Capítulo 1 - El Policía
(T/N) (T/A) extendió la manta sobre el piso y se puso a rebuscar rápidamente por la comisaría sin que el oficial que cuidaba la puerta se diera cuenta.
No parecía haber persona alguna además de ellos dos, por suerte.
Nerviosa, con las piernas temblándole y un constante nudo en la garganta, la joven rebuscó con prisa en las estanterías casi vacías.
Los oficiales debían haberse llevado todo en un intento de detener el caos.
Lo primero que encontró fueron cuchillas. Logró hacerse con un par de estuches y correas delgadas y se las arregló para ajustar una cuchilla en cada muslo, bajo su vestido-blusa. Luego pudo encontrar una pequeña pistola automática con las municiones de punta partida.
No sabía mucho de armas, pero tenía entendido que las balas de punta partida las usan los militares y están hechas para causar más daño que las balas normales.
También encontró un palo de fierro de los que llevan los policías y una linterna.
Regresó con lo poco que había encontrado y lo colocó sobre la manta. Enrolló las cosas con la tela y la convirtió en una especie de mochila cruzada. Se la ató y avanzó con cuidado hasta la sala de entrada.
Se paró tras la pared y observó al policía que montaba guardia.
Estaba de espaldas a ella, mirando de un lado a otro impacientemente. En algún momento miró hacia la izquierda, sorprendido, y corrió en esa dirección.
Esa era su oportunidad.
Avanzó con cuidado y con miedo hacia el estacionamiento de la estación, pues pensaba tomar uno de los autos (aunque no supiera conducir) y dejar la ciudad.
Llegó al patio y encontró un único auto. Corrió hacia el vehículo, nerviosa, y abrió la puerta del piloto para subirse.
Justo cuando estaba por entrar, escuchó a alguien salir corriendo al patio tras ella y detenerse repentinamente.
Se giró para ver quién era, asustada, y reconoció al policía rubio que la había jalado de la muñeca hasta la estación.
Debía tener cerca de veintitrés años y la observaba algo asustado, como si realmente no quisiera decirle que dejara el auto y evitar que escapara pero debatiendo mentalmente entre dejarla huir y huir él. Fue en ese momento en que ella se percató de lo apuesto que era el joven, pero cambió su foco de concentración a otra cosa de inmediato.
Se oyeron ruidos detrás y el policía se giró para ver dentro de la estación.
Cinco abominaciones se acercaban corriendo al patio.
El rubio volvió a mirarla y ella tragó saliva. Le tendió la mano como él había hecho en el callejón como una señal de que estaba esperando que fuera con ella.
El oficial pareció entender y corrió hacia donde estaba.
(T/N) subió al sitio de conductor y pasó sobre las palancas de cambios hacia el sitio del copiloto mientras el rubio se sentaba al volante y encendía el auto.
Cerró la puerta de golpe y aceleró fuera de la estación y lejos de los afectados que habían estado a dos metros de alcanzar el vehículo.
Mirando hacia atrás y a través de la ventana trasera, la joven vio cómo se alejaban de la estación. Se sentó correctamente y suspiró aliviada, temblando del miedo.
Observó de reojo al joven policía a su lado con expresión de concentración mientras maniobraba entre los cuerpos y el caos.
Su cabello rubio era relativamente corto y estaba bastante despeinado, contrastando con su uniforme azul oscuro. Sus cejas eran bastante pobladas y sus ojos eran verdes como esmeraldas, transmitían un intento forzoso de mantener la calma y pensar con claridad.
(T/N) tuvo que admitir que era admirable, de cierto modo.
El joven giró bruscamente en una esquina y avanzó a través de los autos detenidos en dirección a alguna parte.
Consumida por la curiosidad, la joven no pudo evitar entablar conversación.
-¿A-A dónde vamos? -preguntó nerviosa, incapaz de calmarse debido al shock y a la situación en general. Tenía miedo.
-Mi hermano está en la escuela, se habían quedado a hacer una pijamada. -dijo apresurado el otro.
Ella abrió sus ojos como platos, mirando sus propias manos. Podía sentir los intentos de no llorar que habían transmitido las palabras y el tono del policía. Estaba buscando a su familia, y ella esperaba que lograran llegar a tiempo.
La sensación de estar completamente sola no era para nada agradable, y no podía ni imaginar el pánico en el que debía estar su hermano.
