[24]
Park Jimin aceleró el paso hasta las escaleras y, al bajar la mirada, el grupo de guardianes bajo su mando dirigió sus ojos hacia él y se inclinó en una reverencia. Cien vampiras impuras se arrodillaron, colocando una mano sobre el pecho en un gesto de respeto. El de sangre mixta soltó un suspiro al observar a su doncella personal.
—Sé que es tarde en la noche, pero nuestro hogar está siendo atacado; siete de sus compañeras han caído defendiendo este lugar, lo que indica que no enfrentamos a un enemigo cualquiera. Esta noche debemos estar alertas—anunció Irene, clavando su mirada en cada una de sus doncellas—Ustedes no son meras guardianas.
—Sí, señora—afirmaron todas al unísono y contemplaron a Park Jimin, alzando sus manos hasta colocarlas sobre la frente.
—Siento que esta noche no podré dormir bien.Es peligroso.
—Amo, le recomiendo que esta noche descanse en el ático. Daré instrucciones a las doncellas para que lo acondicionen, ya que es bien sabido que es el último lugar donde llegaría el cazador. Así, desde el primer hasta el tercer piso, estará bajo la custodia de las vigilantes.
—Entendido.
—A partir de ahora, ninguna doncella de la casa podrá salir, excepto las vigilantes. Comenzaré a nombrarlas una por una—dijo Irene, frunciendo el ceño mientras su mirada recorría a todos los sirvientes presentes. De pronto, se percató de una ausencia y recontó rápidamente—¿Quién falta? ¿Por qué hay solo 299?
Los presentes se contemplaron entre ellos para contarse.
—Daehyun no está— comentó una de las ayudantes de cocina, levantando la mano para llamar la atención.
—¿Qué?
La doncella frunció los labios, deslizando su mano por la frente al percatarse de que su hermana podría meterse en problemas.
Dahyun saltaba felizmente por el pasto del bosque con un canasto, sabiendo que las cocineras necesitaban hongos para la sopa de verduras. Se ofreció a buscarlos y, al encontrar unos grandes y hermosos, comenzó a recolectarlos alrededor de un árbol. Una amplia sonrisa adornó su rostro al pensar en lo útil que sería. Desde la partida de Taehyung, se sentía sola en el castillo y buscaba hacer amistades, aunque no siempre era fácil, ya que la veían extraña por su forma de ser.
Se oyó un disparo en la distancia, e Irene, que corría hacia el bosque, se detuvo bruscamente. Su respiración se aceleró y su carrera se intensificó. Hacía tiempo que había olvidado cómo latía su corazón, pero en ese momento podía oírlo, resonando en todo su ser. Entonces, su peor miedo se materializó: allí, sobre el césped, su hermana yacía agonizante, desangrándose sin poder moverse. La hermana mayor soltó un grito desgarrador y corrió hacia la menor, tomándola en sus brazos.
Dahyun tosió sangre y observó su vientre; su cuerpo se sentía caliente y sin dolor, pero comenzaba a sentirse débil.
—No puedo cicatrizar—susurró con voz tenue—,dile a las chicas de la cocina que conseguí los hongos.
Irene frunció el ceño al tomar los hongos y los arrojó a un lado.
—¿Es eso lo único que importa ahora?—exclamó, mirando a su alrededor; sin embargo, no lograba oír ningún ruido ni respiración además de los de su hermana—. Tonta... ¿Por qué no te sanas? ¡Sánate!—gritó entre lágrimas, colocando su mano sobre el vientre intentando detener la hemorragia. Comenzó a quitar la ropa de su hermana hasta que desabotonó la camisa, observando cómo la herida permanecía abierta y la piel alrededor se oscurecía, las venas se tornaban negras como si un veneno se esparciera—No... no a ti.
Al ver el rostro triste de su hermana mayor, Dahyun sonrió con amargura y, levantando su mano, limpió las lágrimas de sus mejillas.
—Nunca imaginé que mostrarías esa expresión por mí... supongo que, después de todo, sí me quieres, hermana.
