Capítulo 8: Nuevos propósitos

Las noches no han sido las mismas desde que el rubio se enteró de que el gobierno estaba ayudando a la villana a crear esa droga que convertía a todos en ghouls, como todo el mundo se llamaron entre sí. No podía dormir, se la pasaba cada noche en el almacén entrenando arduamente, veía como Ayato cazaba, pero seguía sin entrenar su Kagune, Yoshimura creía que no era el momento para entrenarlo hasta que su cuerpo lograra producir suficiente RC.

En las noches, solía mirar el techo o la máscara que le había hecho Uta, una máscara de color gris, con un agujero en el ojo izquierdo, mientras que el ojo derecho parecía tener una especie de lente pequeña de color rojo; y en la mitad derecha de la máscara era de un color gris muy oscuro. Dónde se suponía que estaba la boca, tenía una sonrisa pintada, dándole un efecto un poco desconcertante.

Espero que te guste la máscara, si quieres que le haga unos detalles, solo llámame— recordó las palabras de Uta cada vez que miraba su máscara.

Yuuga sabía perfectamente que necesitaba intimidar a sus oponentes. Necesitaba un traje, y aún no se decidía como hacer el traje, hasta hacia bocetos de cómo podría ser su traje.

Suspiró pesadamente, antes de levantarse de su cama y dirigirse hacia la bañera, era la segunda vez que se bañaba en el día, de cierta manera, se volvió un poco maniático de la limpieza. Al llegar al baño, se quitó la ropa y abrió la llave del agua, llenando la tina de poco a poco. Se metió a la tina con mucha calma, el agua no era tan caliente, pero tampoco era fría, nunca le había gustado bañarse de esa manera.

Sus ojos estaban a punto de cerrarse, nuevamente escuchando esa risa tan característica de esa mujer que le atormentaba muchas veces. Los volvió a abrir para luego mirar a su derecha, ahí estaba Rize, sentada a lado de la tina, con esa sonrisa cínica de siempre, y esa mirada llena de burla. No pudo evitar hacer una expresión de cansancio al verla, ya se estaba acostumbrado a que ella apareciera en los momentos que él trataba de relajarse.

Yuuga-kun, ¿sabes qué día es hoy?— le pregunta en un tono un tanto emocionado la mujer de cabellos lilas, a lo que el rubio solo negó con la cabeza con un aire de desinterés —hoy cumples un mes desde que te fuiste de UA, ¿no crees que es hora de que aprendas a usar tu arma?, ¿cómo esa vez que casi matas a Tsukiyama-kun~?— el menor frunció ligeramente el ceño al recordar aquello.

Yoshimura-san dice que aún no estoy listo para eso— simplemente contestó aquello, tratando de ser cortante, está vez cerró los ojos, ignorando la presencia de la mayor.

Oh~ entonces... le vas a hacer caso a un anciano...— la de lentes sonrió nuevamente de manera burlesca, colocando sus brazos en el borde de la tina —haz crecido demasiado, Yuuga-kun~ debo admitir que te ves más sexy ahora...— el rubio no pudo evitar sonrojarse levemente ante ese comentario, pues nadie le había dicho algo parecido, ni siquiera sus padres, vaya que esa mujer está loca —¿recuerdas esas flores blancas?, ¿las que a veces aparecen en tus sueños?— el chico abrió sus ojos lentamente para mirar a la fémina, quien le miraba detenidamente —solo faltan 10 flores para que se vuelvan de color rojo... ya no hay vuelta atrás, cariño~ podrás vengarte de esos mocosos que te abandonaron, y de los héroes también~

El menor solo decidió mantenerse callado, desviando la mirada hacia adelante, desde que Kirishima, Tamaki y FatGum se fueron, nunca regresaron. No le hablaron, no le visitaban... nada... eso le produjo un gran sentimiento de soledad en su interior. Gracias a ese sentimiento, decidió entrenar más de lo debido, y se había armado de valor para acompañar a Black Rabbit a la cacería.

Si las flores restantes se vuelven de color rojo, quizás perdería la poca humanidad que le quedaba.

Quizás de esa manera, podría demostrar que es más fuerte que sus ex compañeros de UA.

Podría demostrar que el mundo que ya no es una persona débil.

