Capítulo 13 - Compañía
Mei insistió en que ella debería dormir en la sala para que Cheng se pudiera recuperar mejor de sus golpes, por lo que la (nacionalidad) le entregó unas mantas y almohadas antes de despedirse por la noche.
A la mañana siguiente, se levantó con alguien tocando la puerta de su habitación.
-Um, ¿(T/N)? -era Mei.- ¿Estás aquí? ¿Estás despierta?
-Ahora sí. -(T/N) se sentó en la cama, sobándose los ojos para aclarar su visión y soltando un bostezo corto.- ¿Pasa algo?
-Ah- No, perdón por despertarte. -se disculpó la otra desde fuera con una risa nerviosa.- Quería saber si estaría bien que hiciera el desayuno... o algo...
La (nacionalidad) se quedó en silencio por un momento.
¿Estaba ofreciéndose para cocinar? Cualquier irritación que hubiera tenido por que la hubiera despertado se desvaneció ante la idea.
-Por mi no hay problema. -dijo algo cansada, su cerebro aún no creyéndose lo que había dicho la asiática.
-En ese caso, el desayuno estará listo en quince minutos. -anunció Mei antes de que sus pasos se alejaran de la puerta con calma.
(T/N) permaneció sentada en la cama para poder entrar en sus cinco sentidos por unos minutos. Tomó una ducha, se cambió y dejó el dormitorio para verificar el estado del huerto.
Podía oír actividad en la cocina.
Resultó que Mei cocinaba muy bien, y la (nacionalidad) supuso que no había sido tan malo acogerlos en la cabaña. Desayunaron ellas dos en la mesa de la cocina, pues luego le llevarían su parte al otro cuando despertara.
-¿Cheng y tú son hermanos? -preguntó en algún momento (T/N). Para ella, casi todos los asiáticos eran muy parecidos; pero esos dos en especial eran extrañamente similares.
-Haha, nos parecemos, ¿verdad? -sonrió Mei, confirmando la teoría de la otra de que no era simplemente porque fueran orientales.- No, somos primos lejanos. Trabajábamos juntos a medio tiempo en un museo, por eso logramos hacer equipo en... este desastre. -suspiró.- Espero que el resto estén bien. Son expertos en varias artes marciales, así que eso me da algo de paz mental, pero aún así...
La (nacionalidad) se quedó callada, tomando un sorbo de su bebida. No supo qué decir a eso. Ella era hija única, y sus padres habían sido igual. Sus abuelos y abuelas habían fallecido ya hacía tiempo, así que en realidad no tenía parientes por los que preocuparse.
Lo cual, ahora que se ponía a pensarlo, era bastante práctico.
Si tuviera que considerarlo y decir que había alguien que le preocupaba, entonces tendría que decir Arthur y su hermano. Apenas los conocía, pero uno de ellos era tan solo un niño y el otro le había salvado la vida, por no mencionar que eran de las pocas personas con quienes había interactuado de manera significante durante este caos de las que no había tenido noticias tras separarse.
Pero, por supuesto, no era la misma sensación que tener familiares repartidos por el mundo que pesaran en su consciencia como lo hacían en la de Mei.
Tras desayunar, (T/N) llevó un plato al dormitorio extra para ver si el otro estaba ya despierto. Lo encontró intentando sentarse mientras acomodaba las almohadas en su espalda al mismo tiempo, y ella dejó la bandeja en la mesita de noche para ayudarlo.
-Gracias. -suspiró aliviado Cheng, el tono de su voz indicando que aún le dolía todo el cuerpo.
Considerando lo que tal vez le habían hecho esos hombres en la ciudad, la (nacionalidad) no estaba sorprendida. Lo que sí la tomó por sorpresa fue darse cuenta que era la primera vez que escuchaba su voz.
-¿Puedes solo? -preguntó ella mientras le dejaba la bandeja sobre una almohada en su regazo.
-Sí, mis brazos ya no me duelen tanto. -la calmó él, tomando el tenedor. Se detuvo de pronto y levantó la vista para mirarla a los ojos.- Ayer no podía respirar bien así que no pude decir mucho, pero gracias por salvarnos.
(T/N), quien nunca había sido muy buena aceptando agradecimientos y halagos porque nunca sabía qué diablos responder a la mayoría, se limitó a sonreír por cordialidad antes de darse la vuelta y dejarlo para que comiera en paz.
Suponía que era mejor dejar que se quedaran en la cabaña con ella hasta que Cheng estuviera mejor de sus heridas. No tenía la certeza de que alguno de sus parientes estuviera en el resort, así que en su mente no pesaba ninguna prisa por llevarlos allí.
