2. MI PRÍNCIPE AZUL


Mi nombre es Erika White, soy una chica de 18 años, cabello castaño claro y ojos oscuros, delgada, un poco baja... a mi cuerpo aún le falta madurar... eso es lo que espero... siempre trato de ser amable con todos, soy soñadora y por tal motivo puedo parecer un poco ingenua; estoy a un solo paso de la universidad, o eso es lo que espero, no soy muy buena en el estudio, prefiero el deporte, amo correr, saltar, divertirme... a veces puedo ser muy distraída, pero ¿por qué me culpan? ¿Acaso es malo soñar despierta?

— ¿Erika?... Erika White

— ¿Sí? — La voz de la amable y loca maestra Meredith, una mujer baja, de tez muy blanca, ojos marrones y cabello alborotado, me sacó de mi hermoso sueño.

—¿Qué está pensando mi querida Erika tan temprano en la mañana? — antes de que pudiera contestar, la maestra desvió su mirada al chico de atrás, Mathew Collins, un chico que no paraba de mirarme, muy alto, cabello castaño oscuro, ojos verdes y con un copete como peinado... sin embargo yo seguía en mi hermoso bosque— Chicos estudiar debe ser muy duro ¿verdad?

—Sí— Contestaron algunos con poco ánimo.

—¡Duro ¿verdad?! — repitió la maestra esta vez gritando

—¡Sí! —todos levantaron sus caras del pupitre al escuchar el grito de la maestra.

—Lo sé... la vida de un estudiante de última etapa de preparatoria del Reino Unido... puede ser muy solitaria y difícil...—antes de terminar su discurso se acerca a otro chico que tenía su brazo estirado hacia su mochila— Ya puedes dejar de fingir que buscas algo en tu bolso— despierta al chico y este rápidamente abre su libro— Pero no importa lo cansados que se sientan... ¿Estarían más cansados que la titular de la clase? ¿Uh? —no solo era una simple maestra, la Srta. Meredith era la titular de nuestro curso—¡¿Tienen idea de lo agotador que es ser maestro?!

El St John's College School es una buena preparatoria, con profesores de una alta calidad, pero lo único que me motiva en aquella preparatoria es el descanso, siempre esperamos con ansias el descanso y mucho más cuando a la maestra Meredith le da por regañarnos con sus largos discursos... estaba junto a mis dos mejores amigas, Layla Lewis, una chica de cabello y ojos oscuros, caderas anchas y cara redonda, divertida, relajada, con un enorme gusto para la comida y con un gran talento de estilista. Mi otra amiga Sophia Lee, una chica con sangre oriental, de cabello castaño y corto, alta, muy delgada y siempre usando gafas que la hacen ver intelectual, muy sensata y madura, con un talento para el dibujo. Las tres estábamos viendo a un grupo de chicos tocar instrumentos y a otro bailar con un gran estilo, cundo terminaron seguimos hablando entre nosotras.

—Parece que ya salieron los resultados—dije un poco desanimada.

—Sí, creo que estaremos de nuevo entre los últimos—continuó Layla mientras sostenía una presa de pollo—de todas formas, no es la primera vez ¿para qué molestarnos en estudiar?

—Ya terminaron la construcción de tu casa, ¿verdad? —Sophia cambió el tema rápidamente dirigiéndose hacia mí mientras escribía unas notas en mi cuaderno— ¿no vas a hacer una fiesta de inauguración?

—No hemos podido desempacar todavía...—dije mientras suspiraba profundamente con cara de aburrimiento—porque papá viene a casa muy tarde todos los días y yo también.

—Déjale eso a Mathew, lo acabo de ver... se la pasa mirándote así—ahora hablaba Layla mientras ponía una cara muy tonta, se ponía una mano en la mejilla y me miraba fijamente, quería imitar a Mathew o algo así, rápidamente le di un pequeño empujón—claro que sí, sabes que le gustas mucho a Mathew, admítelo—las tres comenzamos a reírnos sin parar, Mathew es un agradable chico, y es muy atento conmigo, pero...

Nada que ver.

—¿No estás cansada de comer eso? —dijo Sophia después de un pequeño silencio.

—¿Qué, esto? —Layla señaló la presa de pollo que tenía—la hija de los dueños de un restaurante especializado en pollo, se cansa de esto... entonces quien las compraría y quien las comería? Erika, ¿estás cansada de comer pasta? como la hija del dueño de un restaurante de pasta, ¿te cansas de comerla?