Sonrió de manera leve ante ese pensamiento, cerrando sus ojos en el proceso. Ya no deseaba ser igual a los demás, no lo podía ser, y nunca le dieron la oportunidad de ello. Podía sentir las manos de la mujer acariciar sus hombros y su espalda, podía jurar que esa mujer sonreía de manera perversa, no hizo nada para alejarla, no servía de nada.

Los héroes no sirven de nada...— susurró Aoyama abriendo sus ojos, dejando a la luz la esclerótica negra y la iris roja, mirando de reojo a la de cabellos lilas —¿para qué existen los héroes, si hacen más mal que bien?— le pregunta con una sonrisa muy triste, al igual que una mirada llena de tristeza —ningún héroe me salvó, me abandonaron...— dirigió la mirada hacia sus manos —es una lástima, tener que hacer el intento de ser igual a ellos, y lo que logré hacer es que todos estuvieran decepcionados de mi— cerró sus manos en puños.

Oh cariño...~— Rize sonrió de manera victoriosa, creyendo que había ganado que el menor cayera en sus redes, estaba a punto de abrazarse, pero se detuvo al ver como un tentáculo escamoso se dirigía a su cara de manera lenta.

¿Sabes que es lo primero que haré, mademoiselle...?— escuchó el susurró calmado del menor, quien dirigió su mirada llena de odio pero sin borrar esa sonrisa triste de su rostro —te buscaré... y te mataré, por todo el daño que nos causaste a todos...— entrecerró los ojos ligeramente, antes de estampar el tentáculo en donde se suponía que estaba ella, pero solo se clavó en el suelo —es cierto... c'était une illusion~— no pudo evitar reír de manera burlesca, mientras su Kagune se desintegran lentamente.

Se levantó de la tina, había perdido mucho tiempo estando en el agua, solo se dispuso a secar su cuerpo y su cabello, destapando la tina, dejando que el agua con su sangre se tirara. Se colocó la ropa que tenía puesta anteriormente, antes de mirarse al espejo, dejando ver su demacrada cara, sus ojeras eran muy notables, se notaba a una gran distancia. Se dirigió a su habitación, preparándose mentalmente para su nuevo cambio de look, porque eso era lo que haría.

El viejo Aoyama ya no existe.

En UA, las cosas se habían vuelto muy intensas. La prensa no dejaba de tirarle mierda a la academia por la desaparición de un estudiante del curso de heróicos, la policía hacía lo posible por buscarlo pero no tenían resultados en su búsqueda. Si Ragdoll aún tuviera su quirk, ya hubiera sido encontrado, lamentablemente no era así.

Los alumnos de la clase A seguían nerviosos, ansioso y angustiados. No podían ir al distrito 20 pues ya era prohibido entrar ahí, incluso para los héroes profesionales, por órdenes de los altos mandos del gobierno. Ellos planeaban exterminar a la población de los distritos infectados, por eso le prohibieron a los civiles y los héroes que no participarían en el operativo entrar a esos lugares de Tokyo. Kirishima no podía estar más angustiado que antes, más ahora que no contestaba los mensajes ni las llamadas, Midoriya estaba igual, pero por otra razón más, y necesitaba hablar con la persona quién sabía de su secreto y de su pasado.

Kacchan, n-necesito hablar contigo...— le susurra el pecoso cuando estaba cerca de él, el rubio cenizo solo chasqueó la lengua molesto al escucharle hablar, y solo se limitó a seguirle con una mirada llena de fastidio, llegando al patio trasero de los dormitorios —e-es sobre Aoyama-kun...

¿Ah?, ¿qué hay del afeminado?, ¿te habló o que mierda?— le preguntaba con una ceja alzada y sin entender muy bien lo que trataba de llegar, pensó que ya logró comunicarse con él o algo por el estilo.

N-No... la última vez que hablamos fue hace... más de dos semanas... p-pero ese día estuvo muy extraño...— le trataba de explicar Midoriya, pero los nervios no le estaban ayudando y eso comenzaba a irritar al mayor —¡l-lo que trato de decir...!, él ya sabe que... fui quirkless en el pasado.

¿Se lo dijiste o que mierda?, ¡más te vale que no le hayas dicho lo otro, imbécil!— exclamó Bakugou con enojo, creando pequeñas explosiones con sus manos, poniendo aún más nervioso al de cabellos verdes.

