Capítulo 6

No sé que decir como introducción, así que disfruten su lectura xd.

.

Por esa noche decidieron dormir en la cama de él. El departamento contaba con una temperatura perfecta y no había ruido alguno que pudiera perturbar su sueño, pero aun así, a mitad de la noche, el castaño se despertó al sentir que algo se le estaba olvidando. Tomó su celular para verificar en el calendario si había anotado un evento importante, teniendo cuidado de no despertar a su novia que descansaba sobre su pecho. Tras unos segundos de búsqueda, abrió los ojos con sorpresa, pues vaya que sí había algo. 

Como se le fue a olvidar algo así, pensó golpeándose la frente mentalmente; era el aniversario de la muerte de los padres de Astrid. Dado a que seguiría siendo un día muy difícil, en cuanto saliera de trabajar, le ofrecería hacer lo que ella quisiera, y le mencionaría que si no se sentía bien, podían dejar el resto de las compras para después. Con ese último pensamiento, bloqueó su celular antes de abrazarla y volver a conciliar el sueño.

Para cuando amaneció, claro que Astrid sabía que fecha era. A pesar del tiempo, jamás podría olvidarse del día en que lo perdió todo; del día en que tuvo que hacer fuerte a su corazón para afrontar su nueva vida. No obstante, quería que este aniversario luctuoso fuera diferente; no quería sentir el amargo sabor de la tristeza, al menos no en todo momento. Sabía que era algo complicado de lograr, pero al instante en que su novio se posicionó sobre ella para plantarle un beso, sonrió por inercia y se olvidó por un segundo de la razón por la cual una vez al año su mundo se ensombrecía.

-Buen día Mi lady- susurró sobre sus labios.

-Buenos días Babe, me sorprende que estés despierto- devolvió mientras le acariciaba la mejilla.

-Sinceramente a mí también- dijo con gracia antes de mirarla con más seriedad- oye, estaba pensando en que si te parecía bien dejáramos el resto de las compras para mañana.

- ¿Por qué? ¿Surgió algo? -preguntó extrañada.

-No, es solo que sé lo que representa para ti el día de hoy- explicó con empatía acariciándole el cabello.

-Gracias por recordarlo, pero no quisiera estar tirada en la cama toda la tarde mientras dejo que la tristeza me consuma. En realidad, me vendría bien estar contigo haciendo las compras para distraer mi mente.

-Haremos lo que tú quieras, pero ¿no vas a querer ir al cementerio?

-No podría faltar. Solo que ni yo misma contemplé mis horarios para ver a qué hora podría ir.

-Pues... ambos entramos a las 8:00 am al trabajo y son las 6:30 am, ¿quieres que nos apresuremos para ir de una vez?

-Pero ¿y si llegas tarde a trabajar? -cuestionó con preocupación de que fuera a meterse en problemas por su culpa.

-No te preocupes por eso- aseguró sonriente recordando que ella en el aniversario de su padre lo llevó al cementerio en plena nevada infernal.

-Bueno, gracias. Sí, te tomaré la palabra- aceptó con un pequeño rubor en las mejillas.

-Anda, ve a bañarte, mientras saco tu uniforme- indicó haciéndose a un lado para que se levantara.

- ¿Ya te dije hoy el increíble hombre que eres? -preguntó estando a punto de entrar al cuarto de baño.

-No todavía- negó risueño.

-Pues eres increíble, en serio- respondió antes de cerrar la puerta.

Hipo le preparó su uniforme de fisioterapeuta y, una vez también preparó su ropa, la rubia lo abrazó por la cintura para hacerle saber que ahora podía ir a bañarse. Tras darle un beso, fue al cuarto de baño, de dónde salió en menos de cinco minutos. Durante ese tiempo, Astrid se vistió y mientras esperaba a que su cabello se secara, se quedó pensativa decidiendo si debía maquillarse.

-Te ves hermosa de cualquier forma- sinceró él al entrar al cuarto, causándole un leve sonrojo.

-Gracias por el cumplido.

-De nada- mencionó dándose la vuelta para empezar a vestirse, sin embargo, se detuvo al sentir su mirada sobre él- ¿sí? ¿se le ofrece algo a mi bella dama como para que no me dé la privacidad apropiada para vestirme? -añadió en broma.

-No se me ofrece nada, solo te estoy contemplando- aseguró con una sonrisa- eres tan guapo.

