015.
No se si ir o no al bar, la resaca de ayer no se me fue hasta tan solo unas horas, no quiero pasar todo el domingo con la cabeza explotada.
Tal vez vaya pero no tomaré... tanto.
Agarré mi celular y le mande un mensaje a Megan y a Liam, por un grupo que habíamos armado.
Yo: Iré esta noche a un bar, ¿alguno quiere venir?
No pasaron muchos segundos cuando ambos se conectaron y me contestaron.
Meg: ¡Yo voy!
Liam: Yo no puedo, estoy castigado :(
Yo: ¿Que hiciste ahora?
Liam: Hmm, bueno digamos que mis papás se fueron el fin de semana pasado a Nueva York e hice una fiesta sin su permiso. Me descubrieron porque soy muy malo para limpiar, y los condones, vasos, alcohol, cigarrillos, etc. seguían allí para cuando regresaron.
Meg: Liam JAJAJAJA, eres un idiota.
Yo: Jajaja.
Meg: A las 8 estoy en tu casa, Cat.
Bloqueé mi celular y me acoste en mi cama.
Estaba realmente aburrida. Eran las 6pm y no iríamos al bar hasta las 9pm así que digamos que tenía tiempo libre. Claramente ni estudiaría, estoy aburrida pero nunca tanto como para hacer los deberes.
Hmmm que puedo hacer... ¿molestar a Cole? Nah. ¿Salir? Hmm naah. ¿Por qué nadie me dijo que esto de no hacer nada es tan aburrido?
•Narra Hunter•
Hoy en la noche iríamos a un bar con Cat, no me agrada mucho la idea de que salga con nosotros porque claramente hay dos posibles finales, el primero es que terminemos discutiendo y nos digamos groserías, y el otro es que terminemos besándonos.
Debo aceptar que Cat además de ser linda, no es como la demás. No se le entrega al primer chico que pasa como lo hace Kim. Ella ha llegado hasta a engañarme frente a mi, descaradamente. Sinceramente no me interesa mucho, Kim y yo somos los mas populares de todo el instituto porque lo que somos "la pareja perfecta" según todos.
Al principio salir con ella era genial pero meses después se fue haciendo más denso, ella era, y es, histérica, fácil como la tabla de 1 y chillona. También tiene sus cosas buenas como por ejemplo... complacerme en la cama.
Aunque estoy seguro que Cat podría hacerlo mej... ¡Hunter que dices, ya cállate!
—Oye, amigo— dijo alguien desde la puerta.
Fire mi cabeza para verlo y se trataba de Matt, quien estaba allí parado y se le notaba un poco nervioso.
—¿Qué sucede?— le hice señas con la manía para que se acercara.
—Tu fuiste mi primer amigo y creo que debes ser el primero en saberlo.
Fruncí el ceño confundido, ¿de qué rayos habla?
—¿Qué quieres decirme?
—Creo que me está comenzado a gustar alguien— dijo rascándose la nuca.
Solté una carcajada.
—¿Matthew enamorado? ¿Cuándo fue la última vez que eso sucedió? Hace 10 años tal vez.
—Es que no lo sé, ella es distinta, es tierna, dulce, linda, inteligente, y no es para nada rápida.
—Dile que te gusta— le aconsejé— Matt, veamos, eres guapo y cualquier mujer moriría por poder pasar aunque sea una noche en tu cama, te dirá que siente lo mismo.
—No lo sé, me gusta en serio Hunter.
—Pídele para tener una cita, si todo sale bien hasta podrían llegar a tener sexo ese mismo día así que tus preservativos a mano.
—¿En serio crees que funcionará?
—Tengo más chicas atrás mío que tú, créeme se como atraerlas.
—Primero, yo tengo más chicas, y segundo, lo haré, le pediré una cita a Cat.
Cat.
¿Cat?
¿¡Cat!?
¡Cat!
—Te gusta Cat— dije tensando las mandíbula.
—Hmm, eso creo...
—Genial, harían una hermosa pareja— mentí.
(...)
•Narra Cat•
—Ponte esto— Meg me entregó una falda negra demasiado corta, más de lo que usaría.
—Esto no me tapa ni la mitad del trasero.
—A los chicos les gusta eso— bromeó— hoy se folla.
Solté una carcajada.
—Habla por ti— dije poniéndome la falda frente al espejo.
—Hmm, algo me dice que terminarás acostándote con Matt, o tal vez con Hunter...
—¿Hunter?— reí— pero por favor, cuéntame otro chiste.
—¿Qué? Veo como te mira, hay algo ahí.
—Megan no seas ridícula, nos llevamos mal. Me vive insultando.
—Ya se besaran, créeme.
—...Si, hablando de eso... ya lo hicimos, ya nos besamos.
—¿¡Qué!? ¡Te lo dije!
—Pero igual es un idiota.
—Pero te encanta.
—Claro que no.
La falda era linda, era corta pero tampoco demasiado. Me la había puesto con un top negro que más que un top parecía un brasier, pero que más da, un día que me digno a salir debo aprovecharlo y vestir como se me de la gana. Y justamente por eso, no le hice caso a Megan y me puse unas vans en vez de tacones.
—¿Qué tal?— me di media vuelta mostrándole mi vestimenta a Meg.
—Me encanta, el negro te sienta muy bien.
Megan tampoco se quedaba atrás, ella tenía mucho más sentido de la moda que yo por lo que todo lo que se ponía combinan a la perfección y sabía encajar prendas y colores para cualquier ocasión. Además de tener un maravilloso cuerpo en el que cualquier cosa que se pusiera le quedaría divino.
—¿Bajamos?— le dije agarrando mi cartera.
Asintió con la cabeza y salimos de mi cuarto.
Estaban todos ya abajo, debo aceptar que estaban muy guapos y si no supiera que la mayoría de ellos son unos idiotas diría que me gustaría estar con ellos.
—Wow— dijo Matt mordiéndose el labio— estás hermosa Cat.
Me sonrojé y le sonreí.
—Ya vámonos— dijo Hunter.
(...)
Estaba en la barra sola, Megan se había ido con una chica hace unos minutos y a decir verdad no tenía muchas ganas de bailar. Había tomado pero no mucho, podía mantenerme de pie y recordaré toda la noche, si es que no sigo tomando.
Unas manos taparon mis ojos.
—¿Quien soy?— dijo aquella persona que había obstruido mi vista distorsionando la voz para que no la distinguiera.
—Hmm, ¿Matt?— pregunté.
—No, soy más guapo.
—¿El profesor de gimnasia?— bromeé.
Rió con sarcasmo.
—No es guapo y es muy mayor para ti, cállate que tú eres una niña.
Reí me di media vuelta para encontrarme con ¿Liam? ¿Qué hace aquí?
—¿Qué haces aquí? ¿No estabas castigado?
—Así es pero me escapé— dijo indiferente ya e sentó al lado mío— dio la hermosa casualidad de que ambos estuviésemos en el mismo bar.
—Supongo— reí.
Me miró a los ojos tiernamente y sonrió.
—Ohm, ¿Quieres algo de beber?— interrumpí su mirada.
—Eh, si, claro.
Le entregue un vaso con una bebida que no llegaba a distinguir que era pero llevaba tomando hace un rato y era deliciosa.
—¿Quieres bailar?— dijo extendiendo su mano.
—Por su puesto— la tomé y nos dirigimos a la pista.
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