XXIII. Alguien a quien conocía
𝕬𝖑𝖌𝖚𝖎𝖊𝖓 𝖆 𝖖𝖚𝖎𝖊𝖓 𝖈𝖔𝖓𝖔𝖈í𝖆
La sangre jamás le había causado un sentimiento mas que el de indiferencia, pero de eso, a querer estar empapado de ella, había un mar de diferencia.
Por eso, cuando su novia lo vio salir de aquella vieja casa, totalmente empapado en el abdomen, tuvo que relajar la cara.
―Tranquila, no es mía. ― la cara de Alice se relajó notablemente.
"No te alegres tanto." Pensó Potter.
― ¿De quién es?―Albus casi suelta una maldición.
Hugo estaba parado frente a él, a su lado, Lily lo sostenía fuertemente del brazo, Fred, James, Lucy y Dominique lo miraban con cara de suplica y los gemelos Scamander mantenían una mirada esperanzada.
― Rose.
Justo en ese segundo, Scorpius salió de la casa con Rose en brazos. Ella tenía la cabeza colgando, completamente laxa sobre los brazos del Slytherin, este lucía cansado, pero aliviado.
Pasó entre los Weasley sin siquiera quitar la vista del frente, era como ver a una especie de semi dios volver de la muerte, cargando con la promesa de que gracias a ella, a su amada, volvería al Olimpo como un héroe, como un dios verdadero.
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La tensión en aquella sala era más que palpable, Hermione, Ron y los Potter estaban con caras serias, los Malfoy parecían confundidos mientras que los chicos aguardaban a que su directora diera el veredicto final.
― Y, para concluir con esto de una vez... Creo que la expulsión será la correcto en vista de lo ocurrido. ― Terminó de decir la bruja.
Hermione Weasley soltó un bufido de frustración. Ron golpeó con fuerza el escritorio de caoba, con expresión completamente temible, sin embargo, MacGonagall ni se inmutó.
―La expulsión no es suficiente, nada lo será... ― apretó los dientes, Scorpius se le quedó mirando a la mandíbula, de alguna manera, que el padre de Rose estuviera colérico, lo calmaba a él. ― Haré que le quiten la varita y no vuelva a tocarla jamás, se pudrirá en Azkaban asi yo deje de llamarme Ronald Weasley.― Sentenció.
Scorpius dirigió su vista hasta su directora, pudo jurar que la vio sonreír.
― Puede hacer lo que crea correcto, señor Weasley, cuente con ello.
Hermione, que estaba sentada en la silla al lado de su madre, se masajeo las cienes y negó con la cabeza, parecía confundida.
― Minerva, aún no logro entender... ¿Cómo es que no lo notamos antes?
― No logro explicármelo tampoco, Hermione.― respondió la animaga con voz lastimera.―Tú misma supiste que la sometí a un antídoto.
―Es porqué Devon no usó Amortentia con Rose.―dijo por primera vez Scorpius.
Todos los presentes, incluidos sus amigos, lo voltearon a ver.
― ¿Qué quieres decir? ― preguntó su madre.
―Encontramos la poción que le daba a Rose.― anunció Sam, poniéndose de pie junto con el enorme libro entre los brazos. ― Se llama Vinculum Cariatis. Aquí dice que es magia oscura, la poción tiene su propio hechizo de apoyo. ― Dirigió una mirada de disculpa a los padres de la chica. ―Provoca dependencia, admiración y necesidad a quien efectuó la poción.
― ¿Cómo es posible que Devon conociera esa clase de hechizos?
― Estaban en la sección prohibida, debió falsificar la firma de algún profesor.
― ¿Pero porqué Rose quería terminar con él si estaba hechizada? ―Inquirió Dominique.
― Porque Devon no hizo el hechizo de apoyo. ― respondió Lea.― Rose estaba lo suficientemente débil como para que funcionara, pero cuando Scorpius llegó, ella se enamoró de él, y eso fue más fuerte que cualquier hechizo que pudiera hacer.
El rubio levantó la mirada automáticamente al escuchar aquellas palabras, vio a su prima quien le sonrió, él también lo hizo. Todos los presentes voltearon a verlo, impresionados por lo que acababan de escuchar.
― ¿Cómo no lo vimos?
― Veíamos lo que queríamos ver. ― habló Albus.
