Capitulo 1: Susan

   Me desperté con un ruido proveniente de la cocina. A regañadientes tomé mi celular y miré la hora, eran las 5:00 AM. Me cagué en todo lo cagable y fui a la cocina, lo que no me esperaba era lo que me iba a encontrar.
   Qué es lo que me podía llegar a imaginar:

•La gravedad me jugó una mala racha y se calló una olla.

•Mi perro tiró un algo.

•O tal ves una mapache o una rata había entrado.

   Cualquiera fuese la correcta, podría arreglármelas tranquilamente, pero no fue así.
   Entré al lavadero y tomé una escoba, para luego dirigirme a la cocina, y encontrarme con lo que JAMÁS creí que me encontraría.

   -¡Suéltame!- escuché desde la mesada a unos metros frente a mi.

   -¡Tu empezaste todo esto!- dijo un Megatron más pequeño de lo que recordaba tomando un cuchara sopera.

   -¡Debemos salir de aquí!- Le respondió un Optimus de su misma altura -la de Megatron- tomando la tapa de una olla como escudo y cubriéndose de los golpes de Megatron.

   -¡¿A quien le importa?!- Le respondió, mientras Optimus se daba cuenta de mi presencia.

   Me quedé paralizada por unos momentos hasta que recuperé el sentido. Eran de la altura de mis rodillas y me daban mucha ternura, en especial Optimus a decir verdad.
   Megatron me miraba asustado y Optimus algo aliviado. Con la parte inferior de la escoba puse a Megatron contra la pared, enojada.

   -¡¿Qué les pasó?!- le pregunté a Optimus

   -¡¿Nos conoces insecto?!- preguntó Megatron pataleando y enojado

   -Si, tu te llamas Megatron- dije mirándolo - y tú eres Optimus Prime, líder de los Autobots- dije mirándolo - Ahora si, respondan mi pregunta.

   -... responderé tu pregunta, joven humana, pero te pido que sueltes a Megatron... por favor- me pidió Optimus.

   Al principio iba a negarme, pero luego me fue imposible y tuve que soltarlo.

   -Está bien...- dije moviendo la escoba y dejando a Megatron.

   Optimus sonrió para luego continuar hablando.

   -No sabemos cuál fue la causa exacta de nuestro cambio de tamaño, joven humana, solo sabemos que un grupo de humanos, denominado como Mech logró hacer una gran modificación en nosotros.

   -Apropósito... ¿cuál es tu designación insecto?- Me preguntó Megatron mientras se sentaba en el borde del mueble.

   -Mi nombre es Susan, Susan Liv y me es preciso saber cómo llegaron a mi casa.

   -La... puerta trasera estaba abierta- me respondió Optimus

   -¡¡Hay no!!- dije asustada para luego correr a serrar la puerta con llave.

   -¿Por qué te haces tanto problema?- me preguntó Megatron desde la cocina con un tono más alto para que lograra escucharlo

   -¿¡Qué no existían los ladrones en Cybertron?!- Le respondí algo exaltada por la situación.

   Volví a la cocina y encontré a Optimus tratando de bajar de la mesada, por lo que me dirigí hacia él, y lo mantuve en mis brazos, mientras Megatron me miraba desde el borde de la mesada como antes.

   -Okay, ya fueron demasiadas travesuras por hoy... así que vamos a hacer algo- dije dándome la vuelta -con Optimus todavía en brazos- haciéndole una seña a Megatron para que me siguiera a lo cual obedeció, bajando del mueble y caminado junto a mi, hasta llegar a mi cuarto.

   Dejé a Optimus en el suelo mientras me dirigía a mi cama y Megatron subía conmigo, admirando mi cuarto, al igual que Optimus.

   -Tu morada es muy bonita Susan- dijo Optimus.

   -Gracias, les recomiendo que recarguen, y... puede que mañana les sea posible irse.

   Al decir eso, pude ver cómo la expresión de Megatron cambiaba, de una más calmada, a otra más enojada. En ese momento noté que me gritaría algo, pero Optimus habló, dejándolo con las palabras en la boca.

   -No podemos irnos- dijo acercándose a mi - si Mech nos encuesta estamos perdidos y... al haber perdido contacto con nuestros subordinados.... nos vemos en la situación de pedirte que nos permitas nuestras estadía aquí, Susan- Dijo subiendo a la cama y sentándose junto a Megatron.

Lo pensé por un tiempo, ¿Qué perdía?, nada, por lo que mi respuesta fue válida a su petición.

   -No se preocupen... últimamente no estuve lidiando con mis padres en casa.

Y así, comenzó algo a lo que me gusta llamarle, "Cometí un error... del que no me arrepiento"

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