#28: Cementerio
—Adiós, Namjoon— me despedí del chico con una sonrisa.
—Adiós, Jungkook— me dijo de igual forma y luego de darnos un corte beso en la mejilla, cada uno se fue por su camino.
Me había pasado toda la tarde con Namjoon, absolutamente toda la podrida tarde. Charlamos, jugamos videojuegos, comimos helados, y sí, hicimos bastantes cosas, pero aún con su actitud carismática y tímida, no podía dejar de la mi odio y enojo por el simio Kim.
"Cuatro ojos" fueron sus exactas palabras dirigidas a Namjoon. ¿Es que era estúpido?
No poder sacar de mi cabeza a Taehyung, fue, sinceramente, irritante, como tener un grano en el culo y mantenerte sentado todo el día encima de él, simplemente, insoportable. Claro, usaba la mayor parte de mis pensamientos por el hecho de que estaba enfadado con él, pero eso no quitaba el detalle de que no podía sacarlo de mi maldita mente, era como una sanguijuela pegada a mi cerebro.
No quería pensar en él, y justamente fue en él en quien pensé toda aquella tarde.
Puta vida asquerosa y mugrienta,
Cuando llegué frente a la puerta de la casa Kim, tuve que controlar mis ganas de lanzarme sobre Taehyung y golpearlo varias veces, ya que bueno, sería como que una hormiga intentara golpear a Hulk.
Es decir, ya no tenía dignidad para gastar.
Golpeé la puerta con el puño que formaba mi mano, y esperé a que alguien abriera. Después de unos segundos, la cabellera del simio se hizo presente al otro lado del marco de entrada.
—Hola— dije secamente, sin tener deseos de hablar con él.
—Hola— dijo cabizbajo. Al parecer ninguno de los dos tenía ganas de charlar.
Entré a la casa y me quedé parado en la sala de estar a observar cómo Taehyung cerraba la puerta de entrada. Sinceramente, cuánto lo odiaba desde que le dijo "cuatro ojos" a Namjoon y a mí "nerd". Fue en ese momento en el que me di cuenta de que en el fondo, Kim Taehyung seguía siendo el mismo egocéntrico y popular de siempre.
Nunca cambió y no comprendía por qué yo había pensado que sí lo había hecho. Un pedazo de estúpido, eso era yo.
—¿Dónde estabas?— me preguntó Taehyung con un tono de voz apagado.
Bufé volcando los ojos. Debía ser una broma el hecho de que luego de dirigirse tan fríamente hacia mí, ahora me estuviera preguntando aquello.
—¿Te importa?— dije con ironía.
—Sí— respondió él mirándome profundamente, y haciéndome dar cuenta de que tenía los ojos llorosos.
Abrí la boca para responder poniéndome a la defensiva, cuando una llamada telefónica interrumpió nuestra conversación. El teléfono de la casa. Tae contestó.
—¿Aló?... Sí... ¿Jungkook?... Espera— dijo Taehyung viéndose cortado algunas veces por la voz de la otra línea. Puso una mano en el auricular y se dirigió hacia mí—. Es tu mamá.
Me quedé desconcertado. ¿Mi madre? ¿Mi madre llamando? ¿Llamándome a mí? Vaya, es más de lo que nunca esperé.
Y como el buen hijo que soy, tomé el teléfono y respondí.
—¿Mamá?
—¡Jungkook!— exclamó ella al otro lado de la línea.
Fruncí el ceño notoriamente. Tanta alegría me daba miedo.
—¿Pasó algo?— le pregunté extrañado.
—Sólo llamaba para saber cómo estabas. Te extraño mucho Kukito.
—Yo también, mamá. Estoy bien, gracias. ¿Todavía sigue en pie lo de que volverán la próxima semana?— le dije, esperando que me respondiera un "No, vamos a volver antes". Por ahí dicen que lo ultimo que se pierde es la esperanza.
Sin embargo fue lo primero que perdí. Malditos dichos engañosos.
—Lo lamento, cariño, dos semanas, recuérdalo— me dijo ella, escuchándose un tanto triste.
Suspiré. De verdad el mundo me odiaba.
