#8: El auto lo vale
Un grito ensordecedor se escuchó probablemente por todo el mundo.
¿Quién era el responsable? Pos si wey obvio fui yo.
¿¡Qué se creí la muy hija de mi abuela!? Llegaba y me decía que se iría de viaje con los padres de Tae, dejándome sólo, sí S-O-L-O con un simio idiota sin domesticar, y no me daba si quiera una anestesia o algo para no alterarme, nada más venía aquí y me soltaba la bomba para que me explotara justo en mi carita, no si ella tan bella como siempre. Díganme ¿qué es mejor? ¿El jabón o el cloro?
—Jungkook, tranquilo, no es que sea tan grave tampoco— dijo ella con una sonrisa cálida y una risita contagiosa.
Oh no mujer, yo ya no caigo.
—¡Mamá! ¿¡Te has vuelto loca!? ¿¡Por qué rayos se van de viaje!? No espera ¿¡Por qué rayos se van de viaje SIN MÍ!?— exclamé alzando cada vez más la voz.
Estaba molesto, bastante. No podía creer que mi progenitora, la persona que me trajo a este mundo me estuviera haciendo esto, la traición, la decepción mamá. No me quería quedar con el simio, me niego, y menos por...
—Dos semanas y tres días— comentó mi madre refiriéndose a lo que duraría el viaje.
¿¡Dos semanas y media!? ¿¡Dos malditas semanas y media!? ¿¡Qué me creía domador de simios!? No iba a sobrevivir, ese era mi final, supongo que fue bueno mientras duró, nos vemos en el infierno amigos, yo llevo la pizza... aunque ¡sí! Estaba decidido, creo que si tan solo logro hacerme una pequeña bolita me podría colar en el equipaje de mi madre, sí, esa era mi salvación, sí o sí me llevarían a ese viaje. Problema resuelto, soy un puto genio.
—Tranquilo, hijo, estarás solo con Tae por dos semanas, no es para tanto— dijo ella haciendo una seña con la mano diciéndome como "no es tan importante". Porque sí, claro, estar con Tae por tanto tiempo... Uff, magnífico (notado sea el sarcasmo y las ganas de que alguien me mate).
Mientras que yo estaba ahí, echando fuego por la nariz. Reprimí mis ganas de matar a mi madre, suicidarme, matar a mi madre y hacer que pareciera un suicidio , y luego de tomar una gran bocanada de aire, me senté en mi cama en un intento de calmarme.
Y aquí es donde me pregunto ¿qué he hecho mal? ¿Todo esto es por aquel mosquito que maté la otra noche, o por qué la otra vez pisé el piso que Beatriz acababa de trapear? Ah, maldita vida mugrienta y asquerosa, uno intenta ser buena persona y así el pagan, por eso el mundo está cómo está.
Pero bueno no me queda más que seguir con mi intento de calmarme. Calma, Jungkook, solo serán dos semanas, dos malditas semanas en la que mi vida se iba a arruinar más.
Es que no podía evitar perder el control cuando pensaba en eso, es decir, estaba enojado, de verdad odiaba la idea que tendría que compartir con Tae el simio Kim por tanto tiempo y además ¡A SOLAS! ¿Es buen momento para decir trágame tierra y escúpeme en Hawaii? Porque en serio, tierra trágame y escúpeme en Hawaii, por favor y gracias.
—¿¡QUÉ!?— se escuchó una exclamación desde el piso de abajo.
Señoras y señores, lo que acaban de observar es la reacción de un simio quien es perturbado de su estado de idiotez para darle una noticia, como pueden notar la bestia no se encuentra contenta por la información, hasta aquí nuestro documental, vamos contigo Joaquín. Lo siento. Pero cuando me estreso tiendo a ser más raro de lo normal, no lo puedo evitar, qué decirles, es un defecto de nacimiento, supongo.
—Creo que Suni ya le dió la notica...— susurró mi madre y yo rodé los ojos. No me digas mamá, ¿me lo juras?
Finalmente Tae se tomaba la noticia igual o peor que yo. Perfecto, si eso le molestaba era un pequeño consuelo para mi pobre alma, porque cuanto amaba molestar al tonto de Kim Taehyung.
