Capítulo 9
¡Finalmente he vuelto con una nueva actualización!, y en compensación por la espera, les traigo una escena que requiere el uso de mi ya conocido simbolito (🔥). Repito que significa por si hay alguien nuevo leyendo esto (lo cual sería raro siendo esta trama una secuela, pero anyways), representa un momento Lemon, el cuál pueden decidir saltárselo o no para continuar con su lectura normal.
Ahora sí, disfruten.
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- ¡Hey, tortolitos, muévanse que no tenemos todo el día! -gritó el divertido Toothless.
Hipo se dejó arrastrar hacia el nuevo matrimonio Hansen-Fehn y, tras escucharse el flash de la cámara, él y Brenda se apartaron un poquito, ya que Magnus había solicitado una foto con su familia de patinadores; al final aceptó a regañadientes ser igual de cursi que Dagur.
-Oye hermano, ¿de qué es el pastel? -susurró el Berserker mientras Toothless ajustaba las luces y lentes de su cámara.
- ¿Es en serio? ¿Estás hablando de comida cuando debes bajar tres kilos para poder ser candidato a selección para la competencia? -regañó Heather, pues desde que su hermano se casó, se había dejado vencer por antojitos un par de veces, teniendo como consecuencia adquirir más masa muscular.
-Ándale, solo por hoy- suplicó en un puchero- y desde mañana dejo que organices mi dieta.
-No hablen de comida con calorías, por favor, que me he esforzado por mantener mi peso estos meses. Estoy al límite del ideal- pidió Eret sabiendo los cientos de golosinas que estaban en la mesa de dulces.
-Siempre podemos ir a vomitar- opinó Astrid con gracia, pero todos le lanzaron una mirada acusatoria- ay, no sean aguafiestas, solo fue una broma.
- ¿Sabes qué? me gusta la idea de vomitar- afirmó Dagur echándose a reír.
-Y yo apoyo lo de darnos un lujito hoy- dijo Magnus con diversión, conociendo lo que los demás le dirían.
-Para el cabrón del metabolismo rápido es fácil decirlo- refunfuñó su mejor amigo antes de que todos se rieran y posaran para la cámara.
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Una vez estuvieron en la terraza frente al mar donde se llevaría a cabo la fiesta, el ambiente se tornó bastante romántico. Magnus y Brenda tuvieron su primer baile como marido y mujer y, después de que sirvieran el banquete, los orgullosos padres de los novios dieron un discurso de agradecimiento a todos los invitados, así como a sus hijos, dónde el de Fergus sobresalió sobre el resto.
-Hijo, siempre supe que este día llegaría. ¿Recuerdas cuando a diario me decías que querías compartir el resto de tu vida con alguien que tuviera la misma capacidad de soñar y te llevara a ser una mejor versión de ti? Bueno, hoy has elegido a esa persona; hoy, ante los dioses prometiste quererla por ser quien es y no por quien quieres que sea, así como ella lo ha hecho. Nunca dejes de admirarla y creer que puede lograr cualquier cosa, porque ella jamás dejará de tener fe en ti. Tu madre y yo estamos felices de saber que serás amado infinitamente y que podemos continuar con nuestro camino en calma. También porque sabemos que dimos todo de nosotros para guiarte a convertirte en el hombre que eres hoy; el que la protegerá por siempre. Ámala por sobre todas las cosas, ya que para eso fueron creadas las personas...para ser amadas. Pónganse en todo momento en el lugar del otro, entiendan sus intereses y busquen compartir sus pasiones, pues esa siempre será la mejor forma de seguirse conociendo y haciéndose partícipes incluso de las cosas más simples que llenan de felicidad a sus corazones. ¡Un brindis por Magnus y Brenda!
-Estuvo muy bonito el discurso que les hiciste, Mi lady- le susurró Hipo a su novia cuando todos alzaron sus copas, empezaron a aplaudir y Magnus se lanzó a abrazar a su padre.
-Gracias cariño, no fue nada complicado- respondió Astrid con una sonrisa melancólica.
- ¿Estás bien? -preguntó al verla girar su anillo de compromiso con tristeza.
-Sí, es solo que el discurso que les di a los Hansen es el que me hubiera gustado recibir de mi padre en nuestra boda. No voy a mentirte, desde que nos comprometimos he soñado con mayor frecuencia con la misma pesadilla; el verme de pequeña usando un vestido azul antes de correr a los brazos de mis padres para celebrar mi victoria de la última competencia a la que asistieron, luego viajar al recuerdo de su accidente y terminar frente a una iglesia con mi vestido de novia con ellos junto a mí.
-No sabes cuanto me gustaría protegerte en tus sueños, lo lamento muchísimo- se disculpó tomándola de la mano con cariño.
-No te preocupes, ya me proteges lo suficiente; estoy bien- aseguró acariciándole la mejilla.
-Lo sé, pero me gustaría poder hacer más.
-Puedes hacerlo. Acompáñame a caminar a la playa, porque estar rodeada de tantas personas me está poniendo nerviosa y no quiero terminar llorando- pidió levantándose discretamente y casi enseguida este fue detrás de ella.
