022.
—Cat...— escuché un susurro en mi oído.
—Hmm— remoloneé.
—Despierta, princesa— me removió para que saliera de mi fase de sueño.
—5 minutos más...— murmuré dándome la vuelta para no quedar cara a cara.
—Es tarde, tendrás tiempo para dormir cuando regreses del instituto— me sacudió suavemente.
—Eres un pesado— solté un risita con los ojos aún cerrados.
—Un pesado enamorado de ti.
—Yo también estoy enamorada de ti, Hunter.
Hunter, oh mierda dije Hunter ¿¡Por qué dije Hunter!? ¡Era Liam! Oh rayos, trágame tierra.
Me levante bruscamente y mire a Liam que estaba completamente serio.
—Quise decir Liam— me corregí nerviosa.
—Cat, si te gusta Hunter dímelo— dijo con un tono de voz neutro— no me enojaré y prefiero que me lo digas ahora antes que cuando esté más que enamorado de ti.
—Juro que no me gusta— lo mire a los ojos y tome sus manos— Estaba casi dormida, no tenía noción de nada.
—Te creo, pero si te pasa algo con el dímelo y no me hagas sufrir más adelante.
—Liam, estoy enamorada de ti— le di un corto beso en los labios— Hunter es la última persona en este mundo en la que me fijaría.
—¡Tortolitos, arriba!— se escuchó un grito desde el otro lado de la puerta. Si no me equivoco era Cole.
—Iré a ducharme— dije agarrando un atuendo simple de mi armario— puedes cambiarte tranquilo.
—Preferiría una ducha de a dos— dijo pícaro.
—Preferiría dejarte sin hijos.
—Preferiría que no.
—Preferiría que entonces te cambies aquí y yo en el baño.
—Estoy de acuerdo con eso.
(...)
Cerré el casillero de un golpe y suspiré.
—Odio los lunes— me crucé de brazos
—También yo pero piensa el lado positivo— me animó Meg— Tenemos educación física.
—Sigo esperando que me digas el lado positivo— dije con sarcasmo— Soy un horror en los deportes y lo sabes muy bien.
—Bueno pero no pienses en eso... piensa en el profesor.
—¡Meg!— abrí los ojos— es profesor, ¿que insinúas?
—Que por él me haría heterosexual— bromeó por lo que reí.
Sonó el timbre indicando que debíamos ir a clases.
—Vamos— dijo Meg.
—Tengo que ir al baño antes, ve tú, en cinco minutos estoy— le avisé para luego correr al baño.
Nota mental: ir al baño antes de venir al instituto.
Entré a este y cerré la puerta detrás mío.
Escuche unos pequeños sollozos que provenían dentro de uno de los sanitarios, así que me acerqué para ver quien era y si necesitaba ayuda.
—¿Hola?- dije tocando la puerta.
—Está ocupado— respondió aquella chica con la voz un poco quebrada y era notable por su voz que su nariz estaba tapada de tanto llorar.
—¿Por qué lloras?— pregunté.
Aquella chica salió del baño con el rímel corrido, era la novia de Cole. Si mal no recuerdo su nombre era Candace.
—¡Cat!— dijo con una sonrisa forzada.
—Candace, ¿por qué llorabas?— dije mirándola a los ojos tiernamente para que no se sintiera presionada— ¿Paso algo con tu familia? ¿O con Cole?
Al decir eso, sus ojos instantáneamente se llenaron de lagrimas y asintió con la cabeza repetidamente.
—Cole— dijo con un hilo de voz.
—¿Qué te hizo?
—Lo encontre recién con Kim en el vestidor, ella le estaba practicando sexo oral...
—Candace...— susurré y la abracé para reconfortarla.
—Detesto a Kim, ¡es una perra!— dijo con furia— me hace creer que soy su amiga y ¡zas! se acuesta con todos mis novios.
—Ni me lo digas, llego a encontrarla así con Liam la asesino.
—¿Estas en pareja con el?— dijo esbozando una sonrisita— tienes tanta suerte de encontrar a alguien así, que sea sincero y no un estúpido playboy como Cole.
—Eso espero...
—No es la primera vez que me engaña con alguna zorra— dijo más molesta que triste— llevo perdonándolo por años, pero no aguanto más, le termine y espero no haberme equivocado.
—Claro que no lo hiciste, es un idiota y no te merece— la consolé
—Oye se está haciendo tarde, creo que es mejor que vayamos a nuestros salones.
—Tienes razón— dije abriendo la puerta— ¿Qué tienes ahora?
—Matemática.
