7. LA PEQUEÑA SEBASTIAN


Siempre pensé que al único hombre que vería completamente desnudo sería a mi esposo, pero en estos momentos mi ojos verían algo desagradable, deseaba que él estuviera junto a mí, que me protegiera de aquel loco, solo mi príncipe azul estaba en mis pensamientos...

—Tres...

. . .

Alcancé a ver como el abrigo se abría, antes de que unas manos muy cálidas taparan mis ojos. No vi absolutamente nada, pude oler un rico aroma muy conocido por el que suspiraba. De inmediato di vuelta, aún con sus manos en mis ojos y quedé contra su pecho. Se sintió muy cálido... llevaba un buzo azul, solo pude ver su cuello un poco tensionado, no quería moverme de ahí, me sentía tan protegida, tan bien... es lo único que puedo decir, no sé cómo explicarlo...

Alcé la mirada. Ahí estaba él, mi príncipe azul, tomó mi cabeza y me aprisionó a su cuerpo, como si impidiera que me volteara, acarició suavemente mi mejilla, me miró por unos segundos, pero luego miró al frente con una cara muy molesta. Yo seguía mirándolo solo a él fijamente. Cuanto silencio había esa noche...

Pude escuchar como aquel loco se escapaba, Sebastian me soltó rápidamente y salió corriendo a perseguir al hombre. De verdad era muy rápido, pero Sebastian logró alcanzarlo, era mucho más rápido.

—Amigo, solo una vez, perdóneme esta vez—Sebastian tiró al hombre al piso y este se arrodilló pidiéndole misericordia—No le hice nada, se lo juro—solo ha sido una vez, pero no lo vuelvo a hacer, por favor no me reporte... ¡tengo familia y también tengo hijos!

—Entonces vaya directo a casa, ahora.

—Gracias, amigo—antes de que el hombre se marchara, Sebastian lo detuvo al agarrarlo del abrigo y comenzó a esculcarlo.

—No puede irse solo así, ¿cierto? —le dijo, al sacar de uno de sus bolsillos mi zapato. Luego el hombre se marchó y Sebastian simplemente se quedó observando el zapato después de un gran suspiro.

Me quedé justo en el lugar, esperando a que Sebastian llegara a salvo... pienso que tuve que dejar que se llevara el zapato... en esos momentos Sebastian pudo haber estado en peligro por mi culpa, era en lo único que pensaba. Al rato veo que llega, estaba mirando hacia atrás, pero cuando volteó se sorprende al verme aún afuera, yo también me sorprendo, pero mi alma regresa a mi cuerpo. Ahí estaba, sano y salvo, por unos segundos se quedó mirándome, ya no tenía una expresión seria ni fría, era diferente. Se acerca más a mí y me tira el zapato.

—¿Me estabas buscando? ¿Estabas preocupado?

—Sólo salí a comprar esto—me mostró una bolsa de compras, de verdad me decepcioné un poco, pero llegó justo en el momento y eso era lo importante.

—¿Entonces, ¿Por qué llegaste en el momento preciso?

—Quizás porque tengo mala suerte, pero, de cualquier forma, tú, en esa situación, cuando alguien puede renunciar a un zapato, ¿Por qué... tú?

—Porque es un regalo de tú mamá, hoy fue el primer día en usarlos.

—Pero aun así...—percibí que Sebastian se estaba molestando, ni siquiera terminó de hablar y siguió su camino, corrí nuevamente para alcanzarlo y quedar a su lado.

—¿Qué compraste? ¿Traes algo de beber? Mi garganta está ceca de tanto correr. —Nuevamente con una expresión muy odiosa, saca de la bolsa un paquete de helado. —Se derritió, ¿podría ser por el clima caliente? —caminaba muy rápido así que tenía que correr para quedar a la par de él—¡Hey! Mira la osa mayor... uno... dos...tres...¿puedes escuchar el llanto de los grillos?

—Ellos no lloran—fue lo único que dijo de camino a casa, pero no importaba, estaba muy contenta a su lado, me había protegido, aún creo que estaba preocupado por mí y salió a buscarme.

Solo éramos él y yo. Solos, caminando bajo las estrellas, muy juntos... fue una de las noches que no olvidaré ya que fue la primera vez que conocí otra faceta de mi príncipe, un Sebastian muy oculto.

Ya en casa me dispuse a seguir estudiando, era muy buena trasnochando, pero ¿creen que podría estudiar con todo lo que había sucedido hace un momento? No dejaba de sentir su cálida mano en mi mejilla, como se sentía su pecho... no paraba de suspirar, fue perfecto y hermoso... pero ahora que lo pienso, ¿cómo Sebastian sabía que el hombre tenía mi zapato? Sebastian... mi lindo Sebastian, quería estar de nuevo contra su pecho, solo de pensarlo me sonrojaba.

