Capitulo 3: Nuevo asilo, posible futuro

La noche se había apoderado de la ciudad de Tokyo, las personas no dejaban de pasar por las calles cuando la señal de que los civils podían pasar al otro lado de la calle. El ambiente era muy tranquilo, desde aquel incidente en Hosu, ya casi no habían conflictos entre la policía y los delincuentes, quizás la razón principal era que los heroes profesionales estaba vigilando entre los limites de los distritos tranquilos y los distritos peligrosos, de esos que ya las autoridades no podían erradicar el crimen.

Entre la multitud, se podía ver a un joven de cabello rubio con una gorra blanca con detalles dorados puesta, un saco blanco con bordes morados, de una estatura un poco baja a su edad, su mirada era bloqueada por la gorra, llevando sus manos a los bolsillos del saco. No podía evitar voltear a todos lados disimuladamente, llevaba 4 días sin comer nada y se encontraba bastante débil mentalmente, quería dormir después de haber escapado de la academia.

Al llegar al otro lado de la calle, comenzó a olfatear un delicioso aroma, era mas delicioso que aquel olor que emanaban todos sus compañeros de clases juntos en una sola habitación. Caminó casi de inmediato hacia un callejón, rastreando aquel dulce olor, sin querer sus ojos cambiaron de color, su iris era mas brillante que antes, debe ser por el hambre que tenía en ese momento.

Al adentrarse al callejón, pudo presenciar como un hombre de comía a una persona que estaba partida a la mitad, específicamente a otro hombre, el menor solo temblaba de miedo, y por consecuencia, se puso muy pálido. Aquella persona caníbal se dio cuenta de una presencia, lo más curioso es que también tenía los ojos oscuros con la iris roja, supuso que ese niño apenas fue convertido como lo fue él, debido a los temblores que presentaba.

--Oh, ¿estás perdido, pequeño?-- preguntó el hombre con un tono suave para no asustarlo mas, llegando a sorprender al rubio, pues pareciera que le estaba hablando como si fuera un padre preocupado por su hijo al ver una pelicula de terror --no te preocupes, yo también me puse así cuando me inyectaron la sangre brillante, asi que no te haré daño.

--E-Esta bien...-- murmuró el más bajo con la voz un poco entrecortada, ahogó un leve grito al ver que aquel hombre le entregara un pedazo de carne --¿t-tengo que...?

--Oh, se nota que no has comido en un buen periodo de tiempo, y que tampoco has ingerido carne humana, es importante que comas, o por lo menos que tomes café-- aquel hombre se quitó la capucha que traía puesta, dejando ver que era un hombre de cabellos blancos y ojos negros, con una sonrisa leve en su rostro, como si intentara calmarlo, aunque su expresión cambio a una de sorpresa --te conozco, participaste en el Festival Deportivo, ¿Yuga Aoyama?, ¿el muchacho del rayo laser en su estómago?-- el menor solo asintió con algo de temor, tratando de alejarse un poco de él --tu quirk era mejor que el mío, consistía en provocar alucinaciones-- se rasca la nuca con una mirada apenada.

--Es útil...-- susurró el rubio con la mirada baja, había sostenido aquél pedazo de carne, no paraba de mirarlo con cierto brillo en sus ojos, no sabía si era porque realmente se le había antojado comer eso, o simplemente porque sus ojos estaban cristalizados --yo... ¿p-por qué tuve que convertirme en esto?, n-no quiero ser un monstruo...-- las lágrimas comenzaban a bajar lentamente, el albino se había quedado callado, escuchando las palabras destrozadas del más pequeño en edad --y-yo nunca deseé que me pasara esto... ¡t-tuve que escapar de UA para no lastimar a nadie!, ¿p-por qué... me convertí en un monstruo?-- susurró lo último rompiendo la voz, ahogando un fuerte sollozo.

El de ojos oscuros le miró con mucha lástima, era tan solo un niño a diferencia de él, quien tenía un gran sueño por delante, y gracias a ser víctima de aquella droga, sus sueños se fueron a la basura. Colocó su mano derecha en su cabeza, como si él intentara dar su apoyo, era lo único que podía hacer por el pequeño adolescente, viéndolo llorar casi a gritos, le entendía perfectamente su situación, no era el único que se sentía muy mal por ello.

