CAPITULO 16

ALEXA

Sentía el oxidado gusto de mi propia sangre correr por la garganta. ¿Qué locura era esta? Miranda, debo saber donde está, qué fue lo que tan malo hice para que esto se saliera de control y llegar a esto. El hedor a humedad y basura es insoportable, se oyen sirenas a lo lejos, quisiera abrir los ojos pero la venda que los cubre sumado con los golpes que recibí lo hacen imposible. Una voz distorsionada es quien habla, lo hace a través de un simulador, lo que me hace pensar que lo conozco. El chirrido de la puerta al abrirse me pone en alerta, se oyen más de un par de pasos.

-Vamos Bella Durmiente, abre los ojos- se burla de la situación mientras tira de mi cabello para levantarme del suelo.

-Miranda...-

-Tu amiga sufre lo mismo que tú en habitaciones diferentes... de verdad que eran en exceso ineptas como dijo Ray-

-Ray... ¿Raymond?- no es posible, no puede ser verdad.

-Puedes divertirte todo lo que quieras verdugo-

-No-

Su risa llenó el ambiente, era realmente una risa cargada de odio y dolor. Pero no lo entiendo, Raymond, era acaso el culpable de lo que nos pasaba a Miranda y a mí ahora. Mike, ya lo sabrá, no tengo noción del tiempo que hemos estado aquí.

-¿Lista?- una ronca voz me devolvió a la realidad.

-Maldito loco- solté con rabia al sentir su mano en mi brazo.

-Ese es mi jefe- sentí arder mi mejilla al instante -a mí me respetas basura-

Me tomó de los cabellos y me colocó boca hacia abajo, lo sentí sobre mí y un jadeo de sorpresa salió de mis labios. Sin ningún tipo de delicadeza rompió y quitó todas mis ropas dejando solo la braga y el brassier.

-Debe ser una jodida broma- su voz se oyó más agitada y ronca de lo que era.

-Por... favor...-

-Arriba perra-

-No...-

Tirando de mi cabello me puso de pié al tiempo que lamía la piel expuesta de mi cuello, era imposible no derramar lágrimas, Mike, su imagen se proyectaba en mi mente e intenté una locura.

-Maldita hija de perra...- gruñó al sentir mi pié en sus testículos.

Al soltarme quité la venda y volví a golpear al maldito. Tras un par de patadas más salí de la habitación, era una bodega abandonada, varias puertas se esparcían a lo largo del pasillo, fui abriendo una por una buscando a mi solcito, ella no debía estar sufriendo esto, no ella.

-Hija de...- sentí gritar aquel hombre tras de mí.

Me lancé a la carrera hasta oír un par de voces que eran conocidas para mí. Seguí el sonido ignorando el cansancio y dolor que sentía. Al llegar a la puerta y abrirla mi sorpresa fue aún mayor al verlos allí y juntos.

-¿Sam... Iris?- se volvieron a verme y sonrieron con toda la ironía.

-Ya duérmela idiota- ordenó Iris al volverme vi al hombre que me tenía en la habitación.

-NO... POR QUE... MIRANDA...- fue lo último que dije antes de caer presa de la oscuridad una vez más.

No logro hilar una idea, es imposible, mi cabeza se siente pesada y no siento gran parte de mi cuerpo. Oigo murmullos a mi alrededor y me doy cuenta de que todo mi cuerpo está desnudo y una soga lo envuelve dejando solo ciertas partes al descubierto. Intento moverme y es imposible. Quiero gritar pero una mordaza cubre mi boca, no sé que hacer. Estoy perdida.

-Michael- pienso y quisiera que todo esto no fuera más que un mal sueño.

-Bella durmiente- oigo una voz llamarme pero intento seguir dormida.

-DESPIERTA PERRA- grita una voz femenina al tiempo que un golpe en mi estómago hace que me retuerza.

-Quita la venda- ordena.

Allí la veo, Iris, la hermana de Miranda parada frente a mí con los ojos inyectados de rabia.

-¿Por qué?- es todo lo que pienso.

-Ahí estás, ladrona de vidas...- se acerca y acierta un golpe en mi mandíbula.

-Te sorprende verme ¿no?- tira de mi cabello haciendo que la vea quitando la mordaza de mi boca.

-¿Por qué?- susurro.

-Porque me quitaste todo lo que era mío, el amor de mi hermana, de Jake, mi oportunidad, todo- soltó haciéndome caer sobre el suelo húmedo de la habitación.