"Desafortunadamente a las mujeres sin cerebro o a las mujeres frívolas... las odio"

De inmediato se me vino a la mente esas horribles palabras, de una, me llené de ira, ¿cómo aquel chico que me había protegido pudo decir aquellas palabras tan hirientes? ¿Acaso no tenía orgullo? Solo esas palabras eran suficientes para odiarlo completamente.

¡Qué cuentos de mi príncipe azul, ni que ocho cuartos!

En verdad era un odioso, engreído con complejos de superioridad, de seguro simplemente salió a comprar heladitos y da la casualidad que me encontró, claro, él solo se preocupa por él mismo, los demás somos inferiores a él, o... ¡claro! Fue una táctica para distraerme de mi estudio, tenía que concentrarme, tenía que ganarle costara lo que costara. Ahora sí estaba decidida a estudiar duro y a demostrarle lo correcto.

Quise comenzar con matemáticas... pero me pareció muy difícil, decidí dejar lo más difícil para el final, así que continué con otra materia. Español, la última vez no me fue muy bien con el español, debía de esforzarme aún más es esa materia, pero no tenía mucha energía... así que continué con literatura, ¡habían muchas palabras! Era muy tedioso, textos realmente largos y complicados que no entendía. Al final, me di cuenta que no entendía ninguna materia, por mucho que hubiese estudiado toda la tarde en la escuela.

Al instante sonó la puerta, al abrir, entró por ella mamá con una gran sonrisa, siempre llevaba una gran sonrisa. Tenía en sus manos una bandeja con unos aperitivos, de verdad hacía un poco de hambre, no había comido mucho en todo el día.

—¿Estás estudiando duro?—preguntó, mientras observaba todos los libros en mi escritorio.

—Eso intento—dije, me era imposible mentirle, aunque nunca le conté lo de aquel loco.

—Deberías descansar un poco—después de decirlo comenzó a reír fuertemente—¡siempre quise hacer eso! Venir con bocadillos y pedir que descanses un poco... me siento como una madre.

—¿Sebastian no come bocadillos? —le pregunté mientras comía una gelatina.

—No, él raramente estudia—al escuchar aquellas palabras casi me ahogo con la gelatina—Mmm... solo duerme.

—Pero siempre saca altas calificaciones—estaba realmente sorprendida, pensaba que se la pasaba cada segundo de su vida estudiando... ¡era imposible! —Así que es un genio de verdad.

—¿Un genio de verdad? ¿Altas calificaciones?—Mamá se levantó y se dirigió al computador algo extrañada—no parece muy feliz por eso.

Me acerqué para ver lo que estaba buscando en el computador, era una especie de blog en el cual tenía muchas fotos de ella.

—¿Tienes un blog?

—¡Sí! Soy una blogger poderosa—Me sorprendí al ver cuantos comentarios tenía.

—¡Mira, es David!—me dijo muy entusiasmada, mientras me mostraba una foto de su pequeño hijo esquiando—David es un chico insolente, pero ama a su hermano mayor.

—Luce adorable.

—Apuesto que lucías linda cuando eras bebé, ¿no tienes algún álbum?

—No tengo mucho—Solo tenía un viejo álbum que sobrevivió al derrumbe. La... Mamá observaba aquel álbum muy contenta.

—¿Es tú mamá? —yo solo le afirmé con la cabeza y una gran sonrisa—oh, que hermosa, no me extraña que seas tan linda.

—Siendo honesta, no recuerdo mucho a mi mamá, falleció cuando yo tenía 4 años de edad... por esa razón siempre miro esto, para nunca poder olvidarla—además del oso de peluche, lo único que tenía de mi madre eran aquellas fotos antiguas.

Me sonrojé cuando comenzó a leer los comentarios escritos en cada foto, fueron escritos por mí, como si recordara cada momento en la foto y lo escribiera para nunca olvidarlo.

—Erika, ¡eres muy adorable! —me dijo después de cerrar al álbum y mirarme tiernamente.

—Sebastian era adorable cuando pequeño, ¿cierto?

—Aww sí... ¡Ah! Erika—de inmediato comenzó a emocionarse más que nunca—¿Quieres que te muestre algo genial?