La mano de la joven se deslizó, liberando un suspiro agonizante hasta que sus ojos se volvieron vacíos y sus pupilas se dilataron. Irene llevó su mano temblorosa al rostro de la más joven, incrédula ante la vista de sus ojos. Mina llegó y tocó el suelo; al ver el cuerpo inerte de la pequeña, retrocedió llena de pesar, oyendo el llanto inconsolable y desgarrador de la ama de llaves.
—Eres lo único que tengo— musitó entre sollozos la mayor, quien, tomando el cuerpo de su hermana, se levantó bastante debilitada. Mina la sujetó para ayudarla a mantenerse en pie.
—Señora Irene, las balas están envenenadas, observe el color de sus venas; debe ser sangre de licántropos.
—¿Estás sugiriendo que quienes nos atacan tienen sangre de lobos?... Debemos informar a nuestro señor con prontitud.
El cazador frunció el ceño y apuntó hacia las dos vampiras mientras permanecía sobre una rama. Escuchó un ruido detrás de él, se volteó y vio a lo lejos a una persona que lo había descubierto. No tuvo tiempo de reaccionar antes de recibir una patada en el vientre. Las vampiras levantaron la vista al oír un crujido y vieron cómo un cuerpo era lanzado por los aires. Irene agarró a su hermana y comenzó a correr hacia la mansión. Mina emitió un grito agudo para alertar a las demás guardianas.
Cuando las vigilantes oyeron el llamado, se transformaron en sus formas animales y corrieron hacia las ventanas y puertas abiertas para responder al llamado. Park Jimin se estremeció al ver a Irene entrar con el cuerpo de su hermana fallecida en los brazos.
—¡Cierren ventanas y puertas, estamos bajo ataque! mi señor...
—Esa herida de tu hermana, debía haberla cicatrizado.
—La persona que nos está atacando, tiene sangre de lobo.
—¿Qué?
—La sangre de lobo es veneno para los vampiros.
Park Jimin sintió un profundo temor al oír esa noticia. Irene colocó el cuerpo de su hermana en los brazos de una compañera, sabiendo que debía ordenar que lo protegieran para así poder darle un último adiós digno. Sin embargo, la supervivencia esa noche era primordial; el hombre que atacaba a sus compañeras afuera no era un cazador cualquiera, sino un experto en la eliminación de vampiros, un tipo del que había oído rumores, que trabajaba para la Iglesia de los Iluminados, conocido como el aniquilador.
Ella se aproximó a Park Jimin, comenzando a dirigirlo hacia el ático acompañada de otras doncellas que lo protegerían, así como de una de las vigilantes más fuertes. Un estruendo resonó; Mina había roto la ventana del segundo piso. La vampira frunció el ceño y miró hacia su derecha, donde su amo y la ama de llaves parecían dirigirse también al ático.
—Irene... este lugar ya no es seguro, ese hombre es un monstruo. Deben irse de aquí.
—¿Qué absurdos estás diciendo? Este es nuestro hogar. No tenemos adónde huir.
—Amo, el Ducado de Santé es el más cercano; el Conde Jeon podrá proteger a nuestro señor. Nosotros distraeremos a este hombre —observó cómo varias de sus compañeras emitían chillidos de agonía a lo lejos—. ¡Toma al señor y llévatelo volando, no hay tiempo! Nosotros ganaremos tiempo.
Irene asintió y se acercó, transformandose hasta sacar sus alas, agarró a su amo por los antebrazos y decidió huir rápidamente de esas tierras. Debido al embarazo, su señor, al ser más pesado, no podía volar de forma adecuada y estaba en un estado frágil ya que los hijos comenzaban a consumir sus nutrientes para desarrollarse dentro de él. Park Jimin estalló en llanto al observar desde la distancia cómo las doncellas le hacían una reverencia a través de las ventanas y le brindaban una sonrisa. Comprendió que ese lugar sería arrasado por el cazador: ¿Por qué deseaban acabarlo?
