Mis labios se abrieron de un segundo a otro, queriendo decir algo, pero no fui capaz de emitir sonido alguno.
¿Qué se debía decir cuando te topabas con el chico del cual te enamoraste en una semana, te mintió y luego te fuiste del continente para no verlo nunca más?
Pues yo, lamentablemente, no sabía la respuesta a esa pregunta.
Bajé la mirada nervioso, esperando y rogando que aquel momento que lucía incómodo para mí acabara, yo pudiera ir a juntarme con Namjoon y que Taehyung... siguiera su camino.
—¿Jungkook?— murmuró él escuchándose desconcertado, dando un paso lentamente hacia mí.
Oh, su voz.
Alcé la mirada, aún sin poder reaccionar totalmente. Sus ojos seguían siendo igual de bellos que antes de irme, sus labios tan irresistibles cómo la última vez, y mi nombre viniendo de su boca... Había extrañado tanto escuchar su ronca voz.
Luego de dos años de pensarlo, de extrañarlo, de no poder desgraciadamente olvidarlo, verlo frente a mí parecía un sueño y era un sueño del que no quería despertar porque... era la primera vez en todo aquel tiempo en que se veía real para mí.
—Jungkookie, eres tú— murmuró de nuevo, acercándose más a mí.
No me moví de mi lugar, no lo miré a los ojos y no dije nada. No podía, lo único que lograba hacer bien en ese instante era quedarme totalmente congelado ante su mirada.
Abrí mi boca nuevamente, sintiendo mi garganta y labios secos, y con la esperanza de esta vez lograr decir algo, algo coherente que al menos sirviera para romper nuestro silencio.
Sin embargo, mi voz parecía haber desaparecido al momento en el que vi a Taehyung por la calle, y en definitiva no aparecería otra vez en un largo rato.
Desvié la mirada de él y la llevé al cielo. Seguía nevando, el cielo estaba oscuro y yo... yo estaba totalmente paralizado, estático. No pensé que el hecho de tener a Taehyung frente a mí luego de dos años me hiciera tanto efecto.
O tal vez era la hipotermia, digo, es una opción .
Un tacto inesperado, suave y cálido entre todo el frío de Seúl me hizo reaccionar al fin. Pestañeé un par de veces y procesé todo lo que estaba pasando.
Taehyung me estaba abrazando. Sus brazos me rodeaban de una forma cariñosa y su aliento chocaba contra mi cuello, era una sensación verdaderamente... dulce, me encantaba su tacto, me encantaba estar entre sus brazos.
Escuché un suspiro proveniente de sus labios y luego sentí cómo hundía su rostro cada vez más profundo en el hueco que había entre mi cuello y hombro.
—Te extrañé tanto— murmuró acariciando repentinamente mi cabello.
Y fueron esas palabras las que me derrumbaron por completo. Mis ojos se aguaron inconscientemente y solté un sollozo sin si quiera darme cuenta.
Él me había extrañado, yo lo había extrañado. Lo había necesitado tanto, ni si quiera tenía sentido, pero así era. Su rostro, su cabello, sus brazos... Taehyung me había hecho falta. En dos años basados en pasarela, sesiones de fotos, fama, autógrafos, entrevistas, un novio falso... todo lo que había necesitado había sido cariño, cosa que lamentablemente durante ese tiempo ni si quiera recibí por parte de mi madre.
Y, estar ahí con Taehyung abrazándome y diciéndome que me había extrañado, me derrumbaba totalmente.
—Yo también te extrañé, Taehyung— me atreví a murmurar, correspondiendo con timidez el abrazo.
—No tienes idea de cuanta falta de hiciste— rió amargamente mientras me estrechaba más fuerte entre sus brazos.
Cerré mis ojos y suspiré, hundiéndome más en el abrazo. Algo era cierto, que aquel momento acabaría en cualquier momento, pero mientras durara yo estaba bien, me había hecho falta, mucha falta de todo ello.