De todas formas, si tenerlos alrededor significaba que Mei tal vez siguiera cocinando, entonces era una buena idea en la cabeza de la (nacionalidad).
Ella pasó el día encerrada en el estudio, la asiática cambiando entre la sala y la habitación de su primo, probablemente disfrutando de la paz.
Sí, no le molestaba en lo absoluto tenerlos de compañía.
Como solo tenía el frasquito para trabajar, (T/N) estuvo sentada en la gran silla del estudio pensando en si era buena idea hacer más. Es decir, necesitaba más de la prueba final para crear algún tipo de antídoto o vacuna o lo que fuera, y ya que la libreta le decía todo lo que debía hacer para obtenerlo, no le sería complicado recrearlo.
El problema era que, en el caso en que no lograra crear un antídoto, tendría más que un pequeño frasco del que preocuparse.
Debía ser las cinco de la tarde para cuando llegó a una decisión terminal. En realidad, no importaba mucho si tenía un frasco o varios de la prueba final. No importaba, porque si lograba hallar una cura que salvara a los recién infectados y/o evitara que más fueran contagiados, entonces tomar ese riesgo estaría bien.
¿Verdad? A estas alturas no podía estar teniendo dudas.
-¿(T/N)? -era la asiática, al otro lado de la puerta.- La cena ya está lista.
Mei llamándola para comer a esa hora le hizo percatarse de que no había almorzado.
¿Habrían comido sin ella, pensando que era mala idea molestarla? No, no lo creía posible. No parecían el tipo de gente que harían eso. Es más, tenía la impresión que no habían almorzado porque se habían acostumbrado a guardar comida para sobrevivir.
Era probable.
Cenaron en la habitación donde estaba Cheng en un tranquilo silencio. No había mucho de lo que hablar, y tampoco era como si se conocieran. A (T/N) le daba igual. En cualquier otra ocasión, hubiera intentado entablar conversación y conocer más sobre ambos, de dónde vienen y cómo lograron sobrevivir hasta entonces; pero eso era... diferente.
Tenía la cabeza llena de química y ciencias y maneras de crear un antídoto. No podía perder tiempo en nada si no era necesario.
Era por el bien de cual humanidad quedara para ese entonces.
Tras la cena, por supuesto, la (nacionalidad) regresó al estudio para comenzar a recrear la prueba final y tener material con el que hacer una cura.
Sin embargo, a la media hora se percató de un ingrediente que no tenía.
Sangre. Para ser específicos, sangre del tipo B negativo.
Acostada en su cama ya tarde en la noche y lista para dormir, (T/N) seguía dándole vueltas al asunto. ¿De dónde iba a sacar un tipo de sangre tan poco común? ¿Quería eso decir que si no quedaba sobreviviente alguno de ese grupo sanguíneo, no podría recrear la prueba final?
Si bien era algún tipo de alivio saber que no cualquier sangre se podía usar para algo tan desastroso, el problema seguía en pie.
Tendría que preguntar, era todo lo que podía hacer.
A la mañana siguiente, Mei volvió a despertarla, esta vez para informarle que el desayuno estaba listo. Parecía haber asumido control total sobre la cocina, pero a la (nacionalidad) no le importaba mucho.
-¿Qué tipo de sangre eres? -preguntó ella durante el desayuno sin detenerse a pensar en lo raro que había sonado eso. Al parecer, Cheng seguía sin poder levantarse de la cama.
-Eh- soy O positivo. -respondió algo confundida y extrañada la asiática.
-¿Y Cheng?
-O positivo también.
(T/N) se quedó en silencio.
Entonces tendría que ir al resort y preguntar uno por uno hasta encontrar a alguien. De todas formas no necesitaba demasiada, con un par de gotas era más que suficiente. El problema sería convencer a alguien de que le donara un poco.
Tal vez podría decir que la necesitaba para una transfusión, pero eso acabaría con ella recibiendo un paquete entero y no necesitaba tanto.
-Um, ¿por qué es importante ahora? -inquirió Mei, confundida, sacando a la otra de sus pensamientos.
La (nacionalidad) la miró, y supuso que en realidad no había ningún problema si se lo decía. Es más, tal vez la dejarían encerrarse en el escritorio sin cuestionar, ya que todavía se iban a quedar un tiempo hasta que el otro sanara.
Era una buena idea.
-Estoy trabajando en una cura o antídoto. -reveló, seria, observando la expresión de la asiática cambiar a una de sorpresa.- Para eso necesito un par de gotas de sangre, pero solo puede ser B negativo. Ese no es mi tipo.
