DÍAS TRANQUILOS


Israel estaba sentado en una silla a los pies de la cama mientras comía su propio desayuno. Ángel se sentó mientras se estiraba para quitarse la pereza y despertar bien. Al encontrarse con la mirada de Israel, lo vio mirándola fijamente. Ángel se miró a si misma y no vio nada malo.

_"¿De dónde has sacado eso?" preguntó el lobo en un tono bastante enojado.

Ángel le contesto que Lucian se lo había dado junto con otras cosas y apunto hacia el ropero al otro lado de la habitación. Israel se levantó y fue a revisar enseguida.

Miro y olio las ropas por un largo rato pero no se atrevió a tocar ninguna, al volverse hacia Ángel tenía los ojos con lágrimas y un nudo en la garganta. Tuvo que carraspear un par de veces para pasar en nudo que tenía. Ángel le pregunto si estaba bien, él solo asintió con la cabeza y le acerco la bandeja con el desayuno. Ángel puso su mano sobre la suya y le sonrió. Él no dejaba de mirar sus ropas y a ella, Ángel supo que probablemente a Brent y a Ray no les iba a gustar para nada verla con las ropas de su madre. Talvez Lucian no había pensado las cosas bien y ella se había dejado llevar por la alegría del momento. Nunca antes había tenido ropa tan bonita, su padre jamás había gastado dinero en ella ni siquiera para un par de zapatos. Todas sus cosas habían sido de Katia antes que de ella. Estas ropas que tenía ahora también habían sido de alguien más, pero esto era diferente, pues para Lucian y sus hijos el recuerdo de NINIVE era sagrado, al igual que las pertenencias de ella. Y el recibirlas era un gran honor.

*****

Lucian y Ray se marcharon a trabajar antes de que aclarara. Ella se quedó en la cama unas horas más y se levantó a media mañana. Anduvo por la casa el resto del día haciendo los quehaceres y pensando en esas muchachas que había arruinado sus vidas y en como estarían sus vampiros.

Al anochecer llego Lucian, se veía muy cansado pero cambió cuando vio a Ángel, llevaba un vestido azul oscuro de cuello alto con un hermoso encaje en los hombros y los puños, se notaba que le quedaba un poco grande pero aun así se veía bien. La muchacha sirvió la cena apenas Lucian se bañó, cenaron y conversaron animadamente.

Al día siguiente también llego tarde y muy cansado, Ángel sirvió la cena antes que Lucian fuera a tomar su baño. Cenaron los dos solos igual que el día anterior. Sus hijos estaban de guardia en distintos puntos de la fortaleza.

Después de la cena, Lucian salió por leña para la chimenea, para que ángel no tuviera que salir al frío a la mañana siguiente. Ángel lo miro con una amplia sonrisa cuando entro con zendo montón de leña al hombro.

Lucian la miro suspicazmente y ella se echó a reír. Le dio las buenas noches y se fue a acostar.

Sabía que Lucian estaría feliz por el gesto. Probablemente habían pasado muchos años desde que alguien había preparado un baño para él.

Saco el brasero al pasillo y se acostó enseguida, se dio un par de vueltas en la cama y se durmió pensando en sus vampiros como siempre.

Lucian disfruto como nunca de su baño, Ángel no solo había calentado el cuarto de baño, sino que también le había preparado la tina y había dejado una muda de ropa limpia para él.

A la mañana siguiente, Lucian tomo desayuno solo y algo pensativo. No quiso despertar a Ángel, Le dejo Pan recién hecho y leche que había salido a buscar al comedor comunitario. Sabía que tenía que hablar pronto con Ángel o cualquier día ella se llevaría la sorpresa de boca de los cazadores. De solo imaginar la reacción que ella tendría ante la noticia meneaba la cabeza y rogaba que las cosas no salieran tan mal como todos esperaban.

Antes de volver a la fortaleza al día siguiente, Lucian le dijo que tenía que hablar algo de suma importancia con ella, y ya no podía esperar más. En cualquier momento los cazadores sabrían que ella había despertado y llegarían a la cabaña.

Lucian salió rápidamente de la casa, Ángel trato de seguirlo pero se perdió a medio camino, no conocía esos bosques, jamás había andado por esos lados, y aún no estaba en condiciones de ir tras nadie.

Lo llamo varias veces pero no tuvo respuesta. Trató de volver pero se internó más en el bosque llegando hasta los pies del cerro. Estaba todo obscuro por la sombra del cerro y lo alto de los árboles. Ángel empezó a caminar en sentido contrario y varias veces le pareció que había algo siguiéndola, se apresuró más y logro salir cerca de unas cabañas. Al mirar hacia atrás vio pasar una sombra muy rápido de un lado a otro, sabía que no sería capaz de correr, estaba desesperadamente tratando de recobrar el aliento y solo había caminado rápido. Su condición física dejaba mucho que desear en esos momentos. Estaba claro que aún le faltaba mucho para volver a su antigua condición.

Se fue enseguida a la casa y estuvo sola durante todo el día. 

 La despensa de Lucian no estaba muy abastecida, pero claro, ellos casi no comían en sus casas. Ella sabía que ellos tomaban sus alimentos en la fortaleza o en el comedor comunitario que había en el centro de la villa. Sin embargo estaba segura que podría preparar algo con los pocos comestibles que había. Sería muy sencilla pero con cariño. Esperaba que fuera de su agrado.

Cuando Lucian llego lo recibió muy alegre, estaba aburrida sola y sin poder hacer demasiadas cosas aún.

Se sorprendió al ver a los hijos de Lucian llegar cuando estaban a punto de cenar, Lucian no se veía para nada sorprendido, lo que le dio a entender que él sabía que ellos iban a ir. Los tres hombres la miraron de pies a cabeza haciéndola sentir muy incómoda, llevaba un sencillo vestido café oscuro que dejaba al descubierto su cuello y garganta, y encima llevaba puesto un delantal que también le había entregado Lucian. Toda la ropa que le había dado le quedaba un poco larga y ancha, pero no era nada que no pudiera arreglar con un hijo y aguja, el pero estaba, en que no quería hacerle nada a la ropa, pues sabía lo importante que era para esos hombres, pues eran las cosas de su madre y esposa de Lucian.

Ray puso los cubiertos mientras sus hermanos estaban parados cerca de la chimenea sin perderle pisada a Ángel. Sirvió rápidamente la cena y se sentó entre Ray y Lucian. Ray se paró antes que ella y empezó a lavar la loza. Ángel pensó que era muy amable y acomedido, pero las miradas extrañadas entre sus hermanos y su padre dejaron en claro que no era algo que él hiciera muy a menudo. Cuando se unió a él en la cocina para secar y guardar los platos, se dio cuenta de sus miradas de soslayo y su sonrisa cuando sus miradas se encontraban. Ángel le pregunto varias veces que pasaba pero él levantaba los hombros y se hacia el desentendido.

Cuando los otros dos lobos entraron, ella les pregunto si estaba pasando algo que ella debiera saber, los dos se quedaron mirando sin saber que decir.  tenían miedo de de su reacción ante la noticia.

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