Mina se situó sobre el tejado de la mansión, observando cómo su compañera se alejaba con su amo, asegurando su fuga. Al girarse hacia el bosque, notó a un licántropo en su forma semi-humana emitiendo un aullido y erguido sobre dos patas, revelando su linaje. Mina cayó al suelo y levantó su rostro; sus ojos adoptaron un tono amarillo mientras suspiraba profundamente. La mayoría de sus compañeras ya no tenían vida, y ella era consciente de que pronto correría la misma suerte. Sabía que, tras su muerte, las restantes doncellas, vampiras impuras comunes sin poderes, morirían sin esperanza de salvación.
Ante ella se erguía un monstruo irracional, sediento de sangre, cuyos ojos presagiaban una muerte inminente. Al voltear, percibió el sonido de una de las doncellas derramando un líquido en el suelo y alzando una antorcha.
Mina frunció el ceño y se volteó, observando cómo las otras doncellas se agrupaban y se incendiaban. La vampira emitió un grito desgarrador, consciente de que solo existían dos opciones: ser asesinadas por aquel monstruo y sufrir, o morir juntas, preservando el poco honor que les quedaba.
—Mina—una de las vigilantes, apareció; le faltaba una mano y parecía estar agonizando. Sus compañeras llegaron también, algunas con heridas graves pero no mortales—Defenderemos nuestro hogar hasta que caiga la última de nosotras— declararon con determinación.
—Siempre supimos que llegaría una final— murmuró la líder de las vampiras, levantando su rostro hacia el clima nublado y suspirando profundamente, —nuestro propósito y la razón por la que se nos dio una segunda oportunidad.
La vampira emitió un siseo y las demás vampiras se lanzaron hacia el lobo, comenzando a atacarlo con las fuerzas restantes. La vigilante inclinó su cabeza, un trueno retumbó y, segundos después, la lluvia comenzó a caer intensamente, azotando el suelo y a los presentes.
Así fue como cada una de sus compañeras falleció; aquel individuo las derrotaba con total facilidad. Sabían que no podían ganarle, pero aún así, sus cuerpos yacentes mostraban que lucharon con honor hasta el final.
—¿Pronto la volveré a ver? ¿En otra vida... podré decirle que yo también la amo, Daehyun?
El licántropo, con su hocico, arrancó la cabeza de una vampira y la escupió. Al levantar la vista, observó aquel cuerpo delgado y la mirada triste de la última guardiana de la casa, quien extendió sus alas y se lanzó hacia el exterminador de vampiros.
Park Jimin temblaba de frío, observando las baldosas del cuarto, había llegado en Santé. Jeon Jungkook se paseaba de un lado a otro, intrigado por lo que acababa de escuchar. En el mismo cuarto, se encontraba también Kim Seokjin, de visita en esas tierras. La ama de llaves Seojeong entró y ofreció una taza de té caliente al omega, quien secó sus lágrimas, desolado por la incertidumbre sobre la suerte de su gente.
—La sangre de lobos solo se ha manifestado en la realeza —Seokjin caminaba tranquilamente de un lado a otro, reflexionando—. Si esto es cierto, significa que fue la iglesia de los Iluminados la que dio la orden. ¿Los habrás provocado?
—No realicé tal acción. Simplemente rescaté a un joven que resultó ser el segundo príncipe del reino y luego resultó que Taehyung era el hijo de la emperatriz, el heredero al trono.
Sejeong, que estaba a punto de salir de la habitación, se detuvo bruscamente y se volvió al oír esa historia.
—¿Es mi hijo un heredero al trono?
—Sí, él es un lobo de sangre pura —dijo, y los presentes se quedaron helados al escuchar la información—. Tengo miedo, estoy esperando a nuestro hijo y...
—¿Mi hijo... tu hijo? ¿Qué? —Sejeong dejó la bandeja de plata a un lado y se acercó— ¿Nuestro hijo? ¿Mi hijo tendrá un hijo?
—¿Acaso no lo sabe usted? estamos casados y estamos esperando a nuestro primero hijo.
—¿¡Qué?!—Sejeong al escuchar aquello miró a los demás.
Un golpe seco resonó, y todos bajaron la mirada al ver el cuerpo de la doncella desmayada tras la noticia que acababa de recibir.
