#4: Rival

Capítulo 4

Cuatro de la mañana y yo ahí haciendo de tonto en mi habitación.

¡No podía dormir nada! No había podido pegar ojo en toda la maldita noche y para remate empezaba a aumentar mi tic nervioso del párpado. Genial. Perfecto. Hermoso. ALGUIEN MÁTEME YA. Excelente. Grandioso.

¿Por qué no podía dormir? Curiosamente llevaba haciéndome esa misma pregunta hace unas horas mientras miraba el techo recostado en mi cama. Sí, lo sé, probablemente me vería como idiota mirando el techo, pero es que de verdad un pequeño hacía que al cerrar los ojos los volviera a abrir.

¿Estaría hiperactivo? Tal vez Suni me había dado algo en la bebida, algo como un "energizante" o una pastilla para no dormir. Tal vez, tal vez, tal vez. Y ningún "tal vez" tenía tanto sentido. Lo más lógico que se me ocurrió fue que Tae me había echado algo en la comida para que mi primer día de estadía fuera un trauma para tratar, okay no tanto así, pero es que el no dormir afecta a las persona.

O tal vez sólo andaba paranoico y estaba inquieto por recordar que no era mi departamento y/o mi cama.

Solté un suspiro que me ayudó a liberar todo el estrés que llevaba encima de mis hombros en ese momento. ¡Y es que no dormir cada vez me enfadaba más! Debería estar en medio de MI HERMOSA SIESTA EMBELLECEDORA.

Estaba tan aburrido, y al darme cuenta después de unas seis horas, sí me tomé mi tiempo, lo sé; me decidí por dirigirme a la cocina. Si habían bebidas las usarías para entretenerme toda la noche, y si habían pastillas para dormir, bendita sea la bondadosa alma que las compró.

Al llegar a la cocina me llevé una gran sorpresa al ver a Tae sentado sobre uno de los muebles. Demonios, ¿QUÉ TIPO DE PESADILLA ES ESTA? TAE ESTA HASTA CUANDO DUERMO POR FAVOR NO MÁS, ah no espera, no estaba soñando, acabo de bajar las escaleras para tomar algo para el sueño, jum creo que quedarme mirando el techo como si fuera mi bias de aquel grupo coreano toda la noche ya no sonaba tan mala idea, es decir podía incluso poner un póster en el techo y-

—Te dije que te fueras de esta casa y no me hiciste caso. Te advertí— habló cortantemente Kim.

Ya ni puedo pensar en paz es que.. esperen él.. ¿EL MUY MALDITO, ESA RATA INMUNDA HABÍA PROVOCADO QUE NO DURMIERA? ¿¡Qué rayos pensaba ese tipo!? "Ya sé, le daré una pastilla, no dormirá en toda la noche y se querrá ir porque... porque... pues porque la ciencia lo dice...". Vale, no me imaginaba a Tae diciendo esas cosas y menos haciéndolas, pero desde que había llegado lo único que hacía era "amenazarme" con que me fuera. Y eso que sólo llevaba un día.

—¿Po-Por qué tan esmera-es-esmerado en que me largue?— fallé de forma olímpicamente estúpida en mi intento de hablar.

Cuando estaba nervioso lo único que conseguía era que mi rostro compitiera con un tomate, mis palabras salieran atropellada y cortadas y, para rematar el pack de nerviosismo, mi estúpido tick.

—Te tiembla el ojo— comentó Tae mirándome con una ceja arqueada.

Bufé. Definitivamente odiaba mi tick, maldito desgraciado y traicionero.

—No, no es... no es cierto— negué estúpidamente. ¡Oh joder, ¿por qué en mi mente sueno genial y cuando sale de mi boca doy pena? Siempre parezco idiota al hablar con chicos.

—Pues entonces de nuevo al tema... quiero que te largues— dijo él mirándome seriamente.

Reprimí mis ganas de gritarle.

—Eres un nerd, eres malo para mi reputación— continuó igual de serio.

Reprimí mis ganas de darle una cachetada.