Mientras buscaba lo que me iba a mostrar, preparé mi cama para acostarme a dormir. Cuando regresó, me entregó un álbum de color rojo, al abrirlo me encontré con fotos muy adorables de la niña más linda y tierna que haya visto en mi corta vida, me preguntaba si era mamá o una sobrina...

—¡Ah, que tierna! ¡Qué linda!—decía, mientras pasaba foto tras foto—¿Quién es esta niña? Se parece mucho a usted y a...

—Es Sebastian—dijo calmadamente antes de que pudiese terminar de hablar.

—¡Qué! — ¿había escuchado mal? El grito fue tan fuerte, por lo que creo que se escuchó hasta afuera.

—Sí, es Sebastian—mientras pasaba las hojas buscando una foto, yo las intentaba ver detalladamente... ¡¿Cómo puede ser Sebastian... usando ropa de niña?!

Al instante me muestra una foto, en la que él estaba con uniforme, aunque llevaba puesto un uniforme de niño, en verdad su rostro era como el de una niña, tenía la boca en forma de pato, y sus dos índices apuntando cada una de sus mejillas.

—Cuando estaba embarazada de Sebastian, era un bebé muy tranquilo, le gustaba comer sandía, fresas, uvas... así que pensé que era una niña, por esa razón compré toda esa ropa, zapatos y juguetes para niña. Pero fue un niño—dijo un poco triste—Esa es la razón, ¿Qué podría hacer? ¿Debería tirar todas las cosas que había comprado?

—Eso es verdad, pero...

—¿No te lo dije? Siempre he querido una hija, así que, crie a Sebastian como una niña por un tiempo, pero, una vez que fuimos a la piscina fue expuesto... en ese momento, creí que Sebastian se asustó, por eso ahora es un chico frio, a causa de eso—ya todo tenía sentido, el por qué odiaba a todos y era tan serio y frío—Una cosa más, aún tengo los negativos. Cuando pienso en ello... es imposible pensar en él como un genio.

No podía parar de observar aquella foto, estaba muy sorprendida, era muy extraño verlo así, tan diferente a como era en ese entonces. Podía ver que era un niño muy alegre, tierno y divertido, pero en esos momentos era frío, odioso y aburrido... de una, mi semblante cambió con una expresión malévola...

¿Ni se imaginan cuantas cosas me vinieron a la cabeza de lo que podría hacer con aquella foto en mis manos?


AL SIGUIENTE DÍA...

Cuando llegué, me encontré con mucho desorden en el salón de clases, como siempre claro. Layla y Sophia aún no habían llegado, pero me era imposible parar de reír. Al rato, cuando mis amigas entraron al salón se me acercaron muy curiosas...

—¡Hey! ¿Qué pasa? —me preguntó Layla—¿Por qué estás tan contenta?

—¿Yo? ¿es extraño?

—Es extraño, nunca te habíamos visto tan risueña—continuó Sophia.

—¿Sí? Me pregunto por qué será—no podía contarles el por qué estaba tan feliz, no me gustaba guardarle secretos a mis mejores amigas, pero tenía que hacerlo en ese caso.

—¿Es un efecto secundario de la constipación que tienes? —me preguntó Layla en forma de burla.

Al instante me doy cuenta que todos cambiaron de dirección hacia la puerta.

—¿Sebastian Cooper? —dijo una chica un poco extrañada.

—¿Qué está haciendo aquí? —dijo otro compañero.

—¿A quién buscas? —una chica quiso coquetearle, creo que su sueño era estar muy cerca de él y lo había conseguido, sin embargo, Sebastian aún estaba buscando a alguien.

Mis amigas despejaron mi vista, cuando aún me seguía riendo... lo vi fijamente en la puerta, él también me estaba mirando fijamente con cara seria, de inmediato paré de reír. Con sus dedos me hizo una seña para que fuera hacia donde él.

—¿A mí? —le pregunté para estar segura que, a quien llamaba era a mí y no a otra persona. Fue muy extraño, pensaba que, no quería que nos vieran juntos, incluso le había hecho caso y decidí irme en autobús para que no nos vieran juntos...—luego con su cabeza hizo una seña para que lo siguiera y se apartó de la puerta.

—¿Erika? —se preguntaron todos los presentes muy extrañados.

Tomé aire y me levanté del puesto un poco confundida, ninguno dejó de mirarme, incluso Layla y Sophia, ellas estaban más sorprendidas que yo.

—Erika—me dijo seriamente—trae tú uniforme deportivo y sígueme.

—¿Uniforme deportivo? —¿de qué estaba hablando? Aunque él no estudiara, yo sí tenía clases, no podía hacer deportes en esos momentos... ¿acaso me estaba invitando a correr con él? O ¿a una competencia? ¿Acaso era una cita? miles de preguntas me llegaron a la mente—¿Por qué? —pregunté muy extrañada y muy fría al igual como él me trataba.

