8. GRANDIOSAS NOCHES DE ESTUDIOS
Por fin llegó la noche. Estaba muy entusiasmada de estudiar, era la primera vez, que extraño fue, nunca pensé que me emocionaría por eso, todo porque tendría una tutoría privada, con nada más y nada menos que Sebastian Cooper.
¿Se preguntarán de lo que sucedió en aquel momento con Sebastian... pues... sucedió absolutamente nada, volvió a hacerme creer cosas que no eran. Simplemente su boca quedó a 2 milímetros de la mía, pero retrocedió y se marchó con una sonrisa burlona, ¡idiota! ¡Idiota! Le gustaba jugar con mis sentimientos, y estaba seguro que me moría por él...
Todos estábamos en la mesa cenando.
—Oh, esto es muy delicioso—siempre lo decía el Sr. Cooper, de verdad le encantaba la comida de mi padre.
—Gracias a ti, hoy tenemos una deliciosa cena—continuó mamá Georgia.
—Oh, no es nada, solo son algunos platillos del restaurante.
—Erika, ¿Qué bocadillo te gustaría comer más tarde? —Me preguntó, tan linda como siempre. Mi padre se sorprende un poco al saber que estudiaría toda la noche.
—Mamá, puedes preparar bocadillos para dos de ahora en adelante.
—¿Por qué? —Mamá estaba muy sorprendida—No puede ser, mi hijo Sebastian, ¿también estudiará?
—Nada dulce ni grasoso, no será bueno para la memoria, algo de trigo, también yema de huevo—dijo Sebastian, muy exigente—Entonces, me retiraré.
—¡Sebas, ayúdame a estudiar!—gritó David pero su madre le tapó la boca.
—Tú estudia conmigo. —dijo madre.
—También me iré—claro, tenía que seguirlo, estaba muy emocionada. Mi sesión privada con Sebastian...
Decidimos, bueno, decidió que estudiaríamos en mi habitación. Pero ahí estaba yo, intentando entender lo que decían los libros, y lo tenía a él al lado con los brazos cruzados, mirándome fijamente muy serio.
—Hey, Erika, ¿Ni siquiera sabes algo tan fácil como esto? —dijo, al ver que no escribía nada en el libro y simplemente lo observaba con el ceño fruncido—Lo diré claramente, ya no vayas a la escuela—dijo, mientras cambiaba de posición, poniendo sus codos sobre la mesa. Al instante, le hice mala cara, solté bruscamente el lápiz, mostré una boca de pato, y con mis dos índices toqué mis mejillas... sí, igual que su foto de pequeña, digo de pequeño.
—¿Qué estás haciendo?
—Pequeño Sebastian Cooper—dije mientras lo seguía imitando.
—¡ERIKA!—aquello no le pareció gracioso—Bien, entonces comenzaré primero con los más sencillo, escucha con cuidado—estoy segura que en esos momentos deseaba arrancarme la cabeza o tirar todas mis cosas por la ventana y echarme de su casa—Primero usa "x" como el número que intentas encontrar, ¿Qué es "x"?
—¿Uh?—Veo que me miró fijamente, ¿me lo preguntaba a mí? Estaba un poco distraída... viéndolo.
—Dije, ¿Qué es "x"? —poco a poco su paciencia se estaba colmando.
—¡Alfabeto! —no tenía ni idea de lo que era esa "x" pero tenía que decir algo de forma segura. Sin embargo, era incorrecto, me di cuenta cuando me miró odiosamente—No lo sé, ¿Qué es?
—No lo sabemos, "x" es el número desconocido, ¿cómo se llaman los casos no resueltos?
—¿Expediente X? —dije cuando se me vino a la mente aquella serie de televisión.
—Correcto, ¿Cuál era el término usado por los adultos para nuestra generación de pequeños?
—Generación X— dije muy emocionada.
—Sí, estamos buscando generación, el difícil caso no resuelto, lo nombramos como "x"
—Entonces, ¿Por qué exactamente tiene que ser "x"? ¿También se usan otras letras como "w" y "h"?
—¿Por qué preocuparte por eso? Está decidido, bien, x=2 elevado a la 30, x10 elevado a la -7, reemplázalo con 2 en el logaritmo Log^x=(2^30 x 10^-7) y... eso fue lo último que escuché, antes de que toda mi concentración estuviese puesta es sus perfectos labios, y aquellos ojos tan brillantes, parecían dos gemas...
Bla bla bla... era lo único que escuchaba... ¡cielos! ¿¡Por qué tenía que ser tan perfecto?! Y era solo mío, toda su atención estaba puesta en mí, estábamos solos en mi habitación...