-No te quité nada, no sé de que hablas, voy a casarme con Mike y Miranda siempre será tu hermana-

-Pero para ellos siempre estarás tú antes que yo, eres más importante para ellos que yo- gruñó acertando otro golpe en mis costillas.

-Eso no es verdad, tú te alejaste de ellos por cuenta propia, Miranda intentó que regresaras muchas veces, Jake, lo que sucedió entre Jake y yo ha sido tan tóxico que ha acabado con cualquier buen recuerdo que hayamos tenido alguna vez-

-NO LO NOMBRES, NO TE ATREVAS A NOMBRARLO-

-FUISTE TÚ QUIEN LO HIZO PRIMERO IRIS... QUE QUIERES... ¿MATARME?-

-NO CARIÑO, ESO SERÍA TENERTE MISERICORDIA, TE DESTRUIRÉ POR DENTRO...- se acercaba como un depredador hasta mí -TU MENTE QUEDARÁ IRREMEDIABLEMENTE ROTA CARIÑO-

-No, no lo hagas Iris, ¿qué es lo que quieres?-

-QUE SUFRAS LO MISMO QUE YO MALDICIÓN... ¿VES?- mostró las heridas que tenía en manos y muñeca -ESTO, MIS DEMONIOS TE LOS PASARÉ A TI, ASÍ QUEDARÉ LIBRE DE UNA PUTA VEZ-

-MALDICIÓN IRIS, TÚ MISMA DEBES LIBERARTE, NADIE PUEDE HACERLO POR TI, SOLAMENTE TÚ-

Sentí el caliente líquido correr por mis párpados, mi sangre nuevamente cayendo sobre mi rostro, me había golpeado con un bate que tenía en manos.

-TÚ, TU DESTRUCCIÓN ES LO ÚNICO QUE ME DARÁ LIBERTAD Y ASÍ LO HARÉ-

Se dirigió hacia una mesa que aún no me había dado cuenta y estaba en la habitación, sobre ella habían varias herramientas y otros aparatos que no podía ver desde aquí para que servirían. Tomó una de ellas y volvió hacia donde yo estaba, un látigo pero no uno cualquiera.

-Es una locura Iris, puedo irme lejos y desaparecer de tu vida sin más pero por favor, ya deten toda esta locura-

-Locura es en la que tú sola existencia me ha hundido, tú eres uno de esos seres que roban la energía y vida de los demás, Miranda es uno de lo mejores ejemplos, solo mirarla lo destruida que se encuentra y todo es tu culpa-

El primero de los latigazos fue directo a mis brazos, el grueso cuero del que estaba hecho junto con las pequeñas espinillas que tenía en las puntas se abrieron paso entre mis carnes, fue imposible contener el dolor y un alarido abandonó mi garganta al desgarrarse parte de mi brazo. La sangre brotaba y sentía como bañaba mi antebrazo y mano.

-Esto recién empieza cariño... ¡Jim!-

-Sí...-

-Trae el equipo de shock, es hora de freír un cerebro-

No podía entender el nivel de maldad que existía en Iris, era demasiado, lo peor de todo esto era que ni siquiera hubiera imaginado que era yo la causante de tanto dolor y tristeza en una persona. La primera vez que la había visto era nada más que una dulce y tierna niña que sus padres habían enviado a estudiar en Francia. No puedo creer verla convertida en la persona que está frente a mí.

El hombre que llamó era el mismo que había estado conmigo horas antes en la habitación, su mirada de lujuria sobre mí puso en alerta todos mis sentidos, más aún al verlo conectar la máquina que traía.

-Iris... por favor...-

-Ya verás... sentirás lo que yo sentí todos estos años, dolor y desesperación-

-¿Por qué?- sollocé.

-¿Crees que acaso he estado todo este tiempo en Francia estudiando?-

-¿Qué?-

-Desde que entraste en nuestras vidas ellos han olvidado mi existencia-

-Eso no es...-

-Cierra la puta boca, todo este tiempo esperé por verte como ahora, siempre tan positiva y feliz me dabas asco, a ver si eres tan feliz y sigues con esa sonrisa luego de que acabe contigo-

-Iris... por...-

-¿Iris?- la persona que menos esperaba apareció tras la puerta.

-¿Sam... por...-

-Oh, veo que la fiesta va a comenzar- se acercó lentamente a Iris y la beso -mi mujer es realmente excepcional, todo fruto de años de dolor encerrada y olvidada en un maldito lugar-

Su puño empuñado contra mi rostro hizo que cayera de espaldas junto con la silla en la que me encontraba. Iris festejaba como una niña que le complacieron un capricho.

