LIV

La noche había caído en Queens y las personas poco a poco salían para disfrutar de la bella luna que adornaba el cielo estrellado.

Esta noche, Peter había invitado a salir a Harper, a una cita, aunque no era una cita normal.
El castaño había pensado en llevar a su amada a un edificio alto y mostrarle la ciudad nocturna iluminada por cada luz que la calle tuviera, quería que Harper viera lo que el veía cuando patrullaba en su nuevo trabajo como héroe.

Tras salir del edificio y llegar al techo, Peter tomó a la rubia de la cintura y se columpios por los edificios llegando a uno de los más altos de la ciudad, donde se pudieron sentar en la orilla, como si fueran dos personas altamente extremas.

—La vista es hermosa —dijo Harper fascinada.
—Si, todas las noches puedo verla. Por eso quise traerte aquí.
—Te envidio Parker.

Tras sumirse unos segundos en silencio, y que estuvieran escuchando las bocinas de los autos o las voces de los taxistas insultando a otros taxistas, o simplemente el sonido de la ciudad, Harper decidió recostar la cabeza sobre el pecho de Peter, quien la aceptó a gusto y la abrazó acariciando su cabello.

Los latidos de Peter eran la melodía favorita de la rubia.

—Harper.
—Mmm —ella hizo un sonido para que él le dijera.
—¿Alguna vez te has preguntado que hubiera pasado si las cosas hubieran sido diferentes?
—A que te refieres.
—Si no te hubieran ocultado la verdad.

Viéndolo así, Harper nunca lo pensó.
De haber sido verdad desde todo el principio, quizás ella no asiste a la escuela, no conoce a sus amigos ni a Peter.

—Nunca lo había pensado. Pero a lo mejor no te hubiera conocido.
—¿Hubieras elegido saber la verdad?
—Si en mi camino no estabas tú, creo que no.

Aquello hizo latir con gran velocidad el corazón de Peter por lo que ella sonrió al saber que ella conocía como poner nervioso a su novio.

—Que bueno que te conocí —dijo Peter— sin ti jamás me hubieran dejado de hacer cosas malas.
—Tu también tuviste que ver con que dejarán de molestarte.
—Pero tu fuiste mi heroína, me ayudaste desde el principio sin conocerme totalmente.
—¿Te digo algo? El día que me caí con tu mochila y me ayudaste, ese día supe que tú serías alguien importante en mi vida. La manera en que me miraste con tus hermosos ojos, el como me hablaste y como fuiste tan amable conmigo fue especial.

Las mejillas de Peter estaban muy rojas, pero lo que más sobresalía eran los latidos de su corazón.

—Creia que no podía dejarte ahí tirada, no después de haber visto lo hermosa que eres —dijo Peter— de haber sido otra chica no hubiera reaccionado igual.

Ambos estaban muy enamorados y eso se les notaba.

Pero como todo momento románico llega a su fin, los sentidos de ambos se dispararon cuando sintieron algo.

—¿Sientes eso? —Peter preguntó sintiendo como los vellos de su brazo se erizaban.
—Algo pasa ¿verdad? ¿Lo sentiste?

El asintió.

Pronto las sirenas de la policía y de los bomberos se escuchó y entonces notario que había un incendio en un edificio.
Peter se quitó la ropa quedando en la pijama que usaba como traje y casi se colocó la máscara cuando recordó que Harper estaba ahí.

—¿Traías eso abajo de la ropa?
—Por si las dudas.
—Ya decía yo que te veías gordito.

Peter la miró serio.

—No estoy gordito.
—No claro que no. Vamos Chico Araña, salvemos personas —Harper se puso de pie y se colocó a un lado de Peter abrazando su torso.
—Soy el Hombre Araña.
—Para mi eres Chico, es que te vez tan tierno así.

Peter rodó los ojos mientras sonreía y pasó su mano por la cintura de la castaña, tiró una telaraña al edificio de enfrente y ambos se tiraron al vacío siendo sujetados por la red hecha por el chico.

Volaron por los aires pasando de edificio por edificio hasta que llegaron al que estaba frente al departamento en llamas.
Los bomberos trataban de apagar el fuego que era tan inmenso mientras las personas salían y eran revisadas por los médicos.

Ambos bajaron del edificio y se acercaron al otro, Harper estaba muy cerca de la puerta cuando uno de los bomberos la detuvo.

—Wow hija, ¿crees entrar ahí? Debes estar demente.
—Pero hay gente atrapada adentro, hay que ayudarla.
—Dejamos hacer eso a los profesionales.

