Capítulo 14

¿Sigo de luto por Espíritu indomable?, sí. ¿Esa es la razón por la que habrá tanto drama en este capítulo?, quizá. ¿Habrán exageraciones y algunas faltas de precisión médica?, sí, pero todos estaremos bien al final de la actualización jaja. No se preocupen y solo disfruten.

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La luna de miel había sido increíble. Durante toda la semana, Hipo y Astrid visitaron por la mañana los sitios más turísticos de la zona, por la tarde disfrutaron de la playa y, por la noche gozaron de hacer el amor sin interrupciones. A su regreso, agradecieron que la prensa no los estuviera esperando y que tampoco los intentaran entrevistar en los días posteriores; quizá y solo quizá les iban a dar un momento de paz como regalo de bodas, pero como no quisieron confiarse, decidieron no salir mucho.

Gylda y Valka habían ido a visitarlos el fin de semana después de que regresaron de México para ofrecerse a prepararles algunas comidas y así no tuvieran que esforzarse demasiado por acoplarse de nuevo al ritmo de su vida cotidiana. La pareja, pese a no querer molestarlas, no se negaron, especialmente porque en los últimos tres días habían estado comiendo terriblemente mal por estar agotadísimos y querer dormirse apenas llegaban a casa en vez de cocinarse algo decente.

En fin, volviendo al presente, la rubia estaba terminando de comer un trozo de filete que su tía había cocinado y el cual estaba tan bueno que ocasionalmente la estaba distrayendo de la tarea que tenía delante. Fergus le había enviado los videos de la mejor y peor presentación de sus contrincantes para el Grand Prix, no solo para ver ante quienes se estaba enfrentando, sino que para evaluar cuales eran sus propias fortalezas y debilidades en el hielo que podrían hacerle sumar puntos y estar más cerca de conseguir una medalla.

- ¿Sigues viendo a tus rivales, cariño? -preguntó Hipo con una sonrisa entrando por la puerta.

-Hola cariño, sí. Necesito acabar de ver los videos antes del fin de semana, pero no puedo parar de repetir la coreografía de la rusa. Es que, por Thor, sus movimientos son increíbles; no sé qué hacer para tener su flexibilidad- se quejó mientras este se acercaba a besarla en la frente y sentarse a su lado en la sala.

-Bueno, yo tengo la evidencia de tu gran flexibilidad, Mi lady, por si querías preguntarme- bromeó lanzándole una sonrisa divertida.

-Eres un idiota- expresó golpeándolo ligeramente en el hombro, pero aun así este se quejó- no creo que aprecien mi flexibilidad en la cama, Babe, pero gracias por tu aporte.

-De nada- dijo levantándose para abrir la puerta, ya que habían empezado a tocar con desesperación- ya voy, no toquen así que van a tirar la puerta- agregó girando la perilla y casi estrellándose con Storm.

-Buenas tardes, primo y cuñado querido, ¿¡por qué diablos tardaste tanto en abrir!? -señaló la Hofferson menor agitando las manos mientras entraba en el departamento y con su novio detrás de ella.

-Hola hermanito, ¿cómo estás? -lo saludó Toothless abrazándolo, para luego pellizcarlo en las costillas.

- ¡Auch, Tannlos!, quítate- siseó Hipo golpeándolo en la espalda para alejarlo de él- ¿qué hacen aquí?, no los esperábamos hasta mañana.

-Mi Julieta quiere enseñarles algo- explicó alzándose de hombros y soltando un cansado suspiro.

- ¿Estás bien?

-Sí, es solo que el trabajo en la empresa ha estado muy pesado últimamente, pero no pasa nada.

- ¿Quieres ayuda?

-No, estoy bien. Es decir, hay días en los que quiero renunciar, pero me estoy sintiendo bien al recibir dinero y ayudarle a mamá con algunos gastos. Tranquilo, todo bien.

-Bueno, pero si necesitas ayuda con alguna presentación para los accionistas, me avisas, ¿de acuerdo?

-Bien, lo prometo.

- ¡Hipo!, ¡Amor!, vengan ya- gritó Storm conectando su celular al televisor y, cuando los chicos se sentaron junto a su prima, dio clic a un video en el que se veía un logo que decía "Storm in a teacup" en color plateado en un fondo de tonos azules, el cual, al girar, se desvanecía y caía un rayo en una taza de té- ¿les gustó? -preguntó ansiosa.

-Ammm, Tormentita, ¿qué acabamos de ver?, es decir, la animación estuvo bonita, pero ¿qué es? -cuestionó la confundida Astrid.

-Ah, perdonen. Este es el logo de mi nueva marca de ropa que voy a empezar a sacar junto a mi mejor amiga. Niels y Tooth nos ayudaron a hacer el video para tener listo al menos la imagen de nuestro emprendimiento.