Sentí cómo Taehyung plantaba un suave beso en mi mejilla, para después volver a hundirse en el hueco que había entre mi cuello y mi hombro, haciéndome cosquillas.
—Regresaste, Jungkookie...— susurró con la voz quebrada—. Pensé que jamás lo harías.
No pude evitar sentirme culpable al escuchar esas palabras de sus labios. Me había ido a Nueva York sin siquiera haberlo escuchado, se había disculpado conmigo por lo de la apuesta, pero nunca le di la oportunidad de explicarme, y eso quería en ese momento, que me explicara, que me relatara toda la historia de la apuesta, pero lo que más deseaba por alguna razón, era que me dijera que todo había sido una mentira, que no había sido ninguna apuesta, que nunca habría aceptado aquello porque en realidad me quería.
¿Por qué no podía ser así? Anhelaba que fuera así, que me dijera todo eso, que fuera cierto... que me siguiera amando.
—¡Taehyung!— una voz irritante y familiar se escuchó a mis espaldas.
No, por favor, que no fuera cierto.
Aflojé mi agarre de Taehyung sin darme cuenta. No había sido con intención, ya que no me quería separar de él, pero... esa voz, esa maldita voz tenía que arruinarlo todo.
Taehyung pareció darse cuenta de que mi agarre se desvaneció y se alejó lentamente de nuestro abrazo, sin dejar de verme a los ojos, y yo mantuve mi mirada fija en la suya, intentando transmitirle lo desconcertado y, extrañamente, decepcionado que estaba.
Y él tan sólo me miraba con aquella mirada indescifrable suya, aquella que me ponía los pelos de punta porque.... porque no sabía qué mierda intentaba decirme.
Volteé mi cabeza con temor, lentamente. No quería verle la cara, ya que sabía quién era, pero tenía que hacerlo...
No, mentía, quería hacerlo, quería hacerlo para que al verlo, supiera que Taehyung siempre había sido un mentiroso, que no me había ido a Nueva York en vano, y que toda la culpa, las ganas de que me quisiera porque yo también lo quería, se fueran a la basura. Quería darme la vuelta y comprender que todo lo que había hecho, había sido correcto.
Y cuando lo hice, sentí eso, sentí esas ganas de volver a Nueva York y seguir con mi vida de modelo sin una gota de culpa, esas ganas de encontrar otra persona a la que pudiera querer más que a Taehyung y que esa persona no me mintiera cómo él lo hizo, quería mandar todo a la basura, que todo me importara una mierda y no volver a caer por el jodido de Kim Taehyung.
Eso quería, y en ese momento estaba decidido en eso hacer.
—Hola, Jungkook— dijo sorprendido él enfrente mío.
—Jimin— lo saludé cortante—. Tanto tiempo sin saber de ti.
—Lo mismo digo— dijo esbozando una pequeña sonrisa—. ¡Pensé que estabas en Nueva York! Pero qué bueno que has vuelto.
Volqué los ojos y bufé, harto de su estúpido show de falso. ¿Él? ¿Alegre porque yo volviera? Sí, claro, no tenía por qué mentirme, sabía perfectamente que la última vez que había estado ahí, él me quería lo más lejos posible para poder quedarse con Taehyung. Porque, según él, Kim Taehyung era suyo, y no necesitaba a un "idiota" que se entrometiera en su camino.
Felicidades, me daban ganas de decirle, y aplaudirle por conseguir lo que quería.
—¿Y eso?— pregunté arqueando una ceja, señalando las bolsas que llevaba en las manos.
—¡Oh!— sonrió él abiertamente viendo las bolsas, para luego regresar su mirada hacia mí—. Es para la noche de películas que tendríamos Tae y yo hoy. Sus padres salieron a cenar por Noche a Buena y mis padres no están, así que... ¡Vamos a pasar la noche juntos! ¿Te nos unes?
"Pues ¿qué te digo? Tu felicidad me apesta la noche"
—No, gracias— me negué con una sonrisa falsa—. No me gustaría interrumpir su...— volteé a ver a Taehyung—, "Noche Buena".
