006
Todo estaba oscuro, había perdido la noción del tiempo, cuando volví a ser consiente de mi, abrí los ojos y me percate que estaba en lo más profundo del océano, solo había oscuridad, mientras mas consiente me hacía mas sentía que el inmenso océano me jalaba hacia adentro, me faltaba el aire sentía como mis pulmones se llenaban de agua salada, sacudía mis piernas y manos con desesperación buscando subir a la superficie pero era inútil, solo causaba mas rápido mi descenso al fondo del océano y una pérdida mas rápida de aire.
Sumergida en tanta desesperación, finalmente desperté.
Una luz blanca me agobio al momento de abrir los ojos, sentía los labios secos y rasposo, un malestar se hizo presente en mi cuello del lado izquierdo, mis extremidades pesaban mas de lo habitual, esto causó que volviera a cerrar mis párpados sentía un cansancio inexplicable.
—¿Ochako? — La voz femenina de una chica me hizo regresar a mi.
Me gire y la mire, era Asui que mostraba un semblante preocupado.
—Estaba tan preocupada…. — sus ojos se comenzaron a humedecer y yo solo me pude compadecer de ella.
—No te preocupes, estoy bien. —
En ese momento entro izuku a la habitación, fue ahí cuando observe a mi alrededor y me percate que estaba en el hospital.
Todo por un ataque de pánico que no había podido controlar.
—¡Oh gracias al cielo despertaste! — Izuku Se acerco a mi y tomo mi mano soltando un suspiro de alivio al verme al fin despierta. — El doctor nos ha dicho que te golpeaste muy fuerte la cabeza, pero que no hay lesiones graves. — me explicó.
—¿Dónde esta Kimoro? —
—Esta en la sala de espera, esta muy triste porque cree que es su culpa lo que te paso. — Me gire para prestar mas atención a Asui que comenzó a hablar.
—Lamentamos mucho este incidente, no te preocupes por los gastos nosotros los cubriremos.— izuku me hablo.
Yo solo asentí y gire mi vista hacia la ventana que estaba cerca de mi, deje de prestar atención a lo que decían y volví a sumergirme en mi cabeza.
Juraba haber escuchado la voz de Bakugou ¿Acaso no era el quien grito cuando caí inconsciente en aquella multitud?
¿Dónde estaba ahora?
No tuve el valor de preguntarle a Asui y Izuku si Bakugou había estado ahí o si sabían quien me había traído.
Al día siguiente salí del hospital, Asui y Izuku me recogieron y me llevaron a mi hogar, en el transcurso del viaje volví a ver a Kimoro qué no me dirigió la palabra en todo el camino, solo un tímido hola y al finalizar mi viaje nuevamente un tímido adiós.
Estaba tan ensimismada en mi que no le preste suficiente atención a ese detalle.
Cuando llegué a mi casa lo primero que hice al abrir la puerta, fue cerrarla después de eso tirarme en el sillón mas cercano.
Cerré mis párpados y me quede profundamente dormida.
Los días transcurrieron mas lentos qué de costumbre tenia que quedarme en casa una semana, eso exigía el gobierno aunque si por mi fuera ya hubiera salido a trabajar.
Estar en casa significaba estar mas triste, me recostaba en el sillón y ya no me levantaba hasta que tuviera que ir al baño.
Era mas notorio el estado en el que me encontraba cuando estaba ahí.
El tercer día de descanso ya estaba aburrida, solo veía televisión, comía un poco y hacia algo (casi nada) de ejercicio.
No dejaba de pensar ¿Acaso Katsuki había estado ahí? Mis ganas de verlo eran mas grandes que cualquier motivo por el cual no quería cruzar palabra con el antes.
¿Cómo estará? ¿Estará casado? Moría por enterarme de lo que sea acerca de el.
Tocaron la puerta y me saco de mis pensamientos, me levante y me encamine hacia ella al abrirla me encontré con Asui, rápidamente me percate de que en sus manos traía una olla llena de Mochis, mis dulces favoritos.