-De acuerdo, ya entendí, me devolviste el cumplido. Pero recuerda que soy más modesto que tú y que por tanto, me cohíbo más rápido- le recordó en una risa nerviosa mientras dejaba caer la toalla y se colocaba sus bóxers. 

-Lo sé, y por eso lo hago.

Unos minutos más tarde y siendo las 7:15 am, salieron rumbo a una cafetería para comprar dos cafés de vainilla y muffins como desayuno. Posteriormente, se dirigieron al cementerio, dónde compraron en la entrada un ramo de flores para los Hofferson y otro para Estoico por insistencia de la rubia. El castaño limpió rápidamente la lápida de su padre y, una vez habló brevemente con él, además de dejarle su ramo de flores, fue con Astrid, ya que había que recordar que hoy iba como acompañante. Al verla dirigir la mirada al cielo mientras susurraba una oración a los dioses, se acercó a abrazarla contra su pecho. Y, tras permanecer en silencio un rato, se fueron tomados de la mano de regreso al auto.

-Gracias por haber hecho esto por mí- le aseguró pegándose más contra él.

-No tienes nada que agradecerme, sabes que lo hago con gusto- negó dándole un beso en la frente.

.

Astrid se encontraba conduciendo por las calles de Berk con la ansiedad al mil al ver que eran las 7:50 am, pese a que Hipo le insistió en que se fuera con calma; que no importaba si llegaba cinco minutos tarde. Eso sí, aunque ella no estuvo muy de acuerdo con su punto, no aceleró más de lo que debía, por lo que terminaron llegando al salón de arte a las ocho en punto y, a pesar de que ella estaba histérica porque fueran a regañarlo, este se tomó su tiempo para agarrar sus cosas y despedirse dándole un beso.

-No te estreses, anda, ve al trabajo y yo te veo afuera del hospital.

- ¿Seguro que no quieres que venga por ti?

-No, ten buen día Mi lady- aseguró sonriente saliendo del auto.

-Buen día Babe- devolvió rodando los ojos con diversión antes de alejarse de allí.

Para cuando el castaño la perdió de vista, entró a su trabajo hecho un rayo, pero afortunadamente cuando llegó a su lugar de trabajo, descubrió que su jefe aún no había llegado.

- ¿Desde cuando llegas tarde, Haddock? -preguntó uno de sus compañeros- ¿todo bien?

-Sí, sí, todo bien. Gracias por ayudarme a ir sacando mi material, Hagan- se apresuró a decir a la par que se iba poniendo su overol de trabajo.

-No hay de qué.

Una vez Hipo cumplió con su jornada laboral, dejó el salón de arte con una sonrisa llena de satisfacción, pues la pieza que le había tocado restaurar ya estaba terminada; además, debido a su excelente productividad, su jefe le había solicitado restaurar otra pintura, prometiéndole paga extra. Algo que lógicamente aceptó, ya que ahora con su ajuste de gastos, consideró bueno tener un fondo de ahorros.

Habría querido tomarle foto al cuadro anterior para enseñárselo a su lady, pero dadas las políticas de la galería de arte donde sería exhibido, no fue posible. Sin embargo, sabía que la solución para ello sería que viajaran a Oslo para la exposición, especialmente porque ella le había insistido en ver la obra a fin de verificar si la pareja retratada se parecía a ellos, o solo había sido una maniobra astuta de su parte para coquetearle.

No iba a negar que se rio de buena gana al recordar su suposición mientras se dirigía al hospital, pero en cuanto llegó al estacionamiento se tranquilizó para que no lo creyeran un loco que se reía solo. Vio a mucha gente entrar y salir, pero en realidad esperó muy poco antes de ver a su novia correr directo hacia él. Apenas la tuvo de frente, la cargó sosteniéndola por los muslos y tras saludarla con un beso, dónde sus dientes chocaron entre sí, unió su frente a la suya.

-Oye As, ¿hay alguna razón por la que deba cuidarme de ese niño? -preguntó con una sonrisa señalando discretamente hacia enfrente.

- ¿Eh? -cuestionó esta sin entender girando la cabeza con sigilo, dándose cuenta de que Einar estaba a unos metros de la salida- ah, es el chico al que le doy rehabilitación.

-Pues está celoso.

-No, como crees. Digo, sería ilógico, yo solo soy su fisioterapeuta y tú eres mi novio- comentó dando un brinquito para no caerse de su cadera.