Estaba sentado al lado de Scorpius en el sofá de cuero, con las manos juntas en un puño y la espalda inclinada hacia adelante. ― Devon es un manipulador de primera, nos dejamos llevar por lo que veíamos, Rose parecía feliz y eso es lo único que importaba.
La sala se quedó en silencio por unos segundos, hasta que Teddy entró por la puerta, detrás de él venían Jasson Wood y Zed Fitzgerald.
― Harry, lo tenemos.― informó el metamorfomago.
Potter asintió con la mandíbula apretada e indicó que lo dejarán pasar.
Zed salió un segundo y volvió a entrar, pero esta vez, con Devon a su lado.
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"Scorpius detente... Scorpius detente.... vamos, tienes que parar... Scorpius ¡PARA! "
Aquella voz en su cabeza fue lo único que lo hizo volver a la realidad, la realidad dónde sus nudillos se sentían adoloridos, ligeros y sangrientos. Dónde con cada golpe sentía una satisfacción aterradora.
Aquella realidad donde los gritos de las chicas lo aturdían en extremo, donde las piernas le dolían por el simple hecho de aferrarse con más fuerza al piso, y sus músculos se contraían cada vez mas.
―¡Hyperion!― Lea clavó su mirada azul verdosa en él. Tomándolo con ambas manos de la cara.
Se paró en seco.
Teddy lo levantó del suelo, y él pudo ver lo que hizo.
Devon estaba en el suelo, casi inconsciente, con una enorme sonrisa en el rostro ensangrentado, reía, él maldito se reía.
Mientras que sus padres le dirigían una mirada sin expresión, Harry, Ron y los primos de Rose no parecían molestos en absoluto.
MacGonagall, Hermione y Ginny parecían impresionadas y en shock.
Mientras que Lea era la única que lo miraba con total sinceridad, no estaba molesta, pero tampoco feliz. Tenía una expresión neutra y su mirada lo atravesaba como una daga caliente.
― Suficiente. ― Minerva lo observó con severidad, sin embargo no dijo nada.
Se aclaró la garganta y desarmó al Ravenclaw con una elegancia digna de verse. ―Queda oficialmente expulsado de la institución, señor Macalister. Se le revocaran sus privilegios en cualquier escuela de Europa y lo someteré a un juicio lo mas pronto posible.
La cara de Devon se deformo, ahora caía en cuenta.
―No puede... ¿¡Sabes quien es mi padre!?
― Lo sé perfectamente, y si fuera él, estaría más que decepcionada. ―se acomodó la varita dentro de la tunica y miró a Harry ―Manténganlo resguardado hasta que sus padres aparezcan ― Harry hizo una señal con el dedo índice y sus aurores comenzaron a llevárselo.
― No lo entiendes ¿cierto? -― se burló este, mirando a Scorpius quien frunció el ceño.
―No sé a qué te refieres... ― Devon soltó una carcajada.
― ¡Malfoy, Malfoy, Malfoy... Rose esta hechizada, jamás me va a olvidar. ― lo miró fijamente a los ojos.― No les quedará más opción que dejarme estar con ella ― No despegó sus ojos de él―... A menos, claro, que quieras que ella muera.
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Sentía como sus huesos volvían a estar en una pieza, conectados unos con otros, podía sentir sus músculos estirarse, su sangre correr, su estómago rugir, le daba comezón algunas veces pero no podía rascarse, era como si algo muy pesado estuviera sobre ella impidiéndole moverse.
A veces escuchaba voces, pero no podía distinguir lo que decían, no reconocía ni una. La tocaban a veces, le acomodaban las sábanas, la ropa, le tomaban las manos. Sentía todo eso, pero no podía abrir los ojos.
Había perdido completo control de su cuerpo, y la estaba volviendo loca.
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― Te lo he dicho, no lo sabremos hasta que despierte― de nuevo las voces.
Esta vez como en los últimos días, pudo entender lo que decían, también reconoció quien hablaba.
La enfermera Patil.
― Tiene que saber algo... por favor...
―Lo siento, no es posible, sólo puedes hacer lo que has estado haciendo hasta ahora, háblale, funcionará.
Todo se quedó en silencio, y no supo cuanto tiempo pasó, hasta que escuchó algo de nuevo.
― Por favor, solo, tienes que volver. ― La tomó de la mano, provocándole un cosquilleo. ― No puedo hacerlo si no estas, Jamás lo diré en voz alta de nuevo, o a alguien que no seas tú. Pero no puedo, me haces falta aquí.
