1. por amor tengo el alma herida
La primera vez que se conocen, Jeongin tiene 18 años. Acaba de volver a Seúl, lleno de sueños y grandes perspectivas, enfrascado en conquistar el mundo. Sus padres le han permitido regresar después de años de estar lejos en el extranjero y está listo para devorarlo todo y comprobarles lo grande que puede llegar a ser y es, en esa ensoñación, que lo conoce.
Hwang Hyunjin.
Jeongin conoce a la familia Hwang desde que tiene memoria. Su abuelo solía ser amigo del patriarca de la familia y su recuerdo más claro de ellos es verlos siempre sentados juntos, en el viejo estudio de su abuelo, con una botella de whisky y un cigarro en cada mano mientras intentaban jugar al ajedrez (con sus propias reglas, porque ninguno de ellos parecía ser bueno en eso, ni un poco interesado en aprender).
Recuerda sus olores juntos: pino y mar, fresco y salado. Dos alfas que tenían risas suaves, pero con semblantes idénticos, los dos magnates de sus familias, los dos viejos amigos que se regocijaban en su fortuna y en el legado que dejarían a sus hijos.
El señor Hwang siempre lo miraba con curiosidad y le decía "niñito" aunque sabía perfectamente como se llamaba. Tenía esa mirada observadora cómo si estuviera pendiente de cada uno de sus movimientos y Jeongin, de apenas diez años, le tenía recelo.
Cuando le preguntaba a su abuelo porque no podía decirle su nombre como muchos otros adultos hacían, él decía: "No te lo tomes personal. Incluso a su único nieto también lo llama 'niñito'. Es un alfa difícil de entender" y mientras lo decía, Jeongin podía comprender que ni su propio abuelo podía entenderlo.
Hwang Hyunjin era el único heredero de la gran firma de abogados Hwang, que llevaba más que un par de décadas en el negocio. Los primerísimos de los primeros, decía su padre, que fueron los que sentaron las bases en la capital y que tenían un respetable desempeño a nivel nacional e internacional. Jeongin sentía lástima por el peso que recaía sobre los hombres delgados de Hyunjin; el peso, pensaba, de ser incluso mejor que su padre, su abuelo y llevar ese legado familiar al máximo.
Se preguntó siempre como sería.
Solía escuchar las historias de sus padres sobre los Hwang, pero nunca conoció a Hyunjin a pesar de que tenían edades similares. Es un niño enfermo, le contó su madre una vez. Fue una bendición para sus padres, pero su corazón es débil. Nadie cree que pasará a la edad adulta.
Sin embargo, contra todo pronóstico, Hyunjin lo hizo. Sobrevivió, se convirtió en un alfa que desde los 15 años fue presentado al ojo público y se volvió lo suficientemente interesante como para llamar su atención.
Decir que no tenía un pequeño enamoramiento por él, sería una mentira. Hyunjin era muy guapo en fotografías y, sobre todo, muy listo. Era el mejor de su clase por lo que sabía y compartía gustos con él, como la banda que adoraba y también uno que otro escritor.
Jeongin estaba encantado, por decir menos.
Por eso, cuando entró en la Universidad y volvió a casa, una parte de él se preguntó si también podría hacer sentir orgullosos a su abuelo y a sus padres de la misma manera que lo hacía Hwang Hyunjin con los suyos. Siempre se esmeró en sacar buenas notas, en ser responsable y en mantener las tradiciones vivas, en ser agradable y amable con el resto y mantener siempre su humildad, como su abuelo le enseñó.
Su abuelo se reía de él diciendo "Eres como el niño de los Hwang, pero más lindo" y él asentía orgulloso. Minho, su hermano, le decía que, aunque era una competencia sana, no debía dejarse consumir, especialmente porque la otra persona no sabía que estaba compitiendo. Jeongin simplemente sonreía y decía que solo quería ser su amigo.
O al menos eso pensó.
