Capítulo 29 - Introspección
De acuerdo con su palabra, Arthur se encontraba entre los quince voluntarios para la comitiva. El resto eran las personas con las que más había interactuado la (nacionalidad) (lo cual no era decir mucho, en realidad) desde que inició todo el caos: Vladimir, Matthías, Vash, Elise, Sadik, Toris, Cosette, Ivan, Alfred, Lovino, Romeo, Feliciano, Cheng y Mei.
Lo primero que se le pasó a (T/N) por la cabeza fue: son demasiados.
Eso era un problema.
Pero de inmediato se detuvo pensando eso. ¿No era mejor que fueran varios? ¿No era esa la razón por la cual había pedido que se arme una comitiva en lugar de ir por su cuenta?
Sin embargo, más personas significaban más bocas que alimentar. La (nacionalidad) trató de no golpear su cabeza ante los demás mientras cuestionaba sus últimas acciones.
Si tanto inconveniente eran, ¿entonces por qué diablos había decidido pedir por una comitiva en primer lugar?
¿Qué le estaba pasando?
-Bueno, andando; mientras más rápido lleguemos, mejor. -fue lo que dijo en voz alta, voz cansada por alguna razón y expresión illegible.
Ella tomó la cabeza del grupo, Sadik, Elise, Vash y el inglés siguiéndola de cerca con Alfred e Ivan cerrando la formación, el resto en el medio.
Durante el primer día de su excursión, no pasaron muchas cosas. Se encontraron con infectados un par de veces, pero debido a que tenían a varios aptos para luchar, defenderse no fue un problema en lo absoluto.
(T/N) se dijo a sí misma que esa era la razón por la cual había decidido que necesitaba una comitiva, aunque fuera solo para no tener que cuestionarse aún más de momento.
Recorrieron la carretera hasta mucho más allá de las montañas en las que se encontraban el resort y la cabaña, llegando a un área rural que (T/N) recordaba apenas de algún campamento cuando era menor.
Si algún tipo de conversación a bajo volumen estaba sucediendo detrás suyo durante la caminata, la (nacionalidad) no estuvo prestando atención. Toda su concentración estaba dedicada a estar alerta ante cualquier señal que indicara que los infectados (u otras cosas) se acercaban. Honestamente, a eso de las cinco de la tarde, comenzó a preguntarse si los demás sabían lo peligroso que era estar distraídos en una posible conversación; y nuevamente regresó a cuestionar si realmente era buena idea tener una comitiva.
Sin embargo, una rápida mirada sobre su hombro le hizo darse cuenta que, en realidad, estaban hablando casi en susurros. Un sonido tan bajo no iba a alertar a infectado alguno, y cualquier otro atacante se pensaría dos veces antes de asaltar un grupo tan grande.
Sacudió su cabeza mentalmente para concentrarse en lo que más importaba en ese momento.
Caída la noche, decidió ignorar las miradas confundidas y nerviosas que obviamente le estaban siendo dirigidas desde atrás. Qué querían, ¿detenerse a buscar un lugar dónde dormir? Como si hubiera tiempo para eso. Caminaron hasta donde pudieran y dormirían en donde sea que estuvieran para ese momento.
-Haremos turnos para quedarnos despiertos y montar guardia. -indicó ella una vez se habían detenido, a eso de las ocho de la noche. Todos parecían exhaustos.
-Pero si un infectado se acerca hará ruido. -Alfred señaló.- Le escucharemos venir.
-Eso depende de qué tan profundo sea tu sueño. -Cosette intervino.- Conmigo no cuenten para detectar cosas mientras duermo.
-Ah, bueno, conmigo sí. -Toris rió algo avergonzado.
-No me preocupan los infectados. -negó la (nacionalidad), mirando confundida a Toris.- Da igual si nos atacan, los sonidos de la víctima de dolor garantizan que nos despertemos. Y, de todas formas, tenemos antídotos.
Los demás la miraron en silencio, expresiones extrañas entre indignación, miedo y asco.
(T/N) prosiguió, ignorando su propia confusión ante esas miradas.
-No, de lo que tenemos que cuidarnos so de otros humanos que puedan estar deambulando por aquí. -corrigió ella.- Ellos sí podrían hacer todo en silencio, y nadie se daría cuenta. Los que queden sanos con malas intenciones son el mayor problema, no los infectados. -miró a un lado, cansada.- Con el antídoto en nuestras manos, esos no son más que una inconveniencia.
Dejó que los demás se organizaran entre ellos, no importándole el orden de los turnos de vigilancia. Simplemente asintió sin mucha emoción cuando le informaron que ella sería la última y se echó sobre la hojarasca del pequeño espacio de bosque al que habían entrado para dormir
Vash la despertó eventualmente de un sueño vacío, murmurando cansado que era su turno de montar guardia. (T/N) pasó los siguientes minutos estirándose, mirando alrededor del lugar en el que se encontraban y observando el amanecer salir entre las hojas de los árboles.