—Claro que no, nunca te cansarías de comer los fideos de mi padre—dije mientras negaba con mi dedo.

—Es cierto son realmente deliciosos—Layla tenía razón, no porque sea mi padre, pero sus fideos son los más deliciosos de la ciudad y ni hablar de su pizza.

Al instante un grupo de cuatro estudiantes entra a la cafetería saludando a todos menos a nosotras tres... en la mitad de estas se encontraba Ashley Hudson una chica odiosa e irritable, la típica chica popular de la preparatoria, rubia, delgada de ojos azules, todos quieren salir con ella y todas quieren ser sus amigas, simplemente porque es bonita y millonaria... solo eso.

—¿Por qué no sale? —dijo Ashley mientras golpeaba suavemente la máquina de bebidas. Suspiré profundamente, sabía que me arrepentiría de esto más adelante, me levanté y caminé lentamente hacia la máquina, sabía un truco para lograr que la máquina sacara la bebida si solo se tragaba el dinero, a veces fallaba pero ya me había sucedido en diferentes ocasiones. Me alejé un poco y le di una patadita en un punto clave de la máquina haciendo que esta entregara la bebida, Ashley la tomó y se sentó con sus amigas un poco lejos de nosotras, sin ni siquiera agradecerme.

—En el simulacro de los exámenes de 3er año, parece que Sebastian Cooper es de nuevo el mejor—dijo una de las amigas de Ashley llamando mi atención.

—¿Es un problema estar de primero? —continuó Ashley con una cara muy contenta—no son rumores, obtuvo la máxima puntuación, 500 puntos.

—¿¡Qué Sebastian obtuvo la máxima puntuación de nuevo!? — Dijo Layla un poco asombrada—¿Acaso no es humano?

—Definitivamente no lo es...—respondí rápidamente mientras miraba hacia la nada y daba fuertes suspiros... claro que no era humano... era un ángel bajado del cielo, Sebastian mi querido Sebastian... mi querido príncipe azul... pero tenía que disimular lo mejor que pudiese—Es un genio—volví a la realidad rápidamente cuando mis amigas comenzaron a observarme—un genio del bosque—nuevamente regresé a mi mundo fantástico, a mi bosque iluminado donde me encontraba frente a frente con mi príncipe—pasa así, seguí un caballo blanco hasta que desapareció repentinamente...—tenía que contarles de mi sueño a mis dos mejores amigas— ¡De repente, aparece delante de mí! Como describirlo... ¿la clase de hermosura que me hace querer morderlo? Sí... esa fue la primera vez que entendí los sentimientos de un vampiro—mis amigas y yo amábamos esas historias románticas de vampiros, me acuerdo que nos quedamos todo un fin de semana acostadas en un sillón, comiendo helado mientras veíamos toda la saga de crepúsculo.

—Erika lo que deberías de morder es esta presa de pollo—dijo Layla haciendo que Sophia se riera. Justo en ese momento entra a la cafetería lo más espectacular del mundo, un chico muy despreocupado, con las manos en los bolsillos del pantalón, su corbata bien puesta y su camisa bien abotonada para mi pesar, alto y con un hermoso cabello oscuro y unos ojos azul plateados que te hipnotizan al mirarlos fijamente... sabía que estaba detrás de mí, me lo confirmaban todas las chicas ya que voltearon hacia una dirección.

Solo... él lograba hacer eso y no creo que me estuvieran viendo a mí.

—¡Es tan guapo! —susurró una chica, pero no mucho ya que logré escucharla y creo que Sebastian Cooper también, sin embargo hace como si nada sucediera y las ignora a todas... lo malo es que a mí también. Tenía nervios de voltear así que miré de reojo, mi corazón se aceleró al ver que se acercaba lentamente hacia mí...

PUM, PUM, PUM podía escuchar mis latidos y como mis mejillas se sonrojaban... PIIIIIIII.... Sin embargo, no era hacia mí donde se dirigía, en verdad me ignoró como siempre... aunque caminó al lado mío, se dirigió hacia la estúpida máquina de bebidas e introdujo un billete.