--No eres un monstruo, Aoyama-kun-- la voz de aquel hombre se suavizó mucho, provocando que el de ojos amatistas alzara un poco la mirada --eres un pequeño niño, vagando solo por la ciudad, sin nadie que le esté apoyando, pero sé que en el fondo, eres un gran héroe al mantener protegidos a tus compañeros-- acarició el cabello del chico de manera lenta, la expresión de aquel hombre era melancólica --mis compañeros y yo podemos ayudarte a controlar este poder temporal y a vivir con nosotros, y de esa manera, encontraremos la persona responsable por hacer esta droga y hacerle pagar muy caro lo que nos ha hecho.

Aoyama no pudo evitar mirarle con curiosidad, le sorprendía un poco que le tratara como si fuera su hijo, y que a la vez le estaba ofreciendo un techo en donde podría pasar las noches por ahora, no pudo evitar sentir una pequeña presión en su pecho, era agradable a decir verdad. Miró aquel pedazo de carne que le había dado el albino, antes de darle un leve mordisco, sus ojos volvieron a brillar un poco, para el menor, esa carne era bastante dulce, nunca había probado algo así en su vida. No pudo evitar darle otro mordisco, tragando el alimento que solo él podía consumir en su estado, las lágrimas volvieron a deslizarse por sus mejillas, se sentía tan mal por estar practicando el canibalismo.

--Y-Yo... quiero volver a la normalidad... quiero ser una persona normal...

El joven albino cargaba al rubio de ojos amatistas en sus brazos, al estar muy cansado se había quedado dormido, con manchas de sangre en su boca y en sus manos debido a la carne humana que estaba consumiendo. Entró a lo que parecía ser una cafetería de cinco pisos, subiendo las escaleras con cuidado de no caer o no pegarle al niño, necesitaba hablar con el gerente del lugar, al escuchar que había movimiento en el lugar, se dio cuenta que estaban los trabajadores en el establecimiento, abrió la puerta con cuidado con una pierna, llamando la atención de los asistentes.

--¿Kaneki?, bienvenido de nuevo-- habló una muchacha de cabellos oscuros con una suave sonrisa en su rostro, pasando la mirada en el muchacho que tenía en brazos --¿y ese pequeño?

--Ese mocoso lo conozco, participó en el Festival Deportivo de UA, y en el Festival Cultural como una bola de disco-- habló un hombre de lentes y cabello desordenado y castaño claro con un leve tono de burla, ganándose la mirada fría del de cabellos blancos.

--Oh, ¿también es un transformado?-- preguntó un pelinegro de piel tatuada, de ojos rojos y negros a la vez, ladeando un poco la cabeza con una expresión de curiosidad en su rostro.

--Lamentablemente si, por las palabras que me dijo, tuvo que escapar de la academia de heroes para no lastimar a sus compañeros, de seguro tuvo alucinaciones de ella, como todos nosotros-- explicó Kaneki con un tono serio, sin dejar de mirar al menor, quien despues a de manera tranquila.

--Tsk, maldita bastarda, ¿hasta un niño...?, esa villana pagará muy caro por lo que ha hecho-- habló la muchacha de cabellos púrpuras con un tono de irritación, antes de tronarse el cuello y acercarse al albino --Yoshimura-san está dormido, pero puedes llevarlo a la habitación de Minami, se nota que está muy débil-- pasó una de sus manos a la frente del rubio menor, quien pareciera que frunció un poco el ceño.

--Oh~ no habrá problema con eso, dormiré en el sofá de mi habitación~-- habló la muchacha de cabellos castaños oscuros con una gran sonrisa en su rostro, antes de acercarse de igual manera al chico --owww, parece un bebé~ ¿podré abrazarlo después?-- preguntó con un tono energético, los mayores que estaban presentes se miraron entre sí muy confundidos.

--S-Supongo que si...-- susurró Kaneki con un tono nervioso, antes de caminar hacia el dormitorio de la menor --pero tendrás que vigilarlo, no está en condiciones de levantarse, Touka-chan, llama a Yomo-san a que traiga algo de comida para él, le explicas la situación, por favor-- le pide a la chica de cabellos púrpuras, quien asintió con una mirada inexpresiva.

--No habrá problema con eso...

Aoyama estaba en un lugar muy familiar para él, el lugar donde las flores blancas se convertían en flores rojas, donde el nuevo poder que le fue concebido despertó, aunque, solo había un pequeño círculo de flores blancas. De manera curiosa, comenzaba a acercarse lentamente hacia ellas, suspirando de manera pesada al verlas, ¿no todo su poder despertó?, ¿eso era bueno?, no lo sabía muy bien.

Sintió como alguien le tocaba el hombro, se estremeció demasiado y se alejó de inmediato de la persona que le tocó, aquella mujer de cabellos lilas estaba nuevamente en sus sueños, ni siquiera podía dormir muy bien, le molestaba mucho eso, por esa razón estaba más cansado al igual que a causa de no ingerir nada de comida desde hace días, solo pudo ingerir un pedazo de carne humana.

