Capítulo 24: El segundo botón (2ª Parte)

Aquella mañana, Tachihara lucía como un despojo humano. Un pobre y triste hombre abandonado por la única mujer a la que ha amado. Pero, si esa mañana estaba así, ¿cómo narices habían cambiado tanto las cosas?

- ¡Ganamos! - un animado Tachihara elevó su mano en dirección a Tetchou. Este, confuso al principio, parpadeó un par de veces antes de entender que quería chocar los cinco así que golpeó la palma de su mano contra la del chico - ¿No estás feliz?

- Sí, la sangre bombea más rápido por mis venas - informó con un rostro estoico - ¿No se me nota?

- Pues... no.

- ¡Ahora quiero jugar yo, ahora quiero jugar yo! - Teruko comenzó a dar saltos para ser notada.

Sí, Tachihara estaba deprimido en el hotel, entonces, ¿por qué estaba en aquel salón de arcade tras acabar con una invasión zombi falsa con Tetchou tan feliz de la vida?

- Oye, tú eres bipolar, ¿no?

- ¿Eh?

- Esta mañana eras todo un perro abandonado, ahora se te escucha muy feliz.

- Ah, sí, pero... - rascó su cabeza mientras echaba un vistazo hacia atrás. Ahora eran Teruko y Tetchou los que con pistolas falsas apuntaban a aquella pantalla donde aparecían los zombis. Para ser falso, Teruko se lo tomaba muy en serio – Sorprendentemente, estar con vosotros ha distraído un poco mi mente, además, no sois tan malas personas como pensaba. Tetchou me cae muy bien, Teruko resulta que es solo una mocosa y tú...

- ¿Yo qué? - frunció el ceño, preparando su enfado para lo que le pudiese decir.

- Tú tampoco eres tan malo como pensaba.

Y aunque no era un insulto, Jouno no desfrunció su ceño. ¿Qué no era malo? Seguro que cambiaba su forma de pensar si le soltaba ahí mismo que es por su culpa que Gin le despidió, que fue él quien manipuló su mente para hacerla creer que era lo mejor. Podría decírselo ahora mismo, después de todo, a él le daba igual que pensase Tachihara de él. Al contrario que al ser humano promedio, a Jouno le daba completamente igual la opinión que pudiesen tener los demás sobre él. Después de todo, así era él, así era su personalidad. Cuanto antes se enterase Tachihara, mejor.

- ¿Sabes? Lo que ha pasado ha sido porque...

- Jouno – le interrumpió Tetchou tomado de la mano de Teruko – Nuestra hija se aburrió de matar.

- Mamá, matar es repetitivo y me aburre~.

- Vosotros cuando habláis, ¿no pensáis antes? Y no soy tu madre.

- ¿Qué dices, mamá? Somos como una enorme familia, ¿no? Con Tachihara ahora como mi hermano mayor, ¿o no?

- En serio... - el albino suspiró exhausto - ¿Qué es eso de que primero está la hermana pequeña y luego el mayor? Debería ser al revés, ¿no?

- Sí, ya, pero soy demasiado linda para ser la hermana mayor. Mejor le dejo ese papel a Tachihara que es más viejo y arrugado.

- Viejo y arrugado... - murmuró deprimido por esa opinión- Oye, ni siquiera tengo 25 ¿sabes? ¿Y te parece bien llamarme hermano?

- ¿Mm? - Teruko ladeó la cabeza confusa – Me parece natural, los Perros de Caza son mi familia. Si ahora eres de los nuestros, entonces eres mi hermano.

- Vaya... eso... la verdad es que no me desagrada.

Jouno chistó por lo bajo y apretó los puños con fuerza. ¿Qué le pasaba a ese idiota? Tan feliz con gente que cree que es buena con él. Necesitaba lanzarle la verdad a la cara, que se enfadase con él y que le odiase. No quería que le llamase buena persona cuando no lo era. ¿Sonreír y portarse bien? ¡Cualquiera puede hacer eso! Pero hacerlo no quiere decir que fuese así su personalidad.

- ¡Oye, Tachihara!

- ¿Qué?

- ¿Sabes por qué Gin...?

- ¡Me aburroooooooo! - se quejó Teruko en un tono infantil – Busquemos otra cosa con la que jugar.

La chica miró al alrededor del arcade, pero en realidad ninguna máquina llamó su atención. Lo único que consiguió robar la atención de la chica fue una zona del arcade que parecía estar en construcción o en mantenimiento pues la entrada estaba tapada con una tela amarilla con estampado de limones.

- ¿Qué es esto? - preguntó la niña una vez que se plantó frente a la cortina - ¿Un nuevo juego?

- ¡EN EL FUTURO SÍ! - la cortina se abrió lo justo para dejar ver la cara de Kajii. Por el susto, Teruko le asestó un puñetazo - ¡AH, MI CARA!

- ¡NO APAREZCAS DE REPENTE!

- S-solo contestaba a tu pregunta... - sus lágrimas de dolor duraron poco, hasta que abrió la cortina del todo - ¡Hey, compañeros, nos vemos de nuevo! Y para quien dude de mi relación con este pequeño grupo, que vuelva al capítulo 22 y se lea el primer extra.

- ¿Estás trabajando en un nuevo juego? - preguntó Tetchou, acercándose a la cortina junto a Tachihara e ignorando como el otro acababa de romper la cuarta pared. 

- Jejejejeje... ¡JEJEJEJEJEJEJEJEJE! ¡Así es, después de todo, las ideas en mi cerebro nunca se detienen!

- ¿De qué es? - Tachihara se intentó asomar, pero Kajii cortó su campo de visión - Eso es información clasificada, no la puedo soltar así como así a no ser que... aceptéis colaborar conmigo.

- ¿Colaborar? - Jouno arqueó una ceja, no se fiaba de un tipo tan raro – Mejor vámonos.

- ¿Sí? ¿Os vais? No queréis información clasificada de videojuego por lo que veo...

- ¡Sí que la queremos! - gritó un entusiasmado Tachihara. A su lado, Tetchou asentía con la cabeza, emocionado, pero sin expresarlo en su rostro.

- Sois un caso perdido... - el albino suspiró cansado - Bueno, ¿y qué se supone que hay que hacer?

- Como para cualquier videojuego, los sentimientos que consiga crear en el jugador son de vital importancia. Para este más exactamente... ¡ES EL AMOR! - con sus manos formó un corazón que se veía perturbador por el simple hecho de que lo estuviese haciendo él - Quiero meteros en mi simulador de realidad virtual y analizar vuestros ritmos cardiacos, vuestros niveles de dopamina, noradrenalina, serotonina y oxitocina. En otras palabras, ¡quiero saber si mis escenarios son capaces de inducir al amor!

- Claro, ¿quieres un análisis de sangre también? - preguntó con sarcasmo Jouno, sarcasmo que no fue pillado por Kajii.

- Pues si me lo ofreces...

Intentó tocarle el brazo, pero con una agilidad impropia de una persona en sus circunstancias, Jouno le dio un manotazo.

- ¡Ayyyyy! Bueno, bueno... que tampoco hace falta pegar... - Kajii descorrió la cortina, dejando ver el conocido entorno con sillas y cascos que les llevarían a experimentar la realidad virtual de la que el desarrollador de videojuegos se sentía tan orgulloso. No habría nada extraño, si no fuese porque no eran los únicos en aquel sitio – Para este estudio he tomado una muestra grande de personas para que los resultados sean más...

- ¿Ta... chihara? - Gin se quedó pestañeando perpleja al tener al chico frente a ella, el cual se quedó en el mismo estado de congelación que ella con Kajii sonriendo entre ambos habiendo pensado ilusamente que alguien se molestaría en escucharle.

- Gi... ¿Gin?

Tachihara pestañeó también un par de veces y miró detrás de la chica. Ella se encontraba con Dazai, Chuuya, Akutagawa, Atsushi, Katai, Lucy y un chico rubio con gafas que se le hacía familiar, aunque ahora mismo no sabía quién era. Plantados como estatuas uno frente al otro, ninguno se atrevió a decir al otro ni una sola palabra más, aunque hubiese mucho que decir.

Viendo la tensión en el ambiente, Atsushi se impulsó hacia delante y tiró de Gin para atrás.

- Gin-san... ¿ellos son...?

- ¿Eh? S-son... los Perros de Caza, Okura Teruko, Jouno Saigiku y Suehiro Tetchou, son... son un grupo mangaka y bueno... Tachihara... 

- Entiendo... Kajii-san, ¿empezamos? - viendo la incomodidad de Gin al hablar, Atsushi prefirió cortar el escenario por lo sano. 

- Atsushi... - una pequeña lágrima se escapó de debajo de sus gafas – A veces creo que eres el único que se interesa por mis estudios científicos... ¡Bien, sentaos, que la ciencia está a punto de comenzar!

Kajii hizo sentarse a todos, a todos menos a Teruko a la que no permitió participar por su rango de edad. La chica hizo un berrinche que el científico intentó calmar con una piruleta de limón y aunque la niña hizo una mueca, de todas formas, se la quedó.

- Iugh, que amarga – se quejó Teruko por la piruleta, sentada detrás del panel de control poniendo una cara de asco mientras Kajii preparaba al grupo.

- Ya está, ya está, ¡ya está! - eufórico somo si fuese un científico loco, corrió al lado de Teruko y se sentó a su lado, casi tirándola de un empujón en el proceso. La chica fue considerada y solo le castigó con una mirada asesina – Ahora programo el escenario, defino los parámetros a medir... ajusto el nivel de fanservice... envío a mis abogados las declaraciones responsables con vuestras firmas falsificadas en las que renuncias a demandarme por posibles daños irreparables que se produzcan en vuestros organismo... 

- Argh, ¡¿quieres empezar de una vez antes de que me levante y te dé una patada?! - cansado por su parloteo, Akutagawa le amenazó, siendo suficiente para que Kajii cerrase la boca de golpe y diera por finalizado la programación del simulador.

Al igual que como pasó en Wonderful World, el casco sobre sus cabezas desdibujó el paisaje real y les llevó a uno ficticio. Poco acostumbrado a esto, Atsushi cerró los ojos con fuerza y los abrió de nuevo cuando una grácil brisa primaveral acarició sus mejillas. El pétalo de cerezo que aterrizó sobre su mejilla se sintió tan real que parecía mentira que no lo fuese. Con cuidado despegó aquel resto de flor de su mejilla y dejó que el viento se lo llevase.

Siguiendo la trayectoria de los pétalos rosas que le acompañaron, Atsushi se encontró con Dazai parado de perfil a pocos metros de él, siendo bañado en una preciosa tormenta de flores que hacían revolotear el flequillo castaño y los bordes de la chaqueta de su uniforme escolar. Un pequeño y corto pitido le hizo dar un pequeño salto, alarmado por aquello, bajó la mirada a su propio pecho. Él también llevaba un uniforme escolar, incluso se veía más bajito, con el rostro más redondo y pequeño, como si hubiese vuelto de verdad a la escuela.

- ¿Eh? - palpó su pecho, más concretamente el lado izquierdo, allí había enganchado un extraño objeto con forma de corazón que no le cuadraba del todo en un uniforme - ¿Qué...?

- Nyaaaaa~, Atsushi, os tengo que explicar.

- ¿Kajii-san? - agachó la mirada, a sus pies había un gato de pelaje marrón con gafas moradas, una batita blanca y un collar cuyo cascabel tenía forma de limón.

- Nyaaaa~, recógeme en tu regazo, Atsushi, nyaaaa.

Antes de que Atsushi pudiera recogerle, Dazai se acercó a él y pisó el rabo del Kajii gato provocándole un quejido.

- Ayyy, nyaaaa, que soy un minino lindo, no me maltratéis~.

- Lo que eres es un pervertido.

- ¡Jajajajaja! La simulación se ve divertida – Albatross, más bajo y vestido de estudiante se acercó a ellos con Katai y Lucy detrás de él y en sus mismas condiciones - Mira, Dazai, ahora parece que estamos en la escuela de nuevo.

- Es un simulador escolar – Kajii aprovechó que Dazai se había distraído y volvió a acercarse a Atsushi, esta vez el chico sí pudo recogerle entre sus brazos para alzarle – He intentado replicar vuestro aspecto adolescente lo más fiel a la realidad basándome en aproximaciones. Si he acertado o no, eso ya me lo diréis vosotros.

- Has acertado terroríficamente bien – le contestó Tachihara palpándose su cabello ahora negro.

- ¿Eres teñido, Tachihara? - le preguntó Tetchou. Aunque no fuese con mala intención, el chico se avergonzó.

- ¿Q-qué pasa con eso...? ¿Y tú cómo lo has sabido?

- ¡Jajajajajaja! Los científicos lo sabemos todo – las gafas del gato brillaron - Además, es un elemento básico de los cascos que os hice poneros el analizar el aspecto exterior de vuestras cabezas. Captaron enseguida tu raíz.

- Da miedo lo que eres capaz de hacer.