-Por eso, tú eres su sexy fisioterapeuta, y yo el idiota que tienes por novio- comentó en una risa, seguro de sus palabras.

-No creo que me vea así.

-Sé cómo piensan los chicos de su edad, ¿quieres que te pruebe mi teoría? -preguntó con una expresión pícara.

-A ver, maestro del comportamiento humano, ilumíneme con su conocimiento- respondió en un tono sarcástico mientras le rodaba los ojos con cariño.

-Mira- musitó subiendo las manos para sujetarla con fuerza por los glúteos y después de besarla mordiéndole el labio inferior, le indicó con la mirada que volteara a ver a Einar.

Al hacerlo, la rubia lo notó furioso y queriendo echar humo por las orejas de ser posible. Además de que pareció maldecir por lo bajo antes de acercarse con sus padres que recién llegaban a recogerlo.

-Dioses, ¿y por qué hace eso? -interrogó confundida.

-Porque le gustas, así de simple. Digamos que te ve como su amor platónico que ha venido a salvarlo de su dolor- explicó mientras la bajaba de su cadera con cuidado para ahora abrazarla por la cintura- y no lo culpo, de haberte visto a su edad, también hubiera quedado flechado por ti.

-Ay, por favor, hay mujeres más bonitas que yo- dijo ruborizada.

-Te equivocas, pero mi punto es que, le gustas y cuando llegue a casa, va a buscar una foto mía para quemarla u ofrecerla a los dioses para que me maten.

Astrid se rio, pero tras negarle con la cabeza, lo invitó a entrar al auto para ir a la plaza a comprar las cosas para su departamento, ya después se encargaría sobre el asunto de Einar y sus "celos".

.

Al entrar en las tiendas, la Hofferson hizo una mueca al ver la variedad de precios y calidad en los productos, especialmente en los electrodomésticos, pero sin duda, estar allí era mejor que estar en cama. Tras dos horas de comparar precios, lograron comprar un refrigerador, que era lo que más les importaba de momento. Y luego de ir por unas cosas al supermercado, regresaron a casa completamente agotados. Aun así, tuvieron buena cara para recibir a la gente que les ayudó a llevar el refrigerador, pero apenas se fueron, se desplomaron en la cama.

-Me muero de hambre- se quejó ella.

-Ay, yo también, al menos la comida ya está aquí- consoló él quitándose la prótesis.

-Si quieres preparo algo rápido para los dos.

-Solo si yo guardo las demás cosas en el refrigerador.

-Pero Babe, tu muñón está hinchado- señaló preocupada.

-No es problema- aseguró agachándose para sacar de debajo de su cama unas muletas- no me gusta usarlas por sentirme inútil, pero vienen bien para descansar la pierna.

-Nunca las había visto- soltó abriendo los ojos con asombro.

-Porque te digo que no me gusta usarlas. Además de que traen dolor de espalda- explicó quitándose la prótesis y poniéndose de pie mostrándole una sonrisa- anda, vamos.

-Bueno, ya que insistes.

Como el buen equipo que eran, Astrid preparó unos sándwiches y fruta picadita mientras Hipo metía el resto de comida al refrigerador después de haberlo conectado con éxito con todo y las muletas. Aunque estaba claro que se sentía inútil con ellas, la verdad era que se movía como si fueran una extensión más de su cuerpo.

Después de que terminaron de comer, se tumbaron nuevamente en la cama debido a que el ánimo de la rubia terminó por venirse abajo. Permanecieron mucho tiempo sin hablar, ya que esta había decidido esconder la cabeza en su cuello para sollozar en silencio, e Hipo no pudo hacer más que abrazarla contra su pecho y besarla detrás de la oreja tratando de consolarla.  

- ¿Ya hablaste con Toothless? -preguntó ella de repente para tratar de alejar sus pensamientos negativos.

-No, solo con mamá... ¿y tú con Storm?

-No, solo con mi tía. Pero todavía no me quiere decir la decisión que tomaron.

-Seguramente se lo siguen pensando.

-Supongo.

- ¿Y tú que quisieras?

-Que se quedaran, pero no puedo interponerme de esa manera con lo que es mejor para ellos; por eso no les dije nada.

-Sabes que de cualquier forma, no estarás sola, ¿verdad?

-Lo sé, te tengo a ti- aseguró restregando su nariz contra la suya- y eso es lo único que necesito.