No quería más tragedias.
Condujeron en silencio hasta llegar a la institución educativa situada en una esquina. El joven estacionó el auto aprisa y se bajó, corriendo dentro de la edificación sin esperarla.
Pero ella no lo culpaba, se limitó a bajarse y correr tras él. Tenía miedo de lo que encontrarían, pero tenía mucho más miedo de quedarse a solas.
Dentro se oían gritos y llantos saliendo de todas las direcciones posibles. Se detuvieron en una intersección de pasillos y el policía cargó su pistola, retrocediendo para estar cerca de ella.
(T/N) se limitó a pegar su espalda a la suya, aferrándose a una escoba mientras le temblaban las manos.
Luego de verificar que ninguna cosa les seguía, siguieron corriendo por los pasillos en dirección al aula del hermano del joven. En cuanto llegaron, el oficial giró en seco para entrar por la puerta abierta de la cual se oían llantos.
Pero una mano pálida y rasgada intentó darle un zarpazo en la cabeza.
El joven fue lo bastante rápido al reaccionar, echando su torso hacia atrás pero cayendo sobre su espalda debido a lo repentino que había sido el ataque. (T/N) tomó su brazo y lo jaló de un tirón a un lado, cayendo ella también pero logrando sacarlo del lugar en el piso sobre el que se había lanzado esa persona- no, esa abominación.
El rubio logró apoyarse en un codo y le disparó con precisión en el cráneo, esparciendo sangre en el piso hacia el otro lado y dejando el cadáver tirado en un charco de espesa sangre.
La joven tapó su boca y su nariz, aguantando las súbitas náuseas y las ganas de llorar.
Se pusieron de pie como pudieron e ingresaron al aula, encontrando una escena devastadora.
Había un cadáver de una maestra a un costado, rodeada de varios niños convertidos en abominaciones que aún la atacaban mientras otros vagabundeaban por la habitación como si buscaran algo.
Y subidos al pupitre de la maestra estaban una niña y dos niños de no más de cinco años, abrazados entre ellos mientras temblaban y se aguantaban las ganas de llorar o gritar.
-¡Peter! -gritó el policía, haciendo que el niño rubio se girara y lo mirara con ojos llorosos y aterrados. Pero él no fue el único en girarse, ya que todos los niños convertidos en abominaciones también se giraron en dirección a los dos en la puerta.- Shit. -masculló el oficial al notar lo que acababa de causar.
Todas las pequeñas monstruosidades avanzaron rápida pero torpemente hacia ellos, bocas abiertas chorreando espesa sangre y manos embarradas, listos para arrancarles la piel. El joven le quitó la escoba a (T/N) y comenzó a batear abominaciones a diestro y siniestro, intentando avanzar dentro del aula a pesar de la horda que se les venía encima.
(T/N) reunió coraje y tragó saliva, saltando un par de niños y corriendo dentro de la habitación en dirección al pupitre de la maestra. Esquivó todos los ambulantes que pudo, teniendo que patear a algunos mientras se le salían las lágrimas del miedo y de la pena.
Llegó hacia los tres pequeños y los tomó en sus brazos, sintiendo cómo se aferraban a ella por su vida y lloraban en su vestido. Pateó a más abominaciones en el camino, queriendo gritar, hasta que llegó a la mitad del aula y el joven le dio el alcance.
Tomó a su hermano de entre sus brazos y ambos corrieron fuera de la habitación.
Ignoraron a todos los demás monstruos de niños y maestras que habían sido alarmados por el disparo y el grito y que ahora salían de los salones para ver qué pasaba. Ignoraron todos los cadáveres de infantes inocentes y llegaron a la salida de la edificación, bajando a largos tramos las escaleras en dirección al auto.
(T/N) se dio la vuelta rápidamente para subir al sitio de copiloto, apresurada al ver cómo un hombre adulto- no, una abominación salía de debajo de un auto y se arrastraba en su dirección.
Se sentó y cerró la puerta, tomando al hermano del policía entre sus brazos junto con la niña y el otro niño ya que él necesitaba manos libres para conducir.
Cerró su puerta y arrancaron con el débil llanto de los pequeños ofuscado por la tela del vestido de la joven.