- Al final eres muy hábil a pesar de tu comportamiento – comentó Jouno, alejado un poco del grupo con los brazos cruzados – Una pena que uses tu cabeza para estas tonterías.

- Eres un tipo duro, lo sé - la sonrisa malvada del gato no encajó del todo con su aspecto – Pero no es la primera vez que trato con un tsundere, los programo diariamente en mis juegos, haré que el amor te avergüence, ja... jajaja... jajaja... ¡JAJAJAJAJAJA!

- ¡OYE! - el chillido de Akutagawa calló las risas del Kajii gato e incluso le asustaron. El gótico se acercó al grupo, iba tomando la mano de un Chuuya que le llegaba por debajo de la cadera. Su aspecto era bastante deprimente.

- Me quiero morir... - se lamentó el más enano del grupo.

- Tu simulador es una mierda, mira como dejó a Chuuya-san.

Akutagawa intentó acercarse al gato que se resguardó contra el pecho de Atsushi, este le apretó con fuerza y frunció el ceño listo para contestar cualquier ataque de Akutagawa. Gracias a que Albatross se metió de por medio, no hizo falta comenzar nada con manchas de sangre.

- Ey, Ryu, Ryu, no te enfades, si Chuuya ya era de esa estatura en la escuela.

- ¡NO LO ERA! ¡¿CÓMO IBA A SERLO?! - Chuuya comenzó a dar de puñetazos a la pierna del rubio, pero este ni se inmutaba.

- ¡Jajajaja! Que me haces cosquillas. Ah, a todo esto, ¿y Gin-chan?

Buscaron con la mirada a la chica y no tardaron mucho en encontrarla. Estaba a unos cuantos pasos separada del grupo. Llevaba un uniforme escolar y como el resto, su estatura había menguado. No había nada raro, solo que no había dicho ni una sola palabra y su mirada estaba agachada mientras tiraba de su falda hacia abajo.

- ¿Gin? - su hermano la llamó, pero esta no contestó.

Mirándola fijamente, Tachihara sintió una extraña punzada en la cabeza. Como que ese aspecto se le hacía conocido.

- Limón-san... yo... yo no sabía que era un simulador escolar... - habló por fin la chica, pero sin levantar la cabeza.

- Ah, sí, perdón, mi culpa por no informar, pero...

- ¡Es que yo...! - levantó su rostro de golpe, pero al cruzar miradas con Tachihara, no pudo seguir hablando. En lugar de dar ninguna explicación, salió corriendo hacia el interior de la escuela.

- ¡Gin! - Akutagawa intentó seguirla, pero Albatross se lo impidió - ¿Qué haces?

- Yo me ocupo.

- Yo también voy – le interrumpió Tachihara y tampoco le dio opción de replicar porque al segundo de informarlo, ya había echado a correr en su misma dirección.

Viendo como tres personas se separaban del grupo, Atsushi agachó la mirada preocupado hacia Kajii.

- ¿Está bien eso, Kajii-san?

- Sí, no pasa nada. Los escenarios tienen independencia así que no pasa nada porque se separen, además, el tiempo es oro y necesito comenzar ya mis experimentos.

- Sí, sí y hablando de experimentos, ¿se puede saber qué piensas hacer? - le preguntó Lucy con ambas manos sobre sus caderas.

- Me alegra que preguntes y que te ofrezcas como voluntaria para empezar.

- Yo no me he ofre...

- ¡COMIENZA!

El escenario que era la escuela comenzó a deformarse y a transformarse, todos desaparecieron menos Lucy que apareció en medio de una calle rodeada de viviendas, como las típicas calles de anime por las que las colegialas de shoujo corren comiendo su desayuno porque llegan tarde.

- Pero qué...

🍋Cliché Nº1: Los enamorados chocan al correr por llegar tarde🍋

- ¡Deprisa! ¡Llegas tarde! - le gritó de repente el gato Kajii en el suelo.

- Oye... que eso es muy cliché...

- ¿Cuál quieres que sea tu desayuno?

- Pues... en los shoujo suelen ser tostadas con mermelada... ¡ejem! Claro, lo sabría si viese anime y esas cosas.

- Entendido, tostada.

La rebanada de pan se materializó delante de Lucy y esta la atrapó en el aire.

- Es muy cliché pero... - se acercó la rebanada de pan a la boca y la mordió para echar a correr. En realidad le emocionaba, al fin y al cabo, esto era lo que siempre había querido. Una vida sacada de un manga shoujo en la que tuviese un encuentro fortuito con un chico guapo, que ambos se mirasen a los ojos, se enamorasen y misteriosamente comenzasen a coincidir en todos sitios - ¡Por fin un poco de justicia divina! - festejó con la tostada agarrada solo con los dientes.

A unos cuantos metros de ella, una figura masculina comenzó a materializarse y su corazón se aceleró por la anticipación. ¿Quién sería el príncipe que le esperaría para su historia shoujo? ¿Tetchou? ¿Jouno? ¡Dazai! ¡Tenía que ser Dazai!

- ¡Llego tarde~! - canturreó totalmente metida en su papel.

Cuando el chico esperando frente a ella terminó por materializarse, este resultó ser Katai. Al verle allí, su rostro se quedó pálido y justo cuando estaban a punto de chocar, se las ingenió para dar una vuelta sobre si misma y así esquivarle.

- Uff... salvada.

- Oye... no chocaste... - lloriqueó Katai al verse ignorado.

Fuera de la simulación, Kajii observaba confundido como Lucy no había cumplido con el plan. Teruko a su lado todavía tenía la piruleta dentro de su boca.

- ¿Eso tenía que pasar así?

- No... mm... - se sujetó la barbilla para pensar – Tal vez el error haya sido mío, este tipo de clichés son difíciles con tsunderes. Bien, intentémoslo de nuevo.

Kajii tecleó un par de comando en su teclado y Lucy y Katai desaparecieron del escenario. Se volvió al punto de partida de aquella calle solo que ahora era Atsushi quien se encontraba ahí solo.

- Atsushi – le llamó el Kajii gato desde uno de los muros de las casas – Tienes que salir corriendo como si llegases tarde, ¿vale?

- Mmm... va-vale.

- Pero tiene que ser mientras comes el desayuno, ¿quieres algo en específico?

- Pues...

En el otro lado de la calle, Chuuya fue materializado, ocupando así el puesto en el que antes había estado Katai.

- Ah, no me digas que es un cliché de este estilo... - miró hacia el cielo, todo era demasiado alto y él demasiado bajo - ¿Y piensas devolverme mi estatura normal o qué?

- ¡Llego tarde!

- ¿Eh?

Chuuya se dio la vuelta, hacia él venía corriendo un Atsushi en edad escolar al más puro estilo anime. Hasta ahí todo normal, sin embargo, era su desayuno lo que no encajaba del todo. Lo común era que fuese una tostada, pero lo que llevaba Atsushi podía ser de todo menos eso. El chico venía corriendo hacia él, con sus ojos cerrados y sus mejillas rojas por el gusto de disfrutar de una deliciosa y ardiente sopa de miso.

Lo mirases por donde lo mirases, ¡los escolares de los mangas no salían de casa corriendo con tazas calientes de sopa!

- ¡Espera, espera! ¡No vengas! - aunque Chuuya agitó sus manos para intentar detener a Atsushi, este impactó con él, derramando su sopa encima del chico, coloreando su piel de rojo por el calor - ¡AAAAAAAAAH! ¡¿POR QUÉ QUEMA?!

- Si no quemase, no sería real. No me subestimes, lo primordial en los videojuegos es la realidad - explicó el gato Kajii tranquilamente mientras su rabito se mecía de lado a lado y lamía una de sus patitas – Y estos resultados son desesperanzadores, es un cliché tan exitoso, ¡y vuestros corazones no han latido nada! Mmm... solo el de Atsushi y en realidad es por la sopa...

- Que desperdicio... - el albino suspiró con pena mirando la sopa tirada por todo el cuerpo de Chuuya - ¿Puedo pedir otra?

El Kajii real suspiró y torció el gesto en una mueca. Teruko a su lado mordió con fuerza la piruleta reduciéndola a trozos que masticó.

- Oye, tío de peinado raro, lo mismo el problema no es el cliché y lo son las parejas.

- Me llamo Kajii y tal vez tengas razón.

El desarrollador de videojuego volvió a pensar en ello. Revisando los pocos datos obtenidos hasta ahora, no había ningún rastro de "amor" por ningún sitio, a excepción de un pequeño momento al inicio de todo. Parece que el medidor de Atsushi había captado unos latidos más acelerados de lo normal al cruzarse con el Dazai adolescente.

- Mmmm.... tengo que probar. ¡La ciencia después de todo es un ensayo de prueba y error! 

Atsushi pestañeó con pesadez, cuando cerró los ojos y los volvió a abrir, el escenario había cambiado de nuevo. Ya no estaba de camino a la escuela desayunando una deliciosa sopa de miso que acabó tirada encima de Chuuya sino que estaba en las puertas de la escuela, más cerca del edificio que cuando Kajii los llevó a todos a aquella realidad virtual. Echó un vistazo alrededor, contrario que al principio, llegando a la escuela había más gente, pero para Atsushi era imposible conocer a ninguno pues aquellas personas no eran reales.

- ¿Kajii-san? - preguntó mirando alrededor, al no obtener respuesta, agarró con fuerza las correas de la mochila y echó a correr hacia el edificio. No tardó mucho en encontrarse con las primeras caras conocidas pues aquellos trenzados cabellos pelirrojos y aquella cabellera blanca con puntas rojizas era difícil que pertenecieran a otras personas - ¡Lucy-san, Jouno-san!

Al ser llamados, ambos dejaron de caminar para girarse en la dirección del albino.

- ¿Ya terminaste de tirar tu sopa encima de las personas? - le preguntó Lucy.

- Owww... no me tomé la sopa... - el albino recordó el desayuno perdido con pequeñas lágrimas en los ojos.

- Sabes que no es comida de verdad, ¿no? - cuestionó Jouno pero Atsushi soló sobó su tripita.

- Seguro que estaba bien rica...

- Tú a lo tuyo.

- Oh, ¿dónde están Dazai-san, Katai-san y Suehiro-san? - miró alrededor en busca de aquellos chicos, pero no los encontró por ningún sitio.

- Oye, te falta por preguntar por dos personas, ¿no?

- No, a él... - Lucy suspiró, a ver cómo le explicaba delicadamente que a Atsushi poco le importaban Akutagawa y Chuuya – Para él basta con esos.

- Ah, ya sé, lo mismo están en clase, ¿no? Vamos entonces y... - intentó caminar hacia la escuela, pero Lucy le cortó el camino poniendo su brazo en medio - ¿Qué pasa, Lucy-san? - la pelirroja le señaló el pecho del uniforme, palpándose tanto la zona derecha como la izquierda, encontró cosas en los dos lados. En el lado izquierdo estaba el aparato con forma de corazón y en el derecho una pegatina en la que se podía leer "alumno nuevo" - Ah... soy... un alumno nuevo.

- Sí - le contestó la chica.

- Ah, bueno... - bajó ambas manos, mirando un rato hacia el suelo para después alzar la mirada algo húmeda - ¡Pero entonces no conozco a nadie! ¿Qué hago si caigo mal? ¿Y con quién comeré en el almuerzo?

- Tú de verdad piensas que la comida aquí es real... - por la frustración, Jouno estampó una de sus manos contra su rostro – Oye, escucha, nos conoces a nosotros. Solo preséntate en clase y búscanos.

- Bueno... también es cierto.

Los tres caminaron juntos por los pasillos, no presentaron ningún problema sobre a donde dirigirse pues en el suelo había unas siluetas de flechas marcando el camino que desaparecían según las pisabas. Lucy suspiró algo fastidiada, parecía un videojuego de verdad, pero una vez más, ella no se veía como la protagonista.

- Tienes que quedarte fuera hasta que toque el timbre y comiencen las clases – le recordó con el ceño fruncido la chica una vez que llegaron frente a la puerta del aula.

- Sí...

Tal y como le pidió, Atsushi se quedó fuera del aula mientras Lucy y Jouno entraban. En el pasillo todavía había ambiente, pero eso duró poco cuando se fue vaciando al llegar todos los alumnos a sus respectivas clases. Notando esto, el albino miró ahora alrededor, notaba una nueva duda en aquella simulación, necesitaba un profesor que le introdujera en el aula, ¿no?

- ¡Atsuuuuushiiiiiii! - y como si le hubiese invocado, Kajii llegó por los pasillos en su estatura normal, vistiendo vaqueros negros, camisa blanca y su inseparable bata del mismo color encima de esta. Por supuesto que aquellas gafas tan raras no podían faltar en su look - ¡Lleeeeegueeeeeeee! - paró de golpe al llegar frente al albino - ¿Qué tal?

- Mmm... no sé. La verdad es que estoy un poco perdido en todo esto...

- Pero tú tranqui, que para guiarte estoy yo. Ahora vas a presentarte en el aula, ¿de acuerdo?