.

Al día siguiente, luego del trabajo, fueron nuevamente a la plaza a comprar un microondas y una estufa portátil de cuatro quemadores, pues aunque desearan electrodomésticos más grandes, debían ahorrar; además, en el futuro siempre podrían cambiarlos por algo mejor. Y, antes de regresar al departamento, pasaron a la casa Haddock, ya que el castaño consideró oportuno recoger la moto familiar.

- ¿Seguro que no quieres que te acompañe? -le cuestionó Astrid una vez estacionó el auto.

-No, tranquila; yo puedo- respondió Hipo acariciándole el dorso de la mano antes de depositar un beso en ella- no me tardo- añadió saliendo del vehículo. Caminó sintiendo los hombros tensos, pero en cuanto abrió la puerta, fue peor, ya que también escuchó el fuerte palpitar de su corazón.

- ¡Hijo! -saludó efusivamente su madre yendo a abrazarlo.

-Hola mamá, ¿cómo estás? -preguntó con una sonrisa.

-Bien, todo está muy bien, no te preocupes. Aunque te extraño bastante.

-Yo también te extraño.

- ¿Has venido por la moto?

-Sí, la verdad es que ya no quiero que Astrid se desgaste yendo y viniendo de un trabajo a otro.

-Oh, ¿y ella cómo está?

-Bastante bien, me está esperando afuera.

- ¿Y por qué no entró?

-Yo se lo pedí. No quería que, si Tannlos estaba aquí, le dijera algo malo como a mí- le recordó soltando un pesado suspiro y con un ligero tono de molestia.

-No te lo dijo en serio. Ya hablé con él y sé que está avergonzado.

-No importa, de todas formas, no creo que lo mejor sea hablar todavía, ya que después de pensarlo detenidamente, sí estoy enojado con él. Tiempo al tiempo, mamá.

A la mujer no le quedó de otra más que asentirle con tristeza, pues pese a dolerle que sus hijos estuviesen distanciados, los entendía a ambos. También fue por ello que prefirió no decir nada más sobre el tema mientras lo acompañaba al garaje por la motocicleta. Y, una vez se despidió de él y de su nuera, entró de nuevo a la casa.

- ¿Era Hipo? -preguntó el afligido Toothless bajando las escaleras.

-Sí, era él, vino por la moto- le informó Valka acercándosele- ¿por qué no le has pedido perdón?

-Porque soy un cobarde, mamá. Hipo nunca ha atentado contra mí, al contrario; siempre me ha apoyado y protegido... y yo, me comporté muy mal. Le di una puñalada por la espalda, soy el peor hermano de todos- se lamentó con tristeza.

-Tu hermano te ama y no te tiene rencor, lo sabes.

-Pero eso no quita que le hice daño- contradijo de inmediato- lo mejor por ahora es que solo disfrute de la compañía de Astrid y del comienzo de su nueva vida. Pero, prometo disculparme pronto.

-De acuerdo, pero no quiero que para tu cumpleaños sigan enojados, ¿está claro?

-Sí mamá.

El chico subió a su habitación con desgane, pues claro que había escuchado a su hermano llegar y lo poco que comentó acerca de él. Deseaba que la tierra se lo tragara por el tremendo drama que montó y por ser el verdadero traidor. Al menos le daba consuelo saber que la rubia lo estaba cuidando, pensó justo antes de que su celular comenzara a sonar. No dudó en responder al ver que era su novia.

-Hola amor- respondió desanimado.

- ¿Qué tienes corazón? -cuestionó preocupada.

-Hipo vino y escuché que le dijo a mamá que está molesto conmigo. Ni siquiera preguntó si estaba en casa como para al menos saludarnos; no quiso verme- sinceró empezando a sollozar por lo bajo.

-Hey, calma, por favor. Perdóname por esto, es mi culpa. Yo fui la tonta inmadura que no supo medir sus emociones a la hora de decirte lo que mi familia planeaba. Actué irracionalmente de principio a fin.

-No te tienes porque disculpar Siri, yo también erré en mi comportamiento. Yo fui el idiota que empezó a dañar a la gente que quiere con cosas hirientes y teniendo ideas que incluso te pondrían a ti en peligro, perdóname.

-Entonces supongo que esta vez ambos cometimos el mismo error, ¿no? -intentó consolar para que ninguno de los dos se llevara toda la culpa.

