#31: "Llámame"
Acomodé el cuello de mi camisa mientras me observaba al espejo cautelosamente. Dejé caer ambas manos a los costados de mi cuerpo y luego suspiré repitiéndome interiormente lo ridículo que era arreglarse para ir a un desfile de modas.
Había almorzado un sandiwch y yo no acaba de comerlo cuando mi madre ya me estaba jalando del brazo para que fuera a arreglarme para el desfile. Ella se tenía que arreglar también, solamente que se tardaría más por... pues sólo por ser mujer.
Llevaba unos pantalones negros, zapatos del mismo color y una camisa blanca bastante sencilla. Prácticamente mi madre tuvo que obligarme a usar el caquetón que hacía juego. Según ella, "el terno". Eché mi cabello hacia atrás antes de tomar la chaqueta negra de encima de mi cama y ponérmela encima. Listo, parecía todo un caballero.
Cosa rara, lo sé.
—¿Estás listo, Taehyung?— me preguntó mi madre entrando a la habitación con un vestido color blanco y su cabello tomado en una coleta desordenada.
—Sí. ¿Tú igual?— pregunté sonriéndole.
—¿Qué? ¡No! Este vestido ni si quiera me queda bien. Usaré el rojo. Además ni si quiera me he bañado todavía, por Dios.
Suspiré. Lo dije: se tardaría más que yo.
El timbre de mi casa me hizo dar un respingón y dar media vuelta sobre mis talones para dirigirme escaleras abajo. Ya sabía quién era, era fácil de adivinar.
—¡Hermano, pero que idiota te ves!— se burló al ver cómo me había vestido.
Inspeccioné su atuendo de arriba abajo.
—Estás vestido de zanahoria.
—¡Lo sé!— se rió dando media vuelta sobre su lugar—. Me pagan por usar este traje y pararme por fuera de un restaurante para vegetarianos.
—¿Y la paga es buena?— dije interesado.
—¡Sí! ¡Tú podrías ser el brócoli, hermano!— exclamó apoyando una mano en mi hombro luego, para verme con una expresión de orgullo maternal—. Será un lindo futuro para ambos. Tú y yo en la cima del éxito vegetal.
—Ya déjame, idiota vestido de zanahoria— resoplé sacándome su mano de encima.
—¿Ya se van al desfile?— preguntó poniendo ambas manos sobre sus... caderas zanahoricas.
—Algo así. Yo estoy listo, pero mi mamá sigue arriba decidiendo que ponerse— le expliqué señalando las escaleras.
—Oh, la señora Suni. Debe verse muy bien en vestido de gala— asintió reiteradas veces con la cabeza alzando las cejas.
Me acerqué a él, tomé su cara y le pegué una bofetada.
—A mi mamá ni te le acerques— dije antes de volver a mi lugar dando un paso hacia atrás.
—Eres agresivo, Grey.
—¿Te leíste el libro?— dije observándolo con asco.
—Es bueno— se encogió de hombros—. Además el final del tercer libro es bastante emotivo.
—Alto, alto, alto. ¿Te leíste los tres?— pregunté con una mueca de horror.
—Sí— asintió mirándome alegremente.
—Fuera de mi casa.
JUNGKOOK'S POV:
¿Por qué demonios no me llamaba?
No quería sonar desesperado, menos lucir como tal. Pero no había recibido una llamada de Tae en todo el día y ya comenzaba a acercase la hora del desfile.
¿Sería que ya no le interesaba? No, no, él no podía ser de esos chicos que te hacen la jugarreta y luego del sexo te dejan a un lado.
¿Verdad?
—Cariño, anda arreglando tus cosas, debemos irnos— dijo mi madre caminando de un lado para otro en mi habitación de hotel.
Asentí revisando mi celular. ¿No sería que tenía mala la señal? Quizás se había quedado sin minutos para llamar y necesitaba recargar el móvil. ¡Tal vez había perdido el celular! Vamos, que hasta podría ser que estuviera haciendo cosas más importantes que llamarme.
¿PERO QUÉ COSA ERA MÁS IMPORTANTE QUE LLAMARME?