- Vale, pero no entiendo como...

- ¡Buenos días, clase! - ignorándole completamente, Kajii abrió la puerta de golpe - ¡Vamos, que continúe el experimento!

🍋Cliché Nº2 : El chico nuevo llega a la escuela🍋

De un empujón, Kajii hizo entrar a Atsushi al aula. El chico consiguió frenarse, pero al girarse para quedar mirando hacia los demás, se quedó en blanco ante todas las miradas sobre su persona. ¡Eran demasiado reales! La realidad virtual de verdad que era terrorífica. Era como si de verdad fuese su primer día en una escuela nueva y estuviese jugándose el ser odiado o querido por los demás, las primeras impresiones eran importantes después de todo, aunque... aunque fuese las impresiones de gente que no existía.

Nervioso, tragó duro y juntó sus manos por delante de su cuerpo. Tal vez hubiese continuado nervioso si no fuese porque en las primeras filas del aula divisó las para nada contentas miradas de Chuuya, ahora ya en un tamaño más normal, y Akutagawa. Notando esto, su tensión se fue, les ignoró e hizo una reverencia.

- Me llamo Nakajima Atsushi, encantado de conoceros.

- ¡¡NO ME JODAS!! - protestó Chuuya que se levantó de golpe de su silla - ¡¿CUÁNTO VAS A ESPERAR PARA PEDIRME PERDÓN POR LO DE ANTES?!

- ¿Antes?

- ¡¡ME TIRASTE UNA SOPA DE MISO ENCIMA!! ¡¡ARDIAAAAAAAAAAAAA!!

- Mmm... creo que no fue nada tan importante...

🍋Cliché Nº 3: A los chicos lindos poco les importan los enanos de menos de medio metro🍋

- ¡¿QUÉ?!

- Tú... - una vez terminado el turno de quejarse de Chuuya, le tocó a Akutagawa que al igual que él se levantó de su silla y miró con rabia al albino - ¿Por qué te ponen ahí presentándote como un maldito protagonista? Eres un novato en todos los universos.

- A lo mejor soy más interesante que tú.

🍋Cliché Nº4: El protagonista tiene un rival malhumorado que compite con él por el mismo chico🍋

 ¡Anotación importante!: Si el rival amoroso es un amigo de la infancia, tiene una probabilidad del 0,00000000000000000000000000000000000000000000000% de ser elegido (Datos comprobados científicamente).

Tras decirle aquello, las chispas comenzaron a saltar entre los dos chicos. Detrás del albino, Kajii sacó una tablet para ver cómo iban los resultados del experimento. De momento, lo único que medía era la rabia asesina entre esos dos, era interesante pero no era lo que buscaba.

- Bueno, que bien que tengas ya amigos, ¿eh, Atsushi?

- ¡No somos amigos! / ¡No somos amigos! - contestaron los dos chicos al mismo tiempo.

- Créeme, se os nota. Bueno y ya que te has presentado, ¿por qué no te sientas?

- ¿Dónde?

- Creo que hay un sitio al lado de... Dazai.

- ¿Da...? - Atsushi le buscó con la mirada. Le encontró al final del aula, sonriéndole y levantando la mano para que le viese mejor. Al dar con él, una sonrisa se dibujó en su rostro, iluminando un poco el corazón enganchado a su pecho y echando a correr hacia la mesa al lado del castaño - ¡Dazai-san! ¡Somos compañeros de clase!

- Te lo tomas demasiado en serio... ¿no?

- ¡Esforcémonos juntos! - le respondió completamente metido en su papel de estudiante al sentarse en la mesa de al lado.

- Como Atsushi es nuevo y no tiene ningún libro, tendré que tomar esta medida – Kajii se acercó a los chicos y pegó ambas mesas, obligándoles a estar más juntos todavía. Ver como el corazón en el pecho de Dazai adquiría luz roja provocó una sonrisa victoriosa en el científico. En quien no provocó una buena reacción fue en Akutagawa que se quedó viendo la escena con odio.

Al final, no pudo hacer otra cosa que girar el rostro para evitar ver la cara de Atsushi que tantas ganas tiene de arañar.

Kajii dio una clase o al menos disimuló darla pues de lo único de lo que habló fue de la historia de los videojuegos, de ciencia y de limones. Lo primero podría haber interesado a Dazai pero estaba muy ocupado intentando perderse en cualquier cosa que no fuese el chico que tenía sentado al lado.

Era lindo, el Atsushi escolar era lindo y le daba curiosidad como habría sido conocerle en aquella época. ¿Habrían llegado al mismo punto en el que están ahora o las cosas habrían sido distintas? ¿Cómo era el chico en aquella época?

- ¿Dazai-san? - viendo como el otro no se había enterado de que Kajii había terminado de darles el sermón, pinchó una de sus mejillas con el dedo, provocando una reacción inmediata en Dazai que fue taparse la mejilla y alejarse un poco. El color subiendo en el corazón también era destacable por lo que el castaño usó su mano libre para taparlo.

- ¿Q-qué?

- Kajii-san acabó.

- Ah... sí.

- Y dice que es la hora del almuerzo.

- Pero si solo ha dado una clase.

- Pero yo... - llevó sus manos a su estómago - Es que yo tengo hambre. Además, no me tomé la sopa de miso, Chuuya-san me la tiró.

- ¡OYE, QUE ESO FUE AL REVÉS! ¡TÚ ME LA TIRASTE A MÍ!

- Las indicaciones de los videojuegos no se pueden desobedecer - señaló Katai colocándose bien sus gafas – Debemos cumplirlas.

- Tengo hambre - comentó Tetchou. Parece que, al igual que Atsushi, no se acababa de enterar de que lo que comiera aquí no le quitaría el hambre en la realidad.

- Pues comamos entonces, ¿no? - la pelirroja se echó la mochila a la espalda y abrió la puerta del aula para salir por ella, antes de que pudiera hacer esto, Jouno la interrumpió.

- ¿Dónde vas?

- ¿Mm? A comer.

- ¿A dónde?

- A la azotea.

- ¿Cuánto anime has visto para saltar con ese cliché?

- ¡¿Ah?! - las mejillas de Lucy enrojecieron - ¡Y-yo no veo anime, no soy una otaku ni nada de eso!

- Que raro – Tetchou bajó la mirada hacia el suelo, recordando algo - ¿No eras tú quien en la comiket iba haciendo cosplay?

- ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡NO ERA YOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

- Que raro, yo creo que sí.

- Sí, era ella, ¡aaaaaaah! - tras delatarla, Katai recibió un puñetazo en el estómago que le hizo encogerse en su lugar. En cuanto a Lucy, esta sonrió de manera resplandeciente y se volvió a parar frente a la puerta.

- ¿Nos vamos?

Nadie contradijo a la pelirroja de brillante sonrisa, pero humor de perros, en su lugar la siguieron hacia la azotea y se sentaron formando un círculo. Eran ocho personas, pero cuando llegó la hora de sacar los bentos de las mochilas, solo salieron cuatro.

- ¿Y vuestros bentos? - preguntó la única chica del grupo.

- En nuestras mochilas no había - le informó Dazai.

- Tal vez Kajii-san se haya equivocado, ¿le busco y le preguntamos?

- No... - Katai se cruzó de brazos. Este sin lugar a dudas era su terreno – Es que no ha sido ningún error, mi estimado Nekojima. Venga, fijaos en quienes tienen y no tienen bento.

Atsushi hizo lo que había dicho y miró a las personas con bento. Eran él, Lucy, Jouno y Akutagawa mientras que quienes no tenían eran Dazai, Katai, Tetchou y Chuuya. Sospechoso, pero él... claro que no entendía.

- No entiendo...

🍋Cliché Nº5: El protagonista es lindo pero ingenuo🍋

- Es un experimento más - le aclaró Jouno.

- ¿En serio? - todavía confuso, Atsushi bajó la mirada a su propio bento – Pues no lo entiendo bien.

🍋Cliché Nº6: Hora del almuerzo 🍋

- Hay más bentos que personas, Nekojima, lo que quiere decir... ¡que nos tenéis que alimentar!

- ¡¿En serio?! - Chuuya no tardó en emocionarse, aunque después lo intentó disimular – Di-digo, sí eso parece, que se le va a hacer. Te-tendréis... que darnos de comer.

- Entiendo, con que era eso – Tetchou asintió inexpresivamente con la cabeza y después giró su rostro en dirección hacia Jouno. Abrió la boca, provocando un sonoro "ah" que por la cercanía el albino debería haber escuchado perfectamente y parece que sí pues abrió su bento, pero no hizo nada meloso y vergonzoso como alimentarle pues separó los palillos y el contenido se lo comenzó a comer él. Viendo aquello, Tetchou cerró la boca, dirigiendo su mirada vacía hacia él – Jouno, te equivocaste.

- ¿Sí?

- Sí, me tienes que alimentar a mí.

- ¿Por qué? ¿Acaso no tienes manos?

- ...

- ¿Qué?

- Eres cruel, Jouno. Quiero que me alimenten.

- No eres un bebé para que tenga que hacer eso. El experimento es una tontería, el científico loco ese solo quiere que hagamos cosas estúpidas y vergonzosas y yo sinceramente no voy a...

- ¿Quieres que te alimente yo?

Todos miraron sorprendidos a la persona que se había ofrecido. Siendo el centro de atención, Atsushi se avergonzó un poco.

- ¿He... he dicho algo raro?

- ¿Quieres alimentarme? - le preguntó Tetchou.

- Bu-bueno... no me importaría así que... - cogiendo un trozo de katsudon con los palillos, Atsushi lo estiró hacia el chico – Que aproveche.

La expresión estoica de Tetchou se deshizo un poco, mostrando confusión y duda sobre qué hacer. Miró un momento a Jouno pero a este le parecía dar igual, eso le molestó un poco, ya podría ponerse celoso o algo, ¿no?

- Jouno, otro hombre me alimentará.

- ¿Sí?

- ¿No te preocupa? Hoy me está alimentando, pero, ¿qué harás si mañana me está tomando de la mano en el altar?

- ¿Por qué tienes esa maldita manía de exagerar todo de sobremanera? ¿Qué tiene de especial que te alimenten? ¿Es un acto íntimo o algo así? Si encima estáis vestidos. Además, sé que no te vas a atrever así que...

- Me atreveré, pero necesito tu permiso.

- Vale, pues lo tienes.

- ¡¿Eh?! ¡¿E-estás seguro, Jouno?! ¿A-ahora somos esa clase de pareja abierta y libertina?

- ¿Ahora de qué mierda hablas...?

- Esto... ¿ha-hay algún problema? - cuestionó Atsushi algo confuso.

- ¿Qué problema va a haber? Haced lo que os dé la gana.

🍋Cliché Nº7: Netorare (Infidelidad, para que lo entiendan los no otakus o los menos aficionados al hentai)🍋

Tetchou frunció el ceño por aquello, pero ya que el otro le daba igual, pues no tenía sentido que a él le importase así que giró su rostro en dirección hacia Atsushi, cerró sus ojos y abrió su boca. La expresión que hizo fue algo linda, lo suficiente como para que dos corazones se iluminaran. Al notar el suyo, Lucy lo tapó avergonzada y se dedicó a tragarse su rabia. Si llega a saber que iba a ser tan fácil alimentar a Tetchou, se habría ofrecido voluntaria antes que el albino. El otro corazón que se iluminó fue el de Atsushi, pero este ignoró el brillo del aparato y dirigió el katsudon que había pinchado con sus palillos a la boca del otro.

Quien no pudo ignorar como ese aparato se iluminaba fue Dazai que se quedó mirándolo algo molesto. Aunque no tendría que importarle, prefirió cerrar los ojos para evitar ver aquello. No es que estuviese celoso, porque, ¿qué sentido tenía ponerse celoso por algo tan estúpido como que Atsushi alimente a otro hombre? ¡Si ni siquiera es real! Que estupidez, Jouno tenía razón, tampoco era nada tan importante. Las madres alimentan a sus bebés y nadie reacciona mal.

Sí... las madres alimentan a sus bebés, pero ese no era el caso. No eran una madre y un hijo. Eran Atsushi y Tetchou. Hoy le está alimentando, pero ¿y si mañana están eligiendo el diseño de las invitaciones de su boda?

¡¿Pero cómo había llegado a ese desarrollo?!

- No me importa... - farfulló masticando un pedazo de katsudon. Cuando abrió los ojos, todo el grupo estaba mirándole - ¿Qué?

- Dazai-san... - Atsushi miró sus palillos vacíos - ¿Por qué me ha quitado la comida?

- Mi comida... - murmuró Tetchou.

- ¿Eh? - el castaño pestañeó confuso. El katsudon que tenía en la boca lo había comido de los palillos de Atsushi, parece que inconscientemente se había metido en su camino y se lo había robado a Tetchou – Emm... perdón, lo hice sin querer.

- Puede ser... ¿q-qué tengas hambre? - preguntó Lucy un poco esperanzada – S-si es así... toma un poco de...

- ¿Es eso, Dazai-san?