-Sí, y lo peor y que más me da vergüenza es disculparme con Hipo y Astrid por la escenita que les monté.

-Oye, yo también tengo lo mío. Yo herí a Astrid al darle a entender que era una egoísta por no pensar en mí cuando siempre ha puesto a los demás por encima suyo. Y que ahora que había hecho lo contrario, yo abrí la boca. Por favor ¿crees que a Hipo no le molesta que la haya tratado así?

- ¿No has hablado con ella tampoco?

-No, no me atrevo. Sé que As no está enojada conmigo, porque siempre que habla con mamá, le manda saludos para mí. Pero eso no evita que yo esté avergonzada.

-Me siento perdido y teniéndote tan lejos de mí es peor. 

-Yo también te extraño Tannlos. Quizás nos sea más fácil disculparnos una vez sepa la decisión de mis padres, ¿qué dices?

-Sí, prométeme que apenas sepas que harán, me lo dirás. Y sea lo que sea que pase, te juro que estaremos juntos sin importar nada ni nadie.

-Claro que sí; serás al primero que llame. Ya sabes, si tú peleas, yo peleo; juntos como un equipo.

-Te amo.

-También te amo.

.

A la mañana siguiente, la rubia se despertó recordando que todavía no le había dicho a Hipo sobre la invitación a comer a la casa Hansen, por lo que se paró de un brinco dispuesta a decírselo, pero cuando estaba a punto de abrir la boca al llegar a la cocina, lo vio contestar una llamada teniendo el ceño fruncido, así que esperó pacientemente a que colgara para acercarse y abrazarlo por la cintura.

- ¿Todo bien?

-Era Alvin.

- ¿El viejo amigo de tu padre?

-Sí, al parecer en un mes viene a la ciudad a decirme algo importante. No sé qué esperar. Digo, desde el encuentro en el mural del museo de antropología, se ha asegurado de estar en contacto cada cierto tiempo.

-Quizá ahora sí tenga esa gran oportunidad de trabajo para ti- comentó con una sonrisa.

-No quiero ilusionarme, pero sería increíble dada sus influencias. 

-Estoy segura de que te dirá algo muy bueno.

-Mejor dime que te traes entre manos, ya que te noté muy alerta de lo que estaba haciendo- pidió risueño mientras le acariciaba la mejilla.

-Me atrapaste. Es que el siguiente fin de semana Magnus nos invitó a su casa. Su madre hará una reunión y quiere que vayamos, te quiere conocer y verme después de tanto tiempo.

- ¿Solo estaremos nosotros?

-No, Brenda irá con sus padres y también invitaron a Eret; por consiguiente, a Niels.

-Claro, no hay problema- confirmó con una sonrisa- oye, hablando de la última parejita, ¿dónde se han metido que no los he visto?

-Ni idea, creo que Eret ha estado entrenando en el gym para cuidar su masa muscular y dado a que Niels va a hacer cardio también allí, supongo que solo llegan a dormir. 

-Bien por ellos.

-Así es... ¡oye, no puede ser! ya es tarde- dijo viendo que les quedaban veinte minutos para su hora de entrada, por lo que tomaron deprisa sus cosas y se despidieron con un rápido beso en el estacionamiento antes de cada uno dirigirse a su trabajo.

.

Cuando Astrid llegó al hospital, primeramente, saludó a Howard para después ir con su jefa; la doctora Anderson.

-Buenos días señorita Hofferson, llegó justo a tiempo. Los padres de Einar llamaron para decir que lo van a traer un poco antes.

-Claro, buenos días, no hay ningún problema. Pero, ¿hay alguna razón en específico de porque el cambio?

-El chico tuvo energía para irse de campamento todo el fin de semana por parte de la escuela, así que no viene mañana; debe preparar sus cosas- explicó, a lo que la Hofferson le sonrió complacida.

Para cuando Einar arribó, Astrid lo saludó con una cálida sonrisa y, fue solo hasta ese momento que notó que este la miraba con un brillito especial en los ojos. Pero, dejando eso de lado, empezaron a trabajar en los ejercicios que más le causaban molestia y, tan solo dos horas después, se entusiasmó al verlo finalmente mantenerse de pie sin necesidad de las muletas y sin gritar de dolor; ahora faltaba hacerlo caminar, la parte más complicada de la rehabilitación.

-Astrid- le llamó el niño en un momento que decidieron descansar.

-Dime, ¿qué pasa?