-Entiendo lo de ponerle Storm a tu marca, pero ¿teacup? -curioseó Hipo alzando una ceja.

-Ah, eso es en referencia a mi mejor amiga, es británica y ama el té con locura. En serio, le emocionó más el juego de té que le regalé por su cumpleaños que haber aprobado cualquier examen final de la carrera.

-Bien, me gusta- señaló con una sonrisa- pues muchas felicidades Storm, te mereces esto.

-Gracias, muchas gracias, significa mucho.

-Entonces, ¿iniciarán haciendo una pequeña colección para mostrar al público en una pasarela y ver quién va a empezar a hacer pedidos? -cuestionó Astrid levantándose para tomarla de las manos.

-Sí, es la idea... hemos empezado a difundir la noticia en redes sociales, pero ¿sería mucho pedir si tú e Hipo nos ayudan compartiendo la información en sus redes?; ya sabes, tienen más seguidores que yo- indagó sonrojándose levemente.

-Claro que sí Storm, no tienes por qué dudarlo, solo envíanos el link y está hecho- se adelantó a decir el castaño riéndose de lo tímida que podía ser con algunas cosas y con otras no.

-Así es, considéralo hecho. Además, puedes usar mis fotos con los trajes que me diseñaste y mi vestido de bodas para que tengas evidencia que mostrar- explicó la rubia abrazándola con cariño- estoy orgullosa de ti, Tormentita.

-Gracias As, gracias por todo.

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- ¿Por qué no me sorprende que la casa de dos arquitectos se vea tan bonita? -preguntó Storm admirando la casa del matrimonio Hansen-Fehn en compañía de su prima, quién había aceptado acompañarla el lunes por la tarde a pedir un favor.

-Bueno, es que Magnus y yo lo hemos estado viendo como un proyecto; cada que estamos aburridos nos ponemos a hacer planos para remodelar secciones de la casa- le explicó Brenda con un rubor en las mejillas.

-Tuvieron suerte de que este espacio les pertenezca y no tengan que pagar renta. Lo que yo daría por hacer renovaciones como ustedes- comentó Astrid tocando los bonitos ventanales que había en la sala.

-Sabemos que fuimos afortunados, por eso tratamos de mantener este lugar lo más bonito posible.

- ¿Y el candelabro venía incluido en esa descripción? -cuestionó Storm con diversión.

-Ah, eso fue cosa de Magnus. Dijo que necesitaba uno para la habitación donde está mi tocador y el clóset... y supongo que no erró, me gusta cómo se ve.

- ¿Y la pequeña alacena para poner las galletas que Storm le da, también fue idea de tu esposo? -curioseó Astrid en una risa.

-No, esa fue mi idea. Quería que tuviera un lugar donde pudiera colocar sus snacks favoritos- explicó sonrojándose al escuchar a las rubias exclamar un: "awww"- mejor díganme de nuevo, ¿para qué soy requerida?

-Ah sí, yo soy la que necesita el favor- admitió la Hofferson menor con nerviosismo- me preguntaba si estabas dispuesta a ser mi modelo para una pequeña pasarela que planeo organizar antes de mediados del siguiente año.

- ¿Te parece que soy una buena candidata? -dudó mirándola con preocupación- seguro que conoces a chicas más bonitas que yo.

-Tonterías. Eres preciosa y tienes un cuerpo divino. Serás perfecta para un conjunto con boina con aires de los 90's.

- ¿Segura?

-Claro que sí. Además, tienes pechos y caderas.

- ¡Siri! -le regañó la rubia- debes dejar de hablar de los pechos de las chicas.

- ¿Por qué?, siempre es bueno mostrar y cuidar de las nenas- exclamó desvergonzadamente.

-Dioses.

-De acuerdo, está bien. Acepto- habló Brenda en una risa avergonzada.

- ¡Esa es mi chica! -chilló la eufórica Storm.

-Bueno, habiendo resuelto esto, ¿quieren chocolate caliente?, ya que por lo visto va a caer una tormenta de nieve y es mejor que se queden aquí hasta que pase.

-Ay, claro linda, muchas gracias.

-No hay de qué- garantizó poniéndose de pie, no obstante, un horrible dolor en el vientre la invadió antes de poder llegar a la cocina. Se agarró con molestia y, aunque quiso gritar, el dolor la había dejado paralizada.

- ¿Brenda, estás bien? -la cuestionó Astrid al siempre ser la primera en detectar hasta el más mínimo detalle.