- ¡Dazai-san! ¿Por qué no me lo dijo antes?

Interrumpiendo a la pelirroja, hablaron Atsushi y Akutagawa que se acercaron al castaño con sus bentos apoyados en sus regazos y extendieron sus palillos con comida hacia él. Como los dos llegaron al mismo tiempo, Dazai tuvo que retroceder pues no podía meterse los dos pares de palillos a la boca. Notando lo que hacía el otro, Atsushi y Akutagawa se miraron desafiantes.

- ¿Se puede saber qué haces, gata desnutrida?

- Eso te iba a preguntar yo.

- Tal vez en la realidad no puedas comer esa comida, aprovecha ahora.

- ¡Oye! ¿De qué vas? ¿Sabes? Tú también deberías aprovechar ahora pues en la realidad esa comida se te irá a tu enorme culo.

- ¡¿Mi culo enorme?!

- ¡Más grande que el sol!

- ¡¿Cómo te atreves?! ¡¿Acaso no te has mirado el tuyo?! ¡Cada vez que te sientas tiembla todo Yokohama!

- ¡Oye! ¡E-eso no es cierto! - Atsushi retrocedió sus palillos y se miró disimuladamente el trasero – Da-Dazai-san, mi trasero no es enorme, ¿no?

- El mío tampoco, ¿verdad, Dazai-san?

- Eeeeeeeh...

- No contestes – le sugirió Katai acercándose a él - Creo que cualquier contestación acabará mal.

- Pues... ambos traseros...

- ¡¿Ambos?! / ¡¿Ambos?! - los dos chicos le fulminaron con la mirada. Les sentaba muy mal que les metieran en el mismo saco.

- Eeeeeeeeh...

- ¡Oye! ¡¿Qué pasa?! ¡¿Nadie se va a pelear por alimentarme a mí?! - se señaló a si mismo Chuuya.

- Toma.

Jouno cerró su bento y lo tiró hacia él, Chuuya lo atrapó en el aire. Suspiró al atraparlo, gracias a dios no se había abierto en el proceso, no quería que le lloviese más comida como antes con la sopa.

- Jouno – Tetchou se quedó mirando como el chico de pendiente de cascabel se levantaba y se iba hacia la puerta - ¿Dónde vas?

- Al baño - sin dar más explicaciones, se marchó de la azotea.

- ¿Al baño? ¿Tiene sentido que vaya estando en una simulación? - preguntó Katai en voz alta.

Tetchou se quedó mirando la puerta por la que se había ido. Sabía que no había ido al baño. De la misma manera que su pareja, se levantó y se marchó por la misma puerta solo que él no dio ninguna explicación. Al mismo tiempo que se iba Tetchou, Kajii entraba a la azotea todavía en su faceta de profesor.

- Kajii-san, ¿está bien que se vayan?

- Sí, no pasa nada, Atsushi. De todas formas, ahora mismo quiero probar algo nuevo - avanzó por la azotea, llegando a la verja de metal que estaba situada allí con fines de seguridad – Echad un vistazo.

Todos se levantaron y se dirigieron hacia donde estaba Kajii. Al mirar hacia abajo desde ahí se podía ver la entrada de la escuela. A estas horas, la del almuerzo, no debería haber nadie en aquella zona, sin embargo, sí que lo había, una sola, aunque no era exactamente una persona.

- Pero que... - Dazai se quedó pálido al ver aquello, Katai tuvo más o menos su misma expresión.

- ¡Ay, dios! ¡¿Pero qué es eso?!

- ¡Pero si es...! - Lucy abrió bien en grande sus ojos verdes - ¡Oye! ¿Esto es en serio?

Atsushi se pegó a la verja y agachó la mirada. Avanzando por la entrada de la escuela iba un ser que no era humano pero que vestía como tal. Aquello debía medir por lo menos unos dos metros y avanzaba a pasos cortos debido a lo voluminoso de su figura. Era una especie de mini Godzilla, con la piel verdosa y cabello creciendo de su cabeza. Ese pelo tenía un tono entre rubio y verdoso e iba recogido en una coleta. De alguna manera, aquel peinado se le hacía conocido y no solo eso pues aquel monstruo llevaba ropa, un traje ocre, con una camisa negra debajo y para rematar su look, unas gafas.

- ¿Kunikida-san?

- ¡JAJAJAJAJAJAJA! No sé de qué hablas, Atsushi.

- Pero, Kajii-san, ese dinosaurio se ve igual que Kunikida-san.

- No es él. Verás, los cascos que lleváis en la realidad ahora mismo me permiten hurgar un poco en vuestra cabeza. De uno de vosotros, no diré quién, ¡cofDazaicof!, he sacado la imagen de un ser que pudiese ser considerado terrorífico y lo he mezclado con el peor terror de Japón, Godzilla, pero como ese monstruo es marca registrada, no podemos llamarle así. Por lo tanto... - como si fuese un científico loco, Kajii alzó sus brazos hacia el cielo mientras reía - ¡Jajajajaja! ¡Os presento a Kunidzilla! ¡Jajajajajajaja! ¡JAJAJAJAJAJAJAJA!

- ¡¿TE QUIERES CALLAR?! - el chillido de Lucy le cerró la boca del golpe – Pero vamos a ver, ¿la temática de todo esto no era escolar? ¿Por qué metes un monstruo así de la nada?

- Los clichés escolares como el choque en el desayuno, la presentación en clase o darse de comer en la hora del almuerzo están bien. Un cliché es una fórmula que funciona, no tiene nada de malo usarla, pero también hay que innovar. Si mis videojuegos no presentan nada nuevo y diferente, entonces no serán reconocidos.

- ¡Pero innovar y meter un cruce de Godzilla y Kunikida son dos cosas completamente distintas! ¿O acaso no lo ves? Y además, tampoco vas a conseguir acelerar ningún corazón de esta manera, ¿acaso no piensas o qué?

- E-eres una chica bastante cruel... - las palabras de Lucy hundieron un poco a Kajii – Pe-pero al final no lo sé si no lo intento. En eso se basa la ciencia.

- Pero que raro eres...

- Chuuya-san – al ser llamado de repente por el gótico, Chuuya pegó un pequeño salto por la sorpresa.

- ¿Q-qué?

- ¿Qué hacemos?

- ¡¿EH?! ¡¿Po-por qué me preguntas a mí?!

- Bueno, su dominio de videojuegos quedó demostrado en el primero que nos metió el psicópata de los limones, por eso confío en que usted sabrá qué es lo que habrá que hacer a continuación.

Si con "dominio de videojuegos" se refería a cuando el monstruo le mató en medio segundo en Wonderful World, entonces llevaría razón, pero como Akutagawa le ve cien veces mejor de lo que en realidad es, su percepción de la realidad estaba espantosamente alterada. Aun así, no admitiría en voz alta que no sabía qué hacer, prefería hacerse el digno y quedar bien delante de la única persona del planeta que todavía le respeta.

- Pues... s-sí, efectivamente, yo tengo la solución del problema. Lo que tenemos que hacer es... - se quedó callado un momento mientras todos le miraban – Se... separarnos... y huir.

- ¡¿Separarnos?! - le gritó de repente Lucy, asustándole - No has visto ninguna peli de miedo, ¿a qué no?

- ¡Jajajajajaja! ¡Yo sí, yo sí! - Kajii levantó la mano emocionado – Tiene clichés muy interesantes, como por ejemplo que solo los vírgenes sobreviven - palmeó la espalda de Dazai – Tuviste una buena vida, compañero.

- Oye.... no me entierres antes de tiempo.

- Bueno, en realidad su idea no es del todo incorrecta. Si os separáis, alguno se salvará digo yo y de todas formas, Kunidzilla tiene como base una persona real, con lo que en el peor de los casos, si os lo encontráis de frente, tal vez podáis dialogar.

- ¿Con Kunikida...?

- No creo...

Farfullaron Katai y Dazai respectivamente.

- Pero supongo que no queda de otra... - Dazai se dio por vencido y se alejó de la verja – Nunca pensé que diría esto, pero, hagamos caso a Chuuya y separémonos. Que cada uno intente salir de la escuela por su cuenta.

El plan dicho por Dazai parecía ser más confiable que si lo decía Chuuya así que ahora nadie lo discutió, ni siquiera Lucy. El grupo se marchó de la azotea y una vez de regreso dentro de la escuela, cada uno tomó un camino distinto. En el caso de Atsushi, a él le tocó bajar por las escaleras más próximas del pasillo a su derecha, pero justo cuando estaba haciendo eso, se detuvo al pensar en una de las cosas que había dicho Kajii.

- ¡Kajii-san!

- ¿Mm? - no se había movido de la puerta de la azotea, por eso le sorprendió ver como Atsushi regresaba ahí - ¿Qué pasa, Atsushi? ¿No huyes?

- Lo que ha dicho antes... ¿es verdad?

- Sí - asintió con la cabeza – Aquellos que copulan en las películas de terror, no volverán a ver la luz del sol.

- ¡N-no me refería a eso! - protestó avergonzado – M-me refería a... a cuando ha dicho que Kuniki... digo, Kunidzilla-san tiene como base una persona real. ¿Es cierto?

- Pues claro. Yo nunca miento, soy un profesional.

Atsushi agachó la mirada mientras pensaba en lo que significaba aquello. Si Kunikida era la base de Kunidzilla, entonces pensaba y actuaba como él y lo que haría sin duda Kunikida no podía ser otra cosa que aquello.

- ¿Atsushi? ¿Dónde vas?

El albino no le contestó, abandonó la idea de bajar por aquellas escaleras y se marchó corriendo por el pasillo por el que se había ido Dazai. Viendo la escena como un simple espectador, Kajii sonrió bien en grande.

¿Qué había dicho Lucy? ¿Que de esta manera no podía acelerar ningún corazón? Él es un hombre de ciencia, lo suyo era conseguir lo imposible.  

La escuela estaba vacía, no sabe el momento ni la razón, pero se había vaciado.

- Esto tiene que ser una broma... - murmuró Jouno caminando con la mano derecha pegada a la pared.

No le importaba ningún personaje falso creado por Kajii, sin embargo, si que le importaba el ruido que estos provocaban pues, ahora sin él, se le hacía terriblemente complicado el avanzar. Chistó una vez más con la boca y dejó de moverse. Tras pensárselo un rato, separó su mano de la pared y caminó más rápido por el pasillo. Por mucha realidad virtual que fuese, solo se sentiría así si no tienes el resto de tus sentidos bloqueados, principalmente la vista. Él sentía bien que esta no era la realidad y por eso no tenía completa confianza para moverse.

En el siguiente paso que dio, sintió un tirón de su muñeca hacia atrás. No lo cuestionó, solamente dejó de andar y desfrunció el ceño.

- ¿Qué hay delante?

- Unas escaleras – le dijo Tetchou detrás de él.

- Vale.

Se dio la vuelta, pasando por su lado sin tener más intención de hablar con él.

- Jouno, ¿qué haces?

- Nada que te importe, vuelve a la azotea a almorzar.

- Jouno... - frunció el ceño, inflando las mejillas en un puchero - ¿Por qué no te pusiste celoso?

- Ay... no puede ser, ¿me has perseguido por esa tontería? ¿Es acaso algo tan importante que te alimente otra persona?

- Hoy me alimenta, pero, ¿y si mañana lo que estamos haciendo es elegir el diseño de las invitaciones de nuestra boda?

- ¿Qué clase de idiota puede llegar a esa suposición? Anda, déjame en paz que estoy ocupado.

- ¿Buscando a Tachihara?

Su suposición hizo que Jouno frunciera el ceño, lo cual le indicaba que había dado justo en el clavo.

- Bueno, y si es así, ¿qué? Habrá que buscarle en algún momento, digo yo. ¿O le dejamos por aquí perdido para siempre?

- Pero no le buscas para eso, ¿no?

- ¿Y por qué otro motivo lo iba a hacer?

- Para que no hable con Gin.

Había silencios que decían más que las palabras, para Tetchou, que Jouno se quedase callado era una clara muestra de ello.

- Gin no despidió a Tachihara por voluntad propia, ¿no? Tú la incitaste.

- ¿Y qué si es así?

- Que ahora si le buscas para que no hable con ella, es para que no se arrepientan y vuelvan.

- Pues sí, es exactamente por eso, ¿qué pasa? ¿Me vas a regañar o algo? Pues ahórratelo, que me da igual.

- A veces eres muy cruel, Jouno.

- ¿Y ahora es cuándo lo notas? Se acabó, no voy a seguir perdiendo el tiempo aquí. Yo me marcho, si te decepciona como soy y quieres romper conmigo, entonces hazlo en la realidad auténtica.

Con la cabeza en alto, Jouno retomó su caminata para irse, mordiendo con fuerza sus labios como castigo a su boca por haber soltado lo que había dicho.

- Pero Jouno – Tetchou pestañeó lentamente, sin mostrar ningún cambio en su rostro estoico a pesar de lo que iba a decir – No puedo romper contigo, porque me gustas tal y como eres, con tus momentos de crueldad incluidos.