—Eres extraño, rata de biblioteca, y preferiría que no estuvieras aquí— siguió él, haciendo aumentar mis ganas de descuartizarlo y venderlo en un mercado negro. Pero no.

Reprimí mis ganas de golpearlo.

—Más bien preferiría que no existieras— ¿es que no tenía un botón de apagado? Ah no me importa, de seguro se lo encuentro, a golpes, con un bate, en algún momento le tendría que atinar.

Reprimí mis ganas de acuchillarlo, bañar el piso con su sangre, romper su cabeza, con una pistola ataca su pequeño corazón egocéntrico, tirarlo de un puente directico al lindo semento... en otras palabras, no tenía ningún problema en poner en práctica todo lo aprendido en aquella violentas películas, pero aún así me reprimí. Tenía que ser... ¿maduro? ¿Decente? ¿Menos homicida? Cual fuera la palabra estaba seguro de que no duraría mucho.

—Vete, nerd, dile a tu **** madre que se largue lejos de aquí contigo, tonto— concluyó él amenazante, luciendo como un maldito secuestrador que intenta meterte el miedo por las venas.

Pero no. Esta jodida vez no. ¿Insultaba a mi madre, pedía que me largara...? Nadie me llamaba tonto. Pude haberme espantado, pude haberme puesto nervioso, pude haber hecho el ridículo ante la estúpida orden de que me fuera. Pero ya se había pasado de la línea con ese discurso, aún más con la parte final.

Él era un auto sin freno, pero definitivamente yo se lo iba a poner. Ok, soy un desastre con las frases, pero entienden mi punto.

¿Quería guerra? Tendría guerra. Y si de algo estaba seguro, es que con migo no se jugaba. Podía ser nerd, podía ser tímido, podía ser ridículo, podía ser extraño, podía ser un millón de cosas...Pero jamás tonto. Y era una persona, y una persona tiene sus límites, hasta los más invisibles de la sociedad.

—Así que lárgate de una jodida vez ante...— seguía transmitiendo él como si creyera que sus palabras cobrarán sentido side repente, pero yo lo interrumpí.

—No— dije cortantemente sorprendiéndolo. De repente como que me gusta la adrenalina.

Vale, ésta es la tercera vez en la vida que me comportaba de esta manera. La primera había sido con el director y la segunda con mi madre. Sí, largas historia que probablemente no saldrían nunca a la luz.

—¿Qué dijiste...?— cuestionó él intentando intimidarme de nuevo.

Me acerqué más a él.

—Tú, sordo idiota, no puedes mandarme de esta manera. A mi madre la echaron del departamento y tu madre...— empecé a decir ya exasperado de que siempre el chico me tratara de intimidar.

Kim me interrumpió.

—Mi madre no te invitó a quedarte— cortó él. Siempre tenía que tener la razón. Ja, iluso.

—Tu madre nos dejó quedarnos— contraataqué —. Así que cállate de una buena vez y déjame en paz.

—Quiero que te vayas— dijo él ya luciendo más que enfadado.

—¡Yo quiero que tú te vayas! ¿Crees que me agradas? ¿Crees que te tengo envidia? ¡No! Eres un idiota que finge ser la gran cosa mientras solo es un egoísta, un simio cabeza hueca y un completo... imbécil— respondí defendiéndome y a la vez diciendo casi con asco la última parte.

El silencio invadió nuestro alrededor.

Oh, joder, a penas estaba cayendo en cuenta. ¡Había enfrentado al mismo Kim Taehyung! Eso era suicidio... ¡suicidio! Nadie contraatacaba al gran Kim, era como enfrentar a tu madre y decirle que se te quemó el arroz ¡Acabo de cometer suicidio! No debí haberle gritado, oh rayos... ¿le había gritado? Quien lo diría, yo solito me cavé mi propia tumba. Tal vez debí haberle hecho caso cuando mencionó lo de que me largara. Pero no. Justo tenía que ir, entrar en valentía extrema y gritarle que era un imbécil.