-Tu querido Michael, también tiene una deuda conmigo- susurró en mi oído luego de levantarme del suelo agarrando mis cabellos.

-¿Michael?-

-Sí, mi querido hermano Michael-

No pude contener el jadeo ante la sorpresa que significaba aquella revelación, "Es verlo a él, una perfecta imitación de mi padre".

-No...-

-Sí Alexa, mi plan era arruinarlo dejando inservible aquello que el ama, o sea... Tú- sentí el frío del húmedo suelo bajo mi cuerpo desnudo al ser lanzada nuevamente.

-Y como una broma del destino, ambos nos encontramos y descubrimos que teníamos más en común que una simple atracción- añadió Iris acercándose a Sam.

-Nos unía el rencor y las ansias de venganza, un cóctel fatal y muy peligroso... para mi hermano y para ti- murmuró antes de besar apasionadamente a Iris.

-¿Michael?-

-Él envió a mi padre a la cárcel- gruñó.

-¡ERA UN ASESINO!-

-TÚ NO SABES NADA-

Un nuevo golpe en la cabeza me dejó aturdida y al instante sentí la sangre cubrir mi ojo izquierdo. Cada vez tenía menos esperanzas de salir bien librada de esto, mi mente iba hasta Miranda, no había oído nada de ella y empezaba a preocuparme.

-Miranda...- susurré intentando desviar su atención.

-Mi hermanita sufrirá un poco también por haberme abandonado, no tanto como tú pero si algo deberá pagar por no luchar y salvarme-

-Es tu hermana Iris, al igual que yo, creíamos que estabas estudiando en Francia-

-Tú...- se acercó y levantó mi rostro tirando del cabello -... por estar ocupada jugando a las buenas amigas se olvidó de mi existencia-

-No sabíamos nada- el dolor de la herida era más punzante cada vez y me sentía muy débil.

-Cuando tú apareciste con tus modales perfectos y aires de superioridad a ocupar mi lugar en casa, desde ese momento, hice todo lo que estaba a mi alcance para separarte de Miranda y mis padres pero... nada funcionó-

-Sólo debías seguir siendo tú misma, ganarte la confianza de tus padres y permanecer junto a tu hermana-

-Tú que sabes... lo intenté, intenté hacerlo pero siempre te ponían antes que a mí, siempre el ejemplo de Alexa rondaba para no dejarme vivir en paz-

-Comenzaste a alejarte Iris, tenías amigos peligrosos, las drog...- esta vez fue mi mandíbula la que soportó el golpe.

-Debía hacerlo para soportar cada día que me comparasen contigo MALDITA MUSTIA- escupió en mi rostro -pero ahora, ahora es mi momento de recuperar algo de lo que perdí por tu culpa... Sam...-

-Sí cariño-

-La máquina ¿está lista?-

-Toda tuya nena- su ronca voz hizo que me estremeciera.

-No Iris, por favor, escúchame...-

-Se acabó tu tiempo Alexa-

Se acercó con los cables colgando de las manos y riendo realmente con el odio llenando su mirada, cerré los ojos y sentí como iba colocando los cables alrededor de mi cabeza, no tenía idea como fue que todo acabó en esta locura.

-Michael...- susurré.

-Pronto siquiera y lo recordarás- rió realmente satisfecha.

-IRIS NO- esa voz.

-Hola hermanita, has llegado a tiempo para presenciar el show ¿sabías?-

-Alex... lo siento mucho...- su mirada estaba realmente perdida, mi solcito estaba perdida.

-¡TE ATREVES A PEDIRLE PERDÓN A ELLA EN LUGAR DE HACERLO CONMIGO!-

-MIRANDA- grité pero no pude hacer nada de ayuda.

Se lanzó contra ella y comenzó a golpearla con rabia y dolor, entre sollozos de ambas hermanas, realmente la mente es lo más frágil y volátil que existe, solo quería abrir mis ojos y que todo esto sea una maldita pesadilla.

-¡BASTA IRIS! TU OBJETIVO SOY YO... ME ODIAS... TORTÚRAME Y DEJA A TU HERMANA- grité una vez más.

Volvió su rostro hacia mí... "funcionó" pensé, la vi acercarse y tomó una jeringa de la mesa que tenía a un lado de la habitación.

-DESTRUIRÉ HASTA EL ÚLTIMO RINCÓN DE TU MENTE MALDITA- tomó mi cabello e hizo que la viera al tiempo que inyectaba el líquido en mi cuello -AHORA EMPIEZA TU INFIERNO MALDITA-

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