Sintiendo la arena en sus pies, dejó salir un suspiro tembloroso, pero se relajó considerablemente cuando Hipo la abrazó y empezaron a caminar; él siempre lograba ese efecto en ella; calmarla y recordarle que estaba a salvo. Al detenerse a la orilla del mar para disfrutar de la brisa, chasqueó la lengua.
-Resolví hace unos años en terapia el hacerme a la idea de que mis padres no estarían en muchos escenarios de mi vida futura, pero el tener ahora presente que no estarán cuando nos casemos, deseándonos suerte en nuestro matrimonio y viéndonos tener una familia, me ha hecho sentir extraña los últimos días. Creo que regresaré a tomar un par de sesiones para quitarme esta sensación.
-Lo entiendo, de hecho, yo también quiero volver para terminar de sanar algunas cosas que con la pérdida de papá siguen sensibles en mi interior- contestó besándole la frente- si necesitas tiempo para la boda podemos...
-¡¡No!! -interrumpió de improvisto- quiero que nos casemos cuanto antes. De verdad no te preocupes, estoy bien; estoy en la mejor etapa de mi vida, esto es solo una medida de precaución.
- ¿Segura?
-Sí, más bien, yo te lo pregunto a ti. ¿Quieres que aplacemos la fecha?, yo puedo esperarte todo el tiempo que necesites.
-No, también estoy bien.
-Bien, entonces... seguimos adelante- musitó escondiendo el rostro en su cuello para embriagarse del olor de su loción.
Se quedaron en silencio por unos veinte minutos y, para cuando la Hofferson sintió que sus músculos ya no estaban tensos, regresaron a la fiesta, sin embargo, no fueron a su mesa, sino a la zona de coctelería.
-Eh, cariño ¿qué hacemos aquí? -cuestionó Hipo sin entender.
-Siempre soy la responsable del grupo- señaló ella agarrando un shot de tequila y tomándoselo de golpe- así que hoy va a ser diferente, necesito dejar de pensar en todo- añadió pidiéndole al barman un gin tonic.
- ¿Has bebido alguna vez algo más que no sea vino tinto? -indagó preocupado viendo cómo le entregaban su bebida.
-Sí bebé, cuando tenía 17 años iba a muchas fiestas con mis amigos y Eret y Magnus. No les digas eso a mis tíos- pidió risueña tomando el primer sorbo como si fuese agua- yo que tú no me quitaba un ojo de encima porque puede que termine haciendo algo imprudente.
- ¿Cómo qué? -dijo sintiendo un escalofrío recorrer su espalda, pues nunca le había llamado "bebé", siempre su apodo había sido en inglés y, escucharlo de ese modo le había gustado muchísimo, pero no se lo iba a decir para que lo usara como arma en su contra.
-No sé, el que quería desnudarse en la fiesta pasada fuiste tú, no yo. Echémoslo a la suerte- musitó coquetamente, para luego escabullirse de sus brazos y mezclarse entre la multitud.
-Carajo- soltó por lo bajo siguiéndola de cerca.
No obstante, la pista de baile se vio infestada tan rápido que Haddock la perdió de vista y no pudo prever cuando Dagur lo intercedió a mitad de una canción para cargarlo sobre su hombro y hacerlos girar sobre su mismo eje a gran velocidad; tampoco hizo falta precisar que el pelirrojo estaba más que pasado de copas.
- ¡Dagur, bájame ya mismo! -chilló golpeándolo para que lo pusiera en el suelo- ¡por favor, que si no voy a vomitar! -añadió sin éxito hasta que a lo lejos vio a Eret y Magnus hablar junto con sus respectivas parejas- ¡¡ayuda, Magnus, Eret!!, ¡¡alguien sálveme!!
- ¡Dioses, Dagur, suéltalo! -gritó el pelinegro frenando a su amigo- Astrid va a cortarte las pelotas si no lo haces.
-Nah, él estará bien. Además, la rubia está divirtiéndose con las chicas por allá- defendió el Berserker volviendo a girar- es más, vamos a tirarnos al mar.
- ¡¡Dagur, no!!
- ¡¡Dagur, sí!!, ¡¡Hacia la libertad!! -decretó justo antes de ser tacleado por Magnus para arrebatarle al pobre castaño de sus manos, quién apenas tocó el piso, cayó de sentón.
Más sin en cambio, no tuvo tiempo de quejarse, ya que se escabulló a gatas para que el pelirrojo no volviera a intentar llevarlo al mar. Se levantó cuando creyó que estaría a salvo y, tras un par de minutos, logró encontrar a su lady bailando con Heather y Storm música electrónica. Se acercó dispuesto a abrazarla, pero su cuñada lo frenó antes de conseguirlo.
- ¿Cuánto ha tomado Astrid?
- ¿Disculpa?
-Sí, ¿qué cuanto alcohol ha ingerido?, tiene las pupilas dilatadas. Escucha, no estoy diciendo que tengas que vigilarla 24/7; es una adulta, pero cuando está por entrar en una competencia con este tipo de atención del público y los críticos, baja casi diez kilos más de lo recomendado. Por lo tanto, el alcohol le cae fatal.
-Tomó tequila y gin tonic... dioses ¿por qué no me lo dijo antes para al menos no dejarla sola? -soltó arrepentido.