Siempre me imaginé invitando gente a mi boda, pero viendo la situación actual de mi vida, bienvenidos sean a mi funeral.

—¿Me dijiste imbécil?— cuestionó serio, aunque sí veía bien como intentaba ocultar una sonrisa.

¿Imbécil? Oh, cierto, le había dicho imbécil, nada de que preocu- ¿POR QUÉ RAYOS LE HABÍA DICHO IMBÉCIL? Yo era una de esas personas de pensar, decir, actuar, ¡no decir, actuar y pensar! ¿Qué rayos me estaba pasando? ¿DONDE ESTÁ MI SUBCONSCIENTE CUANDO LO NECESITO? Solo podía explicar, con algo de lógica, que era por el estrés que provocaba el cambio de hogar y el hecho de él insistente "vete" de parte de Tae.

—... sí...— respondí bajando la mirada.

¡Joder, le había dicho imbécil! Y como el buen e inocente niño que había vuelto a ser, debía admitir que lo había llamado así. Si no hubiera sido porque había vuelto a ser el mismo de antes, probablemente la palabra imbécil se quedaría corta, le hubiera dicho unas cuantas verdades y todo el diccionario de groserías que almacenaba mi lindo cerebro, ganas no me faltaban.

Era un desastre.

Tae soltó una carcajada y yo alcé la mirada extrañado. ¿Pero qué rayos le causaba tanta gracia? ¿Es que acaso decirle imbécil le causaba diversión? Y yo que creía que yo tenía problemas...

No sabía si debía reírme o preocuparme o tirarme por una ventana, era una difícil decisión que fue interrumpida por la gruesa voz de Kim.

—Eres un tonto— dijo al parar de reír.

Esa palabra de nuevo.

—No soy tonto, joder, ¿qué tan difícil es entenderlo?— me quejé de brazos cruzados. Tae sonrió torcidamente... Oh, maldito chico guapo de sonrisa irresistible.

—No sé. ¿Sabes? Eres más rudo de lo que pensaba— comentó él y yo abrí los ojos como platos, esa sí que no me la veía venir.

¡Él no podía saber nada sobre mis cambios de actitud! Y lo más importante, ¡No podía comentarlos! ¡Ni a su perro! Ah, no esperen es gato, retrocedamos un poco y... ¡Ni a su gato! Ya, mucho mejor.

—No sé de que me estas hablando— mentí fingiendo no saber nada y desviando mi mirada. Tae soltó otra carcajada.

—Sí, claro, pero yo sé la verdad— dijo él y se acercó a mí, tanto que podía ver sus ojos avellana claramente, podía hasta sentir sus mechones rebeldes hacer cosquillas en mi frente... —. Jeon Jungkook, eres mi nuevo rival. Desde ahora haré tú vida imposible.

—Lo mismo digo— dije firmemente, a pesar de morirme de nervios por dentro —. Buenas noches, Kim Taehyung, y prepárate para mañana, porque yo... NO. ME. VOY— concluí seriamente separando las palabras y Kim cambió su sonrisas maliciosas y traviesa por una expresión seria.

Me zafé de él y salí rápidamente de la cocina. Subí las escaleras, burlando a la muerte cada una de la veces en las que tropecé, me encerré en mi habitación y me recosté en mi cama mirando al techo con mi pecho bajando y subiendo exageradamente.

Que Kim se metiera sus amenazas por ese gran cu- ay no esperen ¿qué estoy diciendo? Yo soy un pan de Dios. Definitivamente Taehyung lograba sacar mi lado oscuro.

Por otro lado, los latidos de mi corazón se habían acelerado demasiado. ¿Es que Kim Taehyung... siempre me pondría así de nervioso? Suspiré profundamente y cerré mis ojos.

Desde ahora Kim Taehyung sería mi rival. ¿Rival? Sí. Porque él quería que me fuera, y yo quería quedarme. ¿Eso contaría como rival? Al menos eso parecía.

Kim Taehyung... le odio.

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