—Está bien— esbocé una pequeña sonrisa a pesar de que ella no pudiera verla—. Buenas noches, mamá. Cuídate.
—Igual tú, pequeño. Adiós— dijo ella dulcemente y colgó la llamada. Dejé el teléfono sobre la mesa.
Maldecía el día en que mi madre tuvo que irse de viaje. Sólo eran dos semanas, supongo que no me quedaba más que intentar sobrevivir. Pero me había acostumbrado tanto a verla en casa, que ya aquellos pocos días sin ella me estaban volviendo loco.
Sin ella me sentía, solín, solito, con mi soledad.
—Bueno, hasta mañana— dije yo, inevitablemente cortante, dirigiéndome a Taehyung.
Él asintió con la cabeza a manera de despedida y yo subí las escaleras para irme a mi habitación. Me acosté en mi cama dispuesta a dormir, cuando mi maldita mente empezó a funcionar, a recapacitar.
Ahí es donde a mi maldita conciencia por fin le dió por funcionar.
"Las cosas buenas llegan tarde"
Cómo desearía tener una conciencia normal. Una que SÍ funcionara.
"Te recuerdo que yo no pedí ser tu consciencia, mugroso desagradecido"
Volviendo al tema. Ignoré aquella vocecita en mi cabeza y volví a concentrarme en los hechos. Cuando Taehyung me abrió la puerta estaba cabizbajo, cuando habló su voz estaba apagada, y cuando ví sus ojos estaban rojos. Indicio de llanto o de droga.
Y aunque la segunda opción me tentaba, no creía que fue la correcta.
<...>
Desperté quince minutos más tarde de lo normal. Cuando me percaté de ello, me vestí lo más rápido posible, cogí mi mochila rápidamente, y bajé las escaleras corriendo. Cuando llegué a la primera planta de la casa, me di cuenta de un pequeño detalle. Taehyung no estaba.
Y no, no era que estuviera en la sala o en la cocina, no estaba en ninguna parte de la casa, y las llaves de su preciada Beyoncé no estaban.
¿El maldito me había dejado botado? ,e había dejado completamente solo y sin un medio de transporte, lo que significaba que tendría que usar mis pies para caminar hasta la escuela. ¡Era un imbécil! ¡Pero qué estúpido era Taehyung! No podía creer que fuera tan desgraciando como para eso. ¡Me había dejado solo! ¡SOLO!
Enfadado me dirigí a la cocina para ahogar mis pena en comida, digo para recargar mis energías, pues gracias a cierto simio tendría que irme caminando a la escuela. Sí, quizás llegaría tarde, pero ya qué, me importaba una mierda, en algún momento llegaría a la escuela, y eso era más que suficiente para mí.
Hurgué en el refrigerador buscando algo para tomar, me decidí por lo más sencillo: un yoghurt de frutilla. Puse el yoghurt sobre el mesón de la cocina y cuando lo hice me di cuenta de que había puesto el producto sobre un papel.
Cogí el líquido sabor frutilla y ví la nota.
"Tuve algo que hacer. Nos vemos por la tarde. Si quieres saber por qué no estoy en casa habla con tu querido Hoseok. Adiós ~ Taehyung"
Pude sentir la tremenda ironía que dejó en la nota al nombrar "tu querido Hoseok". Claramente la nota iba dirigida a mí. Finalmente la curiosidad terminó por carcomerme por dentro.
Fui hasta la sala de estar y busqué el teléfono con la mirada. Estaba sobre la mesa central, con una nota que tenía un número telefónico en ella. Arriba del número, estaba escrito el nombre de Hoseok. Le marqué y esperé que me contestara.
—¿Taehyung?— me pregunto su masculina voz del otro lado de la línea cuando contestó.
—Jungkook— le corregí—. Tú sabes que vivo con Tae, ¿no?
—Sí, me lo mencionó— me respondió—. ¿Por qué llamaste?
—Escúchame, no tengo tiempo, necesito saber dónde está Taehyung— dije escuchándome preocupado.
O sea, imagínense. Taehyung me dejaba una nota que dejaba un millón de suspenso, me decía que le preguntara a Hoseok, ¿y quería que no estuviera nervioso o preocupado? Imposible, quizás lo odiaba, pero mi preocupación era inevitable.
