CAPITULO 20

ALEXA

-Cortesía de tu hermana Erika, dosis extra para olvidar señorita Bronx-

-¿Por qué?- susurré apenas al sentir el pinchazo que cada noche hacía que durmiera por horas.

Cada noche era lo mismo, luego de cenar el enfermero me lleva hasta la habitación y no logro comprender sus palabras, algo muy dentro de mí me dice que no soy quien ellos dicen, "señorita Bronx".

-"Alexa cariño"- esa voz que llama muy en lo profundo de mi mente no me deja perderme en la desesperación.

Creo que esta oscura habitación será el lugar en el que viviré hasta el fin de mis días, sonará muy dramático pero en este momento no le veo otro desenlace. ¿Hermana Erika? no recuerdo tener una hermana, malditas lagunas, no recuerdo nada, sólo breves pantallazos de alguien que debí de haber sido alguna vez. "Demonios, estoy perdida" pensé cerrando los ojos al ver que alguien entraba en la habitación, la imagen que tenía era borrosa, efecto de la droga que me habían inyectado, oí sus pasos acercarse y cerré aún más fuerte los ojos con temor.

-¿Por qué demonios hace esto?- susurró acercándose hasta la cama mientras quitaba unos mechones rebeldes que caían sobre mi rostro.

Sentía su respiración sobre mi rostro y sus labios posarse sobre mi frente, ese gesto hizo que un escalofrío recorriera mi columna hasta llegar a mi nuca. Ahogué un jadeo por la sorpresa y oí como soltaba un suspiro antes de levantarse y alejarse de mí. Abrí los ojos sorprendida y sin moverme lo seguí con la mirada para ver que hacía.

-Esto servirá por ahora, es necesario que vengas conmigo Eve- soltó girándose de pronto.

-No entiendo nada doctor- susurré apenas ya quedando dormida.

-A decir verdad, tampoco yo pero sólo siento que estás en peligro, ven conmigo- sentí como colocaba unos pantalones y zapatillas en mis pies.

-¿Y con usted, estoy a salvo?- susurré mientras terminaba de colocarme la chaqueta.

-Jamás te dañaría Eve- acarició mi mejilla y me cargó en sus brazos.

Veía las borrosas líneas que formaban lo que creo y eran las luces del pasillo del instituto, lo veía de reojo girar su cabeza hacia los lados, sentía el latir acelerado de su corazón al recostar mi cabeza en su pecho y su respiración agitarse conforme nos íbamos acercando a la salida de la clínica.

-Falta poco Eve, sólo un paso más y estarás bien- susurraba intentando calmarse más a él que a mí.

Una fría brisa rozó mi rostro y fue lo último que sentí antes de perderme en la oscuridad de mis sueños. Como cada vez que dormía veía rostros que sabía y eran conocidos pero no podía recordarlos, me ardía y dolía el pecho al ver a uno de ellos en especial, un hombre, mucho más joven que yo, tendía su mano y sonreía feliz.

-"Te amo Alexa, quiero que seas mi esposa"-

Como cada vez que soñaba aquello, desperté agitada y las gotas de sudor bañaban mi frente, ¿Quién era él? froté mis ojos para tratar de agudizar la vista y averiguar donde estaba esta vez.

-¿Doctor?- susurré al ver un hombre recostado en un sillón al otro lado de la habitación.

-Veo que ya despertaste ¿Cómo te sientes Eve?- ¿Eve? el otro hombre me llama Alexa.

-Confundida-

-Lo sé, estoy tanto o más que tú, pero creo que juntos podremos hallar respuesta a todo-

Se acercó lentamente hacia la mesilla de luz que estaba junto a la cama y tomó un vaso con agua que allí había. Lo bebió y se estiró dejando una parte de su cuerpo descubierta al hacerlo, no pude evitar girar y cubrir mi rostro sonrojado.

-¿Eve?-

-¿Sí?- sin girarme esperaba oír algo más que su risa en ese momento.

-Puedes usar tranquila el baño mientras preparo algo para desayunar-

-Está bien, gracias- continué sin girarme y oí sus pasos alejarse de mí.