-No lo sé... es que...- trató de explicar girándose hacia ella, pero al ver su expresión horrorizada, agachó la mirada, dándose cuenta de que había sangre escurriendo por sus muslos- Astrid- llamó asustada, para enseguida sentir como le fallaban las piernas y se daba de bruces contra el suelo.

- ¡¡Brenda!! -gritó corriendo hacia ella mientras Storm corría a tomar un cojín para ponerlo debajo de la cabeza de la chica de cabello cobrizo.

- ¡Carajo, Astrid!, ¿Qué le pasa? -cuestionó Storm entrando en pánico mientras la rubia revisaba a Brenda- ¡¡Astrid, di algo!!

- ¡Siri, cállate, no lo sé, no soy médico!, ¡Soy fisioterapeuta y solo tengo escasos conocimientos en enfermería! -le gritó mientras tomaba el pulso de la asustada Brenda y le quitaba el pantalón para ver la gravedad del sangrado- Siri, ve por una toalla- ordenó y apenas vio a su prima ponerse de pie, se giró hacia Brenda- linda, respira por mí. ¿Qué tan fuerte es el dolor?

-Mucho, como un ocho, pero ahorita ya no me duele... -aseguró antes de pegar otro grito y apretarle la mano- ¡Astrid, ayúdame!, me duele mucho.

-Carajo- susurró quitándole la última prenda inferior y tomando de su bolsa gel antibacterial para pasárselo por las manos- Brenda, necesito revisarte, ¿de acuerdo?, creo saber qué pasa, pero no quiero asustarte, ¿okey?

-Sí, está bien- exclamó con voz temblorosa.

-Pase lo que pase, no te voy a dejar sola, ¿me escuchaste? -cuestionó seriamente y al recibir un asentimiento, se aclaró la garganta- a cambio te pido que no te duermas. Te golpeaste la cabeza al caer y, si sufriste de una conmoción, no te puedes dormir, ¿bien?

-Te lo prometo.

-Bien... carajo- volvió a maldecir por lo bajo mientras le subía la pantaleta- ¡¡Siri, la toalla, ahora!! -gritó sacando de su bolsa su celular, tratando de marcar al 911, pero dado a que la tormenta azotó, se había quedado sin señal- ¡me cago en todo!... Brenda, ¿hace cuanto que no tienes tu periodo?

-Tuve el mes pasado, pero en este llevo dos semanas de retraso, aunque es normal en mí, soy irregular, ¿por qué? -cuestionó temblorosa, pero cuando entendió el sentido de su pregunta, abrió los ojos horrorizada- ¡¡no, Astrid!!, ¡¡no puedo estar embarazada!!, ¡¡uso protección!! -berreó empezando a sollozar, pero la rubia le apretó la mano para que se centrara en ella.

-Respira por mí, por favor. Tu pulso ha estado acelerándose desde hace cinco minutos y no quiero que incremente, ¿de acuerdo? -pidió antes de que Brenda volviera a gritar desgarradoramente- ¡¡¡Siri, ven ahora!!! -vociferó de nuevo llamando a su prima, quién llegó con un montón de toallas- toma mi celular o el que sea y llama a emergencias. ¡No me importa si te tienes que subir a la mesa para conseguir señal!

-Pero... -balbuceó la aludida asustada al ver tanta sangre.

- ¡Solo hazlo!

Tuvieron que pasar diez minutos para que Storm lograra tener una pequeña barra de señal tras subirse al refrigerador, pero apenas fue consciente de ello, marcó a emergencias.

-911, ¿en qué puedo ayudarle? -preguntó la operadora de la unidad.

- ¡¡Hola, hola, dioses, ayuda!! -chilló poniendo el altavoz- ¡¡mi prima está sangrando mucho y no sé qué hacer!!

-Vamos a ayudarte, pero necesito que te tranquilices, ¿de acuerdo?

- ¡¡No puedo, está sangrando mucho y estamos solas con ella!!

- ¿Hay alguien más contigo?

-Sí, mi otra prima- comentó subiendo el volumen a su celular, pues tenía miedo de que, si se bajaba del refrigerador, perdiera la señal- ya te escucha.

-Hola, soy Greta Bakke del servicio de emergencias, dime, ¿qué ocurre?

-Mi cuñada está teniendo un sangrado vaginal abundante. Soy del área médica y creo que está teniendo un intento de aborto. Tiene dos semanas de retraso, su presión arterial ha estado subiendo desde hace quince minutos, está teniendo dolores abdominales cada tres minutos y hay mucosa rosada saliendo junto a la sangre- explicó la rubia tratando de estar tranquila, pues Brenda la estaba mirando todavía más aterrada al escuchar lo que sospechaba- también creo que puede haber sufrido de una conmoción cerebral porque se cayó en cuanto vio la sangre, ¡por favor, envíenos ayuda!