-Llevas poco tiempo en este juego silencioso de conocer las mañas de Astrid. Yo tengo ventaja de al menos diez años, tranquilo- dijo guiñándole un ojo- además, ella no lo hace apropósito, no la culpes; el estrés la cambia mucho.
- ¿Eso me tendría que hacer sentir mejor?
-Bueno, al menos ella no busca desnudarse cuando está borracha como otras personas que conozco- expuso con una sonrisa burlona que lo hizo bufar por lo bajo.
-Sí, ya me recordaron eso hoy, muchas gracias.
-De nada. Te alegrará saber entonces que As solo se pone más cariñosa y risueña. Acércate y verás.
Y, así lo hizo. Hipo fue con las chicas y, en cuanto Astrid lo vio, corrió para de un brinco rodearlo por la cadera con ayuda de sus piernas y enterrar el rostro en su cabello mientras soltaba una carcajada.
-Babe, aquí estás.
-Sí, aquí estoy- indicó sujetándola de los muslos para que no se resbalara- ¿te sientes bien?
-Claro que sí, te dije que solo quería dejar de pensar. Pero, nunca podría dejar de pensar en ti- aseguró restregando su nariz contra su mejilla.
-Me doy cuenta. ¿Qué tal si vamos a bailar un ratito y luego nos vamos a dormir? -preguntó quitándole su bebida y abandonándola en una mesa.
-A dormir jamás. Tú y yo haremos otras cosas y no hablo precisamente de hacerlo en una cama...
- ¿¡Qué!?, ¡Astrid, no vamos a hacer el amor en el baño! -chilló apenado al captar la sugerencia de su voz.
-No seas tonto, Hipo. Lo haremos en el mar- dictaminó decidida bajándose de su cintura- sígueme el paso- añadió yendo en dirección a la pista de baile de nuevo.
Sabía que esa era una mala idea. Cualquiera podría verlos, tomarles una foto y subirla a internet, sin embargo, el castaño era solo un hombre enamorado y débil ante los deseos de su prometida, por lo que si corrió hacia la pista para seguirla tratando de ocultar el inicio de su erección, eso solo se quedaría entre él y su pantalón.
Disfrutaron de las baladas románticas y del momento en que Brenda arrojó su ramo y Storm lo atrapó con entusiasmo, dejando muy poco contento a Finn y a Toothless con una sonrisa nerviosa. Para cuando partieron el pastel y la gente se empezó a retirar, la rubia lo jaló del brazo para dirigirse a la playa, a lo que Hipo agradeció que ya hubiese anochecido, ya que así era menos probable que los hubieran visto escapar. Caminaron hasta la parte más privada que encontraron, pero antes de que intentara decirle que mejor tuvieran sexo en su habitación, esta se quitó la pantaleta y se bajó el cierre del vestido, provocando que la prenda tocara la arena en un movimiento.
-Date prisa Babe que me puede dar sueño- pidió adentrándose al mar hasta cubrir todo su cuerpo desnudo.
-Freya, ayúdame- susurró desvistiéndose y una vez escondió la ropa de ambos detrás de una roca, se quitó la prótesis y saltó al agua- Mi lady, sabes que yo siempre voy a querer hacerte el amor, te amo y eres mi todo, pero no tenemos preservativos y me sentiría muy mal si te dejara embarazada, porque significaría que tendrías que dejar el patinaje por ahora, tendríamos que trabajar turnos dobles para poder criar a ese bebé, tu tío me mataría, yo me sentiría culpable y...
- ¡Hipo, estás divagando! -detuvo acunándolo de las mejillas- cariño, lo sé. Sé lo que está en riesgo y no, un embarazo en todo caso sería responsabilidad de los dos, pero descuida. Sé que esto que voy a decir no garantiza nada, pero puedes salir de mí antes de venir. Quiero sentirte por primera vez sin barreras, por favor. De todas formas, voy a tomarme la pastilla del día siguiente e ir al ginecólogo para asegurarme de que todo esté bien.
-Yo también quiero sentirte; lo he anhelado desde hace tanto, pero... ¿estás segura? -preguntó sin resistirse a besarla, lamerle el labio inferior y pegarla a su pecho.
(🔥) Astrid en respuesta lo tomó con fuerza por la nuca y no dudó en meterle la lengua para profundizar el beso. Sonrió al sentir las manos de Hipo recorriendo sus caderas y detenerse en sus glúteos para apretárselos con deseo. Enredó las piernas en su cadera para estar más cerca y, no estando dispuesta a esperar mucho, tomó una de sus manos para guiarla a su entrada húmeda.
-Estoy segura- le susurró apenas antes de que introdujera un dedo en ella y gimiera.
-Shhh, no hagas ruido que si no nos van a descubrir- pidió callándola con otro beso y asegurándose de que su lengua bailara con la suya, pues al estar moviéndose dentro de su cavidad, había vuelto a jadear.
El castaño no podía permitirse no besarle, lamerle y morderle los pechos, pero dado a que el agua los estaba tapando, se arriesgó a levantarla para que ahora enredara las piernas en su abdomen. Esta se tuvo que cubrir la boca para no gritar, pues justo cuando la alzó, aprovechó para introducir un segundo dedo en ella. Sin embargo, empleó un sobreesfuerzo aún mayor por guardar silencio cuando su boca comenzó a chupar y succionar sus pezones. Empezó a tener espasmos e inevitablemente soltó una palabrota cuando Hipo con la mano que tenía libre separó sus glúteos y contorneó también su agujero.