—¿Acaso no se los dije?—inquirió, frunciendo el ceño, el mestizo.Todos negaron silenciosamente, deseando escuchar más sobre esa historia.
Minutos después, todos escucharon la historia del mestizo; Mijoo había tenido que despertar a Sejeong en algún momento. El silencio era profundo, nadie se atrevía a hablar, como si no supieran cómo reaccionar.
—¿Qué tipo de monstruo llevas dentro? —se atrevió a preguntar Kim Seokjin—. Los hombres lobo han sido nuestros enemigos durante milenios, Jimin, debes recordar que eres medio vampiro; la sangre de tu hijo podría matarte.
—Soy consciente, pero también existe la posibilidad de que nazca.
—Estás jugando con la muerte —dijo Jeon Jungkook interrumpiendo, mientras se sentaba en una de las sillas.
La puerta del cuarto se abrió y Min Yoongi entró, observando a los presentes. Ya informado sobre la visita del Conde gracias a una de las vigilantes, el joven Conde avanzó entre ellos hasta sentarse en una silla junto a su esposo.
—Lamento lo ocurrido, Conde Park—expresó sus condolencias aquel omega—. Es una situación muy grave; tengo información sobre ese hombre que atacó su mansión.
—¿Sabes algo al respecto?—Jungkook se cruzó de brazos.
—Ese hombre era en sus inicios un cazador de vampiros, un humano. Con el paso del tiempo, se destacó y captó la atención de la Iglesia de los Iluminados y de la legión de cazadores. Al arribar al imperio de Sunghed, el entonces Rey, ya fallecido, puso sus ojos en él, deseando un guerrero formidable. Con el respaldo de la Iglesia, fue entrenado y transformado en un hombre formidable, capaz de eliminar a un vampiro de sangre pura.
—La misma forma de transformación de vampiros a humanos debe ser aplicable para la transformación de hombres lobo a humanos— comentó Seokjin, pensativo.
Jimin dio otro sorbo a su bebida.
—No es así —dijo Min Yoongi levantándose y caminando hacia la ventana—. Los humanos deben morir para transformarse, pero un hombre lobo impuro es mordido estando vivo. Sufren una semana de agonía total hasta que pierden sus sentidos y, en una noche de luna llena, experimentan una transformación completa. A diferencia de nosotros, los vampiros, ellos atacan en su forma animal, inconscientes y dominados por sus instintos más primitivos.
—Ese es un hombre lobo impuro —Jimin dejó la taza ya vacía sobre la mesa—. Kim Taehyung tiene sangre real, del mismo imperio, sangre pura.
—Pero acaba de aprender a transformarse y no tiene conocimiento de su propia naturaleza; por lo tanto, en este momento, es un monstruo incontrolable que no podrá distinguir ni siquiera a los suyos—continuó Yoongi, cruzándose de brazos.
—No hay manera de detenerlo—, dijo Jin con un largo bostezo y una mueca—. Al ser de una raza de lobos de sangre pura, unirte con alguien así, siendo tu un sangre mixta, hará que el bebé... te mate, Park Jimin.
—Creo que no hay problema, Jimin tiene sangre de demonios, y los lobos descienden de ellos. Si tiene suerte, la sangre del lobo no terminará con la vida del Conde Park ni con la del niño que está esperando; sin embargo, podría debilitarlo mucho durante el embarazo— Min Yoongi permanecía bastante tranquilo, intentando conservar la calma.
—Jeon Jungkook, tengo que admitir que tu esposo es digno de admiración; es muy inteligente—Jimin elogió al otro omega—, no es un insecto.
—Me siento ofendido —murmuró Yoongi—. Como dije, ese hombre es poderoso. Además, si la herida que tu doncella sufrió no sanó, es porque ese individuo está utilizando el veneno de su sangre en sus propias armas.
—La iglesia de los Iluminados me ha declarado la guerra. ¿No debería hacerles lo mismo?— Park Jimin sentía una furia interior.
—Esa iglesia constituye una base sólida en estas regiones; no importa lo que intentes hacer, recuerda que detrás del poder del Rey se encuentra el poder de los Iluminados. Son ellos quienes realmente gobiernan el imperio desde las sombras y detentan el poder de los cazadores.
