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― ¡deja de meter mujeres a nuestra base idiota!

― ¿Por qué lo dejaría? Ni siquiera tiene importancia

― Me molestan

― ¿estas celoso?

― ¿Qué? no, simplemente es molesto

― Hay alguien que me gusta

― ¿una de ellas? Solo quédate con ella

― No, es que es muy torpe para darse cuenta

― ¿cuenta de qué?

― Que me gusta

― Entonces díselo

― Me gustas

― ¿ah? La chica se fue hace minutos idiota

― Que torpe eres...

Los días siguieron pasando, Chuuya no comprendió. Simplemente siguió con lo suyo.

― ¿ya le dijiste a la chica que te gusta?

― Ya

― ¿y que paso?

― No entendió

― ¿no le explicaste bien?

― ¿Cómo le explicaré? Es tan torpe

― Puedes hacerlo, confió en ti

― ¿Por qué tienes tanta esperanza en ello?

― Quizá así dejes de intentar suicidarte, tendría menos trabajo buscándote o curándote.

― Bien – sonrio Dazai ― Se enamorará de mi

Dazai comenzó a darle tiempo a Chuuya, ¿tiempo? Si, salían juntos, se divertían, era sencillo y claro pero para el pelirrojo no lo era ― Chuuya

― ¿si?

― Me gustas – repitió

― ¿Por qué me lo dices a mí?

― Por qué me gustas

― No entiendo

― ¡tú eres el que me gusta maldito estúpido! ¿Eres tan pequeño que no te entra en la cabeza?

― ¡imbécil!

― ¡lo verás! Te enamoraras de mi

― Te he dicho que pares, tengo un perfecto régimen, ¡jamás me enamoraré de ti!

Esas eran las palabras del dúo negro, Dazai sabía que lo lograría, Chuuya sabía que no lo lograría, era una competencia... que simplemente debían afrontar.

Dazai llego una mañana, simplemente fue algo adorable para Chuuya, había aparecido con un ramo de flores de distintos colores sobresaliendo el rojo ― es para ti, chibi

― Imbécil

Al día siguiente, Dazai le dejo un café caliente, panqueques y una nota advirtiendo su hazaña. Chuuya lo comió, tenían sal, así que lo vomito. ― Estúpido... - se quejo

A la semana, Dazai llevo a Chuuya a un barrio para hacer una de sus transacciones ilícitas, la cosa se puso fea, así que Chuuya tomo a Dazai, corrieron del lugar mientras Dazai disparaba a todos sin control. Chuuya se abrió paso y derrumbo el lugar. ― ¡eres un maldito estúpido! – grito mientras salía de los escombros. Dazai se volteo a las risas, Chuuya lo miro y sin poder evitarlo comenzó a reír también. Ellos eran imparables.

― Chuuya

― ¿si?

― ¿puedes leerme un poema?

― ¿Cómo cuál?

― Circo...

― Circo ¿eh?... – Chuuya sonrió

"Habían transcurrido varias épocas 

y hubo guerras de color castaño. 

Habían transcurrido varias épocas 

y soplaron ráfagas heladas de invierno. 

Habían transcurrido varias épocas y esta noche, aquí, llegaban a su punto culminante,

y esta noche, aquí, llegaban a su punto culminante.

Hay una viga en lo alto de la carpa del circo.

Hay un columpio.Un columpio casi invisible.

Cuelga boca abajo con los brazos tendidos bajo el techo manchado de algodón. 

Yuán yuyón yuyayuyón.

Las luces blancas, cercanas,respiran como si fueran listones baratos.Yuán yuyón yuyayuyón. 

Los espectadores son pequeñas sandías.

Sus gargantas chillan como las conchas de ostión.Yuán yuyón yuyayuyón.

La negra y ennegrecida oscuridad cubre la carpa. La noche avanzay la nostalgia de los paracaídas condenados. 

Yuán yuyón yuyayuyón."

― Amo... como escribes Chuuya, tu forma al recitar un poema, es hermoso. Eres hermoso.

― ¿Qué tanto puedes amarlo?

― Tanto como te quiero a ti...

― Decir palabras así, es demasiado...

― Te lo he dicho, me gustas...

― Si tan solo pudieras dejar de decirlo

― Sería igual a callar a un amante del criterio y honestidad

― Idiota...

― Chuuya me gustas...

― ¿en verdad?

― Es verdad...

― Dazai

― ¿si?

― Me gustas...

― Me alegra oírlo...

Los chicos se quedaron igual, Dazai comenzó a llevarse más con Ango y Oda, dejando de lado a Chuuya. El pelirrojo le busco, el castaño le ignoro. Fue aquella fatídica noche, Chuuya busco por todos lados a Dazai hasta hallarlo. Fue en medio del camino, la lluvia los cubría, la luz apenas les daba vista ― ¡Dazai!

― Chuuya... ¿Qué haces?

― Eso preguntaba a ti, maldito imbécil. Todo lo que paso hoy

― Fue... horrible ¿verdad?

― Dazai, no hagas una estupidez, yo te...

― No lo digas... no ahora. No es tiempo

― ¿de qué?

― Chuuya, lo siento...

El castaño se marchó, Chuuya se distrajo con una explosión, había sido su auto.

Nakahara Chuuya vivió enamorado del castaño sin poder encontrarle en ningún lado. 



...

Este es mi primer Drabble y como ya dije, me pase de las 500 palabras. Una disculpa.

Había querido escribir sobre esto hace tiempo, pero ahora puedo escribirlo libremente sin ninguna preocupación. 

Un amor no correspondido, un amor que jamás debio existir.

Pero fue: el más hermoso.

El poema es de Nakahara Chuuya, espero lo disfruten en español.

¡Gracias por leer!

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