pero necesito tu ayuda.

Al mayor se le hizo agua el corazón al verlo sufrir de una forma tan tierna, definitivamente recordará esto para siempre: el día que Jimin quería ser activo.

- ¿Qué necesitas, bebé?

- Be-besos, Yoongi.

El mayor se dio la vuelta para caer sobre su espalda y jaló a Jimin del brazo para tirarlo a la cama y ponerlo a un lado de él, quedando ambos de frente. Conectaron miradas, Jimin aún con su carita sonrojada y Yoongi con su sonrisa gatuna de oreja a oreja.

- Te daré besos.

Yoongi acercó lentamente su rostro al de Jimin, sintiendo su respiración acelerarse un poco al aspirar el dulce aroma de la cremosa y suave piel de este. Maldita sea, su olor natural lo excitaba mucho, y al verlo en esa ropa interior que resaltaba sus atributos, la Yoongiconda despertó de su sueño.

Comenzaron a besarse tiernamente al principio, después Yoongi se abrió paso con su lengua entre los labios del menor e invadió rápidamente su cavidad bucal, lamiendo todo a su paso y haciendo cada vez más frenético el ritmo de las interacciones entre sus calientes lenguas. Jimin atrapó la lengua de Yoongi entre sus labios y la succionó fuertemente, haciendo al mayor gruñir.

Entrelazaron sus brazos y sus piernas, abrazándose, teniéndose cada vez más cerca, sintiendo el calor del otro y acelerando sus respiraciones. Jimin sintió cómo su miembro estaba cada vez más apretado en su ropa interior de encaje, y percibió también el del mayor empezar a crecer ante el contacto de sus pelvis.

Yoongi se acomodó a horcajadas sobre Jimin y empiezó a dejar pequeños besos en su cuello, dirigiéndose letamente hacia abajo para atrapar en su boca uno de sus pezones y morder suavemente.

- ¡Aah, qué rico, hyung!

- ¿Ahora si me hablas con respeto? - Yoongi mordió un poco más fuerte el pezón.

- Mmhh, ¡sí! Co-con cuidado.

Jimin ya se sentía perdidamente excitado bajo el tacto de Yoongi, bajo su ropa interior semi-transparente ya se veía aquel bulto deseoso de salir a reclamar atención. El rubio empezó a bajar lentamente, dejando un rastro de saliva con su lengua en el camino, estremeciendo al menor y haciéndole arquear la espalda. Bajó hasta el hueso de su cadera, zona que tenía demasiado sensible. Empezó a torturarlo dejando pequeños besos ahí.

- ¡Ngh! ¡Justo ahí, por favor! - Jimin enredó sus dedos en aquellos cabellos rubios y empezó a tirar suavemente de ellos, haciéndole saber al dueño de estos que estaba disfrutando.

Yoongi levantó su cabeza para darse cuenta de que se encontraba encima de la entrepierna cubierta con la sexy tela negra. Se podía ver todo a través de esta... delicioso.

- Ji-Jimin... te ves... ¡Wow! - Se relamió y volteó a ver al excitado pelinegro que seguía tirando de su cabellera rubia.

El menor se le quedó viendo y le sonrió lascivo, dándose cuenta de que el mayor ya estaba a sus pies por tan solo vestir aquello. Pudo notar cómo Yoongi se lo comía con la mirada, ansiando cogérselo en ese momento, pero lo haría esperar, no se iba a entregar así de fácil.

- Ya sé que me veo ardiente, Yoongi. - Rápidamente soltó al mayor del cabello y se levantó gatear sensualmente hasta el mayor, provocándolo con cada movimiento.

Se acomodaron ambos de rodillas, mirándose con deseo. Jimin decidió torturarlo mentalmente, tocándose con lentitud y sensualidad todo su cuerpo, desde sus pezones hasta su miembro apresado en el encaje, pasando la palma de su mano por encima de la tela y echando la cabeza hacia atrás debido a su propio toque. ¡Malida sea, Yoongi estaba desesperado!

