#27: El amor está en el aire
Le di un mordisco a mi sándwich y volví mi mirada a la televisión un segundo después. Otro caso de CSI Miami. La verdad, no me gustaba demasiado esa serie en un principio, solía evadirla olímpicamente cada vez que la daban, pero normalmente la veía porque a Jungkook los traía enamorado, y supongo que por su culpa, acabó gustándome verla a mí.
Eso y que Bob Esponja empezaba dentro de veinte minutos por lo que tendría que esperar por un rato.
Tomé un sorbo de mi bebida en lata y la dejé de regreso sobre la mesa antes de darle otra mascada a mi sandiwch. Ese era mi almuerzo del día, el espacial de la casa. Lo sé, lo sé, todo cinco estrellas, ¿no? Solamente podía decir que mi madre se había ido a almorzar con alguien del trabajo y había dejado solo y abandonado a su pequeño pobre hijo sin nada que comer excepto un sandiwch guardado en el refrigerador y una lata de bebida de dieta.
Lindo día hasta ahora. Claro.
Era un total "Forever alone".
El sonido de un nuevo mensaje en mi celular rompió la tranquilidad de la sala. ¿Quién osaba interrumpir de tal manera en mi momento de merienda? Bueno, de acuerdo, claramente no era un caballero de la armadura brillante, pero hablar así se me hacía gracioso.
Era tan medieval y caballeroso.
Me hacía sentir educado.
Cogí mi móvil rápidamente y lo desbloqueé sin quitar por completo mi mirada la televisión, sumido profundamente en el crimen de la serie.
Era el momento en que los policías de investigación entrarían al departamento del viejo malo, entonces descubrirían que él no estaba porque había huido lejos, lo que demostraba que era sospechoso, pero la chica de cabellos rizados diría que era imposible que él fuera el culpable del crimen porque lo conocía desde que era muy pequeña, y entonces luego al seguirlo junto a su compañero hasta el lugar al que huyó, se daría cuenta que...
¿Qué. Ya me había visto este capítulo antes.
Me volví hacia mi celular y noté que era un mensaje de Jihoon. Lo abrí para leerlo. De seguro debía ser algo de Hoseok, y si no era algo de Hoseok, quizás era de Jimin, y si no era se ninguno de los dos, lanzaría mi celular muy, muy lejos.
Nadie interrumpía a Kim Taehyung cuando estaba almorzando, menos si estaba viendo televisión al mismo tiempo.
"Hoseok ha estado cantándome serenatas por afuera de mi ventana hace media hora"
"Tiró una piedra a mi ventana para captar mi atención"
"Taehyung"
"Dile a Hoseok que deje de tirar piedras"
"Tae"
"Contesta"
"Ayúdame"
"No quiero escuchar más sus intentos de canciones"
"Taehyung"
"Responde"
"Kim"
"Ugh, me debes una ventana nueva"
"¡Kim!"
Razón número 72 por la cual no dejar a Jihoon hablando solo: se enoja y te hace pagar su ventana.
Lo llamé a su móvil a la espera de que contestara. Cinco segundos después oí su voz al otro lado de la línea.
—Taehyung— suspiró pareciendo aguantar el enojo—. Hoseok ha estado cantándome hace media hora.
—Lo sé— me reí—. ¿Puedes ponerlo al teléfono?
—Perdóname, perdóname...— la voz de Hoseok cantando empezó a escucharse por mi celular de una manera escalofriante.
Es decir, Hoseok cantando era escalofriante.
—Haz que se calle— me pidió Jihoon—. Me tiene harto, Taehyung. Creí que le habías pedido que se disculpara. No esperaba que se pusiera a cantarme, de verdad. Es decir, ¡hasta trajo una guitarra! Y sabes lo pésimo que es Hoseok tocando ese tipo de instrumentos.
—Ugh, espérame Jihonnie, debo colgar, hablaré con Hoseok— gruñí. Ese chico tenía un doctorado en ser imbécil.
—De acuerdo, gracias— respondió. Colgué la llamada y busqué a Hoseok entre mis contactos. Marqué su número impacientemente.
—¿Aló?— contestó la llamada.
—Jihoon me llamó quejándose que has estado chillando por su ventana— le dije de golpe—. ¿Qué mierda estás haciendo, Jung?
—Creí que cantarle sería un bonito detalle— se defendió como un niño pequeño. Bueno, otra de las facetas de Hoseok que no me gustaba descubrir.
—Cuando aprendas a cantar y cuando sepas tocar la guitarra, hazlo, Jung. Pero ahora no sabes hacerlo así que no lo hagas— espeté—. ¿Puedes ser normal por primera ves en tu vida y pedirle perdón de una manera decente, Hoseok?
—Eso creo... Lo siento— se disculpó suspirando—. Solamente no sé qué hacer con Jihoon. No puedo adivinar lo que quiere, nunca puedo hacerlo, es difícil— masculló.
—Um... Es un chico, Hoseok— contesté—. Acostúmbrate.
—Lo sé, lo sé— suspiró—. Bueno, me iré a disculpar como la gente normal.
—Así me gusta— sonreí en victoria de que recapacitara.
—¿Crees que ya metí la pata cantándole?— me preguntó escuchándose triste pero esperanzado.
Hice una mueca.
Creo que un dinosaurio causaría menos problemas, así que sí amigo, arruinaste absolutamente todo.
—No— lo apoyé en una pequeña mentira—. Pero cállate antes de que lo arruines.
—Sí, perdón— dijo distraídamente—. Um, bueno, me voy a disculpar con Jihoon supongo. ¿Hablamos luego?
—Seguro— respondí.
—Oh y... gracias por llamar y decirme que me callara.
Sonreí.