Un pitido sonó al segundo de que Tetchou dijera aquello, haciendo por fin que su rostro cambiase a uno de sorpresa y que Jouno se detuviese de golpe, tapando con ambas manos el aparato con forma de corazón en su pecho como si esto pudiese servir de algo.

- Jouno.

- No has escuchado nada – dijo con firmeza tapando todavía el corazón - NA-DA.

- Eres una persona complicada, Jouno, pero por mucha frialdad o desinterés que muestres, eres consciente de cuando haces algo malo y te encargas de ser castigado por ello. Por eso intestaste decirle a Tachihara que por tu culpa le despidieron, porque querías que se enfadase contigo. Ser odiado era el castigo que buscabas.

- Pero que molesto eres.

- No sirve de nada que intentes tratarme mal, Jouno - caminó hasta ponerse frente al albino, poniendo su mano sobre la que el chico tenía en el pecho. Aunque intentó impedírselo, no consiguió su propósito y Tetchou logró que dejara de cubrir el corazón para ver como este estaba completamente coloreado de rojo – Ya sé que me quieres. Lo acabas diciendo muchas veces sin darte cuenta, aunque estaría bien que alguna vez lo dijeras directamente, me haría feliz.

Los labios de Jouno se torcieron en una mueca, giró la cabeza hacia un lado y apretó los puños con fuerza. Tetchou se quedó mirándole un rato confuso hasta que el otro se decidió a hablar.

- T-te... te... mierda... - inclinó su cabeza hacia abajo, aunque a pesar de eso Tetchou pudo apreciar el rojo que estaba apareciendo en sus mejillas - ¡Te quie...!

- ¡Ah! Pero si estáis aquí - Tachihara apareció saliendo del aula al lado suyo y Jouno cerró la boca de golpe. Viendo que se había echado para atrás de lo que iba a decir, un aura fantasmal rodeó a Tetchou mientras miraba a quien les había interrumpido - ¿Q-qué... qué pasa?

- Tachihara.

- ¿Sí?

- Este mes no cobras.

- ¡¿EH?! ¡¿POR QUÉ?!

- Por no saber leer el ambiente.

- Pero qué... - giró su rostro ahora hacia el albino - ¿Qué he hecho?

- Nada – el de pendiente de cascabel se cruzó de brazos – Por cierto, Tacihara.

- ¿Qué?

- Este año no cobras.

- ¡¿POR QUÉ EL CASTIGO SUBIÓ TANTO?! Argh, qué más da. ¿Habéis visto a Gin? Llevo un rato buscándola y no la encuentro.

- No sabemos dónde está, pero... - echando un vistazo de reojo a su pareja, Tetchou se percató de que se había tensado cuando mencionó a la chica – Jouno te tiene que decir algo, ¿verdad?

- ¿Eh?

- ¿El qué?

- N-no, yo...

- ¡Hey! - llegando por los pasillos con una mano alzada para que le vieran, Albatross no tardó en juntarse con el grupo – Vaya, veo que tú tampoco has tenido suerte, ¿eh?

- No, no la he encontrado – le contestó sin mirarle a los ojos.

- Jajajaja, Gin-chan es tan buena escondiéndose.

- No la llames así - farfulló con una molestia producto de los celos por la confianza que la tenía como para atreverse a llamarla así - Y tú no hace falta que la busques, que ya la estoy buscando yo.

- Pero si buscamos los dos, la encontraremos mejor.

Prefirió no contestarle, no es que Albatross le cayese mal, es decir, apenas había hablado con él, pero el interés que mostraba hacia Gin era lo que le provocaba una mueca en la cara cuando le veía.

- ¡¿Pero qué hacéis aquí?! - una nueva persona se sumó al grupo, era Chuuya que venía corriendo de bajar las escaleras - ¡Hay que abandonar el edificio!

- ¿Por qué? - le preguntó Tachihara.

- ¡El manager de Dazai viene hacia aquí!

Aunque estaba agitado y su rostro denotaba terror, ninguno de sus sentimientos se traspasó pues todos se le quedaron mirando raro.

- Chuuya... a-ahora eres un adulto... - comenzó a decir Albatross mirándole con pena – Que te asustes por otro adulto es... algo infantil la verdad.

- ¡Es que no lo entiendes! Escucha, el manager de Dazai... ¡ES GODZILLA! 

Lo explicó con más detalles, aunque no de la manera correcta, con lo que sus palabras seguían sonando de todo menos razonables.

- ¿El manager de Dazai es Godzilla? - cuestionó Tetchou con un brillo en sus ojos – Eso es bastante sorprendente, quiero conocerle.

- Su manager no es... - Tachihara intento negarlo, pero recordando las facetas de Kunikida, tal vez sí que fuese Godzilla – Bueno, un poco sí que es.

- Voy a buscarlo.

- Me parece a mí que no – Jouno alargó la mano y agarró a Tetchou por el cuello de la camisa para detenerle – Con que el manager Godzilla de Dazai viene a la escuela, eso ha sido obra del loco de los limones, ¿no?

- Bueno... sí. ¡Por eso hay que irse!

- Pero Gin...

- De mi hermana me encargo yo – por el mismo pasillo por el que llegó Chuuya, apareció Akutagawa que, contrario al de cabellos anaranjados, estaba bastante más tranquilo - Así que agradecería que la dejases en paz de una vez.

- Ry... Akutagawa, ¿qué haces? ¿Por qué has ido por mi mismo camino?

- Porque yo no estaba huyendo, estaba buscando a Gin.

- Pero Kunidzilla...

- La presencia del manager de Dazai-san me es indiferente. No le temo cuando está en su estado natural y tampoco cuando es un cruce entre humano y monstruo.

- Pues que envidia...

- Los que sí deberíais iros sois vosotros, sobre todo tú - aunque no señaló a nadie, sí que se quedó mirando a Tachihara.

- Pe-pero yo... ¡Yo tengo que hablar con Gin!

- ¿De qué exactamente? ¿No quedó lo suficientemente claro cuando ella te despidió? Si ella quisiese escucharte, entonces no estaría huyendo de ti, ¿no crees?

- Eso no...

- Ya te ha rechazado, te ha echado de su vida, ¿por qué te molestas en querer volver? ¿Tanto te gusta arrastrarte por el suelo detrás de ella como un gusano?

- Yo... es que yo...

- Tachihara – al llamarle, ambas miradas, la oscura y la castaña chocaron – Deja en paz a mi hermana.

Los hombros del chico cayeron, al mismo tiempo que su ánimo. Sí, Gin le había sacado de su vida y sí, no tenía sentido buscarla para comprobar este extraño déjà vu que le estaba provocando verla en una apariencia más joven. Fuese el escenario que fuese, nada iba a cambiar, no podía volver al lado de Gin porque esta no lo quería así.  

Al final, había estado actuando como un estúpido, pero eso no se sentía como nada nuevo porque sabía que eso era lo que era.

Viéndole tan decaído, Tetchou se le quedó mirando con pena. Pensaba decir algo, pero el tintineo de un cascabel se escuchó y Jouno caminó hacia delante hasta situarse frente a Akutagawa. El gótico ni se inmutó por su acercamiento y se quedó esperando a que este le hablase.

- Fui yo.

- ¿Perdona?

- Que fui yo quien convenció a tu hermana para que despidiese a Tachihara. Ella no le odia, de hecho, creo que es todo lo contrario. Si yo no la hubiese convencido, nada de esto habría pasado así que... cállate ya la boca.

- ¿Qué me calle...? - el gótico frunció el ceño, mirando con odio al otro – Ja, parece que está en los genes de la gente de cabello blanco no decir más que tonterías.

- Lo que sea, a mí ya me da igual – no mostrándose afectado por su insulto, Jouno se dio la vuelta para alejarse del grupo – Tetchou, sácame de la escuela.

Tetchou se marchó detrás del albino, pero no fue el único, pues Tachihara le siguió de la misma manera.

- ¡Jouno!

- ¿Qué?

- ¿Es cierto? ¿Gin me despidió por tu culpa?

- Sí, ¿por qué iba a mentir? No me importas tanto como para hacerlo.

- O-oye...

- Bueno y ahora que lo sabes, ¿qué? ¿Te vas a quedar como un idiota dejando que su hermano te insulte o vas a demostrar tener un poquito de amor propio?

- Yo... hay algo que le tengo que decir a Gin sin importar que.

- Pues deja de perder el tiempo conmigo, que eres muy molesto.

Tachihara dejó de perseguirlos, desapareciendo ambos de su campo de visión cuando bajaron por las escaleras.

- Lo que ha dicho no cambia nada - mencionó Akutagawa a sus espaldas – No te quiero cerca de mi hermana y punto.

- Sí...

- ¿Lo entiendes?

- Sí - se dio la vuelta para quedar de frente al gótico.

- Pues entonces...

- Y entiendo que tú no me quieras a su lado, pero es Gin quien toma la decisión final. Esto no tiene nada que ver contigo, es algo entre Gin y yo.

- ¿Qué?

- He perdido mucho tiempo por no ser honesto con ella y por culpa de mi falta de decisión, he estado a punto de perderla por una cosa tan estúpida.

- ¿Y qué me estás diciendo con eso?

- Que se acabó el no decir las cosas de frente – sus ojos naranjas se clavaron sobre Akutagawa, tensándole por la seriedad que podía ver en ellos – Me gusta tu hermana.

Albatross alzó las cejas un poco sorprendido mientras que Chuuya entraba en pánico, agitando las manos hacia los lados de la misma manera que la cabeza para dar a entender a Tachihara que dejase de hablar si quería seguir vivo.

- ¿Qué has dicho?

- He dicho... - dio un paso al frente, quedando más cerca de Akutagawa, quien no se esperaba que se atreviese a acercarse tanto a él, así que tuvo que retroceder - ¡QUE ME GUSTA TU HERMANA! ¡¿ASÍ O MÁS ALTO?!

Akutagawa se quedó sin palabras. Era la primera vez que Tachihara le alzaba la voz. Normalmente bastaba con una mala mirada al chico para tenerle temblando y pidiendo disculpas por motivos inexistentes, pero ahora era distinto, le estaba plantando cara y hasta se había atrevido a gritarle. Este Tachihara era uno con el que sinceramente no sabía cómo tratar.

- Y se lo voy a decir, porque estoy harto de guardarme esto. Persígueme o haz lo que quieras, no me voy a ir de esta escuela sin que Gin sepa lo que siento.

Tachihara pasó a su lado, levantando un poco sus mechones degradados por la corriente de aire que provocó al marcharse corriendo. Nadie hizo nada para detenerle, ni con acciones ni con palabras. Solo pudieron quedarse mirando como la espalda del chico se hacía más pequeña según avanzaba por el pasillo.

Mientras le observaba alejarse, Albatross no pudo hacer otra cosa que suspirar derrotado, aun así, no tardó en recuperar su sonrisa y marcharse tranquilamente por su misma dirección.  

Atsushi continuaba avanzando corriendo por los pasillos desiertos de la escuela, manteniendo la esperanza de que podía llegar a Dazai antes que Kunidzilla. Era algo en lo que no cayó en su momento, sino después de que acordaran separarse para marcharse de la escuela. Kajii dijo que Kunidzilla tenía como base una persona real, es decir, Kunikida, lo cual no tenía por qué implicar nada bueno. Si Kunikida era la base del monstruo, entonces lo más seguro es que a donde se estuviese dirigiendo fuese hacia Dazai para atacarle, era lo que hacía siempre el Kunikida real, al fin y al cabo.

Al encontrar por fin la espalda del castaño, Atsushi sonrió ampliamente, llamándole en voz alta para que se percatase de su presencia.

- ¡Dazai-san!

- ¿Atsushi-kun? - se dio la vuelta, confuso por ver que el chico le había seguido - ¿Qué haces aquí?

- ¡Dazai-san, está en peligro! Creo que Kunidzilla-san...

Atsushi se calló de golpe cuando por la esquina del pasillo apareció una especie de dinosaurio vestido con la ropa de Kunikida, gafas incluidas.

- Ku... Kunidzilla-san... - señaló el albino.

- ¡¿EH?! - Dazai se dio la vuelta, sorprendido por el monstruo - ¡AH! ¡ES IDÉNTICO A KUNIKIDA-KUN, CON SUS ESCAMAS Y TODO!

- ¡Pero Kunikida-san no tiene escamas!

- Dazai... - Kunidzilla abrió la boca, enseñando sus afilados dientes de cuchilla. Aunque su tono de voz era grave, sí que se podía distinguir un poco el tono de su manager – Ya estás otra vez coqueteando con Atsushi en vez de trabajar... ¡¿CUÁNDO VAS A APRENDER?! - en una muestra de rabia, escupió fuego hacia el techo.

- ¡AH! ¡ESCUPE FUEGO COMO EL KUNIKIDA-KUN REAL!

- ¡Pero Kunikida-san no escupe fuego!