Como una ocurrencia del destino, Jeongin se topó con Hyunjin por casualidad. Felix, que era su amigo del internado que habían compartido, decidió seguirlo hasta Seúl para que pudieran cumplir su sueño juntos. Era un alfa con una voz gruesa, que contrastaba mucho con su personalidad toda jovial. Jeongin, que era a su vez un omega, estaba encantado de poder contar con un amigo tan genial, que a diferencia de la gran mayoría de alfas que conocía, se negaba a meterse en sus pantalones.
Felix le había pedido que se reunieran juntos cerca del campus, en el Edificio G, aula 101, como decía la nota escrita con una pésima caligrafía apresurada. Jeongin, que iba tarde, corrió lo más rápido que pudo antes de tropezar con un alfa.
Lo único que pudo sentir antes de que todo se saliera de su lugar, fueron los brazos de la otra persona aferrándose a sus codos. La parte buena fue, que el alfa amortiguó su caía; la parte mala, por otro lado, fue que el alfa terminó por golpearse la cabeza en el suelo. Jeongin se levantó apresurado, disculpándose profusamente, mientras hacía una reverencia de 90 grados, a la vez que el alfa bufaba descontento.
Cuando lo miró, se dio cuenta de quién era. Su nerviosismo comenzó a crecer como la espuma y se asentó en su garganta y una parte de su cerebro quedó descompensada.
"Hwang Hyunjin" dijo, sorprendido.
"¿Qué?" le contestó.
No sabía que decir. El alfa lo miró entrecerrando los ojos, como intentando descifrar quién era y cuando parecía que una mirada de sorpresa aparecía en sus ojos, desapareció tan rápidamente como se asomó. La decepción le cayó pesada.
"Soy Yang Jeongin. De Yang EA. Nuestras familias se conocen."
El alfa lo miró con una mueca desinteresada. "Bueno, ¿y eso en que afecta qué estés en mi camino?"
Los dolores en su vientre se hicieron tan fuertes que Jeongin temió que Hyunjin pudiese oírlo. "Yo..."
"¿Sí?"
La irritación crecía en el rostro del alfa y, sobre todo, en su olor. El olor a menta comenzó a ser más fuerte y más amargo y el omega en Jeongin comenzó a sentirse irritado y nervioso. No era así como pensó que serían las cosas. Se supone que Hyunjin era una persona amable y servicial, una excepción en el estereotipo alfa. No un tipo gruñón e irritado que seguía mirando a Jeongin como si muera una pobre piedra en sus caros zapatos.
Su aroma dulzón a caramelo comenzó a profundizarse, su omega sometido a la presión de las feromonas de Hyunjin y la propia molestia de Jeongin de verse acorralado en una situación que su cerebro había imaginado distinto.
"¿Vas a quitarte o no, omega? Tu aroma me está mareando" le dijo.
Años después, cuando a Jeongin le pregunten sobre este acontecimiento, culpará a su omega y a la irritación en la que estaba sometido, por lo que hizo a continuación.
Al menos el puñetazo en la mejilla de Hyunjin sería un firme recordatorio de que no podía andar por ahí poniendo de nerviosos a los omegas, no importaba cuánto dinero tuviera en su bolsillo.
Decir que las cosas se arreglaron entre ellos después de eso, sería mentir. Hwang Hyunjin no solo se volvió más irritante, sino que Jeongin se volvió más furioso con el paso del tiempo. Felix intervino después de que su puño conectara con la cara de Hyunjin, interponiéndose entre el alfa y su amigo, mientras le decía que se calmara y que lo cortara por lo sano.
Jeongin estaba más contento por haberlo encontrado que por la eminente pelea que parecía desencadenar su altercado.
Al final, Hwang Hyunjin lo miró sobre el hombro de Felix, que no dejaba de emitir gruñidos por lo bajo y le había dicho: "La próxima vez, cuida de tu omega." Felix apenas lo pudo contener antes de que se lanzara sobre el alfa, con ganas de arrancarle el rostro hipócrita que estaba aferrado a su guapa cabeza.
Luego, se toparon en cada lugar que podían. No importaba cuánto intentaba evitarlo Jeongin. No solo estaba obligado a compartir una vida académica con él, sino también un espacio social. Sus padres siempre los obligaban a sentarse juntos, pero Jeongin simplemente ignoraba su existencia hasta que era hora de partir.
