XLII

Había pasado aproximadamente una semana desde lo que sucedió con Harper en el entrenamiento.
Una semana y ella ya se encontraba bien, había vuelto a ser la Harper de antes, aquella joven competitiva, atenta, buena en los deportes y buena con sus amigos.

Las cosas con Peter iban bien, solían hablar por mensaje hasta tarde, se iban juntos después de la escuela a alguna cafetería o a algún lugar favorito o al lugar favorito de Peter y siempre se sentaban juntos en el receso.
Y de hecho hoy tenían una cita en la tarde.
Tío Ben los llevaría al parque y ellos regresarán a la casa del castaño para que después Anne recogiera a su hija ahí.
Esa seria otras de sus citas en las que se compartirían secretos o se acurrucarian juntos viendo una película, viendo el paisaje del parque o compartiendo helados.

Esos dos eran sumamente tiernos.

Y al finalizar la escuela, en cuanto tocó la campana, ambos salieron juntos hacia el auto de tío Ben.
El hombre los dejó en la heladería frente al parque, ellos prometieron que volverían temprano, en cuanto Benjamin se fue los chicos compraron helado y cruzaron al parque.

—Estuve investigando un poco el otro día acerca de la amnesia —dijo Pet— y creó que lo que te pasó solo fue pérdida temporal.
—Vaya, que romántico —dijo Harper con sarcasmo.
—Oye, eres la primera chica con la que tengo varias citas, no me culpes por no saber ser romántico.
—Ya, era broma —Harper y Peter sonrieron.
-Lo sé.

Se quedaron en un silencio bastante cómodo disfrutando del helado que degustaban, de vez en cuando se miraban y se sonreían o reían. Peter le tendió su helado a Harper para que lo probara, ella le dio un mordizco disfrutando por unos segundos el sabor, pero luego sufrió las consecuencias del frío. Sus dientes comenzaron a dolerle y como reflejo movió sus manos sin parar como si se echara aire, ante eso Peter no paraba de reír, y como venganza por la burla Harper le embarró de su helado en la nariz, Parker dejó de reír y miró serio a la castaña quien aún sufría, pero al final ambos rieron.

Juntos se sentían diferentes. Sentían que todo iba bien, que nada malo podría pasar, que podían ser ellos mismos sin miedo al que dirán.

Se sentían bien.

Después de haber acabado su helado y haber botado la basura en su lugar caminaron por el parque con sus manos entrelazados.
Se desviaron un poco del camino pasando por una tienda de mascotas, en cuanto Harper vio el lugar tomó al chico del brazo jalandolo hacia adentro para que entrará con ella.
El lugar era hermoso y olía a mascota, era colorido y había de varios tipos de animales.

El lugar perfecto para Harper.

—¿Alguna vez tuviste una mascota? —le preguntó Harper.
—Un hamster, pero un día regrese de la escuela y ya no estaba.
—Pobrecito —Harper hizo un puchero que hizo reír a Peter— yo no creo haber tenido una mascota.
—¿Qué animal te gustaría tener?
—Me gustan todos los animales, pero creo que diría que un pez (Adore you).
—¿Un pez?
—Si, son bonitos, no ensucian tanto y parece como que te quisieran dar un beso, míralos —los chicos se acercaron a una gran pecera donde había distintos peces, y en efecto, algunos de ellos movían sus labios, como si fueran a besar.
—Son divertidos —dijo el castaño y sonrió enamorado al ver a Harper mirar con emoción a los peces— y a dónde quieres ir ahora.
—No lo se, aquí me parece un paraíso.
—¿Quieres quedarte más tiempo?
—Pues.. —Harper iba a decir que si, pero se detuvo- si quieres ir a otro lado, podemos ir.
—No, podemos quedarnos aquí si así lo quieres.
—¿Seguro?
—Si, me gusta la idea de tener una cita en el mundo acuático.
—Ay no inventes —Harper rió sonrojada— de donde sacas tantas cosas.
—No lo sé.

Harper besó la mejilla de Peter, muy cerca de sus labios mientras sonreía y de nuevo tomó la mano de Peter para seguir viendo más cosas.

Y para cuando se dieron cuenta, ya era algo tarde.