—Sebas, toma este, lo acabo de comprar—Antes de que Sebastian escogiera la bebida, se le acerca rápidamente la arpía de Ashley, pero Sebastian solamente la ignora, es el único chico que ha ignorado a Ashley Hudson desde siempre—Mi mamá me pidió que te dijera que le envía saludos a tu madre—dijo Ashley con una sonrisa al ver que la máquina no le entregó la bebida a Sebastian, pero este simplemente la miró con cara seria y un poco confundido—soy Ashley—prosiguió esta mientras aleteaba su cabello—Ashley Hudson, tú mamá y la mía son amigas— sin embargo Sebastian no tenía ni la menor idea de quien era ella, por lo que toda su concentración estaba en la máquina que se había tragado su dinero—oh, no está funcionando de nuevo... ¡White, no quiere salir de nuevo! —Gritó fuertemente Ashley logrando que todos fijaran sus miradas en mí—acabo de conseguir mi bebida gracias a esa chica.

Aquellas palabras hicieron que Sebastian notara mi existencia por un momento, no sabía si era bueno o malo, pero estaba muy apenada al saber que me estaba observando. Intenté hacer como si no la hubiese escuchado pero siguió insistiendo y eso hacía que él no parara de mirarme... tragué saliva y me levanté lentamente, no quería tropezarme o hacer el ridículo, ya lo había visto en películas y en verdad esas chicas me daban mucha pena. Me acerqué un poco, tomé impulso y nuevamente le di una patada a la máquina, no quería que él pensara que era una marimacha o algo así por lo que la patada fue muy suave y con estilo, solo rezaba para que funcionara. Al instante salió la bebida y cuando voltee mi mirada, Sebastian me estaba observando fijamente con una expresión un poco sorprendida, solo quería irme de ahí, ¿qué le diría? ¿qué estaba pensando? ¿Será que le gusté o se asustó?

Mil preguntas pasaban por mi mente en ese momento.

—Toma, Sebas—Ashley recogió y le entregó su bebida, ¿será que debí de haberlo hecho yo? Y ¿Cuando me agradezca que le digo?...

Nada, no tuve que decirle nada, porque tomó su bebida y se marchó sin ni siquiera un hola o una sonrisa al menos... que triste es mi vida...

—Sebas, obtuviste la máxima puntuación otra vez ¡eres asombroso! —Sebas por aquí, Sebas, Sebas... maldita bruja detrás de mi príncipe azul.

—¡¡Erika, Erika White!! —gritó fuertemente Layla, lo que hizo que mi corazón latiera mucho más rápido que antes—ERIKA... ERIKA WHITE, ERIKA WHITE—seguía gritando, lo que hizo que Sebastian se detuviera, se volteara y cambiara su dirección nuevamente hacia donde estaba... ¡!OH POR DIOS!! Ahora sí... ya había notado mi presencia y sabía cómo me llamaba... lo había visto en las películas. Se me acercaría, me miraría fijamente, acercaría sus labios a los míos y me diría: "Así que te llamas Erika...lindo nombre, que tal si invito a mi salvadora a una cita... " se estaba acercando lentamente, ya estaba pensando qué responderle, apreté mis labios fuertemente... sin embargo nuevamente caminó en frente de mí, casi empujándome se agachó a la máquina y recogió...

Sí la devuelta de la bebida... lo miré un poco sorprendida pero él ni volteó a mirarme, ya no estaba sorprendida, estaba triste y desilusionada.

Bienvenida nuevamente a la realidad Erika...

Las clases continuaron, se podría decir que mi única clase favorita era la de artes y más porque ni me doy cuenta que hay un profesor, sin embargo en ese momento no podía pensar ni en clases, ni en arte, ni en profesores, ni amigas, solo en aquel vergonzoso momento que pasé en la cafetería.

—Por eso es que te digo que deberías confesártele—me dijo Layla después de jugar con unas pelucas que habían en el salón y sentarse justo al lado mío.

—¿Confesármele?

—Nos vamos a graduar pronto, ¿planeas seguir así? —prosiguió mientras se peinaba su cabello y se veía al espejo.

—¡Es cierto! Como no me le he confesado...—Sophia siempre era la voz de mi razón, pero esta vez Layla tenía razón—no conoce mi corazón y por eso no lo muestra, ¡porque es tímido! —ahora comprendía todo, estaba alegre y con mucha energía, estaba tan alegre que no me había dado cuenta que Sophia agarró su celular.

—¿Qué estás buscando? —le preguntó Layla un poco curiosa

—El significado de "tímido" porque Sebastian no es el prototipo de tímido que yo pensaba.

—Está bien, debería confesar mis sentimientos por él apropiadamente— estaba tan entusiasmada que no puse cuidado a las palabras de Sophia— ¿pero cómo debería hacerlo? Tiene que ser una confesión que deje una profunda impresión en él.