Solo aguantó un poco más antes de volver a descender para besarlo y suplicarle con voz estrangulada que ya entrara en ella. Tomaron sus posiciones en tiempo récord y, al finalmente unirse, consideraron que estaban viviendo una verdadera experiencia religiosa. Las estocadas fluyeron al ritmo del salvaje oleaje, se besaron con hambre hasta dejarse rojos e hinchados los labios, enterraron las manos en el cabello del otro hasta alborotarlo y mojarlo por completo y, más pronto que tarde, Astrid avisó que estaba por alcanzar el clímax. Entonces Hipo se aseguró de apretarle las caderas, y penetrarla más profundo hasta que consiguió que arqueara la espalda y dejara caer la cabeza hacia atrás.
La rubia se sujetó con fuerza de sus hombros, pero una luz la cegó casi enseguida mientras estallaba en placer que solo atinó a rodar los ojos hasta ponerse blancos y perderse en el momento. Haddock ante esa imagen, salió de ella de golpe para estallar en su propio clímax, no obstante, solo tuvo un minuto para recomponerse, pues el agarre de su prometida se había aflojado tan deprisa que terminó por hundirse en el agua. Chilló ante ello y, cuando nuevamente la sacó a la superficie hecho presa del pánico, se dio cuenta de que tenía la mirada desenfocada.
Ella nunca se había desmayado mientras tenían sexo; ni siquiera cuando tenían más de una ronda, pero era consciente de que podría tomarlo como normal debido a todo el alcohol en su sistema; probablemente había sido el detonante para que la sangre a su cerebro no fluyera de la misma manera que siempre. La puso de espaldas todavía en el agua y colocó su cabeza sobre su pecho para que no tragara agua. Pasando poco más de medio minuto, la vio removerse y parpadear lentamente (🔥).
-Hey cariño ¿estás aquí conmigo? -preguntó dulcemente acariciándole la mejilla buscando con un ceño de preocupación cualquier mal signo de reacción.
-Creo que sí... ¿me desmayé? -balbuceó mientras regulaba su respiración.
-Sí, pero tranquila, estás bien. Vámonos a la casa para que allí pueda seguir cuidándote y asegurarme de que no necesitamos ir con el médico.
-Está bien- aceptó mientras este la enderezaba suavemente para después abrazarla contra su pecho y le hiciera recargar la cabeza en su hombro para nadar de regreso a la orilla- ¿sabes?, valió la pena haberme desconectado por un segundo; fue increíble sentirte- masculló con una sonrisa tonta.
-Para mí también lo fue, pero por favor, no te vayas a mover- pidió recostándola en la arena mojada un instante, ya que ahora que estaba fuera del mar no podía mantener el equilibrio sin su prótesis y llevarla hasta la parte seca de la playa. Se arrastró para colocársela, así como su ropa y, al hacerlo, la cargó lejos de la orilla para igualmente volver a ponerle su vestido.
-Puedo caminar si quieres, estoy bien- musitó contra su cuello cuando lo sintió empezar a andar en dirección a la casa donde se quedarían por esa noche.
-No, descansa porque estoy seguro de que los restos de alcohol ya te están haciendo efecto; no quiero que te caigas y te lastimes- negó plantándole un beso en la frente.
- ¿Te digo algo? -dijo de repente con un brillito especial en los ojos.
-Te escucho.
-No sabes lo agradecida que estoy por convertirme en tu esposa en un par de meses. Mamá nunca me habló de príncipes encantados y esas cosas, pero recalcaba mucho el hecho de que había hombres buenos por los que siempre valía la pena luchar. Eternamente agradeceré que tu padre haya criado a uno de ellos y que esté dispuesto a hacer tantas cosas por mí.
-Bueno, pues... solo intento darte lo mejor porque tú así lo haces y porque mi corazón es tuyo- le susurró tiernamente debido a que acababan de entrar a la casa.
Hipo los llevó a untaditas hasta su habitación y, una vez dentro, se permitió soltar un suspiro de alivio. Los llevó al baño y, luego de con mucho cuidado depositar a Astrid en el suelo, los desvistió para tomar una ducha rápida y quitarse la arena del cuerpo. Debido a que Bog Burglar era un lugar muy caluroso, únicamente se secaron el cabello y se acostaron desnudos bajo las mantas.
- ¿Te sientes mejor? -preguntó acariciándole la espalda mientras la acercaba a él para abrazarla.
-Sí, muchas gracias- dijo a la par que soltaba un bostezo.
-Hay que dormir, pero si en la madrugada te sientes mal, por favor despiértame ¿de acuerdo? o ya sabes, por si tienes una pesadilla- suplicó mirándola directamente a los ojos para que ni siquiera pensara en intentar mentirle.
-Te lo prometo. Te amo; buenas noches.
-Yo también te amo; buenas noches.
