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Las sonrisas no sirven para nada, al menos no para ti.

La mía no sirve para nada.

La de tu primera compañera no sirve para nada.

Las de las chicas que están encaprichadas contigo no sirven para nada.

Pero las lágrimas de ella, esas sirven, para que las seques.

—Volpina

*  *  *

Nota de la Autora:

Cuenta la leyenda que el cerebro de Adrien Agreste acaba de hacer corto circuito.

ZeroG se desfumarece...

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