—Dos semanas tendrás que comportarte amable con Tae, ¿me oíste?— me repuso mi madre señalándome con su dedo índice.
—Como quieras— dije encogiéndome de hombros.
No me iba a pelear con ella sobre eso. Si le decía que no: empezaría con una pelea, y si terminaba aceptando: mi orgullo se iría directo al pozo, al mismo a donde se fue mi dignidad. Prefería no decir nada muy prometedor y luego molestar a Tae igualmente.
—Bueno, Jungkook, compórtate cuando no esté, ¿de acuerdo? Mañana a medio día es el viaje. Tae y tú ya estarán en la escuela a esa hora, así que no se preocupen— y dicho esto de su parte, salió de mi habitación.
Dos semanas con un simio idiota que no sabía diferenciar una manzana de una pera. Me tenían que estar jodiendo.
<...>
Seis de la mañana y yo estaba levantado cepillando mis dientes. Normalmente me despertaba lo suficientemente temprano como para coger el autobús escolar, pero ahora que estaba viviendo en aquella casa no tenía ni la menor idea si debía seguir con mi misma rutina. Bueno, mejor prevenir que lamentar.
Mi cuerpo de la cintura para abajo estaba envuelto en una toalla blanca que me llegaba un poco más arriba de los talones. Agradecería a quien había construido esa casa por el hecho de haber puesto un baño privado en mi habitación, esas personas ya tienen un lugarcito en el cielo y en mi corazón. Terminé de cepillar mis dientes y me fui a vestir... con lo de siempre. Ropa de abuelo mode on.
Un pantalón de Jean un poco grande, una camiseta blanca un unas tallas más que la mía y mi chaqueta con la letra K a un lado. Dios, me veía tan común y corriente que me sorprendía a mí mismo.
En eso, cuando me estaba colocando la vieja confiable, sí exacto, mi hermosa imitación de Timberlands, alguien entra a mi habitación como Pedro por su casa, ¿es que ya no hay respeto?, pero bueno, señoras y señores como muchos habrán predicho, aquel acto solo era digno de un simio.
Tae llevaba puesto únicamente los pantalones del pijama, dejando ver su torso descubierto. ¡Pero qué buen cuerpo joder! No tendría problema en lavar mi ropa en aquel marcado lavadero que él llamaba abdomen... no lo sé, solo digo... no esperen ¡Esto va en contra de mis principios! No, Jungkook malo, no pienses en que un simio puede ser digno de ser un lugar para lavar tu ropa o que puede ser guapo. Feo, feo, feo, feo... dios, tiene un six-pack, ¡No! ¡Jungkook reacciona! Repite después de mí... feo, feo, feo... e intenté grabarme esa palabra en la mente por el resto del día.
—Ah, ya estás despierto— dijo medio adormilado.
—Sí, normalmente me despierto a esta hora...— dije en voz un tanto baja.
—De acuerdo...— dijo él peinando su cabello de pasada.
Bostezó y yo reprimí una risa. Bostezaba chistoso, de seguro que ahí le cabía una ballena... luego de eso, me miró a los ojos, poniéndome nervioso, hasta que luego desvió su mirada, bajando por todo mi cuerpo, hasta la punta de mis pies. Volvió a verme a los ojos.
—¿No vas a ir así a la escuela o sí?— preguntó asqueado por mi atuendo.
Arqueé una ceja ¿qué se creía él que venía a juzgar mi atuendo de nuevo? Ni que fuera diseñador o algo, solo era un simple simio. Mira amigo, me gusta mi ropa y no necesito tu aprobación.
—Sí, por si no sabías, siempre me visto así— dije en defensiva.
—Lo sé— dijo haciéndolo escuchar como si fuera obvio—. Pero ahora te vas en mi auto, y a menos de que quieras que deje tu lindo traserito tirado una cuadra antes de llegar a la escuela, tendrás que cambiarte de ropa— demandó señalando todo mi cuerpo.