-Estoy intentando contactar con nuestras ambulancias, pero la tormenta está cortando la señal. ¿Cuál es tu dirección? -solicitó y, una vez Astrid se la dio, así como los datos personales de Brenda, se aclaró la garganta- ¿Brenda tiene algún otro síntoma?, ¿mareos, fiebre, escalofríos?

-No de momento- respondió antes de que Brenda volviera a gritar desesperada- por favor, envíen a alguien, está sufriendo y se está poniendo pálida.

-Una ambulancia ya va para allá, pero la tormenta está bloqueando los caminos. Tratarán de llegar en diez minutos.

-Dioses, eso es una eternidad.

-Lo sé, pero estarán con ustedes cuanto antes. Por lo pronto, ¿tienes sus datos médicos para poder contactar con el personal y que estén preparados cuando la lleven al hospital?

-No, mi hermano no está en casa y no creo que mi cuñada tenga la fuerza suficiente para responder preguntas.

-Tranquila, está bien, dime, ¿cómo está su ritmo cardiaco?

-Está estable, creo... -susurró haciendo presión en su cuello, en la zona del pulso- ¡¡sus pulsaciones están bajando!! -gritó frenética zarandeando a Brenda porque había entrecerrado los ojos- ¡¡¡Brenda, no te duermas, por favor!!!, ¡¡abre los ojos, te lo suplico!!

- ¡¡Astrid, Brenda se está muriendo, has algo!! -berreó Storm viendo que era seguro bajar del refrigerador para acercarse a ellas- ¡¡has algo!! -añadió empezando a derramar lágrimas.

-Chicas, tranquilas, por favor, ¿qué está pasando?

- ¡¡Carajo, no tiene pulso, no respira!! -volvió a gritar zarandeando a Brenda sin obtener una respuesta por su parte.

- ¡¡Maldición, quítate, quítate!! -demandó Astrid empujándola para subirse en la inconsciente Brenda- iniciando reanimación cardiaca- indicó en voz alta para la operadora, pues en ese momento las manos comenzaron a temblarle y necesitaba con urgencia apoyo emocional y Storm no iba a poder dárselo.

-Astrid, estoy aquí contigo, no voy a dejarte sola. Haremos la reanimación cardiaca juntas, has presión en uno, dos, tres, cuatro.... Y otra vez, uno, dos, tres, cuatro...

Después de un agonizante minuto haciendo la reanimación, Brenda tomó una bocanada de aire, pero permaneció inconsciente.

-Carajo, carajo, tiene pulso. Es débil, pero ahí está, ¿ahora qué hago? -cuestionó mientras se daba cuenta de que se había llenado toda la ropa de sangre.

-La ambulancia está a la vuelta de la casa, abran la puerta, la ayuda llegó- explicó deprisa, haciendo que Storm corriera hacia la entrada- Astrid, lo hiciste muy bien, por ti Brenda está viva, ahora los paramédicos la ayudarán, ¿de acuerdo?

-Sí... gracias, Greta- alcanzó a externar antes de que tres hombres ingresaran y la llamada se cortara.

Las chicas se hicieron a un lado para que atendieran a Brenda y mientras la subían a una camilla, Storm apenas y alcanzó a tomar sus bolsas y abrigos antes de subirse también. Ninguna se atrevió a preguntarle nada a los paramédicos por miedo a su respuesta, así que solo se tomaron de la mano hasta que llegaron al hospital. Y, cuando la camilla entró a la zona restringida de urgencias, se desplomaron en las sillas de la sala de espera.

-Y otra vez estamos en urgencias, en serio debemos dejar de accidentarnos todas nuestras familias- soltó Storm amargamente.

-Ojalá Odín te escuche. Aunque me conformo con que nadie más muera. No me importa si alguien más tiene que estar aquí, solo necesito que no se mueran, no puedo perder a nadie más- sinceró Astrid mientras sus manos ensangrentadas temblaban sin control- dioses, ¿qué le voy a decir a Magnus?, ¿o a Krista y Lars?

-Astrid, le salvaste la vida a Brenda, si acaso ellos te lo deberán todo. Escuchaste a los paramédicos mientras veníamos en camino, su presión se estabilizó y mostraba mucha más reacción después de los medicamentos.

-Pero eso no garantiza que salvé al bebé- se lamentó con pesar- lo sé, estoy siendo irracional, sé que hice lo que pude y que mamá fue la que me ayudó a recordar cómo se hacía la reanimación cardiaca, solo estoy asustada... ¿sabías que mamá me enseñó la maniobra con una canción? -soltó la última parte desviándose un poco del tema.

- ¿Ah sí?, ¿Cuál?

