CASADOS o CAZADOS???
Al llegar finalmente al altar, Markkus estaba al lado del sacerdote. No le había quitado los ojos de encima a Ángel en ningún momento. El anciano se veía apunto de desmayarse, estaba pálido, se veía enfermo. Mientras que Eleazar y Elena eran incapaces de ocultar sus miradas de incredulidad y rabia, dirigidas a ella por supuesto.
Ángel se apuró para tomar la mano de Brent y juntos subieron los dos peldaños para ubicarse en su lugar y empezar de una vez la ceremonia.
El nerviosismo de los novios era tal, que apenas oían lo que decía el sacerdote, A pesar de estar frente a él. Solo cuando el cura pidió las sortijas ambos se miraron claramente confundidos. En ese momento se percataron del silencio que había en la iglesia, por un instante estuvieron seguros que no había nadie más allí que ellos tres. Cada uno a su tiempo miro hacia donde debería estar el público, y lamentaron haberlo hecho, pues la iglesia estaba llena a mas no poder y todas las miradas estaban fijas en ellos.
Ángel solo quería salir de allí y quitarse ese vestido de novia. A ratos sus ojos se llenaban de lágrimas, pues no era con Enoc con quien se estaba casando. Sentía que lo estaba traicionando una vez más, y ese sentimiento era espantoso. Brent se sentía avergonzado de pies a cabeza, casi todos los lobos estaban allí, y el, en vez de estar vestido como uno de ellos, estaba vestido como si fuese un cazador. Se sentía avergonzado, y humillado, No quería nada más que salir de allí, quitarse esas ropas y darse el gusto de quemarlas.
_"Angélica... aceptas a Brent..."
El lobo reprimió un respingo ante esas palabras que lo volvieron a la realidad. Se estaba casando. Brent jamás pensó que lo haría, ya fuera con Ángel o con cualquier otra mujer.
Eso es lo que siempre se había dicho a si mismo, hasta el día que se dio cuenta que una tímida muchacha lo miraba disimuladamente cuando creía que nadie la estaba viendo. Se preguntó si ella realmente se interesaría en alguien como él o era solo curiosidad.
Brent no se había dado cuenta de las miradas furtivas dirigidas a el, no fue hasta que Sacha y Ennu le dijeron que en varias ocasiones habían pillado a Nadia observándolo que él se dio cuenta de lo que pasaba. Desde ese día Brent empezó a poner más atención y se dio cuenta que ellos tenían razón, ella lo miraba discretamente y solo por unos instantes.
En el momento que Ángel dijo que aceptaba, el lobo se estremeció pues ahora era su turno para que le preguntaran a él. Ángel estaba mirándolo a los ojos, y era evidente su pena. Él sabía que ella no lo amaba así como él tampoco la amaba a ella. No podía haber un matrimonio más arreglado que el de ellos dos y todo por culpa de los cazadores. El lobo rogaba que cuando finalmente los declararan marido y mujer los cazadores los dejaran en paz, al menos por un buen rato.
Finalmente llegó el momento del beso. Ninguno de los dos se había besado antes, pero los lobos los habían molestado bastante con aquel momento, finalmente había llegado.
Ambos se acercaron con nerviosismo y vergüenza, pues sabían que la iglesia estaba llena y todos los estaban mirando a ellos. El lobo rozo la mejilla de Ángel con el dorso de su mano y le dedico una nerviosa sonrisa antes de inclinar su cabeza y besarla delicadamente. Ángel correspondió al beso tratando de no pensar en Enoc y en todos los que observaban.
Cuando dejaron de besarse se quedaron mirando sin saber que hacer a continuación, ambos se rieron, y esto los relajo un poco. El sacerdote los declaro marido y mujer y ambos se estremecieron pero lo hicieron con una sonrisa para el público. Matrimonio arreglado o no, con amor o sin amor, no importaba. Estaban casados ante los ojos de Dios y de todos los presentes.
_"Felicidades" dijo alguien en voz fuerte y clara.
Ambos miraron en aquella dirección y vieron a Markkus acercarse a ellos. Brent tomo la mano de su esposa y fueron hacia el anciano. El viejo cazador le dio la mano a Brent y luego lo abrazo. El lobo estaba en shock, un cazador abrazando a un lobo. Seguramente era la primera vez en la historia que se veía algo así. El lobo correspondió torpemente y agradeció al cazador por sus felicitaciones. Markkus luego se volvió hacia Ángel y sus ojos se llenaron de lágrimas antes de abrazarla y llamarla hija. Ella correspondió al abrazo así como lo hizo Brent pero el cazador no la dejo ir rápidamente. Tomo su rostro con ambas manos y la miraba como si ella fuera algo que no podía creer.
Un carraspeo interrumpió el momento, Eleazar y Elena se acercaron a ellos y miraban a Ángel como si quisieran borrarla de la faz de la tierra, allí mismo, en ese preciso momento.