Pero, lo cierto fue que esa noche Astrid durmió más que bien. A la mañana siguiente se reunieron con todos para un agradable desayuno y contar las anécdotas que cada uno iba a guardar de la boda de Brenda y Magnus. Estos últimos no pudieron despedirse personalmente, ya que se encontraban camino a su luna de miel a alguna playa del Caribe, más sin en cambio, les dejaron por escrito su profundo agradecimiento por haber asistido al evento.
La mayoría tuvo que regresar ese mismo día por la tarde y retomar su normalidad para afrontar la siguiente jornada laboral, pero la rubia no estaba preocupada por eso en particular, ya que lo primero que hizo cuando llegaron a Berk fue correr a la farmacia y comprar una pastilla del día siguiente como había prometido. Debido a que estaba bajo un periodo constante de estrés, su ciclo menstrual se había detenido, por lo que sería más complicado quedar embarazada, pero aun así no se arriesgaría; iría a visitar a su ginecólogo.
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El viernes por la tarde salió con paso apresurado del hospital, pues se había tenido que quedar un poco más de lo normal a esperar los resultados del ginecólogo, pero afortunadamente se iba tranquila sabiendo que no estaba embarazada. Al entrar a su auto, le envió los resultados a Hipo para que también estuviese sereno y, cuando iba a guardar su celular, recibió un mensaje de Magnus.
-Hofferson, no vengas a la pista, sino al gimnasio olímpico. Papá ha decidido que hoy necesitamos entrenamiento con los aparatos y estiramientos físicos. Eret, Heather y Dagur se van a unir a nosotros finalmente, así que apresúrate.
Rápidamente se aseguró de haber empacado ropa deportiva y, al comprobar que era así, emprendió marcha al gimnasio. Estando dentro, se encontró con los entrenadores de Eret y los hermanos Berserker charlando animadamente con Fergus; dado a que los patinadores eran una familia, ellos también habían aprendido a congeniar en armonía cada que juntaban entrenamientos. Los saludó cortésmente y luego de saludar a su padrino con un beso en la mejilla, se fue a cambiar. Se unió a sus amigos saludándolos efusivamente, en especial a Magnus porque no lo había visto desde que se fue a su luna de miel.
-Bienvenido seas. El sol del Caribe te sentó bien- lo molestó señalando que se había bronceado de más.
-Concuerdo; nunca lo había visto más parecido a una esfera roja de Snoggletog- secundó Eret con gracia, provocando que los demás estallaran en una risa escandalosa, primordialmente Dagur.
-Jódanse ustedes dos, no sé porque los soporto- escupió Hansen sacándoles la lengua.
-Porque nos amas, no puedes vivir sin nosotros- explicó Astrid abrazándose a Eret para que juntos le hicieran un puchero adorable.
-Mmmm, tendré que reconsiderar ese hecho- dijo rodándoles los ojos con diversión sabiendo que tenían razón.
El entrenamiento empezó con todos haciendo ejercicios de flexión y extensión de articulaciones para calentar los músculos. Posteriormente, Astrid y Heather al ser las más flexibles decidieron ejecutar posiciones de yoga mientras que los hombres tontear un rato intentando hacer un reto viral de redes sociales que Dagur les mostró, el cual consistía en que los tres se pararan de manos para sostenerse de las mismas barras de madera colocadas en el suelo, uno tras otro y tratar de avanzar únicamente con la fuerza de sus brazos. Cabía señalar que cuando los tres se juntaban, de ley hacían cosas estúpidas, como ahora que en cada intento a alguien se le iba el equilibrio y terminaba golpeando a alguno en la cabeza, cayéndole encima o en el peor de los casos, dándole una patada en los bajos.
- ¿Por qué somos amigas de estos idiotas? -le cuestionó Heather a su mejor amiga con exasperación, pero mirándolos con una sonrisa- es decir, Dagur es mi hermano, no tengo opción, ¿pero tú?
-No lo sé, créeme que me lo pregunto a diario- respondió la risueña Astrid levantándose para ir a las barras asimétricas que usaban los gimnastas, pero que en ocasiones ocupaba para entrenar.
Giró en las barras un par de veces y al aterrizar dando un salto limpio, se encontró con la mirada cómplice de Eret. Sabía que la estaba desafiando a realizar el salto de caballo al únicamente ser ellos los que tomaron clases de gimnasia siendo más jóvenes. Le devolvió la mirada aceptando el reto mientras los demás se iban al sistema de arnés de salto estático fuera del hielo, el cual consistía en ser atados a un sistema de poleas cuatro a uno que los levantaba, elevaba y sostenía con solo un cuarto de su peso corporal con ayuda de alguien más sosteniendo la parte externa del mecanismo. Este sistema de triple giro suavizaba y minimizaba el balanceo durante las rotaciones, lo que les permitía hacer giros dobles, triples y cuádruples sin necesidad de estar en la pista.
La rubia y el pelinegro se encaminaron a la pista para correr, saltar en el trampolín, impulsarse en el caballete, girar en el aire y aterrizar con precisión. Tras apostar entre sí por ver quien aterrizaría mal primero, empezaron su competencia. Las primeras rondas terminaron en un empate, pero al iniciarse la cuarta, Eret se distrajo una vez empezó a correr al ver entrar a su novio y las parejas de sus amigos, por lo que no alcanzó a saltar correctamente y terminó cayéndose de cara en la colchoneta.