—Ay, pero no te preocupes, mientras más seamos mejor— rió Jimin risueño.
Rechiné los dientes, reprimiendo las ganas de gritarle que se callara, y volteé a verlo con una sonrisa, una suficientemente creíble, al menos para que un estúpido como él se lo creyera.
—Ya dije que no, gracias— repetí—. ¿Te lo deletreo? ¿O te lo explico con plastilina?
Él frunció el ceño, como si no se esperara esa frase de mi parte. Pues mejor, si él creía que seguía siendo el vulnerable nerd de antes estaba equivocado, muy equivocado.
—De acuerdo— dijo él sonriendo nuevamente, pero ya sin ilusión destellando en su mirada—. Bueno, ¿y qué harás por Noche Buena?
—¿De verdad que no quieres venir con nosotros a ver películas a mi casa, Jungkookie?— me preguntó de una manera cariñosa e insistente el imbécil de Taehyung.
Volqué los ojos y lo miré con la peor de mis miradas.
—No quiero interrumpir su diversión, Taehyung— dije reprimiendo mis ganas de decir "Prefiero no estar ahí para cuando tengan sexo frente el televisor".
—Es mejor si tú vas— dijo Taehyung entrelazando mi mano con la suya.
Le arrebaté mi mano de inmediato. No quería que me tocara, no quería que se me acercara. Estaba exasperado de esta situación, quería largarme de aquel lugar y zafarme de alguna manera.
Fue ahí cuando sonreí falsamente.
—No puedo, me voy a juntar con Namjoon— expliqué, viendo cómo el rostro de Taehyung se ensombrecía—. Diviértanse y vayan a casa que se les acabará en la noche en cualquier momento.
La mirada de Tae se quedó fija en la mía, y yo lo imité. Nos manteníamos en silencio, pero aún sin palabras parecía una guerra entre miradas. Lo odiaba, lo detestaba, y quería que lo supiera.
—Bueno...— alargó Jimin al parecer dándose cuenta de la situación e intentando aflojar el ambiente—. C-creo que es mejor que tú... em... vayas a lo de Namjoon y nosotros vayamos a ver películas.
Quité mi mirada de la de Taehyung y la fijé en Jimin, quién se acercó a Tae y lo tomó del brazo intentando hacerle entender que se fueran de una vez por todas. Y yo quería que se fueran también, que desaparecieran de mi vista porque sinceramente no quería verlos más juntos.
—Okay, ustedes se van por su camino y yo por el mío— dije con una pequeña sonrisa falsa—. Adiós, Taehyung. Adiós, Jimin.
—Adiós, Jungkook, cuídate, que pases buena noche— sonrió Jimin inclinando levemente la cabeza.
No le respondí, con el fin de ignorarlo a él y a su querido simio ahora peliverde, y me fui, caminado nuevamente en dirección al parque donde me reuniría con Namjoon.
La nieve seguía cayendo y ahora, en vez de hacerme sentir mejor, solamente hacía que me sintiera más estúpido.
Claro, siempre fue de suponer. Jimin quería de Taehyung fuera suyo y totalmente de su propiedad, Taehyung solamente había estado conmigo por una apuesta, y al fin de cuentas al ser ambos unos mentirosos de mierda, estaban destinados a estar juntos. Era lógica, supongo.
Una brisa helada me rodeó cuando iba cruzando la calle. Maldición, y además había olvidado mi abrigo, no podía ser más despistado y estúpido. Sí, al principio estaba bien con haberme olvidado la chaqueta, pero ahora que estaba con frío, solo, y con odio a la puta nieve, necesitaba un abrigo urgente.
Llegué a la plaza donde quedaría con Namjoon luego de unos minutos y le envié un mensaje para avisarle que ya había llegado.
Los árboles estaban repletos de nieve, provocando que se vieran más bonitos y navideños. El reloj que había a mi lado izquierdo seguía igual que antes de irme a Nueva York, con el único cambio de que ahora estaba con un poco de nieve cubriéndolo.