- Da-za-iiiiiiiiiiiiiiiiiii... ¡¡¡PONTE A TRABAJAR!!!

Kunidzilla rugió y por instinto Atsushi cerró los ojos. Cuando los abrió de nuevo, se encontró con el monstruo avanzando hacia ellos, haciendo al suelo temblar con cada paso.

- ¡Atsushi-kun, vámonos de aquí!

Dazai tomó su mano, echando a correr por el pasillo para escapar de la versión monstruosa de Kunikida.

- Dazai... ¡¡SI TRABAJASES MÁS EN VEZ DE HOLGAZANEAR, ENTONCES MI HORARIO NO SE INTERRUMPIRÍA!!

- ¡Maldición, que buena adaptación de Kunikida-kun ha hecho Kajii!

- ¡Dazai-san, no es momento para eso!

- Sí, sí, lo sé - miró a su alrededor mientras corría. La única opción viable para escapar de la escuela rápidamente era tirarse por la ventana. Tal vez estando solo se habría atrevido a esa locura, pero estaba con Atsushi y no le podía poner a hacer algo así. Estando así las cosas, la única opción que les quedaba era esconderse y que Kunidzilla pasase de largo – Por aquí, Atsushi-kun.

Dazai se metió con el chico en un aula al azar, cerrando la puerta detrás de ellos. Viendo su dirección, Kunidzilla les siguió a la poca velocidad a la que su tamaño le permitía avanzar. De una patada derribó la puerta e ingresó en el aula vacía llena de mesas sin ocupar. Avanzó hacia delante, llevándose varias mesas en su camino debido a que no podía esquivarlas. Miró a los alrededores, pero allí no había nadie, ni Dazai, ni Atsushi y una de las ventanas estaba abierta.

- Dazai... bastardo - insultó el monstruo mientras seguía revisando el aula.

Unos ojos castaños se asomaron a través de las rendijas de unas taquillas pegadas a la pared. Dazai se había metido allí dentro con el albino. Gracias al cielo, no eran taquillas demasiado estrechas así que aunque sus cuerpos estaban cerca, podían mantener una distancia segura para que los aparatos con forma de corazón no comenzasen a pitar como locos.

- Lo siento, Atsushi-kun, tenemos que aguantar aquí un poco más.

- Sí - asintió mirando hacia abajo. Sus mejillas se habían colorado por la situación en la que estaban. Ambos chicos cara a cara, encerrados en un casillero y con sus cuerpos casi rozándose. Tuvo que pegarse todo lo que pudiese a la pared para que ningún pitido sonase, Dazai hizo lo mismo solo que en su caso se pegó todo lo que pudo a la puerta - ¿To-todavía no se va?

- No... sé que el sitio es estrecho, pero necesito que aguantes, Atsushi-kun.

- Es que... la estrechez no es el problema. E-es que Dazai-san, nuestros cuerpos están muy...

Dazai dejó de prestar atención a lo que el chico le decía para asomarse de nuevo por las rendijas, ver como Kunidzilla se acercaba encendió todas sus alertas y por puro instinto de supervivencia, para que el monstruo no escuchase a Atsushi, se lanzó hacia su cuerpo, usando su mano derecha para tapar su boca.

- ¡Ummmm! - Atsushi le miró sorprendido, con un sonrojo en las mejillas.

Al haber actuado sin pensar, Dazai no pensó en las consecuencias y estas no tardaron en llegar. El atrevimiento de sus actos provocó que el corazón de Atsushi se iluminase y que comenzase a pitar, con lo que prácticamente le estaban diciendo al monstruo donde estaban.

- ¡L-lo, lo siento!

- Atsushi-kun... estamos muertos.

- Dazai... - el monstruo agudizó sus sentidos al escuchar aquel pitido. Venía de un taquillero que ya se había pasado - ¡DAZAIIIII! - impulsado por la rabia, pisoteó el suelo con fuerza de la misma manera que agitaba su cola de un lado a otro como si de verdad fuese Godzilla destrozando Tokio. En realidad, el pitido le estaba molestando y le estaba haciendo perder el control, era un monstruo con los sentidos demasiado desarrollados - ¡DAZAIIIIIIIIIII!

- A este paso me mata de verdad... - Dazai se acercó más a la puerta de las taquillas solo para ver como Kunidzilla estaba enloqueciendo, agitando su cola de un lado a otro - ¿Eh?

En uno de esos movimientos, la cola del monstruo chocó con la puerta de las taquillas donde estaban, empujando a Dazai dentro de esta por la fuerza con la que lo hizo y lanzándole directamente hacia el cuerpo del albino.

Atsushi no tuvo tiempo de reaccionar, cuando se quiso dar cuenta, Dazai había acabado cayendo encima de él. La luz que podía ver a través de le rendija desapareció cuando el rostro del mayor se acercó tanto que la bloqueó de su campo de visión. Viéndose venir el resultado del empujón, el corazón de Atsushi comenzó a pitar, pero un pitido mayor y más fuerte le eclipsó unos segundos después, en el momento en que los labios de ambos chocaron por accidente.

Tanto Dazai como Atsushi abrieron los ojos como platos ante el beso accidental, pero aun así, no se separaron inmediatamente, tal vez era que sus mentes estaban tardando en asimilar lo que estaba pasando. El primero en dar el paso hacia atrás fue Dazai cuyo rostro completo, incluso sus orejas, estaba teñido de un potente rojo. En cuanto a Atsushi, estaba igual de sonrojado.

Ninguno dijo nada, los pitidos continuaban, haciendo tanto ruido que incluso sus propios oídos acabarían lastimados. No sabía por qué, pero Dazai estaba sintiendo como comenzaba a marearse y como respirar se estaba volviendo una actividad fuera de su alcance. ¿Era por estar ahí dentro? ¿De verdad estaba comenzando a hiperventilar por eso?

No podía pensar con claridad y desde luego que ver como Atsushi apartaba la mirada en una mezcla de vergüenza y pena mientras acariciaba sus labios recién besados con las puntas de sus dedos no ayudó. Ya no podía apartar la mirada, no podía dejar de mirar aquella zona rosada de su rostro.

En un impulso incontrolable, agarró la muñeca del chico y le hizo apartar su mano de sus labios. Atsushi alzó la mirada para verle a los ojos, pero eso solo fue peor para él.

¿Siempre habían sido así? ¿Sus ojos siempre brillaban tanto cuando estaba avergonzado? ¿Siempre sentía que el aire le faltaba cuando se miraban a los ojos? ¿Siempre... siempre había sido tan lindo?

- ¿Dazai-san?

La voz del chico le devolvió un poco los sentidos, haciéndole ver qué era lo que estaba haciendo. Como si ardiese, soltó su muñeca y agachó la mirada todavía con toda la sangre concentrada en su rostro. Ya era un asunto de vida o muerte, sentía el infarto próximo, porque por eso se le había acelerado el corazón, ¿no? Iba a morir, era por eso, ¿verdad?

No había sido una vida larga, pero al menos había sido decente. Al menos había besado a Atsushi. ¡No! ¿Por qué se alegraba de que eso hubiese sido lo último que había hecho?

- Dazai-san – viendo que el pitido de su corazón no menguaba, sino que aumentaba, un preocupado Atsushi intentó tocarle, pero viendo la proximidad del roce, Dazai se echó más hacia atrás, tanto que empujó demasiado la puerta y la acabó abriendo, cayendo de espaldas al suelo - ¡Dazai-san! ¡¿Se encuentra bien?!

- No... no... - apretó con fuerza el aparato con forma de corazón en su pecho.

- ¡Dazai-san! - Atsushi se agachó a su lado - ¡Dazai-san, aguante!

- ¡Atsushi! - Kajii llegó por la puerta, saludando alegre al chico con la mano alzada - ¿Qué tal?

- ¡Kajii-san, Dazai-san se encuentra mal! Y Kunidzilla-san...

- Kunidzilla huyó, los pitidos lo espantaron y en cuanto a Dazai... podría ver que le pasa - sacó una tablet de su espalda y se acercó a ellos – Recuerda que os estoy monitoreando.

- ¡Sí, por favor! No quiero que Dazai-san se muera.

- Pues a ver, a ver... - Kajii revisó en sus datos lo que ya sabía sin necesidad de consultar nada. Amplió su sonrisa y procedió a explicarlo – Pues según veo, hay un aumento drástico de dopamina, oxitocina y noradrenalina y la corteza prefrontal de su cerebro ha estado parcialmente desactivada durante unos segundos.

- ¡¿EEEEEEEEEEEEEEEEH?! ¡Eso suena muy mal! ¡¿Se va a morir?!

- No te preocupes, Atsushi, no morirá.

- Pero...

- Deja que diga mi diagnóstico, con todo esto, solo puede ser... ¡A....!

- ¡BASTA YA! - Dazai se revolvió en el suelo. Su cuerpo acabó transformándose en píxeles, acabando con el pitido que provocaba.

- ¡Dazai-san!

- Tranquilo, Atsushi. Ha salido porque se ha quitado el casco.

- Pero, ¿qué era lo que le pasaba? ¿Está bien?

- Bueno... eso ya no me corresponde decirlo. De todas formas, gracias por ayudarme con el experimento.

- Sí... ¡Espere! ¡¿Y Kunidzilla-san?! El ruido le enfadó, estoy preocupado por lo que pueda hacer.

- Tranquilo, tranquilo. Que un monstruo intente calcinaros en realidad virtual no os matará. Solo dolerá en un porcentaje aleatorio entre el 1% y el 99% del dolor real. Nada serio.

- Kajii-san... usted ahora mismo no suena muy confiable. 

En un aula vacía, debajo de la mesa del profesor, Gin se mantenía acurrucada y escondida abrazando sus piernas contra su pecho. Todo esto había sido una vuelta al pasado demasiado desagradable. No quería que Tachihara la viese así, no quería despertar recuerdos escolares, no ahora que su relación se había roto.

Escuchó como la puerta del aula se abría y su cuerpo se tensó. Levantó la cabeza que tenía apoyada contra sus rodillas y se quedó esperando a ver que hacía el desconocido que había llegado. Por debajo de la mesa pudo ver la parte inferior de un uniforme masculino. El pensar que pudiese ser Tachihara la hizo tragar duro. No sabía si quería o no quería que la descubriese. ¿Qué iba a hacer si la reconocía al verla en su aspecto escolar? ¿Por qué esto de todos los momentos tenía que pasar cuando le había dado portazo de su vida despidiéndole?

Los pies se acercaron hacia ella y aunque intentó levantarse y huir, al final no lo hizo. Rezó en voz baja para que fuese Tachihara y esperó a que la encontrara. El desconocido llegó frente a la mesa y se agachó para ver lo que había debajo. Al cruzarse con aquel pelo rubio y esas gafas de sol, Gin sintió como si su esperanza fuese pinchada con un alfiler.

- Izaki-san...

- ¡Hola! Por fin te encuentro.

- ¿Me buscabas?

- Pues huiste así de la nada, lo suyo es que te busquemos, ¿no? ¿Te importa? - le preguntó en lo referente a meterse debajo de la mesa con ella a lo que Gin negó con la cabeza, dándole a entender que no le importaba – Waaaao, de verdad que aquí es todo super realista, incluso tu apariencia. Es casi como volver al instituto, ¿no crees?

- Sí.

- Que recuerdos, que recuerdos... cuando eras una niña dulce y tímida. Mi dulce Gin-chan.

- N-no me llames así - se quejó avergonzada.

- ¡Jajajaja! Lo siento, lo siento.

- Izaki-san... - Gin apretó con más fuerza sus piernas contra su pecho - ¿Por qué... por qué te enamoraste de mí?

- ¿Mmm? ¿Y esa pregunta tan rara? Pues no lo sé, simplemente pasó.

- ¿Sí?

- Sí, aunque... digamos que no es que me hayas gustado desde el primer segundo como en los mangas.

- ¿No?

- Siempre he tenido un ojo encima de ti, Gin-chan, pero creo que cuando de verdad comenzaste a llamar mi atención fue... sí, creo que fue en ese momento.

- ¿Cuándo?

- Cuando te empezó a dar igual lo que los demás pensasen de tus dibujos.

- Eso fue...

Sí, eso fue después de que Tachihara le salvase de unos chicos de clase, defendiendo su honor, pero perdiendo el suyo por luchar con un cubo de fregar en la cabeza.

- Eso fue un cambio muy drástico en ti, me pregunto por qué pasó...

- ...

- Oye, Gin-chan – aunque el espacio debajo de la mesa era estrecho, estiró sus piernas, asegurándose de no dar a la chica sentada frente a él - Sé que no es un buen momento para sacar este tema, pero... ¿te importa darme ya una respuesta?

- Pero...

- Te lo diré de nuevo. Me gustas.

Escuchar su confesión por segunda vez no le afectó tanto como la primera, pero lo que no cambiaba era que no sabía exactamente qué decirle al chico.

- ¿Sigues sin tener una respuesta?

- Lo siento...

