6

—Gracias por venir—le agradeció Katherine mientras preparaban el desayuno.

—Temía que Carlos no se recuperase—confesó su amiga revolviendo el té caliente.

—¿Qué tal está?—a Katerine le preocupaba que su mejor amiga hubiese dejado a su novio en crisis, por ir a recogerle y encargarse de que llegase a la sesión de fotos de ese día, a la cual no pensaba asistir.

—Le he dejado mejor, no tienes que preocuparte. Solo no ha querido ir a clases hoy—intentó tranquilizarle.

Aunque Katherine y Elisabeth ya trabajaban, lo cierto es que chicos de su misma edad apenas empezaban la universidad. Cómo era el hecho de Carlos.

Juntas caminaron hasta la sala de estar y tomaron asiento en el sofá ubicado justo en el centro. Katerine acomodó las tasitas de te en la mesita frente a ellas.

—Como te he dicho ayer por llamada—comenzó a decir ella buscando las palabras correctas para decirle a su amiga que no tenía planeado salir de casa—debo guardar reposo.

—No harás ningún esfuerzo. Te llevaré en el auto—le interrumpió Elisabeth.

—Te hablo en serio. No debo salir del apartamento. El mínimo esfuerzo podría empeorar la situación. Deseo salir de esto lo antes posible—su amiga bajo la mirada y se terminó su tasa de té.

—Me marchó entonces. Jessica debe tener suficiente con tu ausencia.

—Pienso llamarla más tarde y explicarle la situación.

—Dijiste lo mismo ayer y no creo que lo hayas hecho—en su tono de voz se notó el sarcasmo aunque intentase soñar dulce. Era imposible hacerle entrar en razón en situaciones como esas. Siempre ponía el enfado en primer lugar. Katherine sabía que se le pasaría en algún momento. Decidió no darle importancia a ello y se puso de pie para despedirme cuando Elisabeth decidió marcharse.

—Suerte—le dijo cuando su amiga cruzó el umbral de la puerta. Elisabeth se acercó y besó su mejilla antes de marcharse.

—Ojalá te recuperes pronto.

Katerine cerró la puerta frente a ella una vez que su amiga tomó el camino hacia el ascensor. Suspiró pesadamente. Se encaminó hasta su habitación encontrando el móvil encima de su cama hecha. Tomó la decisión de llamar a su padres mientras leía por tercera vez las indicaciones médicas temiendo perderse algún detalle.

—¿Cómo crees que estarás mejor allí?¿A quién vas a encargarle las compras o ayudarte con los quehaceres?—preguntó Olivia, su madre, cuando Katerine le confesó el diagnóstico.

—Tampoco llega a ser tan grave, madre. Quédate tranquila que haré el menor esfuerzo posible—Katherine soltó una pequeña carcajada. Tomó una agenda y escribió una lista con los medicamentos que necesitaría para acelerar su recuperación. Realmente no deseaba perder el tiempo dentro del apartamento. Toda su vida le esperaba afuera ansiosa.

—No querrás que me quedé tranquila —la hizo razonar, su madre. No sé le hacía fácil pensar en su hija prácticamente inválida en una ciudad donde no tenía más vínculo que su manager y su mejor amiga. Quienes por más deseo de ayudarle que hubieses, no podrían encargarse de ella plenamente.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top