- ¿El sujeto que vino a recogerte la otra vez es tu novio? -preguntó arrugando la nariz.

- ¿No deberías haber aprovechado el tiempo en lo que esperabas a tus padres en ir a comprar algo a la máquina de dulces en vez de estar en el estacionamiento? -le cuestionó con gracia antes de chasquear la lengua y aceptar hablarle un poco de su vida privada- pero sí, él es mi novio, ¿por qué?

-No, por nada, curiosidad... ¿y es bueno contigo?

-Es el mejor.

-Pero no como para que te cases con él, ¿verdad?

-Lo amo, así que todo es posible- dijo riendo dulcemente al comprobar que sí estaba celoso de Hipo- cuando encuentres a la chica de tus sueños, sabrás a lo que me refiero- agregó revolviéndole el cabello- bueno, arriba, el descanso se acabó, es hora del siguiente ejercicio.

A pesar de que el chico refunfuñó por lo bajo al saber un poco más sobre "el idiota castaño", le obedeció, pues no quería decepcionarla con su progreso, además que, él mismo estaba feliz con los resultados. Le mostró una sonrisa todo el tiempo, no obstante, cuando sus padres lo recogieron, borró todo signo de felicidad para cambiarlo por enojo, ya que al entrar en sus redes sociales para buscar el perfil de la Hofferson, vio que su primera publicación era una foto donde aparecía junto al "idiota castaño" abrazados bajo un atardecer a la orilla del mar. Y, al leer la descripción, sintió a su corazoncito romperse de a poco.

"Al igual que te dije hace tiempo: me enamoré de ti por la forma en la que sonríes a mitad de un beso, de la forma en la que ríes, de tus ojos, de tus sentimientos, de tu presencia; me enamoré de la forma en la que me hiciste volver a vivir. No sé cuál sea mi camino, pero lo que sí sé es que mi destino es estar a tu lado por siempre; te amo ".

Ay, ¿por qué el amor era tan complicado?, pensó el niño mientras bloqueaba su celular y soltaba un profundo suspiro para tratar de ya no pensar en aquel castaño que todos conocían como Hipo Haddock.

.

La rubia llegó un poco más tarde de lo usual al departamento debido al tráfico, algo que la irritó de sobremanera, pues eso significaba que Hipo y ella ya no podrían ir a la plaza hoy, aunque, al cerrar la puerta, se olvidó de esos planes al encontrárselo profundamente dormido en la habitación principal. Se quitó los zapatos en silencio y se deshizo su trenza para recostarse a su lado. Le acarició la mejilla y después de besar sus labios entreabiertos, lo abrazó; a lo que este, entre sueños se pegó a ella. Y, mientras le hacía mimos en el cabello, recibió una llamada de Gylda.

-Hola tía- saludó en voz baja.

-Hola cariño, ¿por qué susurras?, ¿estás ocupada?

-No, no, es que Hipo está dormido y no quiero despertarlo- contó con una sonrisa mientras el mencionado gruñía por lo bajo y escondía el rostro en su cuello- pero dime ¿qué han decidido?

-El lugar es demasiado costoso y a pesar de que a tu tío le darían un buen aumento, no creemos que sea el movimiento más inteligente por nuestra parte. Hemos decidido no mudarnos; ahorita está negociando con su jefe, pero lo más seguro es que pida su liquidación.

- ¿Y él se siente bien con eso?

-Sí, después de que Storm se relajara y pudiéramos dialogar los tres sin pelear, supimos que era lo mejor. Mañana mismo regresamos a Berk.

-Ay, pues me alegro mucho, digo, ahora mi tío estará desempleado, pero a lo que me refiero es que estarán aquí en casa- explicó nerviosa.

-Lo sé As, muchas gracias por haber sido neutral y apoyarnos con todo; sé que estaremos bien y sobre todo tranquilos de no estar tan lejos de ti.

-Espero poder hacerme un espacio para visitarlos la semana que viene, porque el trabajo ha estado muy pesado y como seguimos acomodando las cosas en el departamento, terminamos agotados. 

-Creo que los ronquidos de Hipo me lo han dejado en claro- comentó en una burla cariñosa al haber escuchado todo el tiempo a su "sobrino" de fondo.

-Ay, perdón tía, es que me agarró de almohada y no tengo corazón para apartarlo- se disculpó riendo avergonzada.