—Eso es todo, pero se supone que debemos escribirlo en número binario, entonces, ¿Cómo sería? . . . ¿Cómo es el 100 en números binarios? Intenta calcularlo.
—¿Huh? ¿Qué significa eso? —pregunté, pero él solo me miró con mala cara y suspiró profundamente.
—Siento que me estoy volviendo loco—me dijo, pero de inmediato, intenté molestarlo como antes, arremedándolo como en la foto.
—¡HEY! — se paró bruscamente y golpeó la mesa, pegando un grito.
Aquel fuerte estruendo asusta a mamá Georgia, al Sr. Cooper y a mi padre que estaban chismoseando al otro lado de la puerta.
—¡Es tan estúpida! No puedo perdonarla—dijo David, mientras se apresuraba a entrar al cuarto pero su padre se lo llevó cargado rápidamente.
A pesar de todo, nuestro estudio continuó. Ahora, Sebastian se sentó en mi cama.
—¿Entiendes el sistema binario? Es una manera de usar 1 y 0.
—Pero, ¿por qué? —lo números eran muy complicados, ¿Para qué me servía saber todo eso, si el 1 es 1, el 0 es 0 y punto—¿Para qué se usa?
—Las computadoras lo usan... en el año de 1974—decidió pararse y caminar alrededor de mí cuarto, de verdad estaba muy estresado—el observatorio de Arecibo, envió un mensaje al espacio, si de verdad existían los extraterrestres, entonces con suerte podrían responder el mensaje. Pero ¿En qué lenguaje lo enviaron? ¿En inglés, en español? No sabemos lo que ellos saben, entonces usando los números 0 y 1, podría ayudar a interpretar el mensaje, así que este fue enviado en código binario—Pude ver que Sebastian se puso contento al hablarme de todo eso, y le había entendido perfectamente.
—Para entender a los extraterrestres, necesito entender el código binario. Debo aprender eso, le pondré una estrella aun lado.
—Bien, ¿Entonces cuál es la forma de cambiar el 100 a números binarios?
—Entonces, ¿recibimos un mensaje de los extraterrestres?
—Hasta el momento, no.
—Pero entonces, el universo es tan grande, ¿cierto?
—Así es—dijo, antes de chasquear sus dedos—como el universo era tan grande, se creó el sistema logarítmico.
—¿De verdad?
—El logaritmo fue hecho para traducir cosas grandes—le había entendido antes, pero ahora seguía sin entender, y él lo notó en mi mirada, ¿Por qué simplemente no se quedaba con los extraterrestres?
—¿Por qué no solo renuncias?
—¿Por qué? Creo que es divertido—bueno, solamente la parte de los extraterrestres.
—Hay tanto que no conoces...
—¿Tú lo sabes todo? —podría saber mucho de matemáticas, ciencias e historia, pero de seguro no sabía algo, que yo sí sabía—¿Quiénes son ellos? —le pregunté mientras le mostraba un afiche del grupo británico One Direction, él simplemente se quedó observándolo un poco extrañado—Son los miembros de One Direction, una famosa banda británica que salió del "X factor" Harry Edward Styles, Niall James Horan, Liam James Payne, Louis William Tomlinson y un miembro que se separó Zayn Javadd Malik—dije, luego de mirarlo fijamente con una cara de triunfadora—Sólo tenemos intereses diferentes... además del logaritmo, ¿Qué más?
Después de tomar el control, y de demostrarle a Sebastian que no lo sabía todo, este simplemente respiró profundo y se acostó bruscamente en mi cama. Pasando dos horas más, seguíamos estudiando fuertemente. Luego, decidió dar una pequeña pausa y me reveló alguno de sus secretos, por lo que me acosté a meditar un poco...
—Cuando duermo, mis ondas cerebrales muestran que mis ondas alfas se mueven. En 1 minuto puedo leer 7000 palabras, resultándome tener buena memoria... al respirar, haz fuerza en tu estómago e inhala lentamente, luego exhalas. Tus ojos deben enfocarse en el punto— Sebastian dibujó un gran punto negro en una hoja en blanco y la pegó en el techo con cinta —¡No en el techo, sino en el punto! — Me era difícil concentrarme solo en el punto, y más si recordaba que él estaba junto a mí. Después de ignorarme, me daba clases privadas, conocía mi nombre y quién era yo, ¡Qué feliz estaba! No podía dejar de ver en aquel punto negro su hermoso rostro—¡Enfócate! Hasta que solo veas el punto.
