#28: Pequeñeces

JUNGKOOK'S POV:

Nadie me mencionó que ordenar un cuarto hecho toda una pocilga por culpa de mis desparramadas cosas de modelos sería un problema.

Porque, bueno, no lo era. Simplemente era yo siendo un holgazán de primera que lo único que quería hacer en ese instante era dormir y esperar a que Taehyung llegara... para poder dormir más.

Suspiré luego de enviarle el mensaje a Taehyung con la dirección del hotel en el que me hospedaba y me levanté de mi cama dejando que se escapara de mi garganta un gemido de flojera.

Tenía menos de veinte minutos para ordenar el desastre que tenía por habitación.

¿Donde estaba mi varita mágica de Harry Potter en un momento tan importante como este?

Eso no es muy Wingardum Leviosa de tu parte mundo.

Menos diez puntos para Gryffindor.

Empecé dejando todo lo del suelo en una bolsa. Sí, no era un empaque muy bonito, pero una vez mi abuela me había dicho "Trabaja con lo que tienes".

¿O era "cómete todas tus verduras"?

Demonios, la falta de sueño de verdad me afectaba.

El sonido de mi celular me distrajo de mis quehaceres de un momento a otro. Debía ser Taehyung, después de todo, no conocía a nadie más que me quisiera llamar por esos días.

Me sorprendí al ver el nombre de Namjoon en la pantalla. ¡Mierda! ¿Justo ahora? ¿Qué tendría que decirme? Por un lado deseaba contestarle pero presentía que algo saldría mal si lo hacía. No quería ser pesimista pero sí, lo estaba siendo, además no tenía ánimos de responderle.

Me mordí la lengua. Oh vamos. No tenía de otra que contestar, después de todo, era mi amigo. Acepté la llamada y llevé el auricular de mi teléfono a mi oído.

—Necesito tu ayuda— su voz se oía quebradiza y llorona.

¿Ven? Sabía que algo iba a salir mal.

—¿Qué pasó, Namjoon?— pregunté preocupado mientras seguía recogiendo las cosas del suelo y las guardaba en una la bolsa.

—Jin terminó conmigo— sollozó.

¿Quién?

—No puedo creerlo— murmuré frunciendo el ceño y tratando de recordar quién cojones era Jin.

Oh, oh, ¡cierto! El novio de Namjoon.

Bueno, el ex novio de Namjoon.

—¿Puedes venir?— preguntó tristemente aguantándose la lagrimas. Sorbió por la nariz y luego escuché el sonido de que estaba sonándose.

Uh, ¿debería decirle?

—Taehyung va a venir— solté con miedo—. ¿Estás seguro de que no te puedo visitar mañana?— pregunté.

—¿Mañana? Creí que sería el desfile— susurró con tierna voz.

Demonios, tenía razón. ¿Cómo se me había pasado lo del desfile en un momento así?

—Lo siento, ti-tienes razón— tartamudeé rascando mi nuca—. Um, yo... Ya voy, Namjoon, debo hablar con Taehyung primero, no puedo dejarlo plantado.

—Te esperaré— respondió decidido,

—Gracias— sonreí débilmente cortando la llamada al segundo después. Dejé mi móvil sobre la cama y suspiré decaído.

¿¡Por qué Seokjin tenía que meter la pata en un momento como éste!? ¿¡No podía pasar un momento tranquilo con mi novio!? ¿¡De verdad era tan necesario romper con Namjoon justo aquello jodido día!?

Ugh, de acuerdo, debía relajarme.

Salí de la habitación dejando todavía algunas cosas botadas por el suelo y corrí hasta el ascensor. Si me encontraba con Taehyung en el lobby tendría que decirle que deberíamos salir del hotel, por lo que no vería mi cuarto aquel día y por consiguiente no veía obligado a limpiar. El lado positivo de las cosas.

Subí al elevador al lado de una anciana que parecía ser ciega y llevaba adornando su rostro una extraña y maliciosamente sonrisa. Se me hacía conocida de alguna parte.

¡Oh! ¡La anciana que había lanzado por la escalera!

Mierda.

—Tú...— me señaló con chillona voz al voltear a verme. Tragué saliva y mantuve mi mirada fija en las puertas del elevador.