Era Scorpius.
》Tienes que hacer esto por nosotros, tienes que abrir los ojos, por favor, déjame verte. Acabaras conmigo si te vas, así que, mueve tu pequeño trasero y regresa conmigo.
Ella se rio. De verdad se rio, no lo pensó, lo hizo.
Le dolió como el infierno, pero se rio.
Sus ojos dejaron de sentirse pesados, y casi por inercia los abrió.
Scorpius estaba frente a ella, con las orbes grises abiertas de par en par, las ojeras marcadas debajo. Lucía cansado, y sorprendido, sobre todo sorprendido.
―Eres un tonto...― logró decir, aunque su voz sonaba distinta, mucho más ronca, rasposa.
― ¡Volviste!
― ¿A dónde me fui?― Scorpius se rio y se inclinó para besar su frente. Rose también se rio, pero luego soltó un quejido― ¿Porqué siento como si me hubieran lanzado un bombarda?
―¿No recuerdas lo que pasó?
Rose frunció el ceño y negó con la cabeza lentamente.
― Yo... sólo recuerdo, que... te dejé en el vagón con Albus, para buscar a Devon y... hablé con él, terminamos.― frunció más las cejas, luchando por recordar― Luego... No lo sé...
Fue entonces que cayó en cuenta de donde estaba, miró al chico, totalmente confundida.
》 Scorpius, ¿Qué está pasando? ¿A qué hora llegamos al castillo? ¿Dónde están los otros? ¿Qué ocurrió?
Scorpius se quedó, literalmente con la boca abierta, tomó la mano de Rose y la miró seriamente, intentando averiguar que decir.
― Rose... tú... bueno, volvimos hace más de un mes.
―, ¿Pero qué dices?
― Esto... mira, Jamás terminaste con Devon, él... él, no te dejó hacerlo...
―No, yo lo hice, tú y yo, estaríamos juntos... ¿cómo?
― Devon te hechizó, todo este tiempo Rose, estuviste bajo el efecto de una poción.
Los flashes de todo lo que había ocurrido en los últimos días la golpearon fuerte.
Luego recordó lo que Devon había hecho con ella en aquella casa del horror, recordó la historia de Zoey, la poción, ella rodando por las escaleras y finalmente, la nada, el vacío que sintió cuando Devon le inyectó aquella cosa extraña.
― Dios, Scorpius...―fue lo único que pudo decir, antes de que un rayo de luz rojo la golpeara.
Scorpius se levantó como un resorte y volteó a ver a su atacante.
La enfermera Patil corría hacia ellos con los padres de Rose detrás.
― ¡¿Pero qué mierda le pasa?! ― bramo el rubio. La enfermera ni se inmutó por la brusquedad del chico.
Se limitó a ver con extrañeza a la joven.
― Scorpius, recuerda lo que hablamos. ― le dijo Hermione, viéndolo con una ligera sonrisa― Su organismo no ha desechado toda la poción, si despierta y la poción sigue ahí, podría hacer efecto.
El platinado recordó lo que había dicho el medimago sobre los efectos de la poción que le había inyectado Devon.
Si se dejaba lo suficiente en el cuerpo conciente, haría efecto permanente y la conciencia de Rose se perdería para siempre. Así que, hasta el momento la habían dejado dormir. Pero al momento que ella despertara, tendrían que mantenerla inconsciente hasta que toda la poción estuviera fuera.
― ¿Cuánto le queda?
―Esta noche podrá despertar, lo prometo.
Quiso pedirle una disculpa a la enfermera, pero cuando iba a hacerlo, esta ya había desaparecido dejándolo solo con Ron y Hermione.
― Nosotros tenemos que irnos.―Anunció Ron, con la voz mas ronca de lo normal, no le agradaba la idea de dejar a la chica sola con él.― Tenemos que arreglar el juicio para Devon.
― Deberías ir a dormir un poco... ―le dijo Hermione ― Haz estado aquí mucho tiempo, puedo pedirle a Albus o Hugo que vengan a cuidar el fuerte mientras no estas.
― ...No, Gracias señora Weasley, pero estaré aquí hasta que despierte. ― Hermione lo miró de una manera que él no supo interpretar más que como agradecimiento.
― De acuerdo... si ella despierta y no estamos aquí, dale nuestro amor, ¿podrías?