Jimin se acercó para rozar sus labios con el cuello del mayor, quien ladeó su cabeza para darle más acceso a su piel, gimió ronco al sentir un par de mordidas y a la vez aquellas pequeñas y regordetas manos paseándose por toda su espalda, bajando y subiendo de nuevo para retirarle su camiseta. El mayor ya se sentía excitado bajo el tacto suave de Jimin, se desesperó por la lentitud de Jimin y cooperó rápido para poder comérselo lo más rápido posible. Se desabrochó los pantalónes y los bajó rápidamente, dejando a la vista su ropa interior azul guardando debajo su impaciente erección.

Quedando ambos semidesnudos, volvieron a atacar uno la boca del otro, apretándose mutuamente en un desesperado abrazo que los acercó tanto que alcanzaron a rozar ambas entrepiernas.

Jimin se separó del abrazo y empujó de los hombros a Yoongi para incitarlo a recostarse sobre la cama, a lo que este accedió gustoso, la vista desde abajo era excitante pues el líquido preseminal del menor ya empezaba a traspasar aquella prenda. De verdad estaba asombrado por la apariencia tan provocativa y caliente de Jimin esta noche, nunca se vio tan apetecible como ahora.

El menor se agachó sobre la pelvis de Yoongi para retirarle lentamente su ropa interior, dejando asomarse primero el rojizo glande ligeramente humedecido, y después el resto de su grande y venosa erección. Se relamió de solo verla, quería chuparla en ese momento pero aún debía darle su escarmiento al mayor, así que no lo tocó, solo se le quedó viendo y sonrió ladinamente, mirándolo a los ojos, retándolo, castigándolo. Ante esto, Yoongi empezó a rogar.

- Vamos, bebé, no seas malvado y dale un poco de amor a Yoongi Junior.

- Primero cumplirás con tu castigo, después haremos lo que quieras. Ahora ponte en cuatro, hyung.

Jimin se sintió poderoso en ese momento, no pudo creer lo que estaba a punto de hacer, pero lo disfrutaría, de eso estaba muy seguro. No le importaba incluso si para Yoongi era satisfactorio o no, su fantasía por fin sería cumplida.

Al estar Yoongi puesto en cuatro, Jimin le metió la mano entre los muslos para indicarle que abriera sus piernas. El rubio se estremeció ante el toque, bufó molesto por un momento, pero finalmente lo hizo.

Aguanta un poco más y podrás cogértelo sin piedad, pensó Yoongi.

Ya que lo pensaba mejor, no se sentía tan incómodo en esa posición, incluso le excitaba un poco . Nunca ha sido fanático de meterse cosas en el ano, pero esta vez sintió una terrible curiosidad por saber, ¿o era solo que Jimin lo estaba volviendo loco con esa apariencia? Sí, era eso, ya estaba perdido y dispuesto a hacer lo que fuera por seguir mirando, tocando, lamiendo y penetrando duramente a su novio.

Jimin observó con asombro la entrada de Yoongi, la cual nunca había podido apreciar de cerca, era ligeramente oscura y se veía apretada, esperando por sus dedos, su lengua... y aquel juguetito nuevo. Tener a Yoongi en esa posición, ofreciéndole su virgen cavidad, le hacía embriagarse de poder y de morbo como nunca antes.

Con un poco de letargo, acercó su rostro al trasero del mayor y observó con atención los suaves pliegues de esa zona que estaba a punto de profanar. Posó las manos en el trasero de Yoongi y lo amasó tiernamente con sus pequeños dedos, rodeándolos por dentro y por fuera, a lo que el mayor soltó un pequeño jadeo cuando sintió los pulgares del menor pasar muy cerca de su ano. Mierda, le estaba gustando eso. ¡De verdad le estaba gustando! Pero no podía permitirse admitirlo porque sería darle toda la razón al menor. Debía fingir incomodidad, pero con esos dedos acercándose a esa peligrosa zona, sintió que pierdía el control sobre sí mismo.