-No te preocupes, al menos no ronca como tu tío, eso es una victoria.

-Eso sí- afirmó antes de soltar un bostezo.

-Deberías dormir un rato también As; te vendría bien.

-Creo que te haré caso; Hipo ya me contagió su sueño. Mañana regrésense con cuidado y por favor, avísame cuando lleguen. Salúdame a mi tío y Storm; los amo.

-Y nosotros te amamos a ti; te hablamos mañana. Descansa.

-Gracias, nos vemos.

Cuando la llamada terminó, la rubia teniendo una sonrisa adormilada, se abrazó más al castaño antes de acompañarlo en una siesta que duró poco menos de tres horas. Y, al despertarse, prepararon algo de comer mientras le contaba la decisión de sus tíos.

- ¿Y qué opinas? -preguntó él al verla tan pensativa.

-No sé, supongo que siento alivio, solo espero que mi tío no se haya presionado en su decisión. Papá solía decirle a mamá que su hermano se esforzaba mucho para que los demás estuvieran bien, sin importar si él lo estaba.

-Bueno, creo que entiendes perfectamente como es la dinámica; tú siempre haces eso- comentó con empatía- pero, yo no me preocuparía.

- ¿Por qué lo dices?

-A tu tía no se le escapa ni un detalle; ella sabrá si algo va mal.

-Buen punto; solo espero que no termine dándole un castigo Hofferson por ser tan terco- respondió risueña.

- ¿Castigo Hofferson? -preguntó extrañado.

-Mi abuelo era el más temible de todos los Hofferson. Él les enseñó a mi mamá y tía un poco de su estilo de enseñanza y afrontamiento a los problemas. Así que, perfectamente sabían las estrategias para hacer entrar en razón a cualquiera, especialmente a sus esposos.

- ¿Pero, cuál es ese estilo?

-Créeme, no querrás saberlo- afirmó guiñándole un ojo, dejándolo completamente intrigado. Pero, como apreciaba su vida, no iba a cumplir el dicho de: la curiosidad mató al gato.

.

Cuando los Hofferson regresaron a casa al día siguiente, Storm fue recibida por los brazos de Toothless mientras Valka saludaba a Gylda, ya que desde que su hijo menor se enteró de que la mudanza fuera de Berk se había cancelado, no paró de festejar.

-Amor, ya estás aquí por fin- susurró el pelinegro con cariño sin soltar a su novia.

-Y no me iré a ningún lado corazón; te lo prometo- devolvió esta antes de besarlo en los labios. No obstante, tuvieron que romper su burbuja de amor debido a los carraspeos de sus madres.

-Tenemos que hablar- dijeron ambas.

La pareja asintió avergonzada, pues ya se imaginaban sobre qué. Y, efectivamente no se equivocaron, Gylda y Valka se aseguraron de recordarles acerca de su mal comportamiento con Hipo y Astrid días atrás. Además de externarles que no estaban de acuerdo con que siguieran distanciados.

- ¿Y qué esperan que hagamos?, ¿Qué vayamos ahora mismo a su departamento a disculparnos? -cuestionó la rubia de mechones azules sintiendo un tic en el ojo.

-Sí- respondieron nuevamente al unísono las mujeres.

- ¿Justo ahora? -preguntó el pelinegro con temor.

-Ajá, justo ahora.

Y así fue como los chicos se dirigieron con nerviosismo al nuevo hogar de su prima y hermano respectivamente. Teniendo la dirección en mano, Storm guio a Toothless hasta dar con la unidad de departamentos, dónde una vez dieron los datos necesarios al hombre de seguridad, se quedaron boquiabiertos por lo bonita que era la zona. 

Bajaron del auto y, mientras subían por el elevador, escucharon el palpitar de sus corazones desbocados. Al llegar al cuarto piso, tocaron el timbre con manos temblorosas. Esperaron uno; dos; tres minutos, pero nadie abrió la puerta. Al asomarse por una rendija para saber si había alguien, descubrieron que el lugar estaba en completa oscuridad.

¿Suerte o infortunio?, pensaron mientras soltaban un suspiro. Aunque, enseguida se miraron extrañados, pues la mayor incógnita de todas era, ¿dónde se suponía que estaban?

.

Con Hipo y Astrid

-Gracias por venir a última hora- mencionó Fergus estando los tres en la pista de hielo.