- Bueno, si necesitas pensarlo tanto... tal vez deba interpretar eso como una respuesta. Oye, Gin-chan, ese chico... Tachihara, ¿de qué le conoces?

- Yo... trabajábamos juntos, pero... antes de eso, le conocí en la escuela. Él fue... él fue la persona que me dio el valor para continuar dibujando.

- ¿Y te gusta? ¿Te gusta Tachihara?

Albatross no obtuvo una respuesta inmediata, era de esperar pues era una pregunta un tanto íntima y visto desde otro ángulo, también estúpida. ¿Qué espera conseguir preguntando a la chica que le gusta si está enamorada de otra persona? Tal vez estaba a tiempo de pedirla que no contestase, pero eso se sentía como muy fuera de su personalidad.

- Sí.

Una respuesta corta pero completa. Albatross se sintió completamente fuera de lugar cuando la obtuvo porque ya escuchó a Tachihara gritar que la amaba y si Gin sentía lo mismo, entonces esos dos eran dos tontos enamorados que si no estaban casados todavía era por la torpeza que ambos compartían en el terreno sentimental.

- Vaya... escuchar que la chica que te gusta está enamorada de otra persona es un poco mierda, pero... pero Gin-chan, si él te gusta, ¿por qué no me has rechazado enseguida?

- Porque me decidí a alejarme de él.

- Mmm... pues... que decisión más tonta, ¿no?

- ¿Eh?

- Tal vez sea porque he envejecido... - se lamentó dramáticamente - Pero la vejez me ha enseñado que callarte tus sentimientos es algo estúpido. Por ejemplo... si yo te lo hubiese dicho antes, tal vez... podría haber tenido una oportunidad, ¿no crees? Jajajaja.

- Izaki-san...

- Gin-chan, creo sinceramente que, si no enfrentas lo que sientes por ese chico y dejas que se aleje, entonces te arrepentirás el resto de tu vida. Hazme caso – se señaló con el pulgar con orgullo – Que yo te hablo por mi experiencia.

En silencio se quedó reflexionando las palabras de quien en algún momento fue su senpai. Albatross nunca se confesó adecuadamente en la escuela, por lo que sus sentimientos nunca llegaron adecuadamente a la persona que le gusta. Puede que, si hubiese pasado antes, los sentimientos de Gin habrían sido otros. Si hubiese recibido su confesión en el instituto, ¿habría dejado de pensar en Tachihara? Era algo imposible de saber, pero lo que sí podía saber es que no quería vivir con esa espina clavada en su interior. No quería quedarse con la duda de ¿qué habría pasado? Y también sabía con certeza otra cosa.

No quería perder a Tachihara. No quería ser un lastre para él, pero tampoco quería separarse de su lado. Su unión solo significaría el estancamiento profesional de ambos. ¿Era egoísta querer hundirle con ella?

Pero es que... tampoco quería eso.

- ¡Izaki-san! - viendo que el chico salía de debajo de la mesa, Gin le imitó poniéndose de pie también - Yo... ¡Lo siento! - agachó rápidamente su cuerpo en una reverencia – No puedo corresponderte porque ya me gusta otra persona.

- Entiendo...

- Tachihara me gusta - le contestó tras enderezar la espalda – ¡No, gustar es poco! ¡Me encanta! Pensar en él... hace que a veces mi cabeza deje de funcionar.

- Sí... supongo que el amor hace eso – le dedicó una sonrisa comprensiva, pero el pobre e iluso de Albatross se olvidaba de que estaba hablando con una Akutagawa.

- Amo la curvatura irregular de 1 mm de su nariz.

- Sí... ¿qué?

- Las raíces negras que le salen al mes, 15 días, cuatro horas y 23 segundos de haberse teñido.

- Ah...

- La distancia simétrica entre sus clavículas.

- ¿Qué...?

- ¡Y el lunar que cree que no he visto en su...!

- ¡Gin-chan! ¡Para! - agitó las manos agobiado - ¡No quiero saber tanto! No, para empezar, ¿cómo sabes tanto? De verdad que eres una Akutagawa - suspiró derrotado al ver el brillo en la mirada de la chica.

- Callarlo es agotador... ¡¡No puedo más!! ¡Me gusta, me gusta, me gusta! No quiero que me veáis distinta... ¡pero así es como soy!

- Gi-gin-chan... tranquila.

- ¡No puedo estarlo! ¡¡No cuando tengo diseñadas ya invitaciones de boda, pensados destinos para la luna de miel y una lista con 20 nombres distintos para nuestros futuros hijos!! ¡¡No puedo callar más tiempo esto!!

- ¡No, Gin-chan, mejor cállalo, que es excesivo!

Avergonzada, Gin tapó su rostro mientras mecía suavemente sus caderas de un lado a otro. Albatross tuvo que admitir que se asustó un poco ante el gen Akutagawa saliendo a la luz en la chica.

Y es que un Akutagawa cuando se enamora, ama con locura y siempre exagerando las cosas hasta el extremo.

- Izaki-san... yo... - pareciendo que se había relajado más, Gin destapó su rostro, dejando ver un rostro más sereno – He decidido que no estoy dispuesta a ser un lastre para Tachihara, pero tampoco estoy dispuesta a abandonarle.

- Sí, eso está bien.

- Sí - asintió alegre con la cabeza – Con lo que ahora... solo me queda una cosa por hacer.

- ¿Confesarte?

Sorprendentemente, Gin negó con la cabeza.

- Yo... - llevó ambas manos contra su pecho – Yo... ¡¡Voy a proponer matrimonio a Tachihara!!

- Sí, eso está... ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! - viendo que la chica intentaba salir del aula, Albatross le bloqueó el camino - ¡G-gin-chan! ¿N-no te parece que te estás saltando un par de etapas?

- Me da igual. Me lleva doliendo mucho tiempo el pecho por esto – la determinación en su mirada le preocupó un poco - ¡Convertiré a Tachihara Michizou en mi esposo!

- ¡Le asustarás si eres tan directa!

- Y además le tengo que pedir otra cosa.

- ¡Bueno, pues sea lo que sea esa segunda cosa, díselo antes que lo del matrimonio! ¡No, mejor no digas los del matrimonio!

Unos ruidos de fuera llamaron la atención de ambos, aprovechando que Alabtross se había distraído, Gin escapó del aula y se marchó corriendo por los pasillos en busca de Tachihara. Cuando llegó a la biblioteca, los ruidos eran más intensos así que supuso que ahí era donde debía estar. Ilusionada, abrió de golpe la puerta y con una enorme sonrisa en el rostro se dispuso a hablar aunque al final no pudo decir nada cuando vio quien era realmente quien estaba allí.

- ¿Mm? - Kunidzilla se dio la vuelta, mirándola extrañada, aunque la extrañada debía ser Gin pues el monstruo estaba organizando los libros en las estanterías por género literario.

- Emmm... ¿Ku-Kunikida-san?

El monstruo dejó lo que estaba haciendo y recuperó su faceta violenta, abriendo la boca y dejando escapar un lanzallamas en su dirección. Para su suerte, Gin pudo esquivarlo gracias a que alguien tiró de ella hacia atrás, apartándola de la trayectoria.

- Ta... ¡Tachihara!

- Por poco... ¡Mierda! ¿Ese es el mánager de Dazai?

- ¡Tachihara! - ignorando la situación, Gin tomó sus dos manos - ¡Tengo algo que decirte!

- Yo también tengo algo que decirte pero... - mirando detrás de la chica, vio como Kunidzilla salía de aula y les miraba rabioso - ¡A-ahora de momento mejor huyamos!

- ¡No, llevo mucho tiempo huyendo! ¡Escucha, Tachihara...!

- Dazai... - rugió Kunidzilla, expulsando fuego por su boca - ¡PONTE A TRABAJAR Y DEJA DE METER MANO A ATSUSHI!

- Tachihara.

- ¿Qué?

- Mejor huyamos.

- Me parece bien.

Ambos salieron corriendo a toda velocidad, levantando un reguero de polvo que Kunidzilla atravesó rápidamente al seguirlos escupiendo fuego indiscriminadamente.

- ¡¿POR QUÉ NOS SIGUE?! ¡NI SIQUIERA SOMOS DAZAI!

- N-no sé... - Gin se giró un poco para mirar al monstruo y después al chico corriendo a su lado - ¡Ta-Tachihara, tengo que decirte algo muy importante!

- ¡Y-yo también, pero no sé si ahora es el momento!

- Es que yo... ¡Yo no te odio y tampoco quería despedirte!

- ¡DAZAAAAAAAAAAAAAAAIIIIIIIIIIIIIIIIIII! - Kunidzilla continúo rugiendo, ajeno a su conversación.

- ¡Lo sé! Fue Jouno, ¿verdad? Él me ha dicho que te convenció para despedirme.

- S-sí, pero... ¡me arrepiento mucho, Tachihara! ¡No era lo que quería! ¡No quiero que te vayas, quiero que te quedes conmigo para siempre! ¡No soy la mangaka más profesional y tal vez no pueda darte mucho, pero... lo poco que pueda ofrecer, te lo daré todo, solo quédate a mi lado!

- ¡Y yo quiero quedarme contigo, Gin y además...! - sin dejar de correr, Tachihara giró el rostro para quedarse mirando a la chica de la misma manera que estaba haciendo ella con él - ¿Tú... por un casual tú eres...?

El corazón de Gin se iluminó, anticipándose a las palabras que veía que iba a pronunciar, pero el brillo desapareció cuando las ondas de choque de un grito de Kunidzilla apuntado en su dirección la empujó con fuerza hacia delante, provocando que se cayese.

- ¡GIN! - Tachihara dejó de correr, agachándose al lado de la chica - ¡¿Estás bien?!

- Sí... - llevó una de sus manos a su cabeza, viendo como una sombra la cubría, se giró para encontrarse con el monstruo ya frente a ellos – Tachihara.

- Sí, ya lo sé... vale, de todas formas, huir para siempre no tiene sentido – sin ningún rastro de miedo en el cuerpo, Tachihara se puso de pie frente a la chica y encaró al monstruo – He plantado cara a Akutagawa Ryunosuke, así que un cruce entre Godzilla y Kunikida Doppo no es nada para mí.

- Dazaaaaaaaaaai........ bastardoooooo... ¡¿TANTO TE CUESTA MADRUGAR?!

- Tachihara, allí.

Miró en la dirección que Gin señalaba, al lado suyo había una puerta estrecha que definitivamente antes no estaba. Parecía el armario de un conserje pero el cártel en la puerta con la cara de Kajii en su forma limón le indicaba que aquella puerta no estaba allí por casualidad. Seguro que Kajii había preparado algo para enfrentar al monstruo.

- Ya veo... ¡Bien! ¡Prepárate, monstruo!

Abrió el armario, pero en su interior, en realidad no había nada útil. Una fregona, un cubo para fregar y un saco de limones. Desde donde Kajii estuviese viendo esto, seguro que se estaba riendo.

- ¡¡ESE LOCO DE LOS LIMONES ME ESTÁ TOMANDO EL PELO!! - sacó enfadado el cubo - ¡¿Qué quiere que haga con esto?!

- ¡¿Y por qué ibas a necesitar otra cosa?!

El grito a sus espaldas hizo que Tachihara se girase, Gin se había levantado y le observaba con una expresión severa en su rostro.

- En aquel momento... no necesitaste nada más, ¿por qué ahora sí?

La sensación de déjà vú que ya experimentó una vez se repitió, pero multiplicada por mil. Como un puzle con las piezas dispersas, este se había comenzado a ordenar solo.

- Gin... tú eres...

- ¡DAZAAAAAAAAAAAI! - Kunidzilla rugió, terminando de llegar frente a ellos.

Aunque no había conseguido decirla lo que quería, Tachihara sabía que con el monstruo acosándoles no tendría nunca una oportunidad, así que prefirió centrarse en acabar con él y ya después hablar tranquilamente con la chica.

- Sí... tienes razón, no necesito mucho más - cogió el cubo y se lo puso en la cabeza, apuntando al monstruo con la fregona - Después de todo, no soy un protagonista, no tengo que molestarme por cosas como quedar bien.

- ¡DAZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAI! - continuó rugiendo con fuerza Kunidzilla.

- ¡Te cerraré la boca de un fregonazo, ahora verás! - alzó la fregona, haciéndola bajar con fuerza e impactándola contra el hocico de Kunidzilla.

Seguro que, si Tachihara hubiese tenido un poco más de suerte y esta historia fuese un manga shounen de superhéroes, entonces habría derrotado al monstruo con algo tan simple, pero como era de esperar, no fue así. Al impactar con el hocico del monstruo, la fregona lógicamente se partió, dejando a Tachihara con el rostro pálido y preguntándose si había una manera de quedar más mal todavía frente a la chica que le gustaba.

- ¡AY, MIERDA, ES UNA BROMA! ¡¿NO?!

- Bueno... supongo que no podía funcionar de la misma manera con unos chicos de secundaria que con un monstruo...