Hyunjin le había dicho una vez que debían al menos aparentar agradarse, pero luego le colocó un mechón del cabello detrás de la oreja mientras le decía "¿Así que dejarás de ser un omega irritante y te quedarás quieto, niño bonito?" y Jeongin lo golpeó tan fuerte en sus partes nobles que toda la fiesta se volteó a verlos.
Él simplemente dijo con una mirada plana: "Lo siento, algo parece haberle caído mal" y se marchó tan pronto como pudo, dejando a sus padres confundidos y la mirada de furia creciendo en el alfa.
El alfa de Minho, Seungmin, que parecía ser la voz de la razón, le comentó que lo mejor que podía hacer era llegar a un acuerdo para evitarse malos ratos y complicaciones, pero Minho, que a su vez era la voz del caos, le insistía en que no se dejara molestar por Hyunjin.
"Es un alfa tonto al que otros alfas tontos le besan el trasero" le dijo, mientras Seungmin volteaba los ojos. "Hazlo sufrir en favor de todos nosotros que no nos comemos el cuento de que es una buena persona. Es tu deber omega o algo así."
Así que así lo hizo.
¿Una obra de caridad? A Hyunjin no le gustaría gastar dinero, él se ofrecería a hacer limpiezas él solo en las playas.
¿Los niños necesitaban de un Santa para Navidad? Hyunjin se presentaría para ellos y él le conseguiría el traje (Minho se lo había prestado a uno de sus conocidos, que no destacaba por su buen olor).
¿Qué necesitan voluntarios para venderse en las subasta de solteros? Hyunjin era soltero y la señora Chenyol, una ancianita de 76, le gustaría mucho ir a comprar ropa, incluso si era medio sorda y entre ratos solía perderse.
La irritación de Hyunjin no dejaba de crecer pero su propia reputación de buen samaritano, lo obligaba a cumplir con estas situaciones, incluso en contra de su propia voluntad. Pero Hyunjin no descansaba. Seguía molestando a Jeongin, llamándolo "omega dramático y necesitado" e ignorando que ambos se peleaban por ser los mejores de la clase.
Se negaba a reconocer sus cualidades y frustraba cualquier avance que Jeongin podría hacer para sobrepasarlo. Mentía a sus profesores, no entregaba los trabajos que Jeongin hacía con él, simplemente enviaba algo totalmente distinto a lo que acordaron y siempre lo menospreciaba cuando se reunían con potenciales socios y jóvenes de la sociedad en las fiestas y reuniones.
Incluso con todo eso, la estancia de Jeongin en la universidad y su carrera en Leyes, fueron de las mejores decisiones que había tomado. La experiencia de finalmente poder representar a su familia, su legado y, sobre todo, a su abuelo, se convirtieron en su principal motivación para graduarse con honores.
Felix seguía estando a su lado, tan adorable como siempre y era tan gracioso para él ver como alguien tan amable como su amigo, podía perder los estribos por alguien tan desagradable como Hyunjin. El pobre alfa había dejado Australia de manera brusca, casi con desesperación, que a Jeongin le llegó a preocupar en algún punto.
Cuando le preguntó qué había pasado, Felix solo lo miró con la tristeza de un pobre marinero que abandonaba altamar y confesó que "Debía dejar algo detrás" aunque nunca le específico si ese algo era una cosa o un alguien.
Su rostro adoptaba esta expresión de cachorro pateado cada vez que le preguntaba incluso la mínima cosa sobre eso y su olor, suave como la brisa marina, se volvía furioso como el de una tormenta, así que simplemente dejó de hacerlo.
Felix era divertidísimo y le agradaba mucho pasar tiempo con él, tanto, que su madre un día le preguntó si estaban juntos, casi con nerviosismo. Ella dijo: "No están tú y Felix juntos, ¿verdad?"
Le contestó algo como "No, es mi amigo. No hay nada entre nosotros."
Y ella simplemente había suspirado aliviada. Cuando intentó preguntarle la razón de su curiosidad, ella lo había ignorado.