Maldición. Yo nunca me iba en auto, y al decir aquello sentí directo el chantaje, además nadie iba a dejar mi traserito tirado en ninguna parte. Irme en su auto vestido como la gente del instituto que se preocupa por cómo se ve, o irme en el autobús escolar, víctima de las zancadillas, pero con mi ropa de siempre.
Mi orgullo decía "¡Vete en autobús!", pero todo mi ser exclamaba "¡RAYOS JUNGKOOK USA EL CEREBRO, TE PUEDES IR EN AUTO, A-U-T-O". Ésta sería una difícil decisión, pero como ya he dicho antes soy débil.
—Em... bueno— balbuceé indeciso.
Tae rodó los ojos.
—Te vas conmigo en auto, cámbiate de ropa, fin de la discusión— dijo él cortante.
A veces su cortante actitud ayudaba un poco.
—¿Y qué me pongo?— pregunté, escuchándome como las típicos chicos que solo se preocupan por la ropa, el maquillaje, los accesorios, etcétera. Es increíble lo que hago por irme en auto, he caído bajo, pero bueno ya ni modo.
—No sé, no soy diseñador o algo— Já, ¿qué les dije? Ya entiendo lo que siente mi mamá cuando tiene la razón y vaya que se siente bien, lo aprovecharé mientras dure—. A ver, ¿qué ropa tienes?
Abrí el armario y le mostré la poca ropa que tenía. En realidad no me molestaba, toda esa ropa la había comprado yo o mi madre. Era ropa cómoda, holgada... además a nadie le interesaba el chico nerd, por lo que en realidad no me importaba andar como vagabundo por ahí, es decir nadie se iba a fijar.
—¿No tienes algo más a la moda?— preguntó Tae mirando el armario y susurrando de repente "estoy seguro de que esos pantalones los usaba mi abuelo... no, los de él definitivamente eran más lindos".
—Pues...— dije pensando.
La verdad mi madre guardaba un poco de mi ropa a la moda en una de sus maletas. Toda esa ropa me la había dado mi padre, pero había decidido no usarla porque me sentía como un traidor usando la ropa regalada por el traidor, era algo así como traición doble. Mi madre guardó esa ropa porque, según ella, algún día la necesitaría.
Vaya, las madres o eran muy sabias o brujas, una de dos.
—Mi madre guarda mi ropa a la moda...— empecé a decir y no terminé la frase, ya que... pues... sólo sabía eso.
—Perfecto. Ve a pedirle ropa a tu madre— dijo Tae escuchándose como si el problema estuviera resuelto.
—No puedo— dije desviando la mirada a cualquier punto de la habitación que no fuera Tae y su avellana mirada.
—¿Por qué?— preguntó él poniéndose enfrente mío de manera que le viera a los ojos.
—Es la ropa que me regaló mi padre...— murmuré más para mí mismo que para él.
—¿Y?— cuestionó sin entender.
Suspiré. No le iba a ir dando dando explicaciones, menos a... ¡él! Era Kim Taehyung, no lo conocía lo suficiente como para confiarle un secreto, además se burlaba de mí cada momento.
—Nada, nada— suspiré nuevamente—. Iré a pedirle la ropa— dije yo y salí de mi habitación para ir a la de mi madre.
Cadena de oración para que no grite, amén.
Golpeé la puerta a la vez que decía un suave "Toc-toc", y entré al no recibir respuesta. Mi madre... recostada en la cama con los pies a la cabecera y la cabeza al borde de la cama. Ella era tan normal... aunque bueno, de algún lado tenía que salir yo.
— Mamá...— susurré moviendo su cuerpo exageradamente.
Mi madre me golpeó en los brazos con su mano y se volteó para seguir durmiendo.
Suspiré. Ella en lo de terca era peor que yo muchas veces.
—¡Mamá!— dije ahora un poco más fuerte y seguí zarandeando su cuerpo.
Ella bostezó.
—Sí ¿qué se te ofrece?— claro, la educación ante todo.
—¿Dónde está la ropa que me regaló papá?— pregunté tímidamente.
Ella sonrió abiertamente y me dió un abrazo de oso de repente. Bueno amigos, la cadena de oración había funcionado.