—Para eso estamos los amigos, Hoseok. Para posarnos en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en las estupideces y locuras, en las idioteces qué haces que siempre metas la pata con Jihoon y lo arruinas jodidamente todo, pequeño imbécil.
—Por eso te quiero— masculló él.
—Um, sí lo que digas. Adiós, Jung. Suerte con tu novio— le dije sincero.
—Adiós, TaeTae, y gracias— se despidió él, yo colgando la llamada luego.
También te quiero con tu imbecilidad y todo, idiota.
Pero no, ni lo piensen, no iba jamás a decir esa bobería en voz alta.
Sobretodo porque no estaba seguro de que la palabra imbecilidad existiera.
Dejé el celular sobre el sillón de nuevo, esperando lo mejor para Hoseok y Jihoon, y seguí viendo lo último que me quedaba de CSI Miami.
Un momento, ¿o era CSI New York?
¿¡Había CSI New York!.
Ugh, demonios. ¿Por qué simplemente no se puede llamar CSI y ya?
El sonido de mi celular interrumpió mi almuerzo/televisión momento una vez más. Si era Hoseok juro que le partía la cara la próxima vez que lo viera. Se estaba comportando más estúpido de lo normal y me tenía harto hasta la médula.
Pero no, no era Hoseok.
Y me caí del sillón cuando vi quien era la persona que llamaba.
Jungkook.
Debía controlar mis reacciones cuando viera el nombre de Jungkook en la pantalla de mi celular. No era la primera vez que me caía del sillón por su culpa, y eso no era bueno para mi espalda.
—¿Hola?— respondí sentándome de regreso en el sillón y bajándole el volumen a la televisión.
—Hola, Taehyung— dijo su voz animada—. Um, ¿cómo estás? Bueno, en realidad, yo... Ugh— se mantuvo callado por unos segundos antes de soltar rápidamente: — Me preguntaba qué estabas haciendo a esta hora.
—Nada— respondí inmediatamente—. Me refiero, solamente estoy en mi casa viendo televisión y eso.
—¿Te importaría mucho si voy?— preguntó tímidamente.
—Sería genial que vinieras— contesté—. Y oye, de verdad que no es problema para mí irte a ver al hotel. ¿En realidad no quieres que yo vaya?
—Bueno— murmuró—, podrías venir ahora. Digo, si no es molestia. No quiero molestarte y lo sabes, es solamente que... Bueno, estás viendo televisión y-yo no...
—Voy para allá— me reí inevitablemente—. Créeme que no es molestia para mí, Jungkookie, y me preocupa un poco que tengas que venir a mi casa siempre por tu cuenta, no me gusta que andes solo.
Él se rió.
—Eres un sobreprotector, Taehyung.
—Lo sé— admití sin problemas—. Voy para allá ahora, ¿sí? ¿Me esperas en el lobby?
—Seguro. ¿Sabes, o recuerdas al menos dónde queda?— me preguntó.
Fruncí el ceño, manteniéndome callado y tratando de recordar si alguna vez había leído su dirección.
—Lo averiguaré.
—Ajá, claro— dijo con sarcasmo—. Déjame que te envío la dirección exacta por mensaje.
—Gracias— murmuré apenado.
—Nos vemos más tarde, Taehyung. Te quiero— se despidió, provocando que una parte de mí se derritiera inevitablemente de la ternura que él desprendía con esas últimas palabras.
—Yo mucho más, Jungkookie— me despedí. Sentí su sonrisa al otro lado del teléfono y me sorprendí a mí mismo haciéndolo también. Colgué la llamada y dejé el celular encima de la mesa a la espera de que la dirección del hotel de Jungkook me llegara por mensaje.
Mordí mi labio inferior sonriendo con ironía hacia mí mismo. Lo había llamado ñoño por cuatro años, lo había humillado desde que había empezado la secundaria, y había vuelto al principio.
Porque si alguna vez no lo había mencionado, Jungkook me había gustado prácticamente desde la primera vez que lo vi. Sus ojos castaños siempre me gustaron, sus labios carnosos y su linda sonrisa de conejito.
Pero, yo... yo era un idiota. Sí, de acuerdo, seguí siéndolo. Sin embargo, cuando tenía doce años era un idiota diferente. No sabía cómo llamar la atención de la personas, menos de la persona que me gustaba, por lo que mis instintos estúpidos me llevaron a comportarme... mal con él.
¡Y así empieza la historia de Jungkook y su humillación escolar!
No me enorgullecía saber que por mi culpa, Jungkook se había vuelto el punto principal de toda la humillación de la secundaria. Simplemente la primera vez que lo había "humillado" había sido en un idiota intento de llamar su atención, y terminé haciendo que todos lo llamaran... por lo que lo llamaron por unos cuatro años de preparatoria.
Y al final, lo que yo inicié por una simple estupidez de intentar que el chico que me gustaba se fijara en mí, terminó siendo una regla escolar: alejarse del nerd. No sabía que sería la secundaria el tiempo de estatus escolares.
Probablemente el pensamiento "no me importa lo que sienta por mí, ya que si es amor, siempre estaré en su corazón, y si es odio, siempre estaré en su mente" no fue una buena idea de mi parte, porque lo único que provocaba es que lo humillaran más.
Jungkook me dejó de gustar a finales de primer año de secundaria cuando comprendí que el hecho de que me gustara él me haría bajar de nivel.
¿Y? Volví al principio. Enamorado de él.
Lo quiero, pienso echándome hacia atrás en el sillón, y fui un completo imbécil. Después de todos los años en que lo humillé, después de todas las estupideces que hice en contra suya, lo que lamenté por años porque yo había sido el idiota que le había hecho la vida imposible, y después de todo... volvía a quererlo, mucho más que antes.
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