-Stayin' alive- admitió en una pequeña risa acuosa- probablemente no suene muy profesional, pero el ritmo de la canción es la ideal para hacer las compresiones... después de todo son matemáticas, así que, sí, eso me ayudó.

-Mi tía era increíble y si ella te dijo que la canción servía es porque es verdad. El método no importa siempre y cuando se obtenga un buen resultado y, tú lo conseguiste- la consoló abrazándola con fuerza.

-Gracias... ahora, viene lo más difícil, decirles a todos la noticia mientras estamos en una tormenta que a cada minuto se pone peor- expuso separándose y viendo que, aunque ella era la que estaba más cubierta de sangre, Storm también tenía algunas gotas.

-Tú puedes, eres buena con las palabras- dijo tomándola de la mano para seguir dándole consuelo, a lo que esta asintió antes de tomar su celular y al menos respirar al ver que había señal en el hospital.

-Magnus, ¿estás con Eret? -preguntó apenas este aceptó la llamada.

-Hola rubia, buenas tardes, yo también te amo- bromeó Hansen con inocencia de la bomba que se le venía encima- pero respondiendo a tu pregunta, sí. También estoy con Niels, Toothless y tu esposo, ¿no es una locura?, nos encontramos en la plaza y decidimos ir a tomar una cerveza aprovechando que ustedes se habían reunido.

-Magnus, pon el altavoz- ordenó seriamente.

-Amaneciste de malas hoy rubia, pero ya está, todos están escuchándote- explicó, seguido de alegres "hola" por parte de los demás.

-Hipo, toma el celular y Eret, sujeta a Magnus...

- ¿Por qué?, ¿Ahora que hice?, ¿Qué te contó Brenda?, te juro que soy inocente.

-Solo hagan lo que les digo.

-Listo As, ya tengo el celular y Eret está al lado de Magnus, ¿qué pasa? -preguntó Hipo con extrañeza.

-Magnus, no sé cómo decirte esto... estamos en urgencias, es Brenda.

- ¿¡Qué!?, ¿¡Qué le pasó a mi esposa!? -exigió saber mientras se escuchaba de fondo que Toothless y Niels pagaban la cuenta y comenzaban a salir del local.

-Lo siento mucho. Estábamos hablando en tu casa cuando comenzó a sangrar y la ambulancia tardó mucho en llegar por la tormenta... estaba teniendo un intento de aborto, no sé si tu bebé está vivo, Magnus, perdóname. Lo intenté, intenté mantener vivos a los dos. A Brenda se le detuvo el corazón, pero le hice reanimación cardiaca y parece que está estable, aunque ahora está en cirugía, así que Storm y yo no sabemos nada más, perdóname- alcanzó a explicar antes de escucharlo gritar desgarradoramente y como nunca antes, así como lo que parecían ser insultos hacia Eret sobre que lo soltara para que pudiera manejar al hospital a pesar de la tormenta.

- ¿Cariño? -la llamó el preocupado Hipo- ¿estás ahí?

-Aquí estoy, cariño, ¿qué pasa? -moqueó Astrid mientras Storm le limpiaba las lágrimas con cariño.

-Un amigo de Eret es el hijo del dueño del lugar donde estábamos y como escuchó todo, dijo que nos iban a prestar sus motos de nieve para llegar al hospital sin arriesgar nuestras vidas, así que estaremos allí lo más pronto posible. No te preocupes por Magnus, vamos a estarlo cuidando. Te diría que te salieras de la zona de urgencias, pero sé que no vas a dejar sola a Brenda; yo tampoco lo haría en tu lugar, lo sabes, así que solo te pido que respires por mí, ¿de acuerdo?, no quiero que se te desencadene un ataque de pánico. Quédate con Storm, pero si en algún momento es mucho para ti, ve a tomar aire, ¿me lo prometes?

-Te lo prometo, solo apúrense, por favor.

-Estaremos allí pronto, te amo.

-Te amo.

Tras colgar la llamada, la rubia se terminó de desplomar en la silla mientras tomaba grandes bocanadas de aire, ya que su esposo tenía razón, con todo el estrés que padeció, podría caer en el pánico absoluto. Cerró los ojos para acostumbrarse de nuevo a los ruidos de urgencias y, cuando logró quitarse de la cabeza la imagen de sus padres, se enderezó y le sonrió a Storm, a lo que esta le devolvió el gesto. Se mantuvieron calladas y tomadas de la mano hasta que, pasando quizá una hora y media, un médico salió al pasillo.

- ¿Familiares de Brenda Hansen?

-Nosotras. Es mi cuñada, ¿cómo está? -preguntó Astrid con ansiedad.

- ¿No hay alguien más cercano a la señorita Hansen aquí?, es que la política del hospital dice que...