—¿Puedo pasar? —Yo solo asentí y ella se apresuró a entrar mientras cerraba la puerta. —Venía a ver como seguías. — dejó los Mochis en la mesa y se dirigió hacia mi. — También traje un antojo, creí que te haría bien. —
Yo solo la miraba, sus ojos grandes observaban mi habitación analizándola, frunció el ceño, no le gustaba lo qué veía.
—Tu hogar es un desastre, deberías arreglarlo.— sonaba como mi madre.
—Emmm… si bueno yo… —No me dejo terminar cuando volvió a hablar.
—Déjame ayudarte, no tienes que hacer nada. — se acerco a mi me tomo de los hombros me tomo por sorpresa su acción solo me deje guiar por ella, me sentó en el sillón. —Yo me encargo de todo. —
Transcurrieron los minutos, yo solo observaba como ella caminaba de un lado a otro, barriendo, trapeando, desempolvando, lavando. Duro tres horas limpiando mi hogar (las conté), a ese punto yo ya estaba avergonzada y quería que me tragara la tierra.
—¿Qué te parece? —Me dijo con una sonrisa tímida esperando mi aprobación.
—Wow, muchas gracias. — murmure.
Ella solo río, tomo unos platos de la cocina y sirvió tres Mochis para cada una, después se sentó a mi lado me ofreció el plato yo lo acepte y ambas comenzamos a comer en silencio.
—Lamento mucho lo que paso. —Murmuro rompiendo el silencio en la habitación, esta bajo la mirada avergonzada.
—No te preocupes, solo fue un pequeño golpe, Kimoro es un niño. —
—No Ochako, perdón por todo. —
Yo me quede atónita, la mire con una expresión de sorpresa y confusión, ella también me miro pero en su mirada había una clase de arrepentimiento, uno que no sabía describir.
—No debí… casarme con Izuku, sabía lo mucho que lo amabas. — guardo silencio un momento. —Pero aquella tarde de verano en el barco, cuando comenzamos a conversar más, me di cuenta que podíamos ser algo más que amigos…—
Mi corazón se hizo chiquito, apreté los labios en lo único que pensaba era : pero que hija de puta.
—Lo hice… sin pensar en ti, sin pensar en nada mas y quiero que sepas que estoy muy arrepentida — busco mi mirada pero ya no pudo encontrarse con ella, deje los Mochis en la mesa.
—Por favor… te voy a pedir que te retires. —
—Ochako, por favor perdóname. — tomo mis manos con su rostro afligido.
Yo solo me quede en silencio, ¿Cómo perdonarla? ¿Cómo mirarla a la cara después de aquella confesión? Ella sabía perfectamente lo que hacía, ella sabía perfectamente como me sentía y aun así decidió seguir adelante.
—No me pidas algo tan cruel. —La mire. — Vienes a mi casa, sabiendo que tuve un accidente recientemente, también que mi situación no es la mejor actualmente y vienes y me confiesas que… sabias perfectamente lo que hacías cuando te metiste con MI novio. —
Ella me miro perpleja, seguramente porque no esperaba esa respuesta de mi.
Entonces continúe — Lo siento Asui, yo no te perdono. No puedo hacerlo, menos después de saber que eras muy consiente de que yo lo amaba, lo amaba mas que a mi propia vida. Te ruego que te retires o me veré obligada a sacarte yo misma. —
Cuando gire mi vista hacia ella note como sus mejillas se enrojecieron y esta comenzaba a llorar enfrente de mi, en ese momento toda mi ira se desvaneció.
—Yo… — ella se levantó del asiento hablando con una voz entre cortada. —Creí que podíamos volver a empezar…. Sniff, ser amigas y olvidar el pasado pero ya veo que no deseas eso, lamento las molestias. — salió de ahí antes que yo pudiera decir algo.
Me arrepentí de haber dicho eso segundos después y no pude conciliar el sueño pensando en que tal vez había sido muy egoísta.
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