Peter y Harper bajaron corriendo del metro y salieron de la estación para ir a casa del castaño.
Antes de llegar a la puerta, Peter sintió algo extraño, como una punzada poniéndole los vellos de punta.
Abrieron lentamente la puerta y tanto Anne como May, que estaban en el sofá con sus teléfonos en manos y rostros preocupados se pusieron de pie acercándose a sus niños

—¿Donde estaban? —dijo May con la voz quebrada.
—Nos entretuvimos en...
—¿Por qué no contestaron? —interrumpió Anne— ¿para eso quieres un celular Harper? ¿para no contestar?
—Mamá...
—No, no es justo que nos hagan esto. Estábamos muy preocupadas y...
—¿Y tío Ben?

Ambas adultas se quedaron el silencio. Tía May agachó su cabeza y Anne colocó su mano sobre el hombro de ella.

-—o les digo -murmuró Anne— chicos.
—Mamá. ¿Qué sucede?
—Tío Ben fue al banco, luego de dejarlos en la heladería. Em... Unos hombres entraron con armas a robar. Benjamin intentó...
—¿Qué le pasó a mi tío? —preguntó Peter con lágrimas en sus ojos.
—Recibió dos disparos —respondió Anne con un nudo en la garganta— esta en el hospital.
—¿Esta bien? —pregunto el castaño con un hilo de voz.
—Esta en cuidados intensivos.

Peter rompió a llorar mientras apretaba con fuerza la mano de Harper. Ella rápidamente lo abrazó mientras acariciaba su cabello intentando consolarlo, tal como había hecho Peter cuando ella estuvo rota.
May también abrazó a su sobrino y él se separó de Harper. Anne abrazó a su hija mientras una lágrima bajaba por su mejilla.
Harper miró con pena y trizteza a los familiares de Ben.

Pero su mente vio algo más.

Harper ya no estaba en el departamento de los Parker, sino en otro sitio.
Ella estaba parada frente a un hombre que tenían en sus brazos a un niño. Una nave voló hacia ellos disparando con el fin de matarlos. El hombre miró hacia enfrente y cubrió al niño con su cuerpo dispuesto a dar su vida. Harper miró todo com sus ojos bien abiertos sabiendo que pasaría, en cuanto la nabe disparó ella se cubrió con sus brazos pies sintió miedo y escuchó los misiles pasar por su lado. Griffin quitó sus brazos de su rostro y abrió sus ojos encontrándose con unos azulados de un joven de cabello plateado y traje deportivo azul.

¿Qué acaso no lo viste venir?

Mucha sangre brotó de las heridas de bala del cuerpo del muchacho y luego él cayó al suelo, sin vida.

—¿Pietro? —susurró Harper. Pero algo llamó su atención y desvío la mirada a una niña que gritaba con fuerza el nombre del chico, desde un arca.

Esa niña era Harper.

Harper parpadeo un par de veces y de nuevo estaba en el departamento, ya no se encontraba de pie junto a su madre sino en el sofá junto a Peter.

—¿Peter?
—No digas nada.
—¿Donde está Anne y May?
—May fue al hospital... Anne vendrá más tarde. Accedió a que se queden conmigo.
—Pero...
—¿Qué pasa contigo?
—¿De que hablas?
—¡Mi tío esta en el hospital y te necesito!

Harper abrió sus ojos.

—Pero Estoy contigo.
—No como yo quisiera.
—Oye, tu sabes lo que me pasa, estuviste conmigo cuando me... —a la chica se le formó un nudo en la garganta— No te pido que me entiendas ni te pido que estes a mi lado siempre, pero no me pases por alto.
—¿Pasarte por alto en que? —Peter respiró calmando su enojo.
—Vi algo... vi a alguien morir.

Peter frunció el ceño.

—¿De qué hablas?
—Recordé que alguien murió.
—Quien.
—No lo sé, pero su nombre era Pietro.
—¿Qué más recuerdas?
—Una nave, un hombre protegiendo a un niño.
—A ver, espera, recordaste eso cuando tu mamá dijo de mi tío.
—Aja, qué significa.
—Quizás tus recuerdos se activan con algo que veas o escuches.
—¿Cómo qué?
—Puede que...

De pronto la puerta de la entrada se abrió y Anne apareció con unas bolsas de papel con logo de Burger King en sus manos.

—Traje algo para cenar.

Después hablamos —pronunció Harper con sus labios, pero sin emitir sonido.


Las cosas estaban por descubrirse.

Y cambiar.





















Odienme por herir al tio Ben.

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