Luego de que por fin logré ver el punto, seguimos estudiando, ya estaba muy agotada, pero él se veía con mucha energía, estaba comenzando a pensar, que, tal vez, era un robot o algo así, ¡Claro! No tenía sentimientos, no estudiaba y aun así sacaba las mejores calificaciones, no le daba sueño... de verdad tenía que ser un robot.
—Muévete, mueve tu cuerpo mientras estudias—alcancé a escuchar pocas palabras, porque ya estaba agotada, no podía ni alzar el lápiz y comencé a quedarme dormida—Así puedes memorizar mejor—su voz tan fuerte hacía que me despertara rápidamente.
—Para objetos y para personas, para objetos y para personas...—seguía repitiendo mientras me movía de un lado a otro—De izquierda a derecha, de izquierda a derecha.
Decidí ir unos segundos al baño, pegué mucha notitas en el espejo, mientras hacía mis necesidades, repasaba cada una de las notitas.
—La segunda guerra mundial, de 1939 a 1945, de 1939 a 1945... estudiaba de todo, creo que habían notitas de colores pegadas por toda la casa, nunca había estudiado de aquella manera.
DIAS DESPUÉS...
En la escuela y en mi salón de clases, mientras todos estaban haciendo lo de siempre, o sea nada, yo estaba estudiando...
—¡ERIKA WHITE! —escuché un fuerte grito de Layla que me despertó de inmediato. Estaba tan cansada que me había quedado dormida—¿Qué pasa? ¡¿Tienes ojeras?!
—Erika dinos la verdad—dijo Mathew muy preocupado—¿Cómo es la casa en la que te quedas?
—Bien—no tenía energías para hablar, aún tenía mucho sueño.
—¡¿Cómo puede estar bien?! —solo escuché unos fuertes gritos—Cómo sea, pienso que algo no está bien... ustedes se dieron cuenta, ¿verdad? —ahora se dirigió a su séquito—La última vez que dije que la llevaría a casa, salió huyendo—después de un fuerte suspiro se volvió a dirigir a mí—Erika, Erika... hoy discutiremos sobre... ¿A dónde se fue?
—Se fue a casa, dijo que necesitaba estudiar—le contestó Layla mientras peinaba su cabello.
—Mira, mira... ¿Por qué estaría estudiando? Creo que, debe ser... ¡La están haciendo trabajar sin dormir! Viste su cara, ¿verdad? Creo que necesito averiguarlo.
(...)
Logré librarme nuevamente de Mathew, era demasiado bulloso. Pensaba que no había visto el momento en que salí del salón, quería regresar pronto a casa, era más tranquilo que en la escuela y me sentía mejor estudiando en mi habitación. Me la pasé todo el día estudiando fuertemente, ni me di cuenta del momento en que había oscurecido. Por la tarde llegó Sebastian quien continuó ayudándome con el estudio, él también era una de las razones por las que quería llegar rápido a la casa.
Mientras hacía unos ejercicios, Sebastian estaba haciendo algo en mi computador. Al rato entró David con un libro en manos y se dirigió directo, donde de Sebastian.
—Hermano, ¿Cómo resuelvo esto?
—David, estoy ocupado con esto—le dijo, sin ni siquiera voltearlo a mirar y siguió tecleando en el computador—Pregúntale a Mamá.
David cerró tristemente su libro y dio marcha atrás, pero antes de irse...
—¡Hey! Erika, eres tan estúpida, idiota y fea... por tú culpa no puedo estudiar, y mi hermano no puede dormir. ¿Quién eres? ¡Vete a casa!
De inmediato, Sebastian volteó a vernos, miró a su hermano y luego me miró a mí. Estaba realmente concentrada, que ni siquiera puse atención a lo que David me gritaba. Luego Sebastian regresó a sus asuntos, pero antes dejó ver una gran sonrisa ladeada, una enorme sonrisa ladeada, de verdad se había divertido con aquella escena, y lástima que me había perdido aquella sonrisa.
—¡Oh! David ¿Cuándo llegaste? —el sonido de la impresora me hizo ser consciente de mi alrededor.
—¡No te preocupes! —de inmediato salió de la habitación muy furioso, hasta el punto de azotar fuertemente la puerta.
—Toma—Sebastian me tiró unas hojas acabadas de imprimir y grapadas.
—¿Qué es esto?
—Hoy tienes que leer todo esto antes de dormir, para que mañana hagas el examen. Hice algunas preguntas—dijo, mientras se masajeaba el cuello.
—¡Wow! ¿Cuándo hiciste todo eso? —de verdad estaba muy impresionada, fue muy lindo de su parte haber hecho eso por mí—Estoy emocionada.