Ella los observó y los abrazó con fuerza, acariciando sus pequeñas espaldas y tratando de no llorar. No se percató de que el policía la miró de reojo, como si quisiera unirse y abrazarla junto a los niños pero no pudiendo ya que debía manejar.
Pasaron cerca de dos minutos de sollozos hasta que ella se tragó las lágrimas y levantó la cabeza, besando con cuidado los cabellos de los tres infantes que la miraron, aún con ojos llorosos.
-Van a estar bien, ¿d-de acuerdo? -dijo con voz suave y temblorosa, forzando una sonrisa para tratar de calmarles.
El que parecía ser el hermano del policía asintió lentamente y los otros dos se sobaron los ojos, tratando de secar sus lágrimas.
La joven sonrió una vez más al ver que había logrado tranquilizarlos un poco y se giró a ver al oficial. No tenía idea de a dónde se dirigían ahora, y quería saber si ya no quedaba nadie por recoger o si simplemente estaba conduciendo sin rumbo.
-¿Y ahora? -preguntó, acariciando a los niños que comenzaban a tranquilizarse.
-No lo sé, no hay forma que... -comenzó a decir, pero se detuvo y miró a su hermano. (T/N) cubrió los oídos del pequeño, suponiendo que el oficial no quería que oyera.- No hay forma de que mis padres hayan sobrevivido, estaban en una cafetería en un área de la que no logró escapar nadie...
Ella guardó silencio, entristeciendo al ver su expresión de frustración y cómo se aferraba al volante del auto. Volvió a mirar a los pequeños, quienes la miraron con curiosidad y susto.
Eran dos niños y una niña. El que parecía ser el hermano del oficial -a quien, ella recordaba, él había llamado Peter- tenía ojos azules como el océano, cabello rubio y cejas pobladas al igual que el joven.
La niña tenía también cejas pobladas, aunque no tanto como los otros dos; y sus ojos eran de color miel. Su cabello era castaño algo oscuro y ondeado en las puntas, y lo llevaba atado en una cola alta a la derecha sujetada por una banda con una flor roja de adorno.
El otro niño, por otro lado, era de ojos marrones apenas rojizos y de cabello marrón oscuro, con dos mechones a los lados a forma de pequeñas colitas.
Ninguno de los tres pasaba los cinco años.
-Debemos alejarnos de la ciudad... -pensó ella en voz alta, más como sugerencia que como deber.
-Sí, yo también estaba pensando en eso, lo mejor será evitar concentraciones de gente. -dijo en tono serio el policía.
-Habría que ir también a un lugar frío. -ella lo miró.- De momento sabemos que esas... e-esas cosas convierten a la gente en uno de ellos mediante mordidas o algo, pero... ¿no sería entonces mediante el contacto de fluidos?
-¿Crees que su sangre y saliva también podrían contagiarnos? -la miró de reojo el rubio.
-No lo sé, pero no creo que sea buena idea arriesgarnos. -volvió a mirar a los pequeños, quienes ya se habían acomodado en su regazo.- S-Si es así, entonces un lugar frío en donde los mosquitos no puedan reproducirse y extender el... virus, o lo que sea; sería la mejor opción...
-... -el rubio pareció estar analizando lo que ella acababa de decir.- Tienes razón, los mosquitos serían un gran problema.
Ella asintió y miró al frente, observando aterrada el estado en el que se encontraba todo. ¿Cuántas horas habían pasado desde que todo había iniciado? No lo sabía, pero no podían ser muchas.
Y ya habían casas destruidas, cosas quemándose, postes caídos, carros volcados a los costados, cadáveres...
Y por supuesto, una preocupante cantidad de personas convertidas en monstruos avanzando sin rumbo por las calles.
¿Por qué había tenido que pasar eso?
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Perdonen mi necesidad de tener niños en la historia
Es que
No me gusta dejar al protagonista a solas porque luego sería demasiado difícil reincorporarle a la presencia de otras personas, pero tampoco quiero darle un compañero adulto permanente porque sería medio injusto para todos los que quieran a otro personaje
Y no creo que meter OCs sería buena idea, al menos no para que tengan tanto protagonismo
Así que tenemos niños c:
Siguiendo la misma regla de Agua, Por Favor; no voy a subir el diseño de los personajes hasta que se hayan presentado como es debido
aunque ya saben quién sea ewe
Como sea, nos vemos tal vez el martes que sigue ^^7
Les loveo <3
-Gray
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