—Hijo, pareciera que está entrando en pánico— murmuró mi mamá.
—¿Qué?— chillé incrédulo—. No es cierto. Estoy completamente bien. No es nada— dije encogiéndome de hombros, y desbloqueando mi móvil para revisar si tenía algún mensaje de Taehyung.
No tenía nada. ¡Pero claro! Si no me llamaba, menos me iba a enviar un mensaje. Debía estar ocupado, quizás le había pasado algo, se le habría muerto un familiar o algo así, tampoco era que me importase. Es decir, sí, me importaba saber si se había muerto alguien de su familia. ¡Oh! ¿Y si mejor la llamaba para verificar? Quería ser el primero en darle el pésame.
Busqué su nombre entre mis contactos.
—Jungkook, apresúrate— dijo mi madre de mala gana.
—Sí, claro— dije volviendo a la realidad. Bloqueé mi móvil de nuevo y lo dejé sobre la cama, yo todavía sentado como indio sobre esta—. ¿Y qué hago?— pregunté.
—¿Ordenar tus cosas tal vez?— propuso ella alzando ambas cejas.
—Cierto— reí nerviosamente. Me levanté de la cama y volteé para tomar mi celular y ver la pantalla una vez más.
Nada, absolutamente nada.
—Ver tu celular cada dos segundos no hará que él te llame— habló sabiamente mi madre. Volteé a verla.
—¿Cómo sabes?— pregunté refiriéndome a mi posición.
—Cariño, lo que tú haces con tu iPhone es como yo adolescente cuando me quedaba todo el día frente al teléfono fijo de la casa y también como tu abuela revisaba cada vez que llegaban cartas al buzón de su casa. No me engañas tan fácilmente.
Gruñí en voz baja. Maldita brujería la que tiene las madres.
—Es sólo que... creí que iba a llamarme— suspiré.
—Todavía queda toda la noche— se encogió de hombros ella.
—¡Pero nos vamos mañana!— dije abriendo mis ojos—. No alcanzaré a verlo, a menos que se escabulla por mi ventana como Robert Pattinson en Crepúsculo.
—Primero, cariño, no sé quién es Robert Patason.
—Pattinson.
—Patason.
—Pattinson.
—Y en segundo lugar, después de la conferencia de prensa tendrás todo el tiempo del mundo para ir a verlo. ¿No dijiste que llevarías a tu novio?
—No— murmuré frunciendo el ceño.
—Pues da igual. Estoy segura de que se podrán ver antes de que parte tú avión.
Suspiré tristemente. Antes de que partiera mi avión a Nueva York. ¿Cómo sería posible eso?
—Quiero verlo— susurré incapaz de tragarme mis palabras.
—Lo podrías ver ahora si fueras sincero— espetó. Cerré mis ojos antes sus palabras. Ella sabía que todavía no le decía acerca de que era un modelo, o que era mi novio falso, o que me iría a Nueva York mañana por la mañana.
Y tampoco sabía cómo decírselo.
Si algo era cierto en toda esta horrible historia del terror y el karma, era que mi plan de acabar con mi carrera terminaría siendo un éxito si es que Mino no me cubría la boca con cinta adhesiva en la conferencia. Seguir siendo alguien que no era y que además me estaba cambiando, era un soberano infierno en el que no podría seguir viviendo.
Me preguntaba internamente qué hubiera pasado si mi madre no hubiera conocido jamás a Mino, qué hubiera pasado si no nos hubiéramos mudado a Nueva York, qué hubiera pasado si... jamás hubiera vivido junto a Kim Taehyung.
Todo sería diferente, eso podía apostarlo.
—¿Están listos?— preguntó Mino entrando a la habitación. Lo ví con mis ojos cansados y una expresión triste.
"Si tan sólo jamás hubieras aparecido en nuestra vidas"
—Claro— sonrió mi madre—. Vamos, Jungkook.
Asentí mientras me dirigía a la puerta y salía junto a Mino y mi mamá, sin poder soltar el móvil de las manos.
Me reí irónicamente.
Jamás me iría a llamar.
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