#33: Desconfianza
La expresión que presentó el rostro de Namjoon en ese momento era sinceramente indescifrable. ¿Confundido, triste, decepcionado, desconcertado o, en realidad, indiferente? No sabía, pero claramente no estaba muy afectado por la noticia de que no quería a Tae.
—¿De verdad no lo quieres?— cuestionó ahora perplejo mirándome a través de sus lentes.
Negué con la cabeza.
—No. Me humilló por demasiado tiempo, no le hallo caso siquiera a tenerle afecto— respondí rencoroso.
Me sonrió débilmente, una manera la cual sólo Namjoon lograba hacer ver perfecta en una situación así.
—Quizás esté arrepentido— me dijo, dándome más posibilidades.
—O quizás sólo quiere jugar más conmigo— contraataqué, dejándolo boquiabierto, teniendo ganas de decir algo, pero sin ser capaz.
Se limitó a asentir con la cabeza pensativo.
—Supongo— suspiró—. ¿Quién sabe? Quizás tengas razón.
—Tengo razón— asegure luego, terco—. Conozco a Taehyung, no puedo confiar en él, no se puede confiar en nadie— murmuré recordando cómo mi padre había abandonado a mi madre en un abrir y cerrar de ojos.
—¿Por qué dices eso?— preguntó Namjoon.
Tomé aire. Mierda, había dicho más de lo que quería, no quería explicarle o decirle sobre que vivía con Taehyung y menos relatarle lo que había pasado con mi padre. Era de lo que menos deseaba hablar en el momento.
Sin embargo, él era la única persona en la cual podía confiar plenamente en ese instante. Namjoon se podía definir cómo buen amigo para mí, el mejor y único diría yo, después de todo Jimin me había dejado, así que debía explicarle, debía hacerlo.
—Mi padre abandonó a mi madre— empecé a decir, sintiendo la mirada de Namjoon puesta en mí atentamente—, y desde entonces sé que no debo confiar en los hombres— concluí.
Él suspiró.
—Pero, Jungkook, no puedes... no puedes tener tal desconfianza para siempre— me aconsejó él, y bajé la mirada, no quería verle a los ojos mientras decía eso, me sentía bastante mal ya para permitir que me hiciera sentir peor dándome a entender que había hecho mal todos los años de mi vida.
Quería morirme, odiaba la situación en la que me encontraba.
Un sonido parecido a un click se escuchó desde la posición de Namjoon, alcé la mirada al notar que había sido su teléfono celular el que había sonado. Abrió su celular que tenía por así decirlo la estructura "almeja", y leyó rápidamente la pantalla.
—Debo irme— me informó ahora prestándome toda su atención—. Sobre lo de Taehyung... Yo te recomendaría todavía no decirle nada sobre que no lo quieres, necesito hablar contigo mañana urgentemente sobre esto. ¿Mañana a la misma hora?
Sólo fui capaz de asentir con la cabeza. Él sonrió y se fue de la pizzería, dejándome solo y sentado en la mesa.
¿No decirle a Taehyung que no lo quería? De todas maneras no era capaz, Taehyung me ponía demasiado nervioso con su actitud que ni siquiera era capaz de hablar prácticamente.
¿Entonces debía fingir? No comprendía a qué se refería Namjoon con todo aquello, pero supuse que tendría que hacer ello si no quería cometer un error mayor.
"Necesito hablar contigo mañana sobre esto". Sólo rogaba porque lo que me dijera fuera un consejo, era lo que más necesitaba, saber qué hacer con todo lo que sucedía.
Me levanté de mi asiento y me dirigí a la casa Kim, esperando que Taehyung no estuviese, que se hubiese ido a casa de un amigo o que todavía no llegara, sin embargo, sabía que no era así.
Golpeé la puerta con mis nudillos suavemente y esperé a que Taehyung abriera. El chico apareció segundos después.
—Jungkook, ¿dónde te habías metido?— preguntó luciendo preocupado, para luego acercarse a mí y plantarme un beso en los labios.
Y no fui capaz de esquivar aquel beso, cómo siempre.
—Estaba con un amigo— mentí, pero no del todo—. Tenía un partido importante y debía ir a verlo.
Él sonrió cariñosamente, para luego pasar un brazo sobre mis hombros, cerrar la puerta y dirigirnos al sillón.
Pero no estaba de ánimos, lo único que quería era encerrarme en mi habitación e insultarme a mí mismo por ser tan cruel jugando con el corazón de Taehyung, hasta convertirme en un mismísimo masoquista.
—¿No quieres hacer algo? Es sábado, tenemos todo el tiempo del mundo— dijo él, mimoso.
¿Por qué mierda tenía que ser tan melosos a veces? Odiaba que fuera así, más aún conmigo, me hacía sentir aún más mierda de lo que ya me sentía.
Sonreí nerviosamente.
—Está bien, lindo, lo que tú quieras— me dijo cariñoso.
"Para que te duela". ¿Lindo? ¿Por qué rayos justamente aquel día me tenía que decir lindo? Era un total castigo, y estaba seguro de que era el maldito karma que busca hacerme sufrir por lo que probablemente haría sufrir a Taehyung cuando se enterara de que yo realmente no lo quería.
—Voy a mi habitación— fue lo único que fui capaz de decir, para luego retirarme de la sala de estar con una débil y falsa sonrisa.
Llegué a mi habitación y me dejé caer de aventón en mi cama.