--Mou~ ¿estás asustado de nuevo?, o... ¿solamente estas molesto?-- aquella mujer pareciera que se estaba burlando del rubio, quien le miraba con enojo, muy inusual en él --vaya, esa mirada me lo dice todo, igual te miras precioso así~-- susurró con una sonrisa un tanto sensual, sus ojos púrpuras se volvieron de color rojo y negro, acercándose de manera peligrosa al menor, tomando por las mejillas con fuerza --¿qué pareció tu nueva experiencia con el sabor de los humanos?, ¡cuéntame todo lo que sientes, Yuga-kun!-- exclamó con un tono sádico, provocando un fuerte temblor en los ojos del chico, empujándola con mucha fuerza hacia enfrente.

--¡No me estés molestando!, ¡déjame tranquilo, sal de mi cabeza!-- exclamó Aoyama con un tono alarmante, a decir verdad, nunca había explotado de aquella manera --¿crees que me he sentido muy bien por comer algo de otra persona inocente?, ¡p-pues no!, ¡siempre quise ser una persona normal, por eso me metí a UA!-- las lágrimas volvieron a deslizarse por sus mejillas, apretando la parte de su camiseta del pecho --¡me convertiste en un monstruo!, ¡por tu culpa me alejé de mis compañeros y de mi único amigo!, ¡ya no puedo ser una persona normal!-- le mira con odio a la pelilila, quien le miraba desinteresada.

--Owww, que tierno, demostrando tu odio hacia mi... ¿pero quien fue el estupido que defendió a un mocoso que te ignoró por dos semestres?-- Yuga dejó de derramar lágrimas cuando escuchó las palabras de la villana, quien le miraba con mucho sadismo --¿por qué lloras, cariño?, ¡a nadie le importas, no le importas a tus compañeros de clases!, ¡solo están fingiendo!, ¡los humanos siempre son doble cara!-- la mirada del menor comenzaba a temblar un poco, nuevamente las lágrimas se deslizaban por sus mejillas --¡¿para qué quieres ser un héroe si nadie te va a reconocer?!, ¡todos te desprecian!, ¡hasta tu mentor no te desea!, si no me crees, mira estas imágenes de tu antiguo futuro si seguías con ellos~

El de baja estatura comenzó a sujetarse la cabeza, volviendo asentir esa gran presión desagradable en su pecho, llorando de manera desgarradora, la tipa tenía razón, todos sus amigos le despreciaban. Apareció en otro lugar mientras seguía llorando, logrando ver como sus compañeros de clases reían de manera alegre, se felicitaban el uno al otro por una prueba que habían aprobado, mientras que la única persona que estaba alejado del grupo era el mismo rubio, quien tenía unas maletas en sus manos, mirando con mucha tristeza a sus compañeros de clases, y éstos no le hacían caso.

Ahora estaba en otro lugar, su mentor Monsieur Dégel y su senpai Shirohone hablaban entre sí, sin tomar en cuenta al menor, quien les miraba con inferioridad y mucha tristeza. Su pecho ya no podía soportar tanto dolor, cayó de rodillas mientras apoyaba sollozos muy fuertes, sosteniendo su pecho con algo de fuerza. Nuevamente el lugar comenzó a cambiar, estaba en su propia casa, sus padres le gritaban cosas muy horribles, el menor no paraba de llorar en silencio mientras escuchaba esas palabras de sus propios padres, que incluso tenían quirks más fuertes que el suyo, incluso los mayores le lanzaron unas maletas con sus pertenencias, dando a entender que le estaban corriendo de su casa.

--Y-Ya basta...-- para el chico fue muy difícil pronunciar aquellas palabras, el aire se le estaba yendo, ya no podía aguantar mucho tiempo llorando a cántaros --y-ya basta... n-no quiero... n-no quiero v-vivir...-- pudo observar que la mujer se había arrodillado frente a él, estaba sonriendo de manera burlesca, llevando sus manos al cuello del menor --¿qué e-es lo que...?

--Dijiste que ya no quieres vivir, ¿verdad?-- preguntó la de cabellos lilas con un tono cínico, comenzando a apretar el cuello del chico, quien hacia lo posible por separar a la mujer de su cuerpo, y trataba de respirar --pues muérete, estupido llorón...