- ¡Carajo! -se lamentó rodando fuera del área para asegurarse de que no se había roto un hueso.
-Novato, hazte a un lado- canturreó la Hofferson con diversión tomando impulso y echándose a correr. Y, cuando saltó y aterrizó correctamente, se giró a mirarlo con burla- hijo de Eret, págame mis cien coronas.
-Te odio- declaró levantándose de un movimiento- oye, ¿por qué están todos aquí viéndonos cómo buitres? -le susurró señalándole discretamente a las gradas donde estaban sentados Hipo, Brenda, Niels, Patapez y Mala.
-Yo qué sé, pero hay que darles un buen espectáculo. Venga, ve al sistema de arnés de salto estático, te alcanzo en un minuto- pidió antes de hacer una pequeña rutina de ejercicio de flexibilidad, dónde combinaba Splits; parado de manos con las piernas flexionadas hacia adelante en un ángulo de 90° y compás abierto en 180° y algunas acrobacias características del acro dance.
-Escuchen, dejen todo lo que están haciendo y vengan a ver esto- habló de repente Fergus sacando su celular para poner la transmisión en vivo del noticiario local de Berk.
Los patinadores cansados y sudorosos se acercaron con sus entrenadores y, después de saludar de lejos a sus parejas, prestaron atención a la nota. Sabían que la evaluación de los primeros países había concluido, por lo que seguramente el reportaje era para revelar los resultados.
-Berkianos, ¡hoy se ha revelado que la competencia que tanto hemos estado esperando se llamará el Grand Prix de patinaje artístico sobre hielo! y no solo eso, los primeros resultados han salido a la luz. Rusia ha logrado tener clasificados en sus tres ramas; la femenil, varonil y dúo con competidores de talla mundial con calificaciones por arriba de 9.50. China por su parte no logró tener representante en la rama varonil, pero el resto de sus compañeros tienen una larga trayectoria que les hará llegar lejos y con calificaciones por arriba de 9.45 y, Estados Unidos lamentablemente se quedó sin clasificada para la rama femenil después de que su mejor candidata ejecutara el salto prohibido Backflip. Hubo muchas controversias en su evaluación, pero, aunque los jueces aclararon que esta competencia era de estilo libre, dijeron que las normas básicas impuestas por el comité y escuela oficial de patinaje debían seguir cumpliéndose. De todos modos, el país se queda tranquilo sabiendo que los representantes que asistan al evento son más que leyendas y con puntajes por arriba de 9.38. En unos días anunciarán cuando van a llegar aquí a Noruega, por lo que les deseamos mucha suerte a nuestros patinadores que lucharán por su lugar en las clasificatorias.
Apenas terminó la transmisión, Eret corrió a un bote para empezar a vomitar. Dagur extrañamente se quedó en silencio, aunque con la mirada perdida; Astrid se dejó caer al suelo y cuando trató de regular su respiración para no padecer un ataque de ansiedad, escuchó a su mejor amiga pegar un grito.
- ¿¡Sí se dan cuenta de que estamos yendo a una muerte segura!?, muchos de nosotros soñamos con al menos obtener un 9.30. ¿¡Cómo carajo quiere el país que lleguemos más arriba!?, no tendremos oportunidad contra Rusia si han sacado esos números. Ni siquiera sé si vale la pena luchar por esto, ¡la mayoría están acercándose a ser patinadores veteranos y todos estamos saliendo de lesiones importantes!
- ¡¡Heather, cálmate!! -intervino Magnus sujetándola por los hombros.
- ¡¡Para ti es fácil decirlo!!, eres el gran Magnus Hansen, hijo del reconocido Fergus Hansen. A ti los críticos nunca te van a atacar como al resto de nosotros si no clasificamos con puntajes similares; tu posición de nepo baby te ayuda muchísimo.
- ¡¡Heather!! -la regañó la Hofferson sabiendo que había tocado una fibra sensible- Magnus en todo caso es el único que ha obtenido calificaciones por arriba de 9.40, así que déjalo en paz porque realistamente es quién va a tener la oportunidad de traer una medalla a casa- añadió con el ceño fruncido, a lo que la pelinegra la miró como no creyéndole mucho.
- ¡Vete al carajo, Heather! -escupió Hansen con tanta rabia y frustración que todos voltearon a verlo, ya que él nunca perdía los estribos, pero en ese momento poco le importó. Solo le dirigió una mirada a Astrid de disculpa y dado a que su mejor amigo seguía vomitando, agarró sus cosas y salió del gimnasio dando un portazo a la puerta.
- ¡¡Heather!!, ¿Qué diablos hiciste? -gritó ahora Dagur con seriedad- Magnus no tiene la culpa de que tengas miedo por no clasificar. ¿De verdad te importa más lo que digan los críticos y esta estúpida competencia que tu amigo? si es eso, me has decepcionado- agregó con tristeza, para luego correr a la salida y disculparse con Magnus en nombre de su hermana.
La rubia no detuvo a su amiga cuando salió por la puerta trasera con lágrimas en los ojos, pues de repente también le empezaron a dar muchas náuseas. Se acercó al pobre Eret que se había recargado en una pared luciendo una fina capa de sudor en la frente y sosteniendo el bote contra su pecho.