"O tal vez simplemente no lo odias tanto cómo crees"
—Oh— se escuchó un seco sonido de la voz de Hoseok—. Esta en el cementerio, pero no creo que se te haga muy agradable ir allá, está lloviendo— respondió él, dejándome atónito.
¿Cementerio? ¿Por qué Taehyung estaba en el cementerio? El recuerdo de la noche anterior cuando lo ví con los ojos llorosos y rojos vino a mi mente.
No podía ser.
—Hoseok, ¿tienes auto?— le pregunté rápidamente.
—Obvio— respondió él vanidoso. Sí, era lindo e inteligente, pero seguía siendo popular, a veces la fama le come el cerebro a la gente.
—¿Puedes venir a buscarme y llevarme al cementerio?— le pregunté.
—Claro— dijo él simpático—. Estoy ahí en media hora.
—Muchas gracias— suspiré agradecido por su gesto.
—Voy— y dicho esto de su parte, colgó.
Dejé el teléfono sobre la mesa y dos preguntas se vinieron a mi mente:
Una: ¿Taehyung de verdad estaba en el cementerio?
Dos: ¿¡Cómo rayos no me había puesto nerviosos hablándole al mismísimo Jung Hoseok!?
Yo que ustedes me voy preparando para la Apocalipsis.
<...>
El sonido de la bocina llamó mi atención. Salí de la casa rápidamente y subí al auto de Hoseok corriendo para que la lluvia no me empapara la ropa. Me senté en el asiento del copiloto.
Es decir, no podía mojar el auto de Hoseok, a kilómetros se veía que veinte riñones no eran nada al lado de esa cosa con cuatro ruedas.
—Hola, Jungkook— me saludó simpático y arrancó el auto.
—Hola, Hoseok— le sonreí en un intento de parecer amable.
—Te dejaré en el cementerio y me iré, ¿de acuerdo?— me dijo rápidamente. Enarqué una ceja extrañado.
—¿Por qué? ¿Taehyung es tu amigo, no? Y está en el cementerio, ¿por qué no...?— empecé a decirle intentando comprender.
Él me interrumpió luego de soltar un profundo suspiro.
—Taehyung me dijo que no fuera. Es más, no quiere que nadie vaya, pero...— se quedó en silencio a la mitad de la explicación.
—¿Qué?— le pregunté curioso.
—Vives con él, quizás que tú vayas sea mejor— dijo encogiéndose de hombros.
—De acuerdo— dije no muy convencido.
—Además aunque quisiera quedarme con él no podría— dijo él y una sonrisa de posó en su rostro—. Jennie tienen práctica de porristas.
Volqué los ojos.
La tonta y hueca de su novia tenía que entrar en escena.
—Ya llegamos— dijo Hoseok, haciéndome salir de mis pensamientos.
Aparcó el auto al lado de uno que se me hacía familiar: Beyoncé. Ambos miramos el auto de Taehyung.
—Me iré. ¿Estarás bien?— me preguntó amablemente.
Asentí débilmente con la cabeza.
—Sí, nos vemos— me despedí de él con un beso en la mejilla y estaba a punto de bajar, cuando él me detuvo ofreciéndome un paraguas que llevaba en el asiento trasero. Lo acepté y me bajé del auto. Luego, se fue en el vehículo.
Abrí el paraguas y me resguardé de la lluvia poniéndome debajo de él. Agradecía demasiado el hecho de que Hoseok fuera tan caballeroso, sin él probablemente estaría muriendo de hipotermia bajo la lluvia.
Alejé los pensamientos positivos de Hoseok de mi cabeza y pensé en Taehyung. ¿Dónde rayos estaba? Debía encontrarlo. Me adentré en el cementerio y empecé a buscar a Taehyung.
No había nadie por los alrededores, no podía ser tan difícil encontrarlo.
Seguí caminando por el lugar hasta que la figura de alguien me llamó la atención. Me acerqué rápidamente hacia la persona y ésta al levantar la cabeza me dejó ver su hermosa mirada.
Taehyung.
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