Cinco segundos después empezó a golpearme con su bastón.

—¡Señora cálmese!— exclamé desesperado—. ¡Baje el bastón!

—¡Esto te enseñará a no meterte con gente de tercera edad, niño mal educado!— me gritó/regañó/golpeó antes de que las puertas del ascensor se abrieran y ella saliera del pequeño espacio en el que estábamos tranquilamente.

Por eso es que cuando vean a una abuela con bastón cerca, huyan antes de que sea demasiado tarde.

Hoy fui yo, mañana podrías ser tú, no lo olvides.

Bufé sacudiendo mi ropa y me dirigí a las puertas del hotel, para ver si Tae ya había llegado o venía en camino aún. Me extrañó ver su cabellera verde en uno de los sillones del ocupado lobby acompañado de una cabellera larga y castaña que me resultaba curiosamente conocida.

Me detuve de repente.

¡No, maldita sea, era mi madre con Taehyung!

—Oh, Jungkook, ¿cómo estás, hijo?— dijo de lo más casual mi mamá al momento en que llegué frente a ambos—. Me topé con Taehyung hace un rato.

—Hola— sonreí cortamente—. Bueno, mamá, Tae y yo nos íbamos, así que...

—Oh, no, no— me interrumpió volteando a ver a Taehyung con una sonrisa—. Recién empezamos a conversar. ¿Verdad, pequeño? Déjame conversar un rato más con el chico.

—Mamá, tenemos cosas que hacer— dije entre dientes.

—¿Van a follar!0?— me preguntó.

—¿¡Qué!? ¡No!— grité horrorizado.

—Entonces no van a hacer nada— se encogió de hombros. Fruncí los labios y volqué los ojos—. Déjame hablar con el chico ¿sí? ¿No hay nada que tengas que hacer?

—Bueno, debo ir a hablar con un amigo que está en problemas, pero... ¡eso no te da derecho a quedarte con Taehyung!— chillé molesto.

—Ay, que molesto eres, niñito. Solamente será por un rato, hasta que vuelvas de tu tema con tu amigo. ¿Qué dices?— propuso mi madre sencillamente.

—Pero... ugh, de acuerdo— gruñí cruzándome de brazos—. Pero no le digas cosas que no deberías, mamá, por favor, no quiero que le cuentes cosas vergonzosas de mí.

—¿Cómo qué? ¿Esa vez que estabas desnudo y te pusiste la chaqueta negra del traje de tu padre y empezaste a correr por la casa diciendo que eras un niño grande?

—¡Mamá!

—¿De verdad hizo eso?— preguntó curioso Taehyung.

—Uh, cariño, eso es lo de menos— respondió ella palmeando su rodilla.

—Esto es a lo que me refería— bufé—. Como sea, cuando vuelva me llevare a Taehyung, sin quejas— la señalé específicamente a ella.

—Como diga su alteza— se rió juvenilmente.

Arqueé una ceja.

¿Estaría planeando quitarme a Taehyung?

Esperaba que no fuera eso. Imaginarme a mi madre intentando seducirlo se me hacía demasiado perturbador.

Me despedí de ellos cortamente y corrí afuera del hotel. Necesitaba hablar con Namjoon y evitar que hiciera una tontería. Con aquel tono triste de voz y la poca experiencia que parecía tener en el amor, no me parecería extraño que intentara ahorcar con papel higiénico o tratara de cortarse las venas con una banana.

Pero lo que más se me dificultaba en ese momento, ¿cómo aconsejar a alguien que lo único que había hecho hasta entonces había sido darme consejos a mí?

Debía empezar a elegir a mis amigos correctamente. De preferencia, tontos, para que me hicieran se te sabio y con buen conocimiento de todo.

Llegué a la casa de Namjoon e inmediatamente golpeé fuertemente la puerta. ¿Qué le diría? Había terminado con su novio, de seguro era el primero hasta entonces, al menos el primero con el que iba enserio por lo que yo entendí con aquel llanto desamparado suyo.

Debí haber buscado consejos en Facebook antes de venir.

—Viniste— murmuró al abrir la puerta, secándose las lágrimas y viéndome con aquellos tristes ojos negros.

No, no vine, soy producto de tu imaginación.