Era una mala persona, una muy mala y cruel, definitivamente.
<...>
Desperté por los rayos de sol que atravesaban la ventana de mi cuarto. No quería levantarme, pero debía hacerlo, más aún con la promesa que le había hecho a Namjoon de juntarnos en la pizzería.
Luego de haberme encerrado en mi habitación por todo el día anterior, no salí ni siquiera por el hecho de que tenía hambre. Taehyung seguramente había notado mi muy repentino cambio de humor, de estar bien con él a querer encerrarme y salir nunca.
Sin embargo, no sabía, ya que... seguía sin salir de mi cuarto.
Me dirigí al baño, me despojé de mi ropa de dormir y entré en la ducha para darme un relajante baño de agua tibia. Salí envuelto en una toalla alrededor de mi cintura, me vestí con mis Jean sueltos que últimamente me encantaban tanto, una camisa negra y mis Preciado Timberlands.
Antes de salir de la habitación me coloqué velozmente las gafas.
No habían moros en la costa (o simio a la vista), por lo que decidí irme rápidamente de casa antes de que Taehyung se apareciera de repente. Bajé las escaleras y hambriento mi mirada se dirigió a la puerta de la cocina.
Oh, qué más daba, sólo sacaría una manzana, me iría y ya.
Entré a la cocina, cogí una manzana de encima del mesón y salí impaciente para juntarme con Namjoon.
Pero la repentina presencia de Taehyung en la sala de estar me hizo dar un respingo.
—¿Qué tal?— me saludó casualmente caminando hacia mí dándome un beso en la mejilla—. ¿Cómo despertaste?— me preguntó cortésmente.
—Bien— dije un tanto extrañado por su comportamiento—. ¿Qué hay de ti?
—Excelente— sonrió—. ¿Te parece si salimos hoy?— preguntó amablemente.
Me mordí la mejilla por inercia.
—Tengo planes— dije con miedo de escucharme cortante—. Quizás otro día— sonreí un poco apenado.
Él se encogió de hombros con una sonrisa despreocupada. De verdad que todavía no me acostumbraba a su cariño y a su siempre presente satisfacción con todas las cosas.
—Lo que tú quieras, Jungkookie— me dijo meloso para luego plantar un beso corto en mis labios.
Sonreí incómodo. De verdad que era difícil acostumbrarme al nuevo Tae.
Me despedí con una pequeña sonrisa y salí de la casa Kim en dirección a la pizzería de quinta en donde Namjoon y yo nos reuniríamos. Al llegar noté que estaba sentado en la misma mesa del día anterior.
—Hola— lo saludé sonriente sentándome frente a él.
Namjoon alzó la vista y dejó a un lado el libro que tan detenidamente leía. "Orgullo y perjuicio". ¿Me estaba jodiendo, no? Pensé que los hombres no leían eso.
—Ayer lo estuve pensando— comenzó a hablar, yo le puse total atención—. Creo que no es que no quieras a Taehyung... Creo que todo se debe en realidad a que tienes miedo.
Lo que me dijo provocó varias reacciones en mí. Para empezar sentí cómo mi corazón sufría un lento ataque que no sabría cómo definir, para luego sentir la manera en la que mi cuerpo se congelaba, y finalmente reírme a acarcajadas nervioso.
Estaba sufriendo un muy pero muy pequeñito ataque de bipolaridad.
—¿Estás bien?— cuestionó Namjoon extrañado, negué efusivamente con la cabeza,
—¿M-me estás dicendo... me estás diciendo que sí lo quiero?— pregunté en un extraño shock confuso.
Por Yisus hyung, que me empezaba a doler la cabeza.
—No— negó él en respuesta—. Sólo digo que en realidad, tienes miedo. Tu padre abandonó a tu madre y debió resultarte un trauma, suficiente para que tengas miedo de que te ocurra a ti. ¿O lo niegas?— me dijo él reflexivo, cómo solía serlo.
Me lo pensé a fondo por unos largos segundos, que se tornaron minutos.
¿Entonces si quería a Taehyung? Ah, esto era una mierda, no entendía nada.
—No sé qué decir, Namjoon— murmuré, sintiendo los ojos arder.
—Piénsalo— dijo él—. Tienes desconfianza en Taehyung por el hecho de que podría romperte y abandonarte cómo lo hizo tu padre con tu madre— continuó, yo asentí—. Pero él no es igual, y eso debes meterte en la cabeza... No debes... no debes dejar a un lado tus sentimientos por el miedo— concluyó él, dándome algo en que pensar muy seriamente.
Se levantó de su asiento y se alejó de la mesa para empezar a irse.
Él tenía razón, estaba asustado. Cuando había dicho que ni quería a Taehyung había sido mi miedo quién hablaba, no yo, no mis sentimientos. Me sentía jodidamente curse pensando en todo aquello, y lo detestaba, pero no podía seguir cometiendo el mismo error.
No había sido yo, había sido mi miedo. No era que me sintiese culpable por "jugar" con el corazón del gran Kim, era que me sentía culpable por ser tan tonto como para llegar a caer a sus pies.
Odiaba que fuera meloso, pero por el simple hecho de que de esa manera conseguiría enamorarme. Enamorarme significaría perder.
Pero ya no más.
El miedo ya no me dominaría, ahora sólo serían mis sentimientos.
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Sustos q dan gusto (?
resubido: 30/12/2020
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