¿Qué me pasó? los nervios me pudieron al verlo allí frente mío y su porción de cuerpo tan bien trabajado, el mareo que sentía era demasiado, de seguro efecto de la droga que aquel enfermero me había dado. Al levantarme de la cama vi un gran ventanal con vista hacia el Central Park, definitivamente este doctor no era uno común y corriente, giré sobre mis pies y vi con un poco más de detalle lo que me rodeaba, un azul oscuro era el fondo de la habitación que contenía un walk in closet a un lado y al otro una puerta en madera oscura que de seguro y era el baño, caminé hacia ella tambaleando aún mareada.

-Dios, ¿Cuándo acabarán estos mareos?-

Al entrar al baño vi sobre una de los muebles del mismo un par de ropas con una nota encima, antes de llegar quedé maravillada por el estilo moderno del baño, y su tamaño ni que hablar, la ducha con puertas vidriadas, la tina enorme y un pequeño mueble con toallas y salidas de baño impecables. Al llegar al mueble donde estaba la ropa pude ver la nota y supe que había comprado ropa nueva para mí.

"No sé mucho de mujeres, espero y sea de tu agrado. Tyler."

-Qué tierno- suspiré y me dirigí hacia la ducha.

Esperaba y el agua barriera de mí todo aquello que me estaba pesando y matando los ánimos lentamente, no podía sacar de mi mente a aquel hombre que me llamaba Alexa ¿Por qué lo haría? mi nombre es Eve, así lo dijo el doctor, aunque a veces siento que no soy quien dicen y me pierdo en la locura por completo.

-Ah, maldición- exclamé cayendo de rodillas bajo el chorro de agua tibia.

Terminé con la ducha y el maldito mareo no pasaba para nada, junto con el dolor de cabeza que me partía en dos todo se hacía mucho más difícil de soportar. Tomé el conjunto de pantalón y blusa con mangas que me había comprado Tyler y pensé que faltaba algo muy importante, pero no, todo estaba cubierto, un conjunto fino de lencería estaba cubierto por una toalla.

-Piensa en todo el... pero ¿Cómo supo?- susurré tratando de saber como había dado con mi talla para saber que comprar.

-¿Eve?- oír su voz me sobresaltó y terminé arrojando al aire el conjunto de lencería.

-Aquí- dije para que no entrara sin tocar - estoy intentando vestirme-

-¿Necesitas ayuda?- la diversión era notoria en su voz.

-Ya ayudó bastante con la lencería doctor-

-Espero haber dado con la talla-

-Me pregunto como lo hizo- sonreí ante aquella conversación.

-Pregunté a la dependienta de la tienda, sabía tu talle de ropa y con eso ella supo que hacer-

-Oh, no por nada es doctor, es muy listo- el pantalón se estaba poniendo rebelde para colocarlo.

-¿Se puede saber con qué peleas?- rió detrás de la puerta.

-Con... el... ben... di... Ay Dios-

-¿Eve?-

No sé si su rostro o el mío estarían más llenos de sangre en ese momento, luego de tanta lucha con el pantalón y de subirlos ayudada por unos tirones caí al suelo del baño. No caí en la cuenta que aún tenía los pies húmedos hasta ese momento. Al oír el golpe Tyler entró sin permiso y pues ahí estaba yo, sólo con pantalones, sin brasier y la boca abierta viéndolo como tonta.

-Lo siento- tapó sus ojos y tendió su mano - esperaré fuera-

-Sí, claro, ya salgo- lo vi salir apresurado y sin voltear, me vi al espejo y no pude evitar reír ante aquello.

Tras terminar de vestirme y secar mi cabello decidí salir y lo vi allí sentado en una mesa que no había visto antes, el mareo estaba calmando junto con el dolor de cabeza. Giró hacia mí y sonrió, fue inevitable quedar pasmada al verlo, su negro cabello aún húmedo y alborotado por la ducha que de seguro se había dado en otro baño, un conjunto deportivo azul que no tenía nada que envidiar a un traje Armani. Sacudí mi cabeza y se acercó a mí al instante dejando que su perfume llenara por completo mi sistema. Dios, ¿quién es este hombre?

-¿Eve?- levantó mi rostro con su mano.

-Estoy bien, es sólo un mareo-

-Ahora se le dice así- murmuró divertido al ver mi sonrojado rostro.

-No molestes por favor- mascullé bajando la vista nuevamente.

