Capitulo 16

La tarde pasó y victoria se quedó allí con su pequeña hija hasta el anochecer.

-Mami-dijo esmeralda en un susurro a su madre dormida- Quiero ir a jugar con mi tío patrick

-Está bien -le respondió victoria somnolienta- Pero dile que te lleve a dormir temprano

-Está bien

la niña dio un tierno beso a su madre y salió de la habitación, dejando a victoria completamente sola. No era tarde, en la casa todavía se veía mucha actividad, aún habían empleados trabajando de un lado a otro dentro de la mansión, limpiando lo ultimo que quedaba  para poder ir a descansar, y la familia continuaba despierta. Rosaline, fredrick, christian y patrick se encontraban sentados junto a la chimenea recordando como había sido todo antes de que el trágico accidente hubiera ocurrido y de como victoria había logrado salir adelante durante cuatro años. Mientras charlaban, la pequeña  esmeralda, asomó tímidamente su rostro por la puerta del salón haciendo que las risas y la conversa pararan.

-¿Esmeralda, pequeña, que haces allí?  -preguntó patrick poniéndose de pie para tomar en brazos a la niña-

-Tío quiero que juguemos

-Ven, vamos a hablar un rato con tu papá -dijo él llevando a la niña con sus tíos y su padre- ¿No quieres leche y galletas mientras hablamos?

-Está bien, pero mamá dijo que por favor me lleves a dormir temprano

-Está bien, comemos unas cuantas galletas y nos vamos a dormir, ¿te parece?

-Sí -respondió la niña con una sonrisa-

-Bueno, entonces quédate aquí con tu papá y yo voy por tu leche caliente y las galletas

Patrick entregó a esmeralda a su padre, quien la recibió en sus brazos con mucho amor y un enorme beso en su tierno rostro

-Entonces, ¿que te gustaría hacer hija? -le preguntó el marqués-

-Bueno, quiero jugar, pero dejé todos mis juguete en la casa de mi abuela evangeline

- ¿Y quien es tu abuela evangeline?- preguntó curioso christian-

-Mi mami dice que es como si fuera su mamá porque ella la ayudó siempre

Al escuchar esto, christian sintió un alivio, pues por un momento pensó que su amada victoria se había casado con otro hombre

-Así que quieres jugar, pero no tienes juguetes - dijo christian-

-Sí, y me hace falta mi oso -contestó la niña

-mmmm Bueno, me parece que ese no será un problema, porque adivina qué hija mía

-Qué papi

-Una hada vino esta tarde y trajo muchísimos juguetes para ti y también me ayudó a preparar un cuarto hermoso para ti

-De verdad papá -preguntó entusiasmada la pequeña esmeralda-

-Sí, es todo verdad, ¿te gustaría ir a ver tu cuarto?

-Sí,  mi cuarto debe ser hermoso como las hadas -contestó la niña abrazando a su padre-

-Bueno, no se diga más... señores vamos todos al cuarto de mi esmeralda -dijo el marqués dirigiéndose a su hermano y a su cuñada- Fredrick hermano, por favor, dile a patrick que suba.

Todos entonces se pusieron de pie camino a la nueva habitación de la pequeña esmeralda. Patrick los alcanzó cuando casi habían llegado

-Bueno, abre la puerta hija, veamos como quedó tu cuarto

Al abrir la puerta  y ver lo maravilloso que había quedado, la pequeña soltó un grito cargado de alegría y corriendo entró para verlo todo con más detalle. Tomó en sus mano cada juguete, se subió a la cama y brincó en ella, toda su dulce cara estaba repleta de felicidad.

-Papi mira, las hadas hicieron todo esto para mi  -decía mientras correteaba por todo el cuarto-

-¿Te  gusta pequeña? -le preguntó patrick

-Sí,  me gusta muchísimo, quiero jugar con todo

-Bueno, puedes hacerlo, cada cosa aquí es tuya pequeña -le dijo rosaline con una sonrisa- Es tu cuarto y todos esos son tus juguetes, puedes divertirte con ellos cuanto quieras

-Gracias -dijo la niña abrazando a cada uno- Ustedes son muy buenos, mi familia es la mas linda de todas

Después de un largo rato de juego con sus tíos y su padre, la pequeña esmeralda por fin había logrado dormirse. Ya era tarde y todos los empleados de la mansión se habían retirado ya. Rosaline y fredrick habían decidido ir a dormir al igual que patrick y christian, el marqués de huntingdon decidió esa noche quedarse solo un rato más sentado frente a la fogata.

-Es increíble -pensaba-  te tengo tan cerca pero no puedo tocarte, no puedo besarte, te necesito conmigo victoria, necesito sentirte. Por qué insistes en odiarme cuando ya sabes toda la verdad, cuando yo te he pedido perdón. Por qué no entiendes que sin ti mi vida no tiene una razón de ser. Ay victoria...tenemos una hija hermosa, no merece vivir separada de ninguno de nosotros. 

Mientras se adentraba en sus pensamientos, sintió un ruido en la cocina

Victoria había decidido bajar por un poco de leche, la noche era fría y afuera parecía que una enorme tormenta se acercaba. Como cada noche tormentosa, victoria no lograba conciliar el sueño.Había dormido bien durante la tarde hasta que un ruidoso y espeluznante trueno la hizo despertar asustada. Sin poder volver a dormir, victoria decidió quitarse el  incomodo vestido con el que había llegado y ponerse por fin cómoda. Un camisón casi transparente, fue lo único que se puso. Pues para ella no había nada que le permitiera estar más tranquila y despreocupada.

-Esta noche está horrible -prensó ella mientras bajaba las escalas camino a la cocina- Espero que si tengan leche, de otro modo no sé cómo lograré dormir

Al llegar allí, sacó un vaso, y para su alivio, sí había leche, y también galletas. pero mientras se servía un poco, uno de los vasos cayó, haciendo un pequeño estruendo 

-Espero que nadie se despierte -dijo mientras alzaba el objeto-

Christian, del otro lado, se alarmó tan pronto escuchó aquél ruido. Y sin pensarlo dos veces se apresuró a la cocina.

-Ay Dios mio -dijo victoria pegando un brinco- Por qué entras así, me diste un gran susto christian

-Discúlpame, no sabía que eras tu, estaba en salón junto a la chimenea y  escuché un ruido. Pensé que alguien había entrado sin autorización a la casa. 

-Ah, ya veo. No te preocupes, solo fui yo. No puedo dormir así que decidí  bajar por un vaso de leche caliente, ya sabes. Odio las tormentas. Bueno, hasta mañana -dijo ella tratando de salir de allí lo más rápido posible- y de inmediato se dio la vuelta

-Victoria, espera -dijo el marqués agarrándola por el brazo-

Ella sintió como su corazón se aceleraba, estaban solos y lo que menos quería era tenerlo cerca, pues victoria sabía más que nadie, que no sería capaz de estar a su lado y no besarle

-no sigamos así por favor -dijo christian halandola hacia él- Te necesito mi amor, ya no puedo estar más lejos de ti

-Christian por favor, no hagas esto más difícil

-Que es lo que quieres evitar -dijo el marqués acercándose al rostro de la joven- victoria, nos necesitamos el uno al otro

Victoria se acercó también , miró con tristeza  la desesperada cara de su amado, y mientras hacía el recorrido, se detuvo en su boca. Deseando partirle los  labios en un beso. 

Ambos estaban muy cerca, tanto que sus respiraciones se cruzaban y sus labios estaban a punto de comenzar a rozarse, pero antes de que eso sucediera, victoria dio un paso atrás

-Lo siento christian, pero he decidido olvidarte.... y lo haré

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