No me dijo absolutamente nada, solo pude ver en su rostro que se estaba molestando, así que le hice caso y regresé al salón para sacar el uniforme.

—¿Qué sucede? ¿Por qué te está buscando Sebastian? —me preguntó Layla, pero no pronuncié ni una sola palabra.

Al revisar el uniforme deportivo, me di cuenta que en la manga dice "Sebastian Cooper" y no "Erika White" como debería de decir, entonces... ¡aquel no era mi uniforme! ¡Era el de Sebastian! Ya lo entendía, el motivo por el que me buscó, adiós a la cita... pero, si yo le tenía su uniforme, ¿Él tenía el mío?

Lo seguí hasta el patio. Correctamente, él llevaba mi uniforme entre sus manos, caminaba demasiado rápido y muy pero muy molesto, parecía un monstruo caminando, solo le faltó el fuego por la nariz. Nos detuvimos cerca de un árbol, comenzó a ver por todos los lados, como si estuviéramos haciendo algo malo y no quisiera que lo descubrieran. De inmediato, sin quitar su vista de alrededor me extiendió mi uniforme de mala gana.

—Ahh, esto es muy molesto—dijo mientras daba un fuerte suspiro. El al igual que yo, sabía que todos los de mi clase estaban de chismosos por la ventana del salón.

—¿Por qué? Está bien si te lo pones.

—¿Qué? —me preguntó con un tono brabucón.

—¿No usabas ropa de niña? Estás acostumbrado a la ropa de niña—¡Sí! 1 Erika... 500 Sebastian.

Sin embargo, hizo como si no me escuchara, así que comencé a reírme y saqué una sorpresita del bolsillo de mi uniforme. Le mostré la foto que su madre me había mostrado la noche anterior.

—¡Hey! ¿De dónde sacaste eso? ¡Devuélvemela! —de verdad se había sorprendido mucho, era lo último que esperaba. Sus ojos se agrandaron, nunca le había conocido aquella expresión de sorprendido. Intentó arrebatarme la foto pero se lo impedí, comenzó a perseguirme para arrebatármela, pero yo era muy ágil, parecía como si jugáramos a las atrapadas, de verdad lo disfruté mucho, y creo que los del salón también, bueno todos menos Ashley y Mathew...

—Espera, espera, te la daré con una condición.

—¿Una condición? ¿Qué condición?

—Ayúdame a estudiar—Sebastian puso una cara muy confundida y molesta, sí confundido y muy molesto estaba, pero tenía que aceptar... o su pequeño secreto iba a ser revelado... ¡Qué mala era! —Ayúdame a sacar una mayor calificación en el próximo examen.

—¿Sabes que solo falta una semana para el examen?

—Por supuesto, por favor ayúdame a estudiar, ayúdame a entrar al salón de estudio.

—¿Crees que soy algún hacedor de milagros? No soy Dios—ush... ese chico era muy exagerado.

—Entiendo—mi gesto cambió a uno triste, y me voltee...—¡Chicos! Miren esto—grité fuertemente, exhibiendo la foto hacia donde todos estaban observando.

—¡Hey! —en pocos segundos, Sebastian me empujó para que bajara la foto y me aprisiona contra el árbol—Erika, eres más difícil de lo que esperaba, estoy diciendo, para que entres al salón de estudio, necesitaría llevarte en mi espalda, ¿y ahora me pides que te ayude a estudiar? ¿y te cargue en mi espalda? —estaba muy cerca de mi... jamás lo había visto tan cerca, bueno, tan cerca y en frente mío... tenía una mirada ¡muy sexy!

—Si me ayudas, lo otro no importa, ¿Crees que soy tan fácil?... ¡No te preocupes! Ya no siento nada por ti—tenerlo tan cerca me puso muy nerviosa—Aunque fuera solo un poco, eso no pasará—le mostré con mis dedos una medida extremadamente pequeña.

—¿De verdad? —de inmediato se acercó mucho más a mí y se agachó un poco quedando su rostro enfrente del mío, aún me tenía aprisionada contra el árbol... ¡rayos! ¿Por qué tenía que ser tan lindo y sexy? Tenía una mirada encantadora y seductora. Dejé de respirar y no podía tragar saliva, sentí que el tiempo se detuvo rápidamente y mi mente se puso en blanco, estaba más y más cerca, podía sentir su respiración, su delicioso aroma, no podía dejar de ver sus labios...  


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