-Sé que dice la maldita política- lo interrumpió bruscamente- yo trabajo aquí en el piso de fisioterapia; mi jefa es la doctora Andersen. Los padres y esposo de Brenda están atrapados en la tormenta, así que solo estamos nosotras; por favor, díganos como está.

-Lo siento, pero...

- ¡¡Maldita sea!!, ella pudo morirse en mis brazos- exclamó abriendo su abrigo para que viera toda la sangre seca que manchaba sus prendas y manos- así que, por favor, dígame como está- añadió en una súplica. El médico al ver con impresión su estado y el de Storm por también abrir su abrigo y mostrar los rastros de sangre, dio un pesado suspiro.

-Bien, la señorita Hansen está estable. El sangrado se detuvo, presenta una pequeña conmoción cerebral, pero su ritmo cardiaco se normalizó. Deberá quedarse esta noche para observaciones, pero estará bien.

- ¿Y el bebé?

-El feto está bien. Logramos que se mantuviera dentro del vientre materno, pero la señorita Hansen deberá estar en reposo absoluto por un tiempo para evitar otra complicación.

-Oh Thor, muchas gracias- habló Storm abrazándolo mientras Astrid se permitía respirar al fin y derramar las lágrimas que no había podido liberar antes.

- ¿Tú fuiste quién le dio los primeros auxilios? -cuestionó cuando Storm lo soltó. Y, cuando Astrid le asintió, le colocó una mano en su hombro- tu hermano y cuñada son afortunados por tenerte. Les salvaste la vida a ella y al feto.

-Gracias- balbuceó tomando asiento- ¿cuándo podremos verla?

-En unas horas que se despierte, ya que le dimos analgésicos para el dolor, además que estaba agotada por todo el esfuerzo físico de las contracciones.

-Está bien, muchas gracias.

Cuando el médico se retiró, las chicas se quedaron sentadas un rato más hasta que Astrid recibió la notificación de un mensaje.

-Krista y Lars van a tardar más en llegar porque la carretera está bloqueada por la nieve. Y Magnus y los chicos deberán llegar en diez minutos- le informó la rubia a la vez que se ponía de pie- Tormentita, ¿te importaría quedarte aquí un minuto mientras voy a tomar aire?

-No, tranquila, ve. Después de todo, tú te mantuviste fuerte por Brenda y por mí porque yo entré en pánico. Te ganaste absolutamente un descanso, ve, yo recibo a todos.

-Gracias- dijo por último, para luego dirigirse a la zona donde sabía que los médicos iban a fumar; al último piso del hospital. Al abrir la puerta, dejó que la brisa fría de la tormenta le golpeara el rostro y, luego de admirar los copos de nieve, se dio cuenta de que a unos metros estaba un médico.

-Disculpa, esta zona está restringida para empleados.

-Lo sé. Soy uno, solo que mi horario laboral ya terminó. Trabajo con la doctora Andersen y soy amiga del doctor Howard.

-Ahh, ¿Astrid Hofferson, correcto?

-Ahora soy Astrid Haddock, pero sí.

- ¿Quieres uno?, se ve que lo necesitas- dijo ofreciéndole un cigarrillo. Astrid se lo pensó un poco, pero terminó aceptándolo.

Al darle la primera calada, sintió como los efectos relajantes del tabaco inundaban su cabeza. Tras darle dos caladas más, sintió que los hombros se le relajaban un poco, pero no había desaparecido un sentimiento extraño en su pecho del cual no quería hacer más grande y darle nombre, porque sabía que iba a sentirse fatal.

-Bueno, hora de volver al trabajo. Cuídate, hija de Bertha Hofferson; ella siempre hablaba de lo importante que era el descanso mental, así que considéralo.

-Lo hizo, siempre lo hizo. Gracias- se despidió tratando por todos los medios de no soltase a llorar por seguir viendo cuánta gente conoció a su madre y el impacto que tuvo en ellos. Le dio otra calada más a su cigarrillo antes de que la puerta se abriera.

-Ahh, aquí estás- la saludó Howard acercándose a darle un abrazo- me encontré con tu prima y me contó todo, así que vine a ver cómo estabas.

- ¿No estás de guardia?

-Mis compañeros están cubriéndome. Lamento que tuvieras que acercarte de nuevo a urgencias.

-Yo también.

- ¿Qué pasa Hofferson?, puedes decírmelo. Lo siento, a pesar de que te vi casándote hace como tres semanas, todavía no me acostumbro a que eres Haddock ahora.

-Tú puedes seguir llamándome Hofferson, no pasa nada- aseguró dándole un codazo amistoso.

-Bien, pero entonces ¿me dirás que pasa?, ¿estás bien? -preguntó al sentirla extraña.