—¿Cómo podré vencerlos? Han atacado mis tierras.
—¿Cómo te involucraste con tales personajes? —Kim Seokjin se levantó y se acercó a una mesa, tomando una de las galletas dispuestas como postre—. Hemos mantenido un perfil bajo durante cientos de años, y tras la pérdida de mi hermana, me di cuenta de que los cazadores rompieron el tratado de paz. Siempre me pregunté: ¿Por qué nadie habla de esto? Cualquiera podría haberse dado cuenta de que fuimos atacados, pero no hubo noticias en los periódicos, lo ocultaron. Para los humanos, siempre seremos monstruos; para ellos, nuestra extinción sería un alivio.
Un silencio absoluto se apoderó del ambiente, y una sensación de pesar inundó a todos tras escuchar al otro conde. Kim Seokjin se sentó, contemplando un asiento vacío, evocando la risa de su esposa que acostumbraba compartir las tardes con su amigo Min Yoongi.Desde el fallecimiento de su esposa, había evitado visitar esas tierras de Santé; sin embargo, la necesidad de unos documentos importantes lo obligó a ir.
—Si esas personas atacaron mis tierras... ¿Significa que algo le sucedió a Taehyung? ¡No! —exclamó, levantándose alterado—. Tengo que regresar.
Park Jimin intentó salir por la puerta principal, pero fue bloqueado por Mijoo e Irene.
—Park Jimin, cálmate —ordenó Jungkook, frunciendo el ceño—. Estás demasiado agitado y no podrás pensar con claridad.
—¡Pero Taehyung-...¡Muevanse o las moveré!—gritó alterado—¡Si no las mataré-...
Un golpe fue a dar en la nuca de aquel sangre mixta, todos abrieron y cerraron la boca cuando fue Min Yoongi que le dió un golpe con el filo de su mano para noquearlo, el omega suspiró, limpiando sus manos.
—Me estaban zumbando los oidos, era demasiado ruidoso.
Jin pasó saliva con dificultad, viendo a Jungkook con sorpresa ante lo fuerte que podía ser aquel omega.
—Sí... yo también quedé muy sorprendido; esto no es nada, una vez noqueó a más de cuarenta sirvientas en una fiesta —dijo con orgullo.
—¿Es algo por lo que debería emocionarme? —preguntó Seokjin, sorprendido por la poca cordura de aquel duque.
—Trasladenlo a una de las habitaciones y asegúrense de que no salga —ordenó Min Yoongi a sus sirvientas—. Está embarazado, debe tener un embarazo tranquilo... En cuanto al joven Kim —Yoongi frunció el ceño—, si realmente es un lobo de sangre pura, dudo que sea fácilmente derrotado; sin embargo... si la situación no mejora, el futuro se presenta sombrío.
Irene levantó el cuerpo inconsciente de su amo y observó a Lee Mijoo, quien con un gesto le indicó que la siguiera, procediendo a abrir la puerta de la sala.
Un hombre se levantó cubierto de sangre, observando cómo el fuego devoraba una gran mansión. A su alrededor yacían varios cuerpos inertes. Murmuró una maldición al notar que su hombro se había dislocado durante el último enfrentamiento con una de las muchas vampiras, ahora muerta, que parecía agarrarse a otro cadáver. El cazador acomodó su hombro en su sitio y se dirigió hacia la última mujer con la que había luchado. En algún momento, ella había entrado a la mansión y salió minutos después llevando en sus brazos otro cuerpo sin vida, que dejó caer sobre el césped.
Y ahora, yacía muerta, abrazando aquel cuerpo inerte: ¿No era ella la joven que él había matado en el bosque? Escupió sangre, su misión estaba cumplida; era el momento de regresar al imperio de Sunghed y recibir su recompensa monetaria por la tarea realizada.
23.11.2024:
Sé que ha sido una larga espera, pero ya estamos cerca del final de este libro. Mil gracias a aquellos que han brindado su apoyo desde el principio y han esperado con paciencia.
¡Recuerden el lema de la familia: Somos Sol que calienta; pero no quema!
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