—¡Sólo date prisa y míralo! —me dijo, nuevamente de una manera gruñona—No te quedes sentada, diciendo tonterías.
—¡Entiendo! ¿Por qué te enojas?
Comencé a revisar el cuestionario, pude responder la mayoría. En esos momentos deseaba que fueran las mismas preguntas del examen, eso hubiese sido grandioso... al mirar a Sebastian me llevé una gran sorpresa...
—¿Duermes? —susurré al observar que estaba apoyando su cabeza en la mesa del escritorio... sí, estaba dormido, y se veía muy tierno, muy inocente, muy tranquilo. Otra vez, por mi culpa, tuvo que quedarse despierto hasta tarde. ¿Así que el todopoderoso Sebastian Cooper duerme así? pensé en voz alta. Parecía un niño pequeño, era agradable verlo dormir, esos labios... mataba por aquellos labios.
—Gracias...—fueron las últimas palabras que pronuncié en esos momentos.
. . .
—Niños...
Al rato llegó mamá Georgia con una bandeja de bocadillos. Se llevó una gran sorpresa. Dejó la bandeja sobre la cama silenciosamente.
—Cielos... Lotería, traeré la cámara.
Ahí estábamos los dos, yo junto a mi príncipe azul, dormidos en un sueño encantado, aunque estaba sentada y tenía mi cabeza sobre una mesa, dormí como nunca antes, y más aun sabiendo que él estaba ahí para mí, me sentía nuevamente protegida, cuánto deseaba levantarme y ver que aún seguía ahí.
Sí, esa fue otra de las noches que jamás olvidaré...
AL SIGUIENTE DÍA...
Sebastian y yo estábamos avanzando en nuestra relación, me llevó nuevamente a la escuela en su auto, bueno, claro, porque su madre se lo exigió al enterarse de que me estaba transportando en autobús, sin embargo, no decidió dejarme cuadras atrás, entré con él al parqueadero de la escuela.
Para su tranquilidad, estaba muy temprano para que alguien nos pudiera ver llegar juntos, en todo caso, sentía que le estaba empezando a agradar.
—¡Estoy tan cansada! Sebastian— dije mientras subía unas largas escaleras, en cambio, Sebastian se veía muy relajado. Su salón estaba de camino al mío...
—Suerte—fueron las palabras que escuché de su parte mientras entraba a su salón. Me sorprendí un poco, pero logró sacarme una gran sonrisa, ¡Ese chico! ¿Por qué actuaba tan genial?
Llegó justo el momento, por el que me trasnoché esos últimos días, por el que Sebastian se trasnochó para ayudarme a estudiar, por el que dejé de salir con mis amigas. Por primera vez me sentía muy preparada, ¡me sentía invencible! Además Sebastian me había mandado buena suerte, no podía decepcionarlo.
El maestro comenzó a entregar examen por examen, pude ver como Mathew estaba un poco confundido al observar su examen, después de minutos no había puesto ni su nombre, otro chico estaba simplemente viendo a través de su ventana. En cambio, yo estaba súper concentrada en la hoja, leyendo atenta y cuidadosamente cada pregunta.
(...)
Ese mismo día entregaron los resultados, y en la cafetería pegaron otra pancarta de estadísticas y posiciones. Esta vez la maestra Meredith le ayudó al maestro Nicolas a pegar los resultados en la pared. Entré justo en el momento, habían pocos estudiantes alrededor, inmediatamente corrí para ver los resultados... después del examen, fui apoderada por los nervios...
¿Y si había contestado todo mal? ¿si sacaba -1? ¿si me iba peor que antes, que me diría Sebastian? fue lo primero que se me vino a mente. De verdad estaba muy nerviosa.
Aparté a los pocos estudiantes que había, pero comenzaron a llegar más y más, por lo que, me tocó escabullirme entre los pequeños espacios que encontraba. Por fin llegué al frente, esas eran las ventajas de ser pequeña, lo primero que vi, fueron las calificaciones de Sebastian.
Nunca me perdonaría sí bajaba de rendimiento por mi culpa, pero me relajé mucho al observar que aún conservaba la calificación perfecta, obtuvo nuevamente 500 puntos, estaba muy contenta. Lamentablemente, nuestro salón aún seguía siendo el de peor rendimiento, estaba nerviosa de ver la tabla de posiciones de los alumnos, apenas los maestro la estaban pegando...
Sebastian entró a la cafetería y se abrió fácilmente espacio entre los estudiantes. Observó la tabla de posiciones, pero se marchó rápidamente con las manos en los bolsillos. Antes de que se marchara, pude verlo en la puerta, él miró hacia mí y yo lo miré fijamente.
