El auto de las mudanzas ya no estaba estacionado frente a la vereda, así que al parecer habían acabado de trasladar las pertenencias a la nueva casa.
Se detuvo en medio de la verja, notando que desde la ventana de una habitación, Madelin la miraba de una forma indescifrable. Entonces a Magui le asaltaron dudas: ¿Debía realmente soportar vivir en ese lugar? ¿Cómo podría dormir pacíficamente sabiendo que habrá alguien observándole a cada segundo?
-Andy, ¿Qué pasa con esa conocida tuya?;-dijo a pesar de que no lo estaba viendo por ningún lado.

-Ella no debería estar aquí, Magui. Mientras permanezca atada a esa casa no será como era mientras estaba viva.- respondió Andy apareciendo a su lado.

-No puedo soportar estar así, no puedo simplemente estar tranquila cuando desde todos los puntos están velando cada movimiento que hago.

-No tienes opción, de alguna forma siempre estuviste con nosotros, entonces estuviste relacionada conmigo, y al estar relacionada conmigo y con la casa, estás relacionada con Madelin. Es un ciclo, y sin importar cuanto huyas no podrás desprenderte de él sin desprenderte primero de eso que inició todo, y saber su causa desde la raíz.

-¿Qué es lo que lo inició todo? Yo era una persona perfectamente normal hasta que apareciste. -Magui estaba perdida.

-No lo creo.

-¿Por qué? ¿Y qué es eso de saber su causa desde la raíz?

-Debes saber qué es lo que te ata a nosotros.

-¿Cómo haré eso? No lo entiendo. No veo qué puede ser ajeno a mi día a día. Yo he estado como estoy ahora desde siempre.

-No lo sé. Pero auqnue lo supiera no te lo diría. Debes ayudarme primero.

-Eres egoísta.

-Hace algún tiempo que dejé de serlo todo, Magui, no me culpes.

A Magui ya le pesaba todo, se sentó en la hierba del jardín y suspiró entrecortadamente, preocupada por la resistencia de su cordura.

-Magui, ¿Qué haces ahí? -preguntó su abuela desde la puerta. -Tu madre se está encargando de acomodarlo todo ella sola. Eres muy desconsiderada.

Magui no respondió, se puso de pie y entró de nuevo en esa maldita casa.