Ese reloj... Maldición, todo me recordaba a Taehyung, debía sacármelo de la cabeza pronto.
"Está lloviendo". Joder, parecía un masoquista recordando aquel día de lluvia en el cual él me había ido a buscar y había dicho esa estupidez, pero había sido un día perfecto, además de que la noche se había pasado mejor en casa viendo películas con él.
Y sin darme cuenta estaba recordando toda esa semana que había pasado con Taehyung, al mismo tiempo que una sonrisa adornaba mi rostro. Sería difícil olvidarlo, pero lo que habíamos pasado juntos había sido una semana, ya se me pasarían mis estúpidos sentimientos por él. Mientras más pronto mejor.
—¡Feliz Noche Buena!— escuché una voz acercándose a mí. Alcé la mirada y me encontré con los ojos de Namjoon.
—¡Namjoon!— exclamé feliz corriendo para ir a darle un abrazo—. Feliz Noche Buena— le dije mientras me abrazaba.
—¿Qué tal? Está nevando, ¿no es perfecto?— mencionó separándose de mí.
—Sí, es maravilloso— sonreí—. Aunque me mata del frío no tener una chaqueta— reí mientras me frotaba los brazos a mí mismo, intentando mantenerme en calor.
—¡Oh! Ten la mía— dijo amablemente sacándose su chaqueta y tendiéndomela.
Negué con la cabeza de inmediato.
—No, no pue...
—Oh vamos— me interrumpió él—. Yo llevo otro abrigo, ¿ves?— se señaló a sí mismo—. Por favor, toma la chaqueta.
Sonreí arqueando una ceja, decidiéndome entre recibirla o no de una manera divertida, provocando la risa de Namjoon y que él mismo me pusiera el abrigo sobre mis hombros.
—Listo, no era tan difícil— se encogió de hombros—. ¿Y? ¿Cómo va todo?— preguntó mientras empezábamos a caminar por el lugar.
—Bien, va perfecto— mentí mientras soltaba una pequeña risita—. ¿Y tú? La otra vez no pudimos hablar casi nada. ¿Qué tal con tu vida? ¿Ya eres un científico reconocido o te decidiste a ser psicólogo? O ¿sabes? Presidente también deberías considerarlo cómo opción.
—Aunque lo último suena tentador, si elijo ser psicólogo podría cobrarte cada vez que quieras consejos y ya tendría un futuro asegurado— bromeó él, recibiendo un pequeño golpe mío en el pecho.
—No inventes, vas a tener que tomar nuestras sesiones gratis—dije yo, riendo en lo último—. ¿Y? ¿Qué más? ¿Novio?
—Algo así— dijo rascando su nuca, nervioso. Me detuve radicalmente mientras caminábamos—. ¿Qué pasa?
—¿El chico nerd que leía en la pizzería menos higiénica del universo tiene novio?— pregunté fingiendo estar muy sorprendido. Él rió sonrojándose.
—No seas idiota— dijo volcando los ojos.
—¿Me lo vas a presentar?— pregunté insistente y volviendo a caminar a su lado, curioso por el hecho de que... ¡Joder, el chico tenía novio! Hace unos años era un solitario que vivía encerrado en un local y te invitaba a jugar videojuegos en un lugar llamado "Tu mamá en tanga". Era un cambio algo impactante, creo.
¿Será que habrá llevado a su novio a una cita en "Tú mamá en tanga"?
Vaya, que intenso.
—Te lo presentaré mañana, es muy lindo— dijo él sonriéndome. Le sonreí de regreso emocionado y seguimos hablando de otros temas, cosas sin sentido.
Siempre evitando el tema de Taehyung. No quería hablar de él, menos aquella noche en la que lo había encontrado con el tema de que vería películas con Jimin en su casa.
Suspiré interiormente. Todos estaban avanzando, y por primera vez me sentí dejado de lado.
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