—¡Sacaste calificación perfecta! Es grandioso—le dije después de correr y quedar enfrente de él—Felicidades—de verdad estaba muy contenta por él.
—Por supuesto, estudié por primera vez en mi vida, ¿Cómo no podría sacarme una calificación perfecta? —odioso presumido, era lo que pensaba justo en ese momento—Felicidades también a ti.
—¿Qué?
—¿No viste tú posición?
Estaba tan emocionada con la puntuación de Sebastian que se me había olvidado la mía, ¿me acababa de felicitar? Eso significaba que no me había ido tan mal como creía, después de un fuerte grito, regresé al cumulo de gente, empujé a todos para poder quedar nuevamente en frente. Tenía el corazón acelerado...
Posición 10, nada, Posición 15, tampoco, bajé aún más con la esperanza de encontrar mi nombre ¿Será que me estaba felicitando de forma sarcástica? Cuando estaba perdiendo las esperanzas...
. . .
...Posición 30... ¡ERIKA WHITE!
Me tapé la boca con mis manos, ¿era verdad lo que estaba leyendo? ¿Mi nombre estaba en esa lista? No sabía qué hacer en esos momentos, saltar de alegría, llorar, reír, comencé a mover todo mi cuerpo, comencé a temblar, no paraba de mover mis manos muy deprisa.
—¡Erika! —me saludó desde lejos la maestra Meredith con una sonrisa de satisfacción.
Sin ni siquiera voltearla a mirar, regresé nuevamente donde Sebastian, aún estaba parado en la puerta.
—Lo ví— Tragué saliva y respiré profundamente—Lo hice.
Esperé que me dijera algo, segundos después extiende su mano hacia mí.
—Gracias, muchas gracias—¿me estaba dando su mano? Eso significaba respeto, ¿cierto? De inmediato estreché mi mano con la suya, después de que procesé mejor la situación—Gracias a ti y a tu cuestionario—continué agradeciéndole sin soltar su mano.
—¿Qué estás haciendo? —me dijo, al soltar bruscamente mi mano de la suya—No me refiero a eso, sino a esa otra cosa—continuó diciendo, mientras miraba el bolsillo de mi uniforme.
—¿Ah? ¿Esto? —saqué cuidadosamente la foto y se la mostré.
—¡No vuelvas a sacarla!—gritó, mientras me arrebataba bruscamente la foto de las manos. Después decidió simplemente marcharse.
—¡Sebastian! ¡Gracias! ¡Muchas gracias! —grité fuertemente, no me importaba que todos pudieran escuchar.
—¡ALTO! —se escuchó claramente a la maestra Meredith, al girar, ella estaba parada detrás de nosotros, observándonos a los dos, en especial a Sebastian.
—Sí, ¿yo?
—Sí, tú, Sebastian Cooper. Con todos estos estudiantes de testigos, ¿Cómo puedes huir? —Sebastian puso una cara de confundido—Si nuestra Erika podía entrar al salón de estudio—comenzó a acariciarme la cabeza delicadamente—Prometiste que llevarías a Erika en tu espalda.
¿Cómo la maestra Meredith se había enterado de nuestra apuesta? Y de paso, todos los presentes comenzaron a afirmar lo que la maestra Meredith estaba diciendo.
—No, maestra, eso lo cancelamos—le dije, un poco angustiada.
—¿De qué estás hablando? —dijo mientras me abría enormemente sus ojos—Una oportunidad así es rara.
Al instante voltee a ver a Sebastian, que me estaba mirando fijamente con cara de muerte.
—¡Eso no necesita hacerse!
—Cuando me dijiste que querías entrar al salón de estudio, no pensé mucho en creerlo, ni siquiera te ayudé—la maestra puso una cara muy triste y me tomó de hombros—¡Eres grandiosa Erika! ¡Salvaste mi orgullo! —Luego comenzó a zarandearme y me dio un fuerte abrazo, de verdad estaba muy contenta—Y tú... ¿Eres un hombre?¿No puedes cumplir promesas?
—¡No es así, maestra! —insistí.
—¡Paseo en la espalda! — Cuando Sebastian se dispuso a irse la maestra detiene su paso—¡Paseo en la espalda! ¡Paseo en la espalda! —repetía una y otra vez, esto hizo que todos comenzaran a gritar lo mismo que ella.
Estaba que me moría, él mismo me había ayudado a estudiar, no era justo para él, además, yo le había dicho que olvidara esa tonta apuesta.
Me volteó a ver de nuevo, fijamente, pude ver en sus ojos que estaba demasiado molesto e irritado.
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