—¡Claro que vine!— exclamé acercándome a él y cubriéndolo en un fuerte abrazo—. Eres mi mejor amigo y estás sufriendo por el rompimiento con tu novio. ¿Cómo no iba a venir a verte?

—Gracias, Jungkook— suspiró hundiendo su nariz en mi hombro. Acaricié su espalda.

—Ahora dime exactamente qué pasó— mascullé alejándome un poco de él para verlo de frente. Él mordió su labio inferior mientras sus ojos se ponían aguados.

—Estábamos en su casa y él me dijo que teníamos que hablar. No me dió razones específicas, sólo me dijo que era un chico increíble pero que no funcionaba bien lo nuestro— suspiró lloriqueando.

—Lo lamento— dije frunciendo mis labios—. Me gustaría hacer algo al respecto, pero es decisión de Seokjin y no se puede hacer mucho al respecto.

—¿Acaso hay algo que sí pueda hacer?— preguntó cubriendo su rostro con ambas manos.

—Luchar por él— respondí acariciando su cabello mientras ambos nos sentábamos en el sillón—. Sé que probablemente lo perdiste, Namjoon, pero si realmente lo quieres, debes luchar por él.

—Jamás regresaría conmigo— se rió amargamente—. Soy como una mierda, una jodida mierda, Jungkook. ¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Por qué el querría estar con alguien como yo?

—No es cierto, Namjoon, eres increíble, cariñoso y un chico perfecto. El mismo Seokjin te lo dijo. No dejes que eso te baje tanto el ánimo— lo apoyé.

—Pero no me quiere— se encogió de hombros.

—No vas a saberlo si no luchas por él. No te des por vencido.

Él se mantuvo en silencio entrelazando sus dedos sobre su regazo.

No podía evitar sentirme impotente. ¿De verdad Namjoon pensaba todo eso? No lo creía, se me hacía estúpido, quizás solamente era el sentimiento del momento por haber roto con su novio.

Aún así debía dolerle.

—Pues iré por él— se decidió levantándose del sillón.

—¿Qué? ¿A-ahora?— dije impresionado. Eso había sido rápido, no esperaba que se pusiera de tal manera.

—No pienso tardarme como los demás idiotas. Lo quiero y quiero luchar por él. Prefiero hacerlo ahora, en lugar de cuando ya sea tarde— respondió mirándome duramente.

Sonreí débilmente.

—¡Pues a por él!— exclamé dándole ánimos. Él me sonrió.

—Allá voy— dijo dirigiéndose a la puerta—. Oh, y si quieres, puedes irte, nadie te obliga a quedarte— se rió al darse cuenta de que estaba a punto de dejarme solo.

—De acuerdo— asentí sonriendo levemente y saliendo de su casa también.

Se despidió. Lo vi moverse hasta el final de la calle, caminando en dirección a la casa de Jin. ¿Qué le iría a decir para ganarse su amor de nuevo? Bueno, claramente Namjoon podía con ello, era bueno en eso de las palabras.

Sonreí mientras daba media vuelta y regresaba al hotel.

Yo sabía que Namjoon podría con esto.

Entré lentamente por las puertas del lobby del hotel y busqué a Taehyung y a mamá con la mirada. Seguían sentados en el mismo sillón. No me extrañaba, en absoluto, ella cuando quería podía parlotear más que un perico en una convención, la conocía lo suficiente.

Y ella también me conocía lo suficiente como para saber que tan pronto llegara frente a ambos, Taehyung volvería a ser de mi propiedad.

Oh, vaya, de verdad era bastante posesivo.

—Hola— los saludé interrumpiendo sus risas—. ¿Se han divertido en mi ausencia?

—Claro que sí, cariño, este chico es verdaderamente simpático. Bueno, siempre lo fue— sonrió encogiéndose de hombros mi madre. Me mordía la lengua para no soltar una grosería.

¡Y es que no estaba celoso pero por qué coños tenía que pasar tanto tiempo con Taehyung!

—Bueno, ahora sí nos íbamos— mascullé tomando la mano de mí Tae.

Fue ahí cuando recordé que mi cuarto de hotel seguía desordenado con algunas cosas de modelo.

Maldición.

—Um, ¿sabes qué? Todavía me queda un par de cosas que hacer. ¿Por qué no se quedan aquí mientras yo termino?— propuse palmeando mis manos. Mi madre sonrió victoriosa.