¡N-No!, ¡y-y ni siquiera se lo dije!— exclama Midoriya en un pequeño ataque de nervios, trató de calmarse pero no lo logró por completo —él... él me lo preguntó...— el de ojos rojos parpadeó unas cuantas veces incrédulo al escuchar aquello, el de ojos verdes solo miró el suelo —en cuanto me lo preguntó... lo evadí con la primer cosa que se me vino a la mente...

Eres un idiota, nerd de mierda, ¿cómo crees que no sospecharía si le evadiste la pregunta?— hablaba Bakugou con el ceño muy fruncido, su paciencia se iba al carajo y estaba a punto de explotarle la cara al más bajo de estatura —para ser de los mejores de la clase... ¡eres un estúpido idiota, estúpido nerd de mierda!

¡E-Espera, Kacchan!— fue lo único que se logró escuchar en el patio, junto con una explosión fuerte.

Parece que habrá otro castigo, ¿no?— pregunta Kaminari en la sala de estar revisando sus redes sociales en su teléfono, a lado de el estaba Kirishima, quien igual estaba en el celular pero trataba de llamar a alguien.

Si, y creo que serán más días para Bakugou— dice en un tono algo cansado, colocando el celular en su oreja derecha, esperando a que contestaran, pero no hubo nada —sigue sin contestar...— murmuró en voz muy baja con una mueca de tristeza en su rostro.

¿Nada?— pregunta Sero detrás suyo, tomando jugo de naranja en un vaso de vidrio, el pelirrojo sólo asintió sin siquiera verlo —amigo, creo que es un mal consejo, pero no pierdas las esperanzas, va a contestar— trató de alentar a su amigo, pero parecía que conseguía lo contrario.

Debe de haber una forma de entrar a esa zona— murmuró Ashido con una mueca de cansancio en su rostro, con ambos brazos posados en el respaldo de una silla.

Kirishima no pudo evitar hacer una mueca de desesperación y solo salió rápidamente de la sala, dejando a sus amigos con expresiones de preocupación, tristeza y angustia en sus rostros. A pesar de que Endeavor y otros héroes como Hawks, Edgeshot, Miruko, Gang Orca y Ryuukyu estaban ayudando para rescatar a las personas que estaban viviendo en esos distritos a espaldas de los altos mandos del gobierno, no permitían que estuvieran por esos lugares y eso le frustraba aún más.

Al llegar a su habitación, solo lo cerró con llave y se dejó caer en la cama, ocultando más su rostro contra la almohada. No era de hombres abandonar a un amigo, no se sentía muy masculino en ese momento. 

Escuchó su celular vibrar, y sostenerlo y fijarse en la pantalla de bloqueo de quién  se trataba, era mensaje de Bakugou, se le hacía extraño que él le mandara mensajes, a veces solo golpeaba la puerta o la ventana de su balcón. Sostuvo el celular mientras leía lo que le había mandado, abrió los ojos un tanto sorprendido.

"Ven a la sala, pelos de mierda. AHORA.
De: Bakugou."

Se levantó rápidamente de la cama, le quitó el pestillo a la puerta y se dirigió lo más rápido posible hacia la sala, quería saber que estaba ocurriendo, para que el rubio ceniza le pidiera que viniera a la sala. Al ver a todos sus compañeros en el mismo lugar, algunos con expresiones de preocupación o de desconcierto, supo que algo malo estaba pasando, más al escuchar a una reportera hablar en la televisión.

¡E-Estamos aquí en la entrada del distrito 20, c-como pueden ver, hay un caos total!— lo que estaba sucediendo en el lugar de los hechos, era bastante desconcertante, una masacre de policías, y de seres con extrañas escamas que brillaban, cosa que Kirishima identificó de inmediato —l-las autoridades están tratando de poner orden, pero los vándalos son muy fuertes, ¡por favor, que algún héroe venga acá!

¡E-Espera, ¿q-qué es eso?!— preguntó el camarógrafo al dirigir la cámara hacia uno de los tejados de los departamentos que había en el lugar, se podía ver una silueta de una mujer de cabello largo y con un vestido algo largo, pareciera que sus ojos brillaban de un rojo intenso, al igual que de su espalda baja sobresalían cuatro tentáculos brillantes de color guinda, y pareciera que tuviera un megáfono en su mano derecha.