—¡Igual yo!
(...)
Candace y yo habíamos estado todo el día juntas, también con Liam y Megan. Se las presente y al principio ellos dos no parecían muy convencidos, Candace fue siempre "amiga" del grupo de plásticas además de ser la novia— ahora ex— de uno de los simios. Pero finalmente terminaron riendo y divirtiéndose junto a ella.
Ahora nos encontrábamos los cuatro en clase de geografía, era la última hora por lo que rezábamos para que finalice.
—¡Buen día!— dijo la vice directora entrando al salón sin haber tocado la puerta previamente— Tengo una mala noticia chicos.
Se paró al lado del profesor, que se encontraba cruzado de brazos sin expresión en el rostro.
—Ha habido un pequeño problema con las ventilaciones y hay una pequeña fuga que no podrá ser reparada hasta el viernes, por lo que hasta el próximo lunes no habrá clases— todo el salón comenzó a murmujear cosas entre si.
¿Mala noticia? ¡Ja!
Candace gruñó a mi lado.
—No veremos al guapo profesor de gimnasia— susurró.
—¡También te gusta!— dijo Meg— no soy la única loca.
—Es un bombón— rió Candace— Kim siempre le coquetea, es patética.
—Tiene como 60 años— exageré, claramente no tenía esa edad.
—Tiene 26– me corrigió Megan.
—¡Aunque...!— dijo la vice directora interrumpiéndonos— el salón de gimnasia está en perfectas condiciones por los que ninguno de ustedes perderá esa clase, a las 14:00hs los quiero a todos allí.
Sin decir más se retiró del salón.
Los lunes, nuestra última hora finaliza a las 13:00 y tenemos una hora para almorzar, después de eso debemos regresar al instituto para entrar a gimnasia. Esta sería nuestra segunda clase y la verdad el profesor no estaba para nada mal.
Sonó el timbre que indicaba que éramos libres de esta carcel— por una hora— y no pasaron más de 10 segundos cuando el salón se vació por completo.
—¿Quieren ir a McDonald's?— propuso Liam— tengo ganas de una hamburguesa— sobó su estómago.
—Hmm, si, de acuerdo— acepté.
Los cuatro fuimos camino a aquel restaurante de comida chatarra que quedaba ha dos cuadras del instituto, era el lugar ideal para comer los lunes ya que quedaba bastante cerca. Aunque comer hamburguesa y patatas fritas una hora antes de hacer gimnasia no es muy recomendable.
Llegamos y para nuestra suerte no había mucha fila, a decir verdad no había nadie más que una viejecita comiendo sola en una mesa apartada.
Nos acercamos a las cajas donde había una chica de no más de 20 años.
—Hola, ¿qué puedo ofrecerte, bombón?— miro a Liam sensualmente por lo que este sonrió largando una risita.
Fruncí el ceño.
—¡Hola!— dije parándome delante de mi novio tapándolo de la rubia cajera— queremos tres menú del día.
—Bien— contestó de mala manera y comenzó a anotar en su computador.
Megan me tomó del brazo y me llevó hacia ella.
—Creo que esa rubia guapa le estaba intentando coquetear a Liam— susurró Megan.
—Ya lo sé— me crucé de brazos.
—Y dime, guapo, ¿qué edad tienes?— pregunto la cajera zorra.
—18– sonrió coqueto.
—Eres muy lindo para ser tan joven— la rubia desabotonó uno de los botones de su camisa dejando a la vista el comienzo de sus senos.
—Bueno tu también eres linda...
Abrí los ojos como platos y me giré para ver a Meg y Candace que estaban aguantándose la risa.
—Disculpa— interrumpí su agradable conversación, nótese el sarcasmo— soy su novia— le di un corto beso a Liam en los labios.
—No te he preguntado— la cajera me miró de arriba a abajo.
—Me parece una falta de respeto lo que estás haciendo, haré una queja— me crucé de brazos.
—No hice nada, niña, ¿Qué edad tienes? ¿11?
—Le estás coqueteando a mi novio— hice énfasis en la palabra mi— y tengo 17, búscate a uno de tu edad. Conozco a un par aquí a la vuelta en el centro de jubilados.
—Cat ya basta— me detuvo Liam.
—¿Es broma?— dije incrédula— esta zorra coquetea contigo y me dices a mi que pare.
—¡Aquí tienen su pedido!— nos llamó un chico desde ella otra punta del mostrador.
—Gracias— me acerqué para retirarlo.
Es guapo y joven, ¿qué tal si le damos a Liam una cucharada de su propia medicina?
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