Finalmente Jimin se decidió y acercó su boca a la apretada zona del mayor, quien reaccionó inmediatamente al sentir solo la respiración caliente de su novio ahí.

- ¡Mmmmhh! - Gimió de pronto Yoongi. Le gustó. Le gustó y ya no podía fingir que no, así que pidió un poco más, pero disimuladamente. - Termina lo que tengas que hacer, Jimin.

El menor comienzó a dar pequeños toques con la punta de su lengua, Yoongi arqueó la espalda al sentir un fuerte escalofrío recorrerle la columna y un hormigueo peculiar en su miembro y sus testículos. Eso de verdad se sintió bien, tanto que le empiezaron a temblar las piernas.

La lengua de Jimin estaba cada vez más insistente sobre la entrada de su novio, hasta que esta cedió un poco y pudo dar paso hacia adentro. Dios... esto excitaba mucho al menor, probar por primera vez aquella escondida parte de su novio lo ponía mucho. Ya estando suficientemente humedecida la pequeña hendidura, retiró su lengua y puso inmediatamente su dedo índice, metiendo la punta de un solo movimiento.

- ¡Con cuidado, Jimin! - Le exige Yoongi, el menor lo hizo demasiado rápido y logró hacerlo enojar en un instante, al borde de casi perder la erección por la molestia.

El menor no retiró su dedo, en cambio decidió escupir sobre el lugar donde conectaban el dedo y el ano para seguir metiéndolo lentamente. El mayor reaccionó nuevamente, pero de forma agresiva, defendiéndose al instante.

- ¡Basta, Jimin! - El mayor se retiró rápidamente, expulsando el dedo de Jimin de su ano. Se dio la vuelta para quedar sentado frente al menor, quien de inmediato se molestó e hizo un berrinche.

- ¡Tienes que recibir el castigo o me iré!

- ¿Por qué estás tan terco en el asunto? ¡Ya me disculpé!

- ¡La condición era esa y tu accediste!

- ¡Te dije mil veces que no me agradan esas cosas!

- ¡Pero tienes que complacerme! ¡Es mi jodido cumpleaños y lo olvidaste!

- Joder, Jimin, eres un terco de mierda.

- ¡Te odio!

Comenzaron a levantar la voz cada vez más, se insultaron y se gritaron tan alto que, del otro lado del muro, recibieron un par de gritos molestos.

- ¡Acá intentamos follar, váyanse a pelear a otro lado!

Se callaron, estando un poco avergonzados, y permanecieron en silencio un par de minutos, solo mirándose de reojo, sentados en el borde la cama, distanciados solo por un par de centímetros, y pensando qué hacer. Yoongi seguía desnudo, Jimin en ropa interior, pero ninguno de los dos estaba excitado ya.

- ¿Cómo pudiste olvidarlo si puse una alarma en tu teléfono, Yoongi? - Jimin rompió el silencio con esa pregunta, la cual dejó perplejo al mayor.

- ¿Que hiciste qué? - Seguía sonando molesto, pero a la vez cansado.

- Puse una alarma ayer cuando estábamos en el parque. Te la puse a las siete con una nota que decía "Cumpleaños de Jimin", ¿cómo lo olvidaste si la alarma estaba ahí?

Yoongi arrugó el entrecejo y se dio una palmada en su frente. Buscó sus pantalones en el suelo para sacar su teléfono y, al desbloquearlo, ahí estaba la evidencia que lo salvaría del castigo.

- Jimin, pusiste una alarma a las siete, yo tenía otra activada a esa hora.

- ¿Y eso qué?

Yoongi soltó la risa, parecía ser que la culpa de todo la tuvo Jimin desde el principio.

- Cuando pones dos alarmas a la misma hora, no suena, Jimin.

El pelinegro se quedó boquiabierto, rezongó porque no lo podía creer.

- ¡Mentira! ¡Eso es mentira!

- No es mentira, - Yoongi seguía riéndose - es verdad, mi teléfono tiene esa falla, si no me crees, podemos probarlo ahora mismo.