¡Escuchen bien, inmundos civiles de Japón~!— comenzó a hablar aquella mujer con un tono cínico, provocando un fuerte escalofrío en el cuerpo de Kirishima, quien no dejaba de mirar la televisión con mucha atención —ustedes creen que los héroes van a salvarles para siempre, ¿no es asi?~?, que lástima si creyeron eso~ ¡los mismos héroes han vendido las vidas de los distritos 19, 20, 21 y 22 de Tokyo!, ¡somos sus ratas de laboratorio!, ¿seguirán creyendo en sus ídolos~?, son patéticos...~— toda la clase A quedó en shock ante la declaración de aquella mujer misteriosa, especialmente Kirishima, si ella decía eso, significaba que... Aoyama se convirtió en una rata de laboratorio —los distritos 19, 20, 21 y 22 me pertenecen, poco a poco, Tokyo me va a pertenecer, al igual... ¡que todo el país~!, ¡y los héroes no harán nada para detenerme!, y todo aquel que se interponga...  sufrirá bajo las manos de Aogiri~— declara de manera sádica, antes de dejar caer el megáfono hacia el pavimento.

¿U-Una declaración de guerr...?— la reportera fue interrumpida por un cristal que atravesó su cabeza, el camarógrafo dejó caer la cámara al igual que su cuerpo ya que también fue víctima de los cristales incrustados en su cuerpo, la transmisión de corta en ese momento.

¿Q-Qué diablos...?— se preguntaba Sero en shock, sentado en el sofá todo el tiempo de la transmisión.

N-No me digan que...— trató de hablar Midoriya pero las palabras no salían de su garganta.

Esos tipos están enfermos... ¡son unos malditos bastardos!— exclamó Bakugou haciendo chispas de sus manos, estaba muy molesto por lo ocurrido.

El pelirrojo solo sintió bastantes náuseas, tenía tantas ganas de vomitar, salió corriendo del lugar hacia el baño más cercano, se arrodilló frente al retrete y comenzó a sacar todo lo que tenía en el estómago, mientras varias lágrimas salían de sus ojos y se deslizaban por sus mejillas. Lo había seguido Kaminari, se había preocupado mucho al verle de esa manera, solo se dedicó arrodillarse a su lado y a palmear su espalda para que dejase de vomitar.

B-Bro...— susurra el rubio con un tono de pena, su rostro también demostraba pena, más bien, tristeza —no soy bueno para decir esto, pero... sé que todo va a estar bien— trató de animarle, pero parece que logró lo contrario, escuchó un sollozo de su mejor amigo, cosa que le preocupó —¿K-Kirishima?

No todo va a estar bien...— susurró el de dientes de tiburón con un tono de impotencia, apretando sus puños, alejándose del retrete y dejando ver las lágrimas que no paraban de bajar —le fallé a Aoyama, le prometí buscarle una cura, le prometí visitarle... ¡¿por qué todo tiene que empeorar?!— exclamó sosteniendo su cabeza, Kaminari no sabía que hacer, ni que decir, solo se limitó a escucharle —¡ahora Aoyama es una rata de laboratorio!, ¡de esa mujer!, ¡¿por qué de todas las personas, él tiene que sufrir?!— limpiaba sus lágrimas de manera brusca, sintiendo como su amigo le abrazaba con fuerza por la espalda, dejándolo quieto en su lugar, sin dejar de llorar —¿K-Kaminari...?

¿Crees que eres el único que se siente así...?, todos nuestros amigos, se sienten de la misma manera que tú...— susurraba el de ojos ámbar con la voz entrecortada, apretando más el abrazo —lo vamos a salvar, solo piensa en eso... lo sacaremos de ese infierno y le ayudaremos a encontrar la cura...— susurró con una sonrisa muy rota, dejando de sentir el cuerpo de su amigo muy tenso, lo notó más relajado.

Gracias... Kaminari...

Lamento haber tardado nuevamente con este fic, las ideas las tengo en la cabeza pero no sé cómo plasmarlas :(

Bien, tengo un anuncio que hacerles.
Planeo hacer un apartado para responder preguntas sobre el fanfic, de cosas que no entendieron o curiosidades de este mismo.

No sé qué les parezca la idea.

Espero actualizar rápido, adiós~

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