-No te preocupes, entiendo que Magnus haya tenido un compromiso de urgencia. Y, claramente no podías darles clase a los niños solo- negó su ahijada con una sonrisa colocándose sus patines.

- ¿Y a Hipo no le molesta?

-No, él insistió en acompañarme- confesó mientras le regalaba una sonrisa enamorada a su castaño, quién estaba sentado en las gradas. Este al darse cuenta de su mirada, le devolvió el gesto.

- ¡Señorita Astrid! -saludó la pequeña Lena de 10 años, y la aún fan número uno de la Hofferson.

-Hola Lena ¿cómo has estado? -la saludó inclinándose para darle un beso en la mejilla.

-Bien. Me da mucho gusto que viniera; no es que no quiera a Magnus precioso, pero últimamente solo anda en las nubes.

La chica solo pudo reír en respuesta a la vez que ingresaban a la pista, pues eso no era mentira. Empezada la clase, miró con orgullo a la niña al verla patinar, puesto que notó cuanto había mejorado desde que inició su entrenamiento el año pasado. Algo que no era de extrañarse teniendo a los Hansen de instructores. Su padrino había sido uno de los mejores patinadores en su generación, y su hijo estaba siguiendo sus pasos con excelencia; era testigo de ello. 

-Increíble como siempre, Mi lady- la felicitó Hipo cuando se acercó a la orilla una vez acabó la práctica y Fergus comenzó a despedir a sus estudiantes.

-Gracias Babe.

- ¡¡Nos vemos señorita Astrid!! -se despidió Lena desde lejos, pues su padre había ido a recogerla; algo que casi no pasaba por su horario de trabajo, pero eso no impedía que estuviera al tanto de sus actividades- ¡¡adiós novio bonito de la señorita Astrid!! -agregó para Hipo, pese a la mirada extrañada de su padre que la llevaba en brazos a la salida tras haberse despedido de Fergus.

La pareja se echó a reír a la vez que agitaban la mano para despedirse de ella, y una vez la niña les devolvió el saludo, se miraron entre sí con complicidad.

-Creo que jamás me llamará Hipo, ¿verdad?

-No, creo que no... ¿te molesta?

-No, es dulce de su parte. Además, de tener a una niña que me llama bonito, a un chico que ni soporta verme en pintura por tenerte de novia, elijo mil veces el primer caso- contó con gracia, provocando que ella volviera a reír.

-De verdad que te amo- garantizó antes de que Fergus se les acercara con un semblante pensativo- uy, conozco esa cara, ¿qué pasa? -agregó con intriga.

-Sé que tienes muchas cosas que hacer Hofferson, pero... ¿estarías lista para ingresar a la fila de una competencia?

A la mencionada enseguida le brillaron los ojitos al escucharlo, puesto que ya había pensado desde hacía unos días que ya se estaban tardando demasiado en organizar una competencia, así que indudablemente le asintió.

- ¿De qué es?

-Esta será la más importante en cuanto a rating y exigencia se refiere; será una competencia que te puede abrir más puertas a colaboraciones para marcas, promos y, sobre todo, reconocimiento como patinadora profesional ante el público.

-Pero supongo que, si llego a tener un mal desempeño, puede ser contraproducente, ¿no? -preguntó más que nada porque no se escuchaba como una competencia de mucho reconocimiento para el comité deportivo y la escuela oficial de patinaje, como lo fue en la que ganó la medalla de oro tiempo atrás.

-Es un arma de doble filo, pero creo que, dada tu técnica y experiencia, estás más que preparada para participar. Por no olvidar mencionar que fuiste de las primeras patinadoras en recibir la invitación al ser la sensación del momento.

Astrid miró a Hipo, y luego de que este le transmitiera la confianza que necesitaba, se giró para responder.

-Venga, dime cuando empezamos; estoy lista para arrasar en la pista. 

.

.

¿Ya están tranquilos con saber que los Hofferson no se mudan xd? sí pensé que trama me convendría más, y descubrí que si se mudaban, me haría alargar más la historia de lo que planeo, así que espero les haya gustado la decisión final.

¿Quién extrañó a Lena UwU? 

Y antes de irme, ¿saben que tan complicado es tener que recordar detalles que puse en la temporada pasada para no contradecirme en esta? xd es mucho para mi cabeza, a veces tengo que estar releyendo los capítulos para recordar que tanto escribí, ya que mi principal lío es recordar las fechas jaja.

En fin, nos vemos pronto ;)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top