-Ven, a comer, que quizás el hambre te está causando alucinaciones- rió pasando su brazo sobre mi hombro.

-Muy gracioso- bufé simulando enojo.

Nos sentamos en la mesa y lo que había allí era todo un manjar, al menos para mí. Panqueques, frutas cortadas, jugo de naranja y café. Mi estómago gruñó pidiendo que todo aquello fuera sólo para él provocando nuevas risas en los labios de mi acompañante.

-Anda, come, que llevas dormida dos días-

-¡Dos días!-

-Sí Eve, dos días, no sé que pretendían hacer esa noche, pero de seguro te saqué justo a tiempo del instituto-

-No puedo creerlo, siquiera recuerdo la última vez que dormí tanto, a decir verdad, no tengo recuerdos- señalé cabizbaja bebiendo el café.

-¿Cómo puede ser que no tengas recuerdos?-

Apoyó su perfecta mandíbula recién rasurada sobre sus manos y fijó sus ojos en los míos, los suyos parecían invitar a perderse en el color verde oliva que poseían. También me preguntaba lo mismo, cada día desde que entré en esa institución.

-Hablaste de una hermana- pregunté tratando de traer algo a mi memoria.

-Sí, Erika, fue quien te llevó al instituto-

-No recuerdo tener una hermana, sólo una mujer que me había dicho que me encontró vagando por la calle y me ayudó a encontrar un lugar donde permanecer- sus ojos se entrecerraron y continuaron fijos en mí, desconfiaba de mí, no podía creerme.

-Ella iba a verte y preguntaba por tus avances, pero nunca quiso acercarse a ti-

-¿Quién querría acercarse a una demente?-

-Tal vez y otro demente- sonrió y caí en la cuenta de mi error.

-Lo siento, no quise...-

-Está bien, sé a qué te refieres, no te preocupes, anda, come todo y luego vemos que hacer-

-Está bien, gracias-

Me observaba todo el tiempo hasta el más mínimo movimiento, su teléfono timbró y al ver a la pantalla su rostro permaneció serio e impasible, hizo una seña con la mano y salió de la habitación a hablar. Debe de ser del instituto, ya deben de haberse dado cuenta que él me sacó de allí, debo hacer algo, debo irme de aquí, sólo conseguiré que problemas caigan sobre él y no se lo merece. Caminé hacia el armario y vi mis ropas que usaba en el instituto y las junté colocándolas sobre la cama, entré al baño y terminé de arreglarme.

-¿Qué es esto Eve?- preguntó serio con mi ropa en sus manos.

-Debo irme Tyler, solo te traeré problemas-

-Eso lo decido yo- sentenció serio - ¿Y cómo a dónde irías según tú?-

Eso fue un golpe bajo, era verdad, no tenía donde ir, no conocía a nadie ni recordaba haber tenido un hogar o amigos, sólo aquellas imágenes que aparecían y un nombre.

-Alexa Bronx, averiguaré quien es ella- se sorprendió ante mi respuesta y se acercó a mí.

-Eve, hay gente allí afuera esperando el momento para acabar contigo-

-¿De qué está hablando?-

-Del motivo por el que te saqué del instituto- puso sus manos en mi hombro e hizo que lo viera -no puedo dejarte ir Eve-

-Debo saber quien soy-

-Eres Eve Jackson, tienes 32 años-

-Eso no significa nada- quité sus manos de mis hombros y comencé a caminar en la habitación.

-Significa que tienes una identidad-

-Una de lo que no recuerdo nada-

-Y de Alexa Bronx ¿Qué recuerdas?-

-Que era feliz e iba a casarse- aquello fue una bomba para él, pero, ¿por qué?

-¿Casarte?- asentí con la cabeza y giró dándome la espalda.

-¿Lo recuerdas?-

-Sólo veo pantallazos en mis sueños, lo oigo hablar y llamarme desesperado-

-Pues entonces lo buscaremos- dijo para luego soltar un largo suspiro.

-No es necesario Tyler-

-Lo es, conozco a los que quieren hacerte daño, te cuidaré hasta que vuelvas a reunirte con tu prometido-

-¿Cómo podré pagarte lo que haces por mí?-

-Prometiendo que si no lo encuentras- hizo una pausa y 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top