Ambos felicitaron fríamente a Ángel, mientras que al lobo le dieron la mano y le desearon lo mejor para la nueva etapa en su vida que iniciaba a partir de ese momento. El lobo agradeció sus palabras así como las de otros cazadores y lobos que se acercaron a saludarlos. Estuvieron casi media hora dentro de la iglesia entre felicitaciones y buenos deseos para los recién casados. Ellos salieron acompañados de sus amigos más cercanos y saludaron a aquellos que no alcanzaron a entrar a la iglesia. Todos los lobos eran amables con Brent y le deseaban lo mejor, pero a Ángel, algunos ni siquiera la miraban. Por suerte Brent no le soltaba la mano y Lucian y Hottu no se separaban de ellos. Aún recordaban la golpiza de bienvenida que le dieron los lobos, el día que Eleazar anunció que ellos se casarían.
Después de un rato poco a poco la gente se empezó a dispersar. Sin embargo los lobos se podían ir todos a celebrar a los recién casados. Aquel día solo los cazadores quedarían en la fortaleza para hacer guardia. La orden la había dado el mismísimo Markkus antes de entrar a la Iglesia.
Antes de que la pareja se marchara Markkus los invito a su casa. Lucian y Hottu también fueron invitados por el anciano cazador, esto sorprendió a Eleazar y su hermana, pues ellos no habían sido considerados para la pequeña celebración que el anciano había preparado para ellos.
Ángel le sonrió al anciano y le dio las gracias por su amable gesto.
Una vez que entraron al hogar de la familia líder de los cazadores, Ángel quedo maravillada con el lujo que había en la casa Leppala. Al mirarla desde afuera ya era impresionante por su tamaño, pero ninguno jamás imaginaria todo lo que había dentro. Brent entrelazo sus dedos con los suyos tratando de llamar su atención para hablarle del cuadro, pero el anciano no dejaba de mirarla con los ojos llenos de lágrimas.
Ángel sonreía cada vez que su mirada se topaba con la del anciano y se preguntaba qué era lo que le sucedía. Sabía que Brent trataba de decirle algo pero era imposible que se comunicaran, fuera de la manera que fuera.
Una vez que llegaron al lugar de la pequeña recepción, Lucian y Hottu se detuvieron de golpe al ver el cuadro donde estaba retratada la mujer vampira que los había ayudado cuando eran niños. No entendían porque el cazador tendría el cuadro de una vampira en su casa. Ante ese pensamiento vino la obvia explicación. Esa mujer debía ser la hija perdida de Markkus Leppala, la hija que le robaron los vampiros cuando ella solo tenía catorce años, pero cuando ellos la conocieron debía de haber tenido unos diecinueve o veinte años, la misma edad que parecía tener en aquel cuadro. Los lobos miraron al Anciano y se dieron cuenta que todos los miraban a ellos.
_"Ustedes la conocieron" dijo el anciano con total convicción.
Los lobos se miraron entre ellos y luego asintieron mientras volvían a mirar el cuadro.
_"Creo que debemos hablar de ello" dijo el anciano mientras invitaba a los demás a entrar.
_"No creo que sea el momento" dijo Elena sonriéndole forzadamente a su padre.
_"Te equivocas hija, es el momento ideal para que se sepan varias cosas, después de todo, estamos entre familia".
_"Disculpa..." Intervino Eleazar muy molesto por las palabras de su padre.
Miro a los lobos y estos bajaron la mirada, sabían que debían hacerlo si estaban frente a un cazador, sobre todo si ese cazador era Eleazar.
_"Suficiente" dijo el anciano, mirando a su hijo.
Eleazar le dio una rápida mirada a su padre y fue a servirse un vaso de licor.
Ángel y Brent seguían parados en el mismo lugar, mirando con nerviosismo todo lo que sucedía, El corazón de Ángel latía tan rápido que apenas y podía respirar. Brent no se veía mucho mejor. Para que decir Lucian y Hottu, que no le quitaban la vista al cuadro de la muchacha que era igual a ella. Ángel no sabía que pensar sobre esto. Recordó ls reacción de Dracul al verla y se preguntó si el había conocido a la hija de Markkus. Al mirar a los cazadores se dio cuenta que la familia Leppala tampoco tenía buena cara. Thomas ya se había bebido media botella de licor, había empezado a beber desde el mismo momento en el que entraron. Bebía un vaso tras otro, era impresionante. Jesús tampoco lo hacía nada de mal, ya tenía las mejillas sonrojadas por el alcohol. Y al parecer Eleazar iba por el mismo camino. No había duda que los hombres de la familia Leppala tenían problemas con el alcohol. Los niños parecían ser los únicos ajenos a la tensión que había en el lugar. Corrían de un lado a otro y de vez en cuando asaltaban las charolas con los aperitivos.
Ángel pasó el dorso se su mano por su frente y rogo que todo terminara pronto para poder volver a la casa de Lucian. Aun se preguntaba que le había pasado a Dracul, o si estaría aún en la casa y cómo estaría. Quería ver a Enoc más que nunca en esos momentos.