—¡Lo sabía! ¡Sabía que algún día querrías usar la ropa de tu padre! Ven, la tengo por aquí— dijo completamente despierta ahora.
Se levantó de la cama de golpe y se dirigió a su maleta. De ahí sacó un bolso pequeño y me lo entregó.
—Espero te guste la ropa— sonrió débilmente.
Le sonreí falsamente. No estaba muy alegre que digamos, no por tener que usar la ropa que me había regalado un maldito traidor, pero ya qué, al fin y al cabo, algún día tendría que usarla.
—Gracias, mamá, te quiero— y dicho esto salí de la habitación en dirección a la mía.
Llegué a mi habitación y me topé con Tae, subido a mi cama, con algo entre manos, parecía... parecía uno de mis bóxers, já, Tae tenía un bóxer mío en sus manos... esperen ¡TAE TENÍA UN BÓXER MÍO EN SUS MANOS! ¡Tae estaba revisando mi ropa interior! Mátenme o mátenlo, pero hagan algo por favor. Lo golpeé en la cabeza despertándolo del trance de "Oh, ropa interior que no es mía..." y le quité mi bóxer de las manos. Definitivamente quemaría esa cosa después.
—¿¡Qué rayos estas haciendo!?— exclamé alterado.
—Viendo tu ropa interior— respondió él como un niño pequeño y una sonrisa traviesa y apenada se formó en su rostro.
Este chico era jodidamente incorregible.
Guardé mi ropa interior de vuelta en el armario y le lancé el bolso de mi ropa a la moda a Tae, golpeándole en plena cara, a ver si el golpe le mueve el maní que tiene por cerebro y aprende a no manosear mis cosas. Reprimí una risa y me crucé de brazos mientras él revisaba el bolso.
—Oh, vaya...— susurró mientras seguía inspeccionando. Alzó la mirada y me miró con ojos brillantes— ¡Hay un montón de ropa aquí!— dijo él alegremente y yo golpeé con la palma de mi mano mi frente.
A veces dudaba si es que Tae en su vida pasada había sido un diseñador.
—Ya, tan solo dime qué es aceptable para poderme ir en un auto— dije a regañadientes.
Él sonrió torcidamente y me miró pervertido, sus ojos me decían "ya deberías saberlo"
—Usar ropa interior sola no cuenta— dije frunciendo el ceño y adivinando su posible respuesta.
Él suspiró y se encogió de hombros.
—Bueno, ya qué, no perdía nada con intentar— dijo en una broma no tan divertida y yo lo fulminé con la mirada—. Ya, ya, baja las revoluciones— rió.
Rodé los ojos. Cuánto odiaba a este simio bipolar que roncaba y le gustaba manosear ropa interior ajena, sí, aún no lo supero y no pienso hacerlo pronto.
—Usa esto y ya, mientras sea ropa a la moda estará bien... supongo— y dicho esto de su parte, salió de mi habitación cerrando la puerta con una sonrisa inocente en el rostro.
Inocente... ay ajá, eso no le iba a ayudar a esconder su pequeño pervertido interior.
Observé la ropa que había "escogido" Tae e hice una mueca de desaprobación. ¿Una camisa azul, con unos pantalones cortos de puntos rojos y negros, y además una chaqueta con rayas verdes? Sí, lo del diseñador lo retiro, y si llegado al caso si lo fue, pues debió haber fracasado... fracasado feo feo.
Cogí el bolso y luego de elegir ropa que verdaderamente combinaba, me vestí con ella y me fui a peinar el cabello al baño.
La verdad la ropa que me había puesto me hacía sentir hueco, estúpido, un maldito chico superficial que sólo le interesa su atuendo y nada más... pero el auto lo valía, esa maldita cajita con cuatro ruedas que me ahorraba el caminar y comprobar mi mala condición física lo valía, supongo. Además ni que hubiera cambiado mi manera de ser ¿no?
Salí del baño y cogí mi mochila. Ya había pasado el tiempo, eran las siete de la mañana, al parecer había demorado más de lo que esperaba.