—Que tal esto... "mi precioso Sebastian, mi precioso" —me sorprendió Layla al traer puesta una enorme mascara de Gollum del señor de los anillos.

—No es una mala idea—era la verdad, solo me daba un poco de risa al pensar que haría Sebastian al verme con esa mascara y ¿si es fan del señor de los anillos? En verdad lo impresionaría

—Vamos, ¿estás loca? Lo dije por bromear

—¿Qué tal tú, has pensado en algo? —dirigí mi atención a Sophia que seguía escribiendo en su celular. Sophia era una de los pocos buenos estudiantes de mi clase por no decir la única, a ella se le ocurren buenas ideas.

—Mmmm... —Se quedó pensando por unos segundos—los animales bailan cuando se confiesan

—¿Bailan? —eso llamó mi atención

—Sí, los peces, los pájaros, los pingüinos, y hasta las moscas lo hacen también... cuando los animales confiesan su amor entre ellos bailan... el baile del apareamiento.

—¿Baile de apareamiento...?—no tenía ni la más mínima idea de lo que Sophia estaba hablando... ¿baile del apareamiento? Solo me podía imaginar en un baile como el lago de los cisnes... bailando y bailando... y a mitad del baile aparece mi príncipe que me tiende su mano y toca suavemente la mía, pero me alejo y él corre a buscarme y comenzamos a bailar... él me alza con sus fuertes músculos... pero me deja caer bruscamente logrando que regresara a mi realidad.

—Nos vemos de nuevo—lastimosamente lo primero que veo es a Ashley, comprobando lo horrible que es mi vida.

—Hoy es el día de dibujar un retrato— no quería hablar con ella, simplemente le expliqué lo que estaba haciendo para que me dejara tranquila.

—Ya eres estudiante del tercer año ¿no deberías de estar estudiando mejor? —después de decir aquellas palabras sus amiguitas soltaron una risa.

—Nosotras no necesitamos estudiar—Layla se acerca a las amigas de Ashley y las empuja fuertemente hasta quedar detrás de ella.

— ¿tú voz está bien? Viendo que acabas de gritar como loca.

— ¡Hey! suéltame—si no hubiese sido por Sophia, Layla ya le hubiese dado su merecido a Ashley.

—¿No son un poco pequeños... esos?

—¿Qué? —no entendía de lo que me hablaba, hasta que volteó y se rio con una de sus secuaces, se puso el cabello hacia atrás, se paró y con su cara señaló mis pechos. Yo simplemente bajé mi mirada hacia ellos y luego la observé a ella.

Tenía un cuerpo envidiable, no era plana... como yo

— ¿A Sebastian le gustan las chicas bien dotadas también? —Inquirí.

—¿Todavía lo dudas, no es un hombre?

Al instante, justo en el momento cuando mi autoestima estaba entre los suelos, se asoma una cara conocida, luego otra, otra y otra... y al salón entran cuatro chicos, los llamamos el séquito de Mathew y detrás de ellos no podía faltar la cara más conocida de todas. Mathew, entra de una forma muy presumida, con su camisa abierta, haciéndose el serio con los brazos cruzados, al instante uno de sus amigos saca de una mochila un recipiente.

—¿Qué es eso? ¿Qué es? —dijo apresuradamente Layla mientras empujaba a los amigos de Mathew y alzaba el recipiente

—Pollo—dijo con una expresión muy seria

—¿Pollo? ¿Qué clase de pollo? —pregunté con mucha curiosidad

—¡Qué! Es sopa de pollo con ginseng—dijo Layla después de oler un poco, intenta abrir el recipiente pero Mathew se lo arrebata de sus manos

—Cómetelo, es para ti—de inmediato su cara de serio pasó a una expresión muy tierna... casi de idiota.

—¿Por qué quieres que coma esto? —pregunté un poco asustada

—¡Mírate! Te estás poniendo muy delgada

—¡Mathew! Alístate para la clase—lo regaña fuertemente Ashley con complejos de profesora, siempre era así, los maestros la dejaban a cargo de mi clase—No te queda mucho tiempo—antes de ir donde Ashley, Mathew se despide de mi con una sonrisa—baja un poco más tu cintura, levanta tú mano un poco más, levanta tu pierna más alto también—Mathew se había ofrecido a ser el modelo de la clase—El tema de hoy es la pose de movimiento, bien empecemos.

Mientras dibujaba, no paraba de pensar en la confesión, escribí a un lado del dibujo las ideas que me dieron mis amigas: Gollum, baile de apareamiento... no sabía que hacer...

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