-Rubia, eso es asqueroso- se quejó este cuando la chica se sentó a su lado y osó quitarle el bote porque había empezado a tener arcadas, sin embargo, cuando la vio vomitar, se apresuró a sujetarle el cabello y a acariciarle la espalda.
-No me importa- declaró hasta que su estómago se vació. Inmediatamente después, alejó el bote, se recargó en su hombro y cerró los ojos hasta que alguien le acarició la mejilla. Tuvo que parpadear un par de veces para enfocar la mirada de su preocupado prometido- ¿Hipo?
-Gracias a Thor no se desmayaron. No vuelvan a vomitar hasta casi perder la conciencia, por favor que Niels y yo estábamos muertos de miedo- suplicó el aludido ayudándola a ponerse de pie mientras el platinado levantaba a Eret con algo más de esfuerzo.
- ¿Ya se fueron todos? -preguntó el pelinegro mientras trataba de recomponerse para no tener que dejarle caer todo su peso a su novio, pues pese a que ambos eran fuertes, él era mucho más alto. No obstante, no lo consiguió.
-Todos salvo los Hansen. Brenda y Fergus están calmando a Magnus afuera porque a pesar de sentirse del carajo, no quiso irse sin asegurarse de que iban a salir caminando de aquí- explicó Niels abriendo la puerta, dejando ver que ya había anochecido.
Haddock rápidamente llevó a Astrid al auto para que pudiera sentarse y recobrar el aliento con calma. Y después, corrió a ayudarle a Niels a abrir la puerta del auto de Eret para recostar a este en el asiento trasero.
-Dioses, no sé cómo voy a subirlo hasta su departamento porque no tengo tarjeta para activar el acceso al elevador y Eret perdió la suya- lamentó Niels recargando la frente en la puerta del auto con frustración.
-Puede dormir en mi casa, lo sabes- intervino Magnus mientras se aseguraba de que la respiración de su amigo no se acelerara ahora que había caído en un estado de seminconsciencia y observando que Astrid estaba más que despierta, solo que recobrando fuerzas.
-Gracias Mag, pero no quiero dejarlo solo esta noche.
-Te diría que podemos usar mi tarjeta, pero desde la semana pasada no la encuentro. ¿Y llevarlo a tu casa no es una opción? -cuestionó Hipo viéndolo con curiosidad.
-Ammm, no, no es una opción. La casa de mi abuela es muy pequeña y bueno... ella no es la mayor fan de mi novio- explicó con una sonrisa triste- ya sabes, me ama con todo su corazón, pero le cuesta aceptar que soy gay, por tanto, que acepte a Eret de buena gana.
-Lo siento mucho Niels, eso simplemente apesta.
-Lo sé. Pero gracias por tus palabras, lo aprecio.
- ¡Oh, espera!, creo que Astrid sí tiene su tarjeta. Dame un segundo- comentó yendo al auto de su novia y tras hurgar en su bolsa, encontró la dichosa tarjeta de acceso al elevador. La alzó en señal de victoria y se volvió a acercar a los chicos- bueno, entonces ya tenemos resuelto todo.
- ¡Gracias a Odín!
- ¿Seguros que no quieren ayuda? -insistió Hansen sin estar muy convencido de dejarlos marcharse solos.
-Tranquilo, nosotros podemos. En su defecto, puedo subir a Astrid primero a nuestro departamento y ya de ahí ayudo a Niels con Eret. Confía en nosotros- señaló Hipo con media sonrisa.
-Está bien, váyanse con cuidado y cualquier cosa que necesiten, avísenme.
-Eso más bien deberíamos decírtelo nosotros- contradijo Niels con el ceño fruncido.
-Estoy bien.
Ninguno le creyó, pero sabiendo que probablemente Magnus no se sentía con la suficiente confianza para mostrarse vulnerable ante ellos, lo dejaron irse a su propio auto con Brenda y su padre, pero tomando nota de decirles a Eret y Astrid la situación para que hablaran con él después. Condujeron a la unidad departamental y, afortunadamente la rubia recobró toda fuerza para ella sola salir del auto y desplazarse, lo que le permitió al castaño ayudar a Niels a sostener al semiconsciente Eret para meterlo en el elevador.
Una vez los chicos entraron a su departamento, Hipo y Astrid se fueron al suyo. Este la ayudó a desvestirse para ponerse algo más cómodo, la acompañó al baño para que juntos se lavaran los dientes y luego de que ella le garantizara que se le habían ido las ganas de cenar, se metieron en la cama.
- ¿Te gustó mi entrenamiento? -preguntó ella de repente mientras acomodaba su cabeza en su pecho para dormir rodeada de su calor.
-Me encantó. Nunca te había visto practicar en aparatos de gimnasia o ejercicio de suelo y, en realidad tampoco los demás a sus parejas.
- ¿Por eso fueron a vernos hoy?
-Sí, al parecer todos queríamos zacear nuestra curiosidad y valió la pena. Fue increíble.
- ¿Y cómo es que se pusieron de acuerdo?
-Tenemos un chat grupal- confesó sin más alzándose de hombros.
- ¿¡Espera, qué!?, ¿Cómo que tienen un grupo? -cuestionó levantándose para conectar miradas.