La chica de cabellos castaños ladeaba la cabeza al ver como el chico de su misma edad fruncía el ceño, lloraba, jadeaba y soltaba quejidos de dolor, supuso que estaba teniendo una pesadilla muy fuerte, o estaba soñando con aquella mujer responsable de los dominios de los barrios peligrosos de Tokyo. Entendía perfectamente el dolor que estaba pasando el rubio, ella también pasó por lo mismo, al igual que todos los que están viviendo en la cafetería, sabía que necesitaba demasiada practica y paciencia con el muchacho, de cierta manera le recordaba a ella y a su hermano mayor.

Con cuidado comenzó a limpiar las lagrimas de Yuga, con una triste sonrisa en su rostro, silbando una melodía muy tranquila y relajante, pasó su mano por su cabello y por sus manos, apretándolas de manera leve y suave, el rostro del rubio comenzaba a cambiar de expresión, de una triste y dolorosa a otra un poco más tranquila, como si el dolor fuera desapareciendo, su respiración comenzó a calmarse, dejando de soltar jadeos, pareciera que la melodía le estaba 

--How many days have passed like this~?, this city the crowd is fading, moving on~ I sometimes have wondered where you've gone~-- la chica cantaba de manera suave y lenta, acariciando nuevamente el cabello del ex-aspirante a héroe --story carries on~ lonely, lost inside~ I had this dream so many times~ the moments we spent has past and gone away~-- ahora las manos de la chica pasaban a las manos del contrario, pareciera que este las apretaba un poco, como si quisiera que no se soltara de él --could be an end to this~ what I'm feeling deep inside~ you know there's no looking back~-- soltó una de sus manos para agarrar las cobijas, para poder cubrirlo del frío --glassy sky above~ as long as I'm alive~ you will be part of me~ glassy sky, the cold~ the broken pieces of me~

Minami supuso que ya estaba más tranquilo ya que respiraba con normalidad y su expresión era bastante adorable para ella, pero el leve agarre de sus manos no le dejaba alejarse de él para dormir en el sofá, no pensó en otra cosa más que acostarse a su lado, después de todo, su cama era algo grande. Se metió debajo de las cobijas, llevando su mano libre alrededor del abdomen del chico, le estaba abrazando con cuidado, para que sintiera que alguien le estaba protegiendo.

Cerró sus ojos lentamente, para luego volver a abrirlos y aparecer en una pradera verde con flores rojas, el cielo estaba despejado y con varios pájaros volando. Ella se sentó en el pasto con una expresión melancólica en su rostro, los mechones de cabello que cubrían parte de su cara, cubrieron sus ojos ya que había bajado la mirada, pudo ver unas piernas frente a ella, una persona estaba parada frente a ella, parecía un hombre, y ya sabía quien era.

--Dime, Minami, ese muchacho...-- el hombre se arrodilló para quedar a su altura, colocando una mano en su cabeza --¿es una persona inocente?-- preguntó con la voz muy suave y cálida para la menor, ahogó un sollozo para luego sostener su mano cuidadosamente.

--S-Si... es igual a mi... está sufriendo demasiado...-- susurraba con la voz entrecortada, alzando la mirada para lograr ver al hombre, su cabello era azul marino, poseía lentes, y su traje era blanco con gris, al igual que tenía un estuche de guitarra a su lado --¿por qué las personas deben sufrir por esto?, no lo entiendo...-- las lágrimas no paraban de bajar por sus mejillas, aquel hombre las limpió tranquilamente, con una sonrisa muy imperceptible en su rostro.

--Los héroes profesionales no están haciendo mucho, no quieren entrar a los distritos peligrosos... ustedes son los únicos que pueden salvar a más personas de ésta amenaza-- la mano del muchacho no dejaba de acaricias los cabellos de la menor, quien no paraba de llorar de la gran tristeza que sentía --eres alguien muy valiente, Minami, sé que ayudarás al muchacho a salir adelante y a darle su apoyo, después de todo, asististe en UA, ¿no es así?, sé su ángel guardían. 

--Arima...-- susurró la chica ahogando muchos sollozos, abrazando con fuerza al chico --t-te extraño, t-te necesito a mi lado... v-vuelve a casa...-- murmuró con la voz muy entrecortada, sintió como los brazos de aquel hombre le rodeaban la espalda, sintiendo su dulce aroma a café.

--Ya sabes que volveré, no solo yo, Fura-kun también regresará-- susurró Arima con sus ojos cerrados, sin dejar de escuchar los sollozos de su amiga --solo espera un poco más...

Lo más probable es que el siguiente capítulo se revele el Kagune de Aoyama, así que esperen ansiosamente.

¿Qué tal el capítulo?, ¿les gustó?


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