Escucho un suave ronroneo en mi cara que continúa y continúa.

Michifuz.

Abro los ojos y ahora Michifuz refriega su cara contra la mía. Me río ligeramente. 

-Hola Michifuz- susurro, le acaricio la parte inferior de la oreja, ronronea más.

De repente, caigo a la realidad, veo la hora y ya son las ocho de la noche.

¿Tanto dormí? Uf, prepárate insomnio. 

Observo que sobre mi mesita de luz, se encuentra una carta de mi abuela.

 "Espe, son las 19:30hs, no te quiero despertar porque tenes que estar bien descansada.

Voy a dormir, por si te apetece comer, hay milanesas en la heladera, te dejo a Michi, que me lloro para abrirle la puerta de tu pieza.

Te amo, pequeña.

Tu abuela."

Cierro la puerta y me vuelvo a recostar en mi cama junto a Michifuz. Mis ojos se cierran y me contemplo a mi misma en el estado que me encuentro. No se si puedo con estas vacaciones.

En el fondo, tengo un presentimiento raro, pero tengo miedo. Es como si presintiera que algo me va a ocurrir. Mi mente se encuentra tan invadida de malas vibras y de malas cosas por la depresión. Me siento tan ahogada en este pozo. No quiero defraudar a mi abuela. Tengo miedo.

A veces siento como si el fin se acercara, aunque lo quiera evitar a toda costa... por más salidas que presente, puedo sentir como lentamente, caigo y caigo sobre este extraño pozo en mi corazón. Y sigo callando, y fingiendo a veces. Perdón, abuela. 

A mi misma, perdón también, a mi antigua persona que no logro encontrar, es como algún fantasma que habita en mi.