Sonrió de lado.
―Por supuesto.
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Albus abrió lentamente la puerta de la enfermería para evitar hacer mucho ruido.
No había mas camillas ocupadas, solo una, en el fondo en la esquina derecha.
Scorpius estaba como siempre ahí, sólo que esta vez se encontraba completamente dormido, su cabeza caía al lado del brazo izquierdo de su prima, quien lo estaba observando, absorta.
― Hey, despertaste.
Rose levantó la mirada y sonrió de oreja a oreja, incorporándose un poco sin mover demasiado a Scorp.
― Hola...― Albus se sentó en la silla que estaba al otro lado de la cama y le dio un beso en la mejilla a la pelirroja.
―Me alegra que estés bien... lo siento, por no darme cuenta antes, fui el peor mejor amigo del mundo... yo...
― Tranquilo... nadie podía saberlo...
― ¡Claro que podían!... Podíamos, pero estábamos tan ocupados con nuestras malditas vidas que ni siquiera nos detuvimos a ver lo que ese idiota te hacía... Rose...
― Lo sé, pero no podemos cambiar el pasado, Al. Tenemos que seguir y... bueno, lamentarme no cambiará nada. Devon seguirá siendo un idiota, yo una muñeca vudú y Zoey seguirá estando muerta.
― Espera... ¿Qué tiene que ver Zoey?
― Devon, él...
La noche que Zoey murió había descubierto lo que Devon me estaba haciendo, ella lo enfrentó, así que Devon la asesinó para que no dijera nada.
Albus se había mantenido inexpresivo hasta ese momento, pero al escuchar esas palabras, su cara fue de dolor total.
― Maldito imbécil...
― Lo sé, pero, ahora estaremos bien... ¿Dónde esta ahora?
-―Seguramente este en alguna celda de Azkaban esperando juicio, nuestros padres fueron al Wizengamot.
Rose bajó la mirada, no podía evitar sentirse extraña, una parte de ella quería alegrarse, pero otra, aún quería que todo eso fuera mentira.
No estaba lista para admitir que los últimos años de su vida habían sido manipulados por un loco con complejo de hechicero vudú, esperaba que alguien llegara a decirle que el Devon que había creído conocer, seguía ahí.
Pero la vida no era tan buena, y Devon era lo que era, y nadie vendría a decirle lo contrario.
― Sabes... él lo supo todo el tiempo.
Rose miro a Albus, se habían quedado callados unos momentos.
― ¿Scorpius?
― Sí...
Ambos lo vieron dormir, tenía una expresión de paz y respiraba acompasadamente sin moverse demasiado.
― Sin siquiera conocerte, lo supo. Antes que nosotros notó que algo andaba mal entre tanta perfección.
― ¿Le debo mucho, cierto?
― Le debes todo Rose― Ella se rio, una lágrima escapó por su mejilla.
― Yo podría entregarle hasta mi alma justo ahora. Creo que jamás podre agradecerle lo suficiente.
― Tampoco yo...―El celular de Albus vibró, él lo sacó de su bolsillo y alzó ambas cejas. ― Creo que me necesitan...
― ¿Quiénes?
― Los chicos... hemos estado decidiendo quién irá a declarar, no podemos ser todos... Debo irme. ― Se puso de pie. ― ¡Oh Merlín, casi olvido porque vine!
De su bolsillo trasero sacó un libro del tamaño de una goma para borrar, con un movimiento de varita lo agrando. Lo dejó en las piernas de su prima.
― La página esta marcada ya...
― ¿Un poco de lectura ligera? ― se burlo ella abriedo el pesado libro en la página que él le indicó. Lentamente leyó el nombre de la poción.
Levantó la mirada hacia el ojiverde.―La poción de Devon.
― Sip... creí que querías saber qué pasó, exctamente.
― Gracias Al...
― Es lo menos que puedo hacer... Ahora, debo irme.
Rose se quedó en completo silencio, contuvo la respiración unos segundos, miró al chico rubio a su lado, sonrío.
Luego su vista voló hasta el viejo libro, soltó el aire, y comenzó a leer.
Tarde pero seguro.
Guys, abrí una cuenta de Instagram, vayan a seguirme ya que por ahi verán algunas frases, mini fics o cualquier cosa que escriba, además podremos hablar sobre mis historias.
Cuenta: Heyitsme_olivia
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