- ¿Honestamente?, no... creo que estoy enojada, pero no con ellos, sino con la vida. Hoy hice algo bueno para que la vida de Magnus y Brenda no cambiara y no me arrepiento, pero ¿por qué los dioses no me permitieron hacer lo mismo con mi vida? Dioses, estoy siendo egoísta. Debería ir allá abajo porque no tardan en llegar y no estarme lamentando aquí.

-No es egoísta que pienses eso, es lo que te hace humana- le respondió sabiendo perfectamente a que se refería sin necesidad de dar nombres y más contexto a sus palabras.

- ¿El qué?

-Sentir dolor. No eres una mala persona por querer recuperar lo que perdiste y no estar de humor al ver que alguien más sí lo hizo.

-Dioses, pero se trata de su bebé...

-Sí, y se trataba de tus padres- recalcó rodeándola en otro abrazo mientras recibía la notificación de un mensaje de texto- tu prima dice que Magnus y los demás ya llegaron.

-Carajo, no estoy bien para bajar.

-Lo sé... y no tienes por qué hacerlo, puedo decirle a Hipo que suba, ¿te gustaría?

-Sí, por favor.

-Bien, dame un minuto- indicó sin dejar de abrazarla mientras le enviaba un mensaje al castaño- le expliqué que estás llena de sangre para que no se asuste y se desmaye cuando te vea.

-Eso sería gracioso de ver- admitió en una risa apagada.

-Eres malvada, Hofferson- comentó en una burla cariñosa.

-Lo sé, Hipo también me lo dice seguido- concedió antes de sumirse en un agradable silencio que solo fue interrumpido por la puerta abriéndose y revelando al agotado castaño.

-Maldición, fue el peor momento para que se pusieran a darle mantenimiento al elevador- explicó Hipo en un jadeo tratando de recuperar el aire.

-Tendrías que ir más seguido con Astrid al gym para que estés en forma- bromeó Howard soltándola para después de acariciarle la mejilla con cariño y darle una palmada en la espalda al castaño, cruzara la puerta y los dejara solos.

-No creo que quieras besarme por ahora- comentó Astrid para romper el silencio mientras le daba otra calada a su cigarrillo, sin embargo, Hipo se acercó para quitárselo con cuidado un segundo y, sorprendentemente también darle una calada.

-Ni siquiera un poco de tabaco va a impedir que pruebe el sabor de tus labios- susurró antes de unir sus bocas en un casto beso- ¿cómo estás?

- ¿Podemos iniciar con una pregunta más fácil? -pidió tirando a la basura lo que quedó de su cigarrillo.

-Claro, ven aquí- concedió atrayéndola a su pecho para abrazarla con cariño- la tormenta está aminorando. Mira, es posible que hoy tengamos una aurora boreal- comentó señalando al cielo oscuro de la noche que estaba empezando a emitir un brillo verdoso.

- ¿Te puedo contar algo que me dijeron mis padres sobre las auroras boreales? -cuestionó jugando distraídamente con el botón de su abrigo.

-Sabes que sí. Para mí siempre es un honor escuchar esas historias.

-Bien...

≈Flashback≈

-Mami, papi... ¿por qué no vemos las auroras boreales todos los días? -preguntó una pequeña Astrid de 8 años, a quién sus padres la habían llevado a esquiar a la montaña.

-Por lo especiales que son, princesa- respondió su padre tomándola en brazos- cuenta la leyenda que los espíritus de nuestros ancestros y de todos aquellos que hemos perdido se encuentran allí cuando vienen a visitarnos.

-Cuando una aparece es porque los dioses les han permitido estar más cerca de nosotros de lo que comúnmente están- dijo su madre acercándose para acomodarle sus orejeras con cariño.

- ¿Y por qué no simplemente les permiten bajar a hablar con nosotros? -cuestionó la rubia con el ceño fruncido.

-Porque el equilibrio de la vida así lo pide, amor- explicó Erick con media sonrisa.

-Eso no suena muy justo.

-Sabemos que no, pero no te preocupes pequeña que, nosotros tres estaremos juntos mucho tiempo- garantizó Bertha abrazándose a sus dos personas favoritas.

- ¿Me lo prometen?

-Claro que sí. Ahora, ¿qué dices si bajamos de nuevo por la montaña y luego vamos por chocolate caliente?

- ¡¡Sí, vamos!!

≈Fin del flashback≈

-Y ahora estoy aquí despotricando sobre mi pasado porque me puse sentimental, lo siento- dijo Astrid con decepción, pero antes de dejarlo hablar, colocó un dedo sobre sus labios- ya sé, no necesito disculparme; es solo la costumbre. Gracias por escuchar.

-Siempre, preciosa.