Y se lo comprobó, dejando a Jimin en completa vergüenza por haber intentado castigar a Yoongi por un error que no fue suyo.

- Yoongi hyung, lo siento, de verdad.

Jimin comenzó a llorar y a soltar su típico discurso de culpabilidad y autorreproche, el cual Yoongi calló con un ligero y tierno beso en la boca.

- Ya, cálmate.

- Pe-pero... ¡Lo arruiné todo, hyung! E-era nu-nuestra noche y yo... - El menor era un mar de hipeos y lágrimas, se veía casi infantil, quitándole todo el toque erótico que tenía su apariencia.

- Sí, Jimin, lo arruinaste. - Dijo el rubio, haciendo ronca su voz a propósito... hora de cobrar venganza.

- ¿Q-qué? - Se le quedó viendo Jimin, parando de soltar sollozos.

- Así es, Jimin, lo arruinaste, fuiste un niño malo y debes ser castigado.

- ¿V-vas a castigarme?

De estar en una situación incómoda y casi violenta, pasaron a generar esa peculiar tensión que viene cuando la pelea termina. La reconciliación.

Varias veces habían peleado en el pasado, y siempre por la impulsividad de Jimin o por los olvidos de Yoongi. Pero todo el mundo sabe que el sexo de reconciliación es lo más delicioso que existe en la vida, y allá iban otra vez...

- Castigarte es poco, Jimin, no tienes idea de lo que te haré ahora. - La mirada de Yoongi se tornó lasciva y peligrosa, estaba deseoso de tomar el control de una vez por todas. Ante esto, Jimin se secó las lágrimas y le mostró nuevamente esa sonrisa provocativa, después se levantó de la cama y le dio la espalda, casi poniéndole el trasero en la cara, luego se sentó en su regazo y frotó intencional y suciamente el miembro desnudo de Yoongi, el cual sintió despertarse poco a poco ante el contacto.

- Oh, castígueme, hyung, he sido un niño muy malo.

- Al sillón, ahora. - Ordenó secamente el rubio. Jimin accedió inmediatamente y fue a sentarse al mullido y aterciopelado sillón que se encontraba a un lado de la cama.

- De rodillas sobre el sillón, pega bien tu pecho al respaldo y abrázalo como si fuera yo, muy fuerte. - Volvió a ordenar Yoongi, entonces obtuvo del menor una pose demasiado caliente para su vista: su grande trasero estaba ahí, bien parado y esperando ser atacado.

- ¿Qué va a hacerme, hyung?

Yoongi se levantó de la cama y alcanzó la caja donde estaban guardadas las bolas chinas y algo más...

- Ya verás, bebé, cierra los ojos.

Se acercó a Jimin por detrás y le cubrió los ojos con una tira de tela color rojo que provenía del interior de la caja, dejándolo completamente ciego. Con otro trozo de tela igual, amarró un extremo a cada mano del menor, dejándole unas esposas de tela bastante apretadas que lo obligaron a estar más pegado aún al terciopelo rojo. Lo dejó casi inmóvil con su pecho pegado al respaldo y los brazos estirados casi hasta su máxima capacidad.

- ¿Qué hace, hyung? M-me duele un poco estar así.

- Te daré tu merecido, pequeño mal educado.

Le soltó una fuerte nalgada, poniendo su piel roja al instante.

- ¡Ah, hyung! - Gritó el menor y mordió con fuerza su labio inferior. Empezó a excitarse estando así, inmovilizado y maltratado.

- ¿Te gusta esto, bebé?

- ¡Sí! ¡Más!

- ¿A Jimin le gusta ser maltratado?

Le dio otra nalgada, esta vez más fuerte. Jimin arqueó su espalda y dejó salir aún más su trasero atrapado en esa negra tela. Yoongi se puso más duro de solo verlo retorcerse bajo sus azotes.