Harper frunció el ceño y se acercó a las personas que estaban ahí. Escuchó a una mujer que gritaba con desesperación.

—¡Mi bebé está ahí adentro! ¡Saquen a mi bebé!

Harper abrió sus ojos como platos y vio cuando su novio entró por una de las ventanas. Ella cruzó los dedos deseando que nada le pasará y que encontrara a todas las personas que estuvieran atrapadas.

Segundos después el chico salió con una chica en brazos muy asustada, pero volvió a entrar.

¿Y si no encontraba a la bebé?

—Señora —la mujer la vio— en qué piso está su bebé.
—En el tercero, la dejé sobre su cuna cuando las personas comenzaron a gritar. No me dejaron volver por ella —la mujer rompió en llanto.

Harper suspiró y cuando vio que los bomberos estaban ocupados atendiendo a las personas, ella corrió y entró al edificio en llamas escuchando los gritos de las personas que le decían que no entrara.

Llegó a las escaleras y subió al segundo piso, pero unos constantes golpes la detuvieron.

—¿¡Hola!?
—Por favor ayuda —se escuchó a una mujer— la puerta está atorada.
—Tranquila, trataré de abrirla, pero apartese.

Harper comenzó a empujar la puerta con su hombro, pero está no abría y deseo que Peter apareciera ahí con su traje gracioso. De nuevo la castaña intentó abrirla pero falló, así que le dio una patada a la puerta y está salió hacia atrás junto con parte del techo consumido por el fuego.

—Vaya escaleras abajo, los bomberos están ahí.
—Gracias, muchas gracias.

Harper asintió y en cuanto vio desaparecer a la mujer siguió su rumbo al tercer piso, pero al llegar al final de la escalera está estaba rota, la faltaba unos escalones.

—Muy bien Vixen, es hora de salir.

Harper se concentro mientras quería sacar su lado animal, pronto sus garras aparecieron y sus ojos se volvieron felinos.
Esto le ayudó pues su agilidad aumentaba cuando era así, cuando era Vixen.

Harper se impulsó con ambas piernas y saltó agarrándose del escalón que estaba ahí, sus garras no permitieron que resbalara y le fue más fácil subir y llegar al dicho piso.
Aún con sus sentidos disparados, agudizó su oído y escucho el pequeño llanto de la bebé que estaba en peligro. Corrió hacia donde está estaba y al llegar al apartamento, notó que no había manera de pasar, no sin salir herida.

No lo pensó dos veces y corrió a través del fuego, pero mientras pasaba por las llamas sentía como una fuerza mayor la protegía. Cómo algo que la cubriera.

Y en efecto era así, el aura de un animal la protegía, nada podía dañarla estando así.

Corrió a la habitación de la bebé y al estar frente a la cuna la pequeña cesó sus llantos, ver a Harper la tranquilizó.

—Tranquila nena, saldremos de aquí las dos.

Harper la envolvió en sus sábanas y la tomó en brazos, corrió de regreso a la puerta, pasando por el fuego mientras se apegaba a la bebé y salió, pero uno de los departamentos de enfrente explotó debido a un tanque que había ahí.

El fuego llegó a Harper y está simplemente cerró la ojos protegiendo a la bebé, sin embargo el fuego no la dañó, ni siquiera un poco, lo que la sorprendió.
Después corrió escaleras abajo, saltando cualquier obstáculo con tal de cuidar de la bebé, pero cuando estaba a punto de llegar a la salida escuchó un ladrido.

—¿También un perro?

Ella regresó y abrió la puerta donde estaba el can, este le gruñó al ver a la chica pues el can no sabía que la cubría, pero de pronto el aura desapareció y el perro aceptó con gusto la ayuda de la chica.
Ahora ella iba con una bebé en un brazo y con el otro tomando el collar del perro, que por suerte era alto.

Finalmente llegó a la salida y los bomberos y paramédicos de acercaron a ella, la madre desesperada tomó a su bebé en brazos mientras la besaba y un chico en pantalón de pijama se acercó para abrazar a su perro.
En ese momento el Hombre Araña también bajaba del edificio con una niña en los brazos, y al ser atendidos todos, la multitud comenzó a aplaudir.

—Ustedes son unos héroes.

La policía, los bomberos, los paramédicos y los habitantes del edificio en llamas aplaudieron a ambos.

—Que buen trabajo hiciste Hombre Araña —dijo Harper alzando un poco la voz, haciendo que la multitud comenzará a gritar Hombre Araña.
—Oh, tu también hiciste un buen trabajo, ciudadana desconocida.

Harper quiso carcajear por aquello, sin embargo se contuvo.

Esos dos son mi dupla favorita

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