-Ustedes tienen uno, ¿por qué nosotros no deberíamos tener uno? -devolvió con diversión.
-Exijo saber cómo se llaman- suplicó con una sonrisa.
- "WAGS" -reveló echándose a reír.
- ¿" Wifes and Girlfriends" ?, por Thor ¿a quién se le ocurrió tan genial nombre? -secundó estallando también en risa.
-A Storm. De hecho, ella fue la que sugirió que hiciéramos el grupo y nos dio ese nombre como burla a que así se les conoce a las esposas y novias de deportistas famosos en Estados Unidos. Y bueno, todos tuvimos el suficiente humor como para aceptar su propuesta.
-Por supuesto que fue idea de Siri- afirmó secándose las lágrimas que se le habían escapado de tanto reír.
-Es tu turno, ¿ustedes cómo se llaman?
-Nuestro nombre es demasiado estúpido y ególatra en comparación del suyo. Pero eso pasa cuando le dejas a Dagur y Magnus la batuta- sinceró rodando los ojos con diversión- nos llamamos "just a few hot sexy guys plus Dagur"
-Oh Thor, definitivamente ese nombre grita a ellos- dijo riéndose por última vez antes de aclararse la garganta- hablando de grupos, ¿estarán bien después de la pelea?
-Tiempo al tiempo, supongo. Amo a Heather, pero eso de llamar nepo baby a Magnus siempre ha sido un tema delicado y ella lo sabe. Su camino es más difícil que el de nosotros; él tiene una gran sombra que lo persigue... entonces, que ella se lo reprochara así, me molestó incluso a mí.
- ¿Habrá división en el grupo? -cuestionó preocupado.
-Al menos hasta que pasen las clasificatorias. Además, si se trata de tomar partidos, es obvio que me voy a quedar del lado de Magnus.
-Entiendo... ¿y tú estás bien con lo que ocasionó la pelea en primer lugar?
-Vomité todos mis nervios, así que asumo que sí- señaló con gracia- Heather no se equivocó cuando dijo que es posible que al final Noruega se quede sin medallas. Es seguro que clasificaremos, pero de eso a ganar, será complicado. No es por subestimarnos, pero es cierto que ni yo me he acercado a obtener un 9.45 en mi vida; no estoy diciendo que es imposible, solo menos probable. Rusia tiene un mejor programa de entrenamiento y mejores equipos y de hecho algunos hemos recibido la invitación a irnos allá a fin de crecer como patinadores.
-Pero nadie se ha ido, ¿o sí?
-No, en eso todos estamos de acuerdo, incluso los hermanos Carlson; Camicazi ha patinado en otros lados, pero sin firmar contrato por larga temporada o competencias nacionales. Nacimos en Noruega y moriremos representando y luchando por este país.
-Bueno, pues yo confío en ti y en que puedes tener un muy buen puntaje en la competencia.
-Babe, estás hablando desde la imagen perfecta que te creaste de mí como deportista- puntualizó sonriéndole con ternura- pero no soy una patinadora que hace todo bien, a veces hago demasiado o a veces no lo necesario, pero gracias por pensarlo.
-Mi lady, haces lo suficiente; siempre lo haces- garantizó antes de acercarla a él para besarla suavemente.
Más besos siguieron después de ese, pero dado a que la rubia estaba profundamente cansada, volvió a recostarse sobre su pecho desnudo e inevitablemente se quedó dormida cuando el castaño comenzó a hacerle mimos en la cabeza. Este le plantó un último beso y, cuando estaba por quedarse dormido también, su celular vibró. Lo tomó y abrió los dos mensajes que le habían llegado.
-Haddock, estaré llegando a Berk en las próximas horas y me quedaré alrededor de un mes. Me gustaría que pudiéramos vernos pronto; tengo una oferta de trabajo que creo podría interesarte mucho. Atte. Alvin.
Los dedos le temblaron al terminar de leer, pero antes de comenzar a divagar en sus pensamientos sobre qué tipo de trabajo era, abrió el otro mensaje.
-Hermanito, más te vale que levantes un altar en mi nombre porque después de mover algunos hilos, logré conseguirte las entradas para ti y As a la exposición de pinturas del siglo XIX en su noche de apertura en Oslo. No sé porque carajo no te pudiste esperar a la entrada del público en general, pero bueno, después de alabar el trabajo de uno de mis viejos profesores de fotografía y restauración de arte, los obtuve. Aunque a cambio necesito un autógrafo de mi cuñada para la hija de mi profesor, por favor.
Hipo sonrió enormemente. Toothless tenía razón; le debía el cielo, mar y tierra. Ahora que tenía las entradas para la exposición, podría darle un recorrido personal a su prometida por todas las pinturas sin que la gente se amontonara y con suerte, que pudiera admirar su trabajo detenidamente y le diera su opinión, porque contar con su valía por lo que hacía siempre llenaba a su corazoncito de felicidad.
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Repito, ¿querían secuela?, pues secuela tendrán, pero con sus consecuencias. Lo que se traduce en hacer sufrir hasta a los personajes secundarios... ya que por ahora al Hiccstrid lo dejaré en paz; pero solo por un rato, no se acostumbren 7u7.
Nos vemos pronto ;)
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