- Vamos a torturarte un poco. - Le susurró al menor en la oreja, después lo tomó de la cintura y comenzó a dejar un rastro de besos y lamidas por toda su espalda hasta que sintió la tela negra rozar contra su barbilla. Tomó la orilla de aquellas bragas con sus dientes y la bajó lentamente, moviendo sus dientes hábilmente por los glúteos del pequeño, hasta que finalmente la dejó puesta hasta los muslos, dejando ver desde donde estaba sus testículos y su miembro ya despierto. Le mordió una nalga y azotó con fuerza la otra.

- ¡Ah, Yoongi!

El rubio metió sus manos entre las piernas del menor para alcanzar el pene del pequeño y lo jaló hacia atrás, apresándolo por fuera de la tela, dejándolo completamente a su disposición con el glande apuntando hacia su cara.

- ¿Q-qué hace, hyung? - Se quejó el menor.

- Quitándote la oportunidad de que te frotes con el sillón, ahora tú pagarás caro, Jimin-ah.

Le abrió las nalgas con un movimiento brusco y procedió a lamer su entrada, dando pequeñas embestidas con su lengua y mojando toda la piel por fuera, haciendo que el menor gimiera muy fuerte y empezara a sufrir por no poder moverse. Sintió su pene doler debido a la posición poco natural en la que se encontraba, pero le gustaba.

- ¡Maldición, Yoongi, dame más!

- Eres un sucio, Jimin. - Hundió un poco más su lengua y luego se retiró rápidamente.

Yoongi se alejó ahora un poco para poder admirar la imagen de Jimin, tan vulnerable y sediento, su pequeña zorra pasiva invadida por la urgencia de sentir a Yoongi dentro.

- ¿D-dónde estás? ¡Regresa! - Exigió Jimin.

- ¿Impaciente, bebé?

- No me hagas esto.

- Solo te doy tu merecido.

Yoongi tomó el par de bolas en sus manos y las llenó con el lubricante, calentándolas un poco entre sus manos, dándoles vuelta, preparándolas para darle una dulce tortura a Jimin.

Ni siquiera le preguntó si estaba listo, solo le colocó el juguete en su entrada y le dio un par de vueltas, como si fuera un tornillo, empujándola lentamente para hacer ceder la hendidura rosada de Jimin.

- ¡Aaah, duele! - Jimin sintió cómo algo muy grande se abría paso dentro de él, la bola estaba a penas a la mitad y ya no podía más. - ¡Ya no más, Yoongi, sácala!

- ¿Hablas en serio? Te recuerdo que estás siendo castigado justamente. - Le dio un par de vueltas más a la bola empapada en lubricante hasta que fue engullida por completo por el ano de Jimin, dejando la otra colgando... se veía tan sucio y tan excitante.

- ¡Ngh! Se siente... bien.- Soltó Jimin un jadeo una vez que se pasó el ardor de la fuerte intromisión de aquel objeto, el cual casi alcanzaba a rozar su próstata.

- ¿Te gusta? - Le susurró Yoongi.

- S-sí, mucho.

El mayor no esperó y de inmediato empezó a torturar a Jimin, masturbándolo un poco y dejando de tocarlo al instante., haciéndolo temblar por los rápidos movimientos contra su pene y las terribles ganas de más. Yoongi necesitaba aplazarle el orgasmo tanto como pudiera para castigarlo lo suficiente.

Tomó el glande del menor entre sus labios y empezó a lamer la punta, saboreando el líquido preseminal y dando un par de mordidas de vez en cuando. Engullía la erección en un solo movimiento y así de rápido la sacaba, sin darle a Jimin la oportunidad de disfrutar.

El menor ya estaba gritando y al borde de las lágrimas, necesitaba el orgasmo y el maldito novio vengativo que tenía no se lo iba a dar rápido.

- ¡Yoongi, ya, por favor! ¡Lo necesito ya! Ngh~

- No te lo daré así de fácil. - Gruñó.

Acercó a su mano la botella de lubricante y vertió la sustancia entre las nalgas de Jimin, haciéndolo gemir agudamente al sentir el frío tocar su piel.

- ¡Y-ya, por favor!

- ¿De qué hablas? Aún falta una bola.