Todo el rato pensando en cualquier cosa que le ayudara a no confundirse más con sus decisiones.
Lo cual equivalía a no pensar en sus decisiones en general.
Levantándolos temprano por la mañana ignoró todas sus quejas de querer dormir más y continuó dirigiendo al grupo por la carretera llena de la niebla de la madrugada.
Con el silencio quitándoles hasta sus pensamientos, lo único que escuchaban era el suave sonido de las hojas contra el viento, a lo lejos, y las pisadas de cada uno de los dieciséis andando por el asfalto. La (nacionalidad) no necesitaba mirar sobre su hombro para suponer que el resto del grupo observaba sus alrededores con nerviosismo debido al silencio sepulcral, pero ella tenía que admitir que lo encontraba expléndido.
Así sería mucho más sencillo saber cuándo alguien o algo se acercara a ellos entre la neblina.
Para suerte de todos, no encontraron infectado alguno ese día. Comieron en silencio, cada uno contemplando cuánto les quedaba de lo que habían traído con ellos. Pronto tendrían que comenzar a cazar cosas... o reducir las raciones.
Lo cual (T/N) había intentado hacer desde el almuerzo del primer día, pero todos insistieron que estarían bien.
Su problema.
Durante la noche, la cual fue nuevamente pasada en el bosque, el grupo decidió armar un nuevo orden de turnos de vigilancia. Si bien ella no comprendió por qué sentían la necesidad de hacerlo, ya que solo les quitaba tiempo de sueño entre que decidían y hacía todo más confuso, estaba demasiado cansada como para intentar razonar con ellos.
Así que cuando Mei la despertó cuando todavía no quedaban ni dos horas para el amanecer, (T/N) permaneció sentada sobre la hojarasca, prestando atención a los sonidos a su alrededor.
Lamentablemente, eso resultó no ser suficiente distracción para ella, así que su tren de pensamientos acabó por desviarse de nuevo hacia su reciente dilema.
Las palabras de tanto Arthur como Wendy resonaban insistentemente en su cabeza, al punto en que lo encontraba algo desconcertante.
"No tienes que depender de nadie", bueno, por supuesto que no. Inició ese desmadre de ayudar a todos por su cuenta y no pensaba jalara a nadie con ella, no era tan egoísta.
Esas no eran noticias para ella.
¿Y qué diablos había querido decir Wendy con lo de sus ojos llenos de miedo? Arthur también le había preguntado si no tenía miedo del viaje. ¡Claro que no! Tenía algo de nervios, sí, porque por alguna razón que aún no lograba descifrar había decidido llevar una comitiva con ella, así que ahora era responsable por ellos, habiendo sido ese viaje su idea. Y claro, si iba a ser honesta, algo de miedo le daba la idea de encontrarse con humanos en busca de sus posesiones o... de otras cosas que prefería no imaginarse.
Pero esa era una posibilidad. Cualquier posibilidad no era lo suficientemente probable como para que calificara sus emociones con respecto al viaje como "miedo". ¿Urgencia? Seguro, mientras más temprano acabaran, mejor. Pero definitivamente no era miedo.
Y en la remota posibilidad de que lo fuera, no tenía tiempo para eso. Tenía una misión que cumplir y quince personas por las que velar.
¿Miedo? Solo le serviría en ese momento si fuera comestible, y no lo era.
Así que no lo tenía con ella.
Y aún así, Wendy había dicho eso. La idea más preocupante era que podía estar en lo cierto. Después de todo, los infantes tienen esas habilidades raras de ver a través de la gente. Si ese era el caso entonces (T/N), tal vez, tenía miedo. Pero como fue previamente mencionado, no tenía ningún uso para eso y era, es más, una carga innecesaria.
Así que no.
Lo más probable, en realidad, era que la niña hubiera confundido su nerviosismo con miedo. Nervios sí tenía, obviamente, y podía aceptar la idea de que la niña simplemente tomase dichos nervios como algo más que no estaba ahí del todo.
La (nacionalidad) intentó no soltar un suspiro de cansancio al final de su pequeña sesión de introspectiva. El dilema de qué diablos había estado pasando por su cabeza cuando decidió traer gente con ella, y si era buena idea o no, aún permanecía.
Pero no tenía tiempo para todo eso, debía dormir.
O bueno, aún no. Su turno aún no acababa.Pero pronto.
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Este es como el inicio oficial del siguiente arco lol
Nos vemos el martes que sigue ^^/
Les loveo <3
-Gray
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