También tenía a Seungmin, con quién compartía edad y a Minho, con quién compartía sangre, que eran una pareja dispareja, que por obra espiritual terminó junta. Minho era todo lo contrario a lo que Seungmin era: irritante, molestoso y bromista. El alfa, a su vez, era serio y tranquilo, un contraste interesante porque parecía poder calmar la constante hiperactividad de su hermano. Minho por otro lado, ayudó a su alfa a salir de su zona de confort, a generar confianza en sí mismo y a ser más sociable.
Les había tomado casi toda una vida finalmente juntarse. Y lamentablemente, tuvieron que luchar por su amor, contra el deseo de su propia familia.
Minho terminó renunciando a su propio legado para comenzar uno nuevo de la mano del niño al que le curaba las rodillas cuando eran niños porque no dejaba de seguirlo, incluso cuando no era atlético. Ese niño escuálido que le regaló su primer gato (a pesar de que dicho gato lo atacó) solo porque su hermano comentó en alguna ocasión que le gustaban mucho.
Seungmin decía que Minho no era su alma gemela pero luego lo miraba con tanto amor que a Jeongin le dolía pensar que nunca nadie lo amaría con la misma fuerza. Minho era igual, incluso cuando pensaba que nadie podía verlo.
Jeongin no creía en las almas gemelas, pero confiaba en que ambos lo eran.
Por eso, cuando sus padres lo sentaron en la mesa familiar, que quedaba cerca del patio, no la grande y ostentosa que quedaba en una propia habitación y que siempre parecía vacía, y le dijeron que habían encontrado con quién casarlo, casi vomitó sobre sí.
Estaba ahí sentado, en la mesa donde él y Minho intercambiaban sus comidas porque a él no le gustaban sus vegetales; donde se hizo su primera cicatriz después de chocar con el filo de la misma; donde su abuelo le enseñó el arte del ajedrez (incluso aunque era malo en eso); donde su padre le pedía que escribiera su nombre y donde había consolado a su madre una vez cuando ella, a su vez, perdía a su propia madre.
En esa mesa, sus padres le confesaron que tendría un matrimonio arreglado, que debía renunciar a la idea de amar con todo su corazón, a la libertad de su vida, a someterse a alguien más. Que no amaría ni lo amarían como lo hacían Minho y Seungmin, que era solo una pieza importante de los juegos de alguien más. Que su voz nunca importó y que sus años de estudiar tan arduamente eran en vano. Entendió entonces a Felix, la melancolía que siempre parecía acompañarlo y la desesperación por desaparecer del mundo.
"Tu abuelo muere" dijo su padre, con la voz rota "Es su última voluntad."
Su abuelo, a quién más admiraba, era quién más lo despreciaba. Nunca tuvo una oportunidad.
Con la voz floja y cansada solo atinó a preguntar "¿Con quién?"
"El heredero de los Hwang. Hyunjin."
N/A: Pobre Jeongin, va a tener un matrimonio con un alfa, guapo, millonario y pitudo. Que pena me da *guiño, guiño*
También, oh, que sorpresa, otra fic (todavía no termina la anterior). Pero aquí está en honor a len que ofreció un plot bastante interesante y al grupo de Hyunin en facebook, ustedes son geniales. Esto apenas es una breve introducción para comenzar a desenredar hilos (aunque no sean tan extensos) pero ¡bienvenidos! Nunca he escrito nada sobre el Hyunin, así que tenganme paciencia. Aquí nadie va a ser tonto por el otro, porque los dos lo son, dios mío, van a ser insoportables.
Hasta yo me sorprendí con algunas de las decisiones de esta fic. ¿Felix alfa? Ñam. ¿2MIN con Omega Minho? ÑAM, ÑAM. La próxima actualización será el Lunes 17, lo siento, prometo hacerla larga (el celo todavía no llega pero creánme que primero van a coger antes de comenzar a agarrarse cariño). ¡Síganme en TW: @yongbokc97!
También tengo una fic Chanlix que también voy a actualizar el Lunes 17. Bye, bye.
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