Yoongi tomó la gota de lubricante entre sus dedos y cubrió con este la esfera que aún quedaba por meter en Jimin. No le avisó y simplemente la metió de golpe.

- ¡Yoongiiiii, noooo! ¡Duele, joder, duele!

El mayor se relamió al ver solo el pequeño cordel de las esferas salir del ano de Jimin. Este sintió un terrible ardor al principio que le sacó las lágrimas, pero después sintió una de las bolas rozar su próstata y empezó a apretar sus esfínteres para manipular el juguete dentro de sí. Movió un poco sus caderas hacia los lados, intentado hacer que las bolas le rozaran más su dulce punto, pero Yoongi le paró en seco sus movimientos y le dio una fuerte nalgada.

- ¡Aah! ¡D-duele!

- No puedes autocomplacerte, aquí el dador de placer soy yo.

Yoongi puso su dedo aceitoso en la hendidura de Jimin y lo metió lentamente, haciendo que las esferas se adentraran un poco más y, por fin, lograran tocar la próstata del menor.

- ¡M-me vengo, Yoongi, me vengo! ¡Trágatelo, por favor!

Jimin estaba ya lagrimeando de placer y apretando sus uñas contra su piel de lo necesitado que estaba.

- Ni lo sueñes, aún no te vendrás.

Dicho esto, sacó el par de bolas de la cavidad anal de Jimin tan rápido que a este le ardió hasta lo más profundo de su alma. Estaba al borde del orgasmo y Yoongi se lo impidió.

- ¡Maldito bastardo, dámelo ya!

- ¿Así le hablas a tus mayores? - Le dio una nalgada, después otra, y otra. - Si no me respetas, no habrá orgasmo esta noche. Discúlpate.

- Lo-lo si-siento, hyung.

- Hyung no, ahora será Amo.

- ¿A-amo? ¿Por qué?

- Porque se me hinchan mis jodidas bolas, esclavo, ahora ruégame.

- A-amo, p-por favor.

- ¿Qué quieres? Pídelo de buena forma.

- Q-quiero mi orgasmo, Amo.

- Ya vas aprendiendo.

Aún con el pene de Jimin atrapado por fuera de su ropa interior y apuntando hacia afuera, lo tomó entre su boca y empezó a succionar, haciendo esos peculiares chasquidos y dejando caer saliva de vez en cuando. Mientras lamía la polla de Jimin como si fuera un dulce, amasaba sus grandes nalgas y le daba pequeños azotes de vez en cuando.

- ¡Ah, sí Amo, pégueme más!

- Jodida puta sucia. - Y le dio otro pequeño azote mientras seguía engullendo con mesura su miembro.

- ¡Ngh! ¡Ya-ya casii! ¡Más rápido!

El amo hizo caso y aumentó la velocidad de la mamada, pasando su lengua con mucha fuerza por el glande y rozándolo contra el interior de sus mejillas, masturbando un poco desde la base y con su mano libre, amasando sus testículos y su perineo. Jimin estaba a punto de llegar, y estar atado y cegado le hizo amplificar el resto de sus sentidos.

- ¡Aaaah, sí Amo, sí! Joder, sí, ya-ya casi.

Yoongi metió hasta su garganta todo el pene del menor y empezó a apretar con sus labios desde la base, lentamente, hasta que sintió las palpitaciones de este en su lengua y el caliente semen escurrir de la punta. De inmediato le llegó la salada y deliciosa esencia a sus papilas gustativas, succionó por última vez para terminar de exprimir al pequeño, a lo que este no podía dejar de ahogar gritos contra el terciopelo. Se tragó todo y después le dio un pequeño beso al trasero del menor.

- G-gracias, Amo.

- ¿Cómo que gracias? Aún no acabo contigo, pequeño esclavo.

Vació un a considerable cantidad de lubricante en sus manos y envolvió estas en su gorda erección, se acercó lentamente al trasero urgente de Jimin y colocó suavemente la punta en su entrada, después la quitó para dar pequeños y rápidos golpes con toda su extensión entre las nalgas del menor, dándole a este más razones para retorcerse de placer y de desesperación.