Suspiré pesadamente y salí de la habitación con la mochila colgando de mi hombro. Bajé las escaleras y dejé mi mochila sobre el sillón para luego dirigirme a la cocina para tomar algo de desayuno. Ah, la mejor parte de la mañana, comer.
Entré a la cocina y una señora gritó mi nombre casi dejándome sordo. Maldición, ¡tremendo grito! Esa señora tenía unas cuerda vocales potentes joder. Si estaba en lo correcto era Suni... esperen, ¿por qué la veía borroso? Ay no, AY NO, ME ESTOY QUEDANDO CIEGO DIOS, TODO PASÓ DEMASIADO RÁPIDO... aunque siento que algo me falta... esperen no tengo mis gafas, claro las dejé en el baño, eso explica todo, sustos que dan gusto.
—¿Jungkook? ¿Eres tú?— cuestionó Suni. Sí, esa era su voz.
—Sí, se me han quedado las gafas...— dije un tanto incómodo.
La veía bien, cada vez mejor, pero tenía que agudizar mi vista para aquello, con las gafas era más sencillo, es decir para algo las tenía, les aseguro que no eran decoración.
—Disculpa, cariño, tan cambiado, con esa ropa y sin las gafas, yo no...— empezó a decir ella y la voz de Tae a mis espaldas la interrumpió.
—¿Qué pasó?— cuestionó preocupado.
Pensé en darme vuelta, pero simplemente doblé un poco mi cuello sin dejarle ver mi cara. Desde ese ángulo lo alcanzaba a ver bien...
—¿Quién es él?— preguntó Tae con un tono un tanto coqueto y noté que me estaba señalando.
¿Era broma verdad? Tal vez los Kim estaban más ciegos que yo sin gafas, y eso es un poco mucho. Eso o que el simio muy idiota de verdad no me había reconocido y se había creído que era otro "guapo" chico a quien podría ligarse. Idiota...
—Es... es...— tartamudeó Suni y preferí darme la vuelta para que el mismo Tae el simio Kim pudiera reconocerme fácilmente.
Momento incómodo en tres... dos... uno...
—¿Jungkook?— preguntó mirándome más de cerca.
—No... soy tu padre. Hombre, que soy Jungkook. Me he dejado las gafas, ¿me las puedes ir a buscar? Me las dejé en el baño— le pedí. No quería ir a por las gafas yo... me podía caer a la mitad de las escaleras, es decir mi torpeza más estar casi ciego no es buena combinación, no definitivamente saldría ileso de esa.
—Sí, claro— respondió él escuchándose malditamente simpático. Y luego de eso desapareció de la cocina, al mismo tiempo que Suni.
¿De acuerdo...? Empezaba a ser una mañana bastante extraña.
Escuché los pasos de alguien bajando las escaleras y cinco segundos después tenía las gafas en mis manos. Joder, pero que buen servicio.
—Ahí las tienes— dijo Tae apoyándose contra un mueble de la cocina.
Sonreí y me coloqué las gafas. ¡Claridad ven a mí! Al fin podía ver todo perfectamente. Eran tan extraño ver borroso, es decir todos parecían felices manchitas andando de aquí a allá, y estaba seguro de que eso no era muy normal.
—Gracias— le dije a Tae intentando ser amable. "Miren, el nerd sabe dar las gracias..." siendo completamente burlón.
Pero... no pasó. Repito NO ES UN SIMULACRO, NO SUCEDIÓ, HOUSTON, HOUSTON REPÓRTALO A LA BASE, NO SUCEDIÓ. Esta situación definitivamente solo tenía una manera de ser llamada, extraña, muy MUY extraña.
—De nada— sonrió mirándome desde la cabeza hasta los pies.
Sí, cuando hacía eso, me sentía muy incómodo.
—¿Qué?— pregunté sin entender por qué me observaba tanto.
—Linda ropa— me halagó y yo bajé la mirada esperando que no viera mi sonrojo. Ah, ya ni en mis mejillas puedo confiar, maldita sea.
¿Por qué maldición se comportaba tan caballeroso conmigo últimamente?
✧
por hoy subiré hasta aquí. les amo y, ¡muchas gracias por leer! ♡
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top