-B negativo... -sopesó la otra.- Ese grupo es muy poco común...
-Tendré que ir a preguntar. -la (nacionalidad) se levantó de su sitio.- Hay un resort en la montaña opuesta que está siendo usado de refugio temporal. Hay bastante gente, así que ojalá...
Mei la miró preocupada.
-¿Vas a salir...? -murmuró, aunque la oyó perfecto.
-No me queda otra opción. -suspiró (T/N).- ¿Puedes quedarte a cuidar de Cheng?
-¡Por supuesto! -se apresuró a decir la asiática, aún preocupada.- Ten cuidado, ¿bien? Y ojalá lo encuentres.
(T/N) le regaló una pequeña sonrisa para tranquilizarla antes de ir a buscar su mochila. Armada con una pistola en su cintura y su palo de contención en una mano, se aseguró sus botas y la casaca de policía y dejó la cabaña a paso ligero.
Por supuesto, no le tomó nada llegar al resort. El aire estaba más denso esa mañana, así que había una espesa neblina pasando con calma por el camino frente a ella. Por más que se mantuvo alerta todo el rato debido a su reducida visibilidad, al final no encontró infectado alguno y las rejas de entrada aparecieron en la distancia antes de lo que esperaba.
Montando guardia estaban Vladimir, Lovino, Matthías y Alfred.
-Eh- ¿(T/N)? -preguntó el de lentes en cuanto la divisaron llegar. Los cuatro parecían alegres de verla.- ¿Eres tú?
-No, soy Loki. -bromeó ella sin poder evitarlo, aunque no sonrió ya que no quería perder tiempo. Sin embargo, algo la confundió un poco.- ¿Por qué son cuatro ahora?
Hasta donde recordaba, siempre había visto a dos en turno de guardia.
Usualmente a Matthías con alguien más.
-Últimamente han estado apareciendo más infectados de lo normal. -explicó Lovino, su expresión tornándose seria mientras miraba a un lado.- Ayer tuvimos que salir a ayudar a los dos en turno de guardia porque una horda de unas cinco de esas cosas se apareció por las rejas entre la niebla.
-Así que el clima no es solo cosa de hoy... -la (nacionalidad) miró a su alrededor, comprendiendo. Regresó su atención a la razón por la que había venido.- Como sea, tengo algo que pedirles.
Vladimir había terminado de abrir la reja para ese entonces, y ella pausó para ingresar y esperó a que los cuatro la estuvieran escuchando para continuar. Si iba a contarles, necesitaba de toda su atención.
La reja fue cerrada de nuevo.
-Estoy trabajando en una cura o antídoto. -repitió lo que le había dicho a Mei temprano.
-¡¿En serio?! -los cuatro se asombraron en coro, y Matthías continuó, serio.- Y, ¿qué es lo que necesitas?
-Un par de gotas de sangre B negativo. -dijo ella sin dar rodeos.- No, no sé porqué solo dio efecto con esa sangre en primer lugar. -silenció la pregunta que veía formándose en el rostro del italiano. Porque Lovino definitivamente era italiano, ¿verdad?- ¿Alguno de ustedes lo tiene?
Los chicos se miraron entre ellos, un par negando con la cabeza antes de volver a observarla.
(T/N) suspiró.
-¿Nadie?
-Es que es un grupo muy poco común... -trató de excusarse Vladimir, aunque ella no estaba muy segura de por qué. No es que fuera su culpa.
-Lo sé. -(T/N) intentó calmarlo.- Quería saber si puedo preguntarle a alguien en el resort que tenga el inventario.
-¿El inventario? -cuestionó Alfred.- ¿Un inventario de tipos de sangre de todos los que están aquí? -miró a Matthías.- ¿Tenemos eso?
-¿No recuerdas las preguntas que te hicieron cuando llegaste? -respondió en su lugar Lovino, una mano en su cintura y la otra en el remo apoyado en la tierra, un aire de ligera arrogancia.- Los médicos necesitan mantener un inventario de esas cosas en caso alguien necesite una transfusión.
-Ahh... -el de lentes miró al piso, algo avergonzado, dándose cuenta de que eso era obvio.
-Yo, por lo menos, no sé quién tiene el inventario. -intervino Vladimir, sus ojos en los de ella.- Pero podríamos llevarte con uno de los médicos, seguro ellos saben.
-Por favor. -asintió ella.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Perdón si su tipo sanguíneo es B negativo, pretendan que no lo es por propósitos de la historia :'v
Nos vemos el martes que sigue ^^7
Les loveo <3
-Gray
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top