Ya quería que todo terminara, estaba agotada, física y mentalmente. Se sentía al límite de sus fuerzas, y eso era peligroso, pues si no se controlaba sus ojos iban a cambiar y no estaba segura de poder hacer que volvieran a la normalidad antes de que los cazadores se dieran cuenta.
Markkus los invito a todos a tomar asiento e hizo una seña a las dos mujeres del servicio para que los atendieran.
Ángel tomo una copa al igual que Brent y el resto de los invitados. Una vez que todos tuvieron su copa se hizo un brindis por los esposos y su futuro. Después de esto Eleazar le informo a la pareja donde podían construir su casa y cuando podrían partir con los trabajos.
Los lobos agradecieron internamente porque fuera cerca de la casa de Lucian y no cerca de la fortaleza. Ese había sido su gran temor cuando Eleazar les había dicho que aún no estaba seguro de que los recién casados vivieran con los demás lobos.
Una vez que empezó a sonar la música, todo se relajó aún más. Brent y Ángel bailaron mientras los demás los observaban y luego se unieron a ellos las otras parejas. En un momento dado cambiaron de pareja y Ángel termino bailando con Markkus, quien seguía mirándola como si estuviera viendo a alguien más. También bailo con el borracho de Thomás y con el desagradable de Jesús quién era el esposo de Elena. La cazadora había bailado con su padre, con su hermano y con Hottu, pero jamás con su marido, y él no le prestaba el más mínimo interés. Ángel sabía que entre la cazadora y Hottu había algo, recordaba perfectamente que los había encontrado durmiendo juntos. En el siguiente cambio de pareja, Ángel termino bailando con Lucian y Brent con Nadia. Ambos estaban muy nerviosos y bastante torpes para bailar. Ángel y Lucian los miraban y luego se miraban entre ellos y sonreían. Ángel le hizo unas señas con los ojos a su suegro pero este no entendía lo que quería decirle. Después de mucho rato el lobo entendió sus indirectas y se quedó con la boca abierta ante las novedades. Miró disimuladamente a su hijo y vio que se veía feliz al lado de Nadia, y ella también se veía feliz al lado de él. Fue imposible para Lucian reprimir las carcajadas de felicidad. Todos los quedaron mirando pero Angel y el lobo siguieron bailando como si nada.
Extrañamente todos se terminaron sintiendo a gusto en aquella extraña celebración. Al cabo de un par de horas, Thomás y Jesús estaban tan borrachos que fueron llevados por los hombres a sus habitaciones para que se acostaran y dejaran de hacer el ridículo ante los demás.
Los niños también se retiraron del salón y se fueron a sus cuartos a jugar y descansar. Las mujeres que habían estado sirviendo a los invitados también se marcharon por orden de Markkus. Una vez que ellas se marcharon, el Anciano invitó a los que quedaban para que lo siguieran a su despacho en el segundo piso. Era amplio y les daría la privacidad que necesitaban para la conversación que estaba por venir.
Brent ayudo a Ángel con la cola del vestido mientras ella se quitaba los zapatos. Jamás había andado con zapatos finos de dama, sentía un dolor insoportable en sus pies. Siempre había usado botas, eran mucho más cómodas. Además de que nadie gastaría su dinero comprándole calzado elegante.
Dio un audible suspiro cuando se vio por fin libre de esas detestables cosas. Movió los dedos de sus pies una y otra vez para quitarse un poco de la molestia que sentía. Brent y otros se pusieron a reír al ver su cara de alivio. Elena y Ariela solo movieron la cabeza y siguieron subiendo. Una vez el el despacho de Markkus, el anciano se sentó en su lugar, detrás del escritorio e invitó s los demás a tomar asiento. Sin más demora le pidió a Lucian y a Hottu que le contarán como habían conocido a su hija Aryela y cuando. Los lobos se miraron entre ellos y asintieron. Por alguna razón Ángel se sentía angustiada, muy nerviosa pero también expectante por lo que estaba por oír. Sin otra manera de explicarlo ella se sentía como si no fuera ella misma en esos momentos. Respiró profundamente un par de veces y esto pareció funcionar. Se aseguró que sus ojos no hubieran cambiado y solo en ese momento levanto la vista para ver a los demás. Dracul se paseaba como animal enjaulado en la enorme caverna que había cerca de la cascada que había en el bosque donde tenían sus casas los lobos. Se había metido en la mente de Ángel para espiar, desde que saliera hacia la iglesia, y había sabido mantenerse discreto hasta que vio el cuadro de ella. Ahora estaba totalmente tan fuera de control que no podía romper la conexión con Ángel. Por más que trataba de salir de su cabeza para no causarle problemas, no podía. Muy en el fondo había algo que le decía que tenía que oír esa conversación, fuera como fuera. Y así lo iba a hacer, solo esperaba no perjudicar a Ángel.
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