- Amo, por favor.

- ¿Qué quiere mi esclavo?

- Fólleme, amo.

- ¿Cómo quieres que lo haga?

- Duro, más duro que ayer, por favor.

Yoongi gozaba de verdad al ver a Jimin rogar por más, era su pequeño fetiche y no podía esperar para partirlo en dos. Se dio paso lentamente dentro de Jimin, metiendo primero su glande y meciendo un poco su cadera hacia los lados. Es decir, quería rellenar a Jimin como un jodido pavo navideño de una vez por todas, pero verlo rogar le daba más placer que cualquier cosa.

Jimin dejó de rogar por lo cansado que estaba en esa posición, así que solo se dedicó a gemir, chillar y gritar contra el terciopelo rojo. Finalmente, Yoongi se introdujo dentro de él y empezó a bombear ligeramente dentro de su pequeño esclavo.

- Ngh~ sí, justo ahí, mmhhh.

Las embestidas aumentaron su velocidad, el sillón rojo se tambaleaba debido a los bruscos movimientos de Yoongi. Al menor se le ocurrió la idea de apretar un poco sus esfínteres para hacer gozar un poco más al rubio, este de inmediato reaccionó.

- Aprieta más, Ji-Jimin, ah, ¡mmmgh! ¡Justo así, joder! - Gimió el mayor cuando sintió las paredes del menor contraerse deliciosamente alrededor de su pene.

- ¡Más rápido, amo!

Yoongi aceleró y aceleró hasta que casi hace caer el sillón hacia atrás, sacándole a Jimin un montón de gritos como nunca lo había hecho, el sonido de sus pelvis chocando nunca se escuchó tan fuerte. Le dio pequeños azotes a medida que se iba sintiendo cada vez más al borde de explotar.

- ¡Me voy a venir otra vez, amo! - Gritó Jimin.

- A-apresúrate. - Gruñó el mayor, pero más para sí mismo que para su novio. - ¡Joder, sí!

Apretó con mucha fuerza los glúteos del pelinegro y culminó lentamente dentro de este, dándole un par de fuertes embestidas más para que pudiera él tener un segundo orgasmo.

- Ahh, qué rico, Jimin.

Se quedó dentro del menor un rato más, esperando a que su semen terminara de salir. Nuevamente Jimin apretó su interior alrededor de Yoongi para estimularse y venirse por segunda vez, manchando el terciopelo rojo con su blanca esencia.

- ¡Ah, lo logré! - Jadeó Jimin. - ¿Ya puede desatarme, hyung?

Yoongi se salió lentamente del menor una vez llegado este a un pequeño segundo orgasmo, dejando a Jimin con los muslos pegajosos y húmedos. Le quitó las esposas de tela y la venda de los ojos. El pelinegro enfocó un poco su vista, pues estaba algo borrosa, y le dio una pequeña sonrisa antes de desplomarse completamente en el sillón. Estaba jodidamente exhausto y satisfecho.

El mayor, a pesar de que también estaba exhausto, lo tomó en sus brazos para acostarlo en la cama y postrarse junto a él, quien estaba oscilando entre el sueño y la vigilia.

Se acostaron y se arroparon aún estando desnudos. No necesitaban más que el calor del otro para pasar una noche perfecta. Yoongi se colocó tras Jimin para abrazarlo y así poder dormir de cucharita, justo como les encantaba, sintiendo su corazón aun agitado golpetear contra la sudada y suave espalda del menor. Le dio un beso en el hombro y cerró los ojos, cayendo en una inmensa paz y tranquilidad.

- Feliz cumpleaños, Jimin, te amo.

- Gracias, hyung, también te amo... Muchísimo.

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A la mierdaaaaa, es la primera vez que escribo algo así de largo y de coshino, me agarró la creatividad a media noche. Lo lamentaré mañana en la escuela, pero valió cada jodido segundo.

Aquí tiene su segunda parte, Veruca <tres


AgustDina







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