- ¿Cómo están todos allá abajo? -preguntó un poco más tranquila ahora que se había desahogado.

-Magnus y Storm ya pudieron entrar a ver a Brenda, pero los demás tuvimos que quedarnos en la sala de espera. Los padres de ambos también ya llegaron, incluso tus tíos.

- ¿Y dijeron algo nuevo?

-Sí, que el bebé tiene siete semanas. Al parecer, como Brenda tiene problemas hormonales no pudo detectar que se trataba de un embarazo algunas molestias que tuvo el mes pasado. Y, bueno, también está el hecho de que el condón falló.

-Dioses... ¿y cómo se lo tomaron?

-Todos están más felices por saber que habrá un bebé Bregnus que asustados. Los médicos ya explicaron que todo está bien. Si acaso las únicas que siguen más preocupadas son Storm y tú, pero entendemos; ustedes vieron todo. Y bueno, Brenda y Magnus están preguntando por ti... pero no tienes que verlos ahora si no quieres, sé cómo te estás sintiendo.

- ¿Ah sí?

-Un poco egoísta por ver que los Hansen-Fehn siguen todos juntos mientras que los Hofferson no- confesó en apenas un susurro.

-Amo cuando me entiendes tan bien. Vámonos, mañana estaré de mejor ánimo para saludar a todos. Además, no creo que quieran ver toda esta sangre- mencionó abriendo su abrigo para que Hipo pudiera ver mejor los daños.

- ¡Santo Thor!, Howard habló de sangre, pero no tanta- exclamó en un chillido- sí, tienes razón. ¿Qué te parece esto?, nos vamos a casa en una moto de nieve y llegando tomamos una ducha juntos y te hago un masaje.

-Uy, sí, eso me gustaría mucho.

Bajaron hasta la zona de urgencias y, solo hasta que iban hacia la entrada, Astrid soltó una palabrota.

- ¿Qué pasó?

-Mi bolsa la tiene Storm y ahí están las llaves del departamento. ¿O tú traes las tuyas?

-No, Mi lady, perdón. Me confíe en que tú estarías en casa antes que yo, así que no tomé mi juego- dijo rascándose la nuca con pena.

-Ush, hay días que quiero matarte, pero eres tan adorable que prefiero comerte a besos- confesó en una risa derrotada- me debes una buena ronda de sexo por esto.

-Eso se puede arreglar; puedo darte las que necesites para cubrir mi pago por mi desliz.

-Bien, vamos por mi bolsa antes de que alguien note mi estado- pidió acercándose solo lo necesario para hacerle señas a Storm, quién entendió de inmediato su mensaje.

- ¿Vas a casa? -cuestionó la rubia de mechones azules en voz baja para no llamar la atención.

-Sí, necesito cambiarme. ¿Te quedas?

-Solo unos minutos más. Mamá y papá nos van a llevar a casa a Toothless y a mí.

-Bien, pues me adelanto...

- ¿Astrid? -interrumpió Magnus a lo lejos, haciendo que la aludida abriera los ojos con horror, especialmente al darse cuenta de que no había vuelto a cerrarse el abrigo, dejando que todos vieran el estado de su ropa- ¿qué?, espera... -dijo tratando de acercarse, pero la rubia tomó su bolso y se dio la vuelta.

-Mañana regresamos- le anunció el castaño para que no se fueran así sin más.

- ¿Qué?, pero...

-Magnus, por favor. Fue mucho para Astrid... y sabes lo que le hace estar aquí en urgencias, por favor- suplicó deteniéndolo para que no fuera a alcanzarla- regresamos mañana.

-De acuerdo, cuídense y avísame cuando lleguen a casa.

-Lo haré.

Cuando Magnus los vio desaparecer, regresó sobre sus pasos y decidió entrar a la habitación de su esposa, ahora que Krista y Lars habían pasado a verla y, debido a que había terminado la hora de visitas y solo a él le habían permitido quedarse.

-Corazón, ¿cómo te sientes? -preguntó él tomando asiento a su lado y sujetando su mano.

-Estoy bien, estamos bien- corrigió Brenda sonriéndole con cansancio y acariciando su vientre- ¿y Astrid?

-Hipo la llevó a descansar, pero prometieron venir mañana.

-Pero...

-Shhh, tranquila, descansa. No te estreses, hazlo por mí y por el bebé.

-Bien, pero... ¿te quedas conmigo?

-No se me ocurriría estar en ningún otro lado. Te amo.

-Yo también te amo. 

.

.

¿Hay alguien aquí con vida? xd, yo sé que todos. Esta es la apertura al bebé Bregnus.

El siguiente capítulo será un respiro, pero esto no ha acabado.

Nos vemos pronto ;)

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