Hija de mi abuela.

—Vuelvo enseguida— me excusé saliendo de ahí y corriendo hasta el elevador.

Al llegar a mi piso me topé con Yoongi.

¿Qué?

—Hola— lo saludé alegremente intentando ver si ya se le había pasado el enojo conmigo, como le había pasado a mi mamá, al menos frente a Taehyung,

Él no despegó la mirada de su celular.

—Hola— dijo sencillo ignorándome. Siguió caminando hasta el ascensor y cuando sus puertas se cerraron, seguí con mi camino hasta mi habitación.

Solo tenía una palabra para describir aquella situación: brutal.

Guardé todo lo que tenía botado por ahí en la bolsa de plástico gigante en la que había estado guardando las cosas antes de que Namjoon llamara. Faltaba poco para acabar de ordenar el desastre, pero no podía permitir que Taehyung lo viera.

¿Por qué había dejado tremendo desorden la noche anterior?

Oh cierto, había entrado en un extraño pánico.

—Terminé— suspiré mientras guardaba la bolsa en el armario y cerraba éste luego. Sacudí mis manos mientras admiraba mi habitación.

Unos pequeños y suaves golpes en la puerta se escucharon al segundo más tarde. ¿Quién sería? No se me pasaba por la cabeza alguien más que no fuera Mino. Era el último que me faltaba por toparme por el momento.

Abrí la puerta y Taehyung apareció tras ella con una pequeña sonrisa.

—¿Cómo supiste?— pregunté refiriéndome al número de mi habitación.

—Tu madre me dió las indicaciones— sonrió. Sentí la rabia recorrer mis venas.

Esa mujer lo había enviado a mi habitación.

Y presentía que no lo había hecho para ser agradable, si no porque había adivinado que debería esconder algo acerca del maquillaje.

—Ya veo— sonreí dejándolo pasar—. Bueno, mejor, ¿no? Ahora sabes cómo llegar, supongo.

—Sí...— murmuró sentándose a los pies de mi cama. Su rostro ensombreció—. Me mencionó que te irías en un par de días.

Maldición. ¿Esa mujer no podía cerrar su boca?

—Sí, yo... teníamos pensado volver— respondí rascando incómodamente mi nuca.

—No quiero que te vayas— murmuró tomando mi mano y atrayéndome a él. Acarició mi espalda mientras juntaba su frente con la mía—. ¿Qué haré sin ti?

—Seguir— sonreí débilmente—. No por mi culpa tu vida acabará, Taehyung, nada es para siempre.

—Yo quiero que seas para siempre, Jungkookie— murmuró, y besó la punta de mi nariz.

Acaricié su cabello suavemente mientras mantenía su mirada conectada a la mía.

Yo también quería que fuera para siempre.

Besé sus labios suavemente mientras lo tendía suavemente hacia atrás en la cama. Me subí a horcajadas de él sin despegar sus ojos de los míos.

Sonreí igual que lo hizo él.

—¿Siempre terminaré yo llevando las riendas?— pregunté divertido refiriéndome a la anterior vez en el sillón de sus casa. Él rió antes de darme media vuelta y dejarme bajo de él.

—Ahora no— dijo besando mi mentón—. ¿Qué te parece?— preguntó divertido siguiéndome la corriente.

Sonreí antes de atraer sus labios a los míos nuevamente.

—Te quiero, aquí y ahora— murmuré sobre su boca.

Él se tensó.

—Mierda— masculló—. ¿Seguro?— me preguntó preocupado mirándome fijamente a los ojos.

—¿Cuándo si no?— pregunté curioso por su respuesta.

—Esta noche— exhaló—. Todavía es un poco temprano, ¿no te parece?— me sonrió ladeado. Asentí y mordí mi labio inferior intentando ocultar mi sonrisa.

—Bien, esta noche será— afirmé atrayéndolo nuevamente hacia mí, rodeando su cintura con mis piernas y su cuello con mis brazos, de manera de tenerlo completamente pegado a mí. Él suspiró—. Te tendré que mantener raptado aquí por lo que queda del día hasta la noche.

Él besó mis labios sonriendo.

—Estaría encantado.

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