Al escuchar a la chica, Tachihara se dio la vuelta parar mirarla. Gin le dedicó una sonrisa de timidez. Ni siquiera hacía falta preguntar directamente, sus dudas se estaban respondiendo solas con esas palabras, aun así, quería escucharlo salir de sus labios.

- Gin... ¿eres... eres la chica que ayudé en el instituto?

- Sí - asintió ampliando su sonrisa y con un tenue sonrojo en las mejillas – Me gustas desde entonces.

- ¿Por qué no...? ¿Por qué no me lo dijiste antes?

- ¿Cómo querías que lo hiciera? Lo más seguro es que no me reconocieses y encima así era – le reprochó con un puchero que mantuvo poco tiempo en su rostro - Ya no dejaré que te vayas, ¡nunca, nunca, nunca más! Quiero seguir creciendo como mangaka y quiero ser una profesional que tenga algo que ofrecerte como jefa. Quiero que quieras estar a mi lado, que pienses en mí tanto como yo pienso en ti, quiero que me necesites, quiero... ¡Quiero que me quieras! - confesó con sus ojos humedeciéndose por la vergüenza de estar soltando por fin todo lo que siente al chico – Y quiero... - alargó su brazo, señalando el centro del uniforme del chico – Quiero tu segundo botón, Michizou.

- Gin... en serio... - su rostro de sorpresa cambió rápidamente por una sonrisa de satisfacción - Los Akutagawa son tan obsesivos en el amor – su comentario avergonzó a la chica, en serio era tan linda – Pero no me parece mal. Llevo enamorado mucho tiempo de ti, eres una chica estupenda y que se merece lo mejor y yo quiero ser ese mejor. Quiero quedarme a tu lado, ayudarte a crecer y seguir mejorando yo mismo. No quiero llegar a ser un gran dibujante por dibujar en un grupo talentoso o popular, quiero ser uno bueno por trabajar codo con codo con la chica que me gusta y poder volcar esos sentimientos en lo que hago. Ten por seguro que pienso en ti tanto como tú en mí e incluso más, te necesito, te quiero y... - llevó su mano derecha al botón que Gin había señalado y tiró de él con fuerza hasta arrancárselo - Quiero que te quedes mi segundo botón.

Ambos extendieron el brazo, Tachihara por encima del de Gin para dejar caer el botón en su mano. Kunidzilla, que poco le importaba el desarrollo romántico de otros, se mantenía cargando en su garganta una potente llamarada para acabar con ambos de un golpe. Antes de que le entregara el botón, Gin cerró los ojos, recordando las palabras de su tía.

"Cuando un chico te da su segundo botón, también te está dando su corazón".

Si iba a ser así...

Si el chico le va a dar su corazón...

Entonces ya no tiene que reprimirse, ¿no?

A partir de ahora, dejará que su corazón mande sobre todo lo demás.

- Michizou.

A Tachihara no le dio tiempo a preguntar y tampoco a soltar el botón, Gin agarró su muñeca y tiró para atraerle hacia ella al mismo tiempo que ella daba un paso hacia delante para eliminar la distancia. Los rosados labios que en una época vio inalcanzables se acercaron a una velocidad que le hizo imposible el reaccionar. Por la anticipación, ambos corazones se iluminaron y comenzaron a pitar, pero en el momento en que estaban a punto de rozarse, Kunidzilla disparó su llamarada por la boca, haciéndoles perder el sentido cuando el escenario desapareció frente a sus ojos.  

Cuando Tachihara abrió de nuevo los ojos, no había ninguna escuela, ni ninguna chica a punto de besarle, solo un Kajii sonriente con su casco en las manos.

- A la mierda... ¡¿Ha sido todo un sueño?! ¡NO ME JODAS! ¡Y ME PICA LA PIEL! ¡LA LLAMARADA FUE DE VERDAD, HIJO DE PUTA!

- ¡Jajajajajajajaja! Tranquilo, el porcentaje de daño real que podía causar era aleatorio, parece que ha salido de un 99%. 

- ¡EL PORCENTAJE ES ENORME, LOCO DE LOS LIMONES!

- No llores que te saqué a tiempo.

- ¡Y POR ESO ESTOY ENFADADO, ME SACASTE E INTERRUMPISTE MI...!

No pudo acabar lo que estaba diciendo, otra persona despertó de la simulación, quitándose el casco de limón y levantándose apresuradamente de su sitio para lanzarse hacia donde estaba él. Viéndola venir, Kajii se hizo hacia un lado, dejando vía libre a Gin para lanzarse encima del chico con tanta fuerza que casi le tira hacia atrás.

- ¡Gi-gin!

- Me diste tu segundo botón... hazte responsable.

- ¡¿EH?! ¡¿NO FUE UN SUEÑO?!

Sonrió enternecida por la estupidez del chico y sin penárselo dos veces, agarró su rostro poniendo una mano en cada mejilla y le besó. Ya no había corazones haciendo ruido, pero si un Tachihara rojo hasta las orejas. Cuando se separaron, el rostro de Tachihara no cambió, seguía del color de los tomates y en shock, tal vez no terminase de creerse que por fin se hubiese confesado a la chica que le gusta y que encima sus sentimientos fueran correspondidos. Al recibir un toque en la nariz por parte del dedo índice de la chica es cuando por fin pareció acordarse de donde estaba.

- A partir de ahora... eres mío y solo mío. Laboral... y sentimentalmente.

Se volvió a inclinar hacia sus labios para intentar besarle de nuevo, tanto que sus pechos chocaron contra su cuerpo. Tachihara casi se queda sin aire al sentirlos, rápidamente miró alrededor, Akutagawa seguía dentro de la simulación, al igual que casi todos y menos mal porque aunque le había plantado cara una vez, no estaba seguro de poder dos. Dazai estaba despierto y consciente de lo que estaban haciendo, al cruzar miradas, el castaño la apartó rápidamente y Tachihara se avergonzó más.

¿Tan rápido había pasado de ser un friki virgen a un exhibicionista?

- Gi-gin, ¿pu-puedes esperar a que...?

- ¿Qué hacéis? - preguntó Teruko una vez que llegó a su lado al ver a la chica encima de Tachihara - ¿Hacéis bebés? ¿A plena luz del día? Que guarros. Ni siquiera mamá y papá son tan exhibicionistas.

- ¡N-no hacemos eso!

- Sí, todavía no.

- ¡Eso, todavía...! ¡¿TODAVÍA?! ¡GIN!

- Teruko-san, ¿qué haces? - Jouno se acercó a ellos.

- Hacen bebés - les señaló de manera inculpatoria – Como tú y pa...

- Ya deja de hablar y vámonos, que tenemos que irnos.

- ¿Y Tachihara?

- ¿Qué pasa con él? Obviamente, está despedido.

- ¡¿Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeh?! - la niña puso una cara larga - ¿Por qué?

- Es obvio, ¿no? No voy a dejar en el grupo a alguien que va metiéndole la lengua hasta la garganta a la líder de un grupo mangaka rival.

- No sé si esa justificación me sirve.

- ¿Y qué tal esto? No podremos guardar secretos porque si Gin restriega sus pechos contra él, Tachihara estará soltándolo todo en medio segundo. Es tan blandengue.

- Mmm... eso es cierto.

- ¡OYE! ¡¿POR QUÉ CERDO MANIPULABLE ME TOMÁIS?!

- Vámonos - sin molestarse en contestarle, Jouno tomó la mano de Teruko y la sacó de allí, Tetchou fue detrás de ellos sin emitir palabra alguna.

Viendo como Tachihara se quedaba mirando por donde se habían ido, Gin emitió un suspiro y se levantó de encima de él.

- ¿Gin?

- Está bien, yo también tengo algo que decirle.

Ambos salieron del arcade, siguiendo la pista del trío de mangakas que se acababan de marchar, no les costó mucho alcanzarlos aun por las pobladas calles de Akihabara, pero como no se iban a parar, Tachihara estiró su mano y agarró el brazo de Jouno, este, molesto, paró en seco y de un tirón se libró del agarre, girándose para dedicarle un ceño fruncido.

- ¡¿Y ahora qué quieres?!

- Gracias... por plantarle cara a Akutagawa por mí.

- No agradezcas eso, que te debería dar vergüenza que haya tenido que hacer eso. ¿Te puedes llamar hombre de verdad asustándote así?

- Creo que no le temes porque... - sonrió algo nervioso - No le ves la cara.

- Si le viese le contestaría de la misma forma, es un chico tan engreído. Que molesto es.

- Aun así... gracias de todas formas.

- Deja de sonar tan amigable conmigo, Tachihara – se sacudió su brazo tocado por el chico como si le hubiese llenado de polvo – Volviendo con Lagarto Negro vuelves a ser el enemigo, así que tendrás que pasar las noches llorando cuando veas como nuestras ventas crecen y las vuestras se estancan.

- No... n-no se van a estancar – superando los nervios en su cuerpo, Gin dio unos decididos pasos hacia delante, siendo ahora ella quien estaba situada frente al albino – Yo... quiero ir en serio con todo esto, porque es lo que me gusta. Amo dibujar y no quiero ocultarlo más. He callado mucho tiempo las cosas que amo, ya no voy a hacerlo, nunca más.

- ¿Y con eso me quieres decir...?

- Desvelaré mi identidad, anunciaré que Akutagawa Gin es la mangaka detrás de Lagarto Negro y en la próxima comiket, no me dejaré intimidar y os superaremos en ventas. Dará igual el truco sucio que intentéis hacer, no me volverán a temblar las piernas.

- ¿Y eso? - el albino arqueó una de sus finas cejas – Te das un par de besos con Tachihara y ya te crece el valor ¿o cómo va eso?

- ¡OYE! - el chico obviamente se quejó, sonaba como si él fuese tan poca cosa.

- ¡Sí! - Gin asintió entusiasta – Michizou es mi fuente de energía y a partir de ahora la recargaré cada día, cada hora y cada minuto. Y... y... - llevó sus dos manos a sus mejillas coloradas – Y cuando consiga una carga más "profunda"... ¡entonces sí que nada conseguirá tumbarme!

De los alrededores de Gin comenzaron a salir corazoncitos mientras que Tetchou se cruzaba de brazos y ladeaba el rostro confuso por la metáfora.

- ¿Carga...? - como si de un dibujo animado se tratase, una nubecita apareció sobre su cabeza para imaginarse un cargador insertándose en un teléfono móvil. La bombilla se prendió sobre su cabeza – Ah, habla de se...

- ¡Ya es suficiente! - Jouno estiró su mano hacia la boca de Tetchou para impedirle acabar – Esta chica ha perdido tanto el miedo como la vergüenza. Bien, haced lo que queráis, será interesante, aunque nada será suficiente para que ganéis ni un poco de atención.

Y con esas últimas palabras, Jouno se despidió a su manera de ellos llevándose a los otros dos con él. Tachihara y Gin se quedaron mirando un rato el camino por el que se iban hasta que el chico giró su rostro hacia el cuerpo de la chica.

- ¿Lo decías en serio? Lo de desvelar tu identidad.

- Sí... me daba un poco de miedo pensarlo, pero... - giró su rostro, mostrando aquellos brillantes ojos color azabache más llenos de vida que nunca y provocando un sonrojo en Tachihara – De alguna manera... ya no estoy asustada.

- M-me... me alegro... - algo inseguro, intentó acerca su mano a la suya para tomarla, viendo sus intenciones, Gin se adelantó y tomó tanto la iniciativa como su mano.

- ¿Mejor?

- Sí - sonrió complacido, aunque no se había olvidado de una cosa rara que había dicho la chica – Oye, Gin, ¿a qué te referías con conseguir una carga más profunda de mí?

- Ah, ¿eso? - aun sosteniendo su mano, comenzó a acercarse más a él, obligándole a comenzar a retroceder.

- ¿G-gin? - dejó de dar marcha atrás cuando su espalda chocó con la pared de un local - ¿Q-qué...? - cerró la boca de golpe cuando la chica acercó demasiado su rostro.

- Pues de momento... - levantó su dedo índice, poniéndolo entre ambas bocas – No te lo voy a decir~

- ¡¿EH?! ¡¿Por qué?!

Habría seguido replicando si no hubiese sido porque la chica bajó el dedo que les separaba y juntó sus labios. Llevaba tanto tiempo aguantándose el besar a Tachihara que ahora no desaprovecharía oportunidad ninguna y más adelante, pensaba conseguir una conexión mucho más profunda.

Y no hace falta especificar de que se trata, porque Gin es una Akutagawa al fin y al cabo.

Y una Akutagawa enamorada, ama con locura y de manera exagerada. 


Hola!!! Hasta aquí el cap (uno de los más aburridos que he escrito), se acaba la estancia en Tokyo y se oficializa el tachigin. En el siguiente volvemos a las aventuras y problemas diarios en Yokohama.

El cap será espantoso y aburrido pero Tachihara es con diferencia el mejor personaje de esta historia. Por último, aclarar que el beso dazatsu no es real pues ha sido en una simulación, en realidad no se han besado. 

Hasta la próxima. 

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