#20: Cayendo por ti

Guardé de mi celular de regreso a mi bolsillo y solté un quejido bajo, maldiciendo a Mino en mi cabeza. Solamente me quedaba esperar que mi chofer viniera a buscarme a la casa de Taehyung para ir al ensayo del desfile y en pocos minutos me hallaría practicando en la pasarela.

Y yo no me quería ir aún.

Salí del cuarto de baño y me dirigí de regreso a la sala de estar, donde estaba Taehyung sentado en el sillón comiendo un trozo de pizza mientras veía televisión. Sonreí. Era él la única persona con la cual me podía comportar como yo quería comportarme, y no seguir el protocolo de modelo por unos pocos minutos.

—Debo irme— dije caminando hacia el sillón y sentándome al lado de Tae.

—¿Tan pronto?— preguntó desconcertado, mirándome con sus dos ojos cafés brillantes. Mordí mi labio inferior sonriendo.

—Sí— respondí—. Son las dos y media. Necesito estar con mi mamá a las tres.

—¿Y no te puedes retrasar... unas pocas horas?— dijo haciendo una mueca. Me reí llevando una mano a su cabeza, acariciando su cabello.

—No puedo— me lamenté—. Nos vemos a la noche, ¿sí?

—Claro— aceptó él apoyando su cabeza cariñosamente en mi hombro—. ¿Quieres salir a algún lugar a la noche?

—Preferiría que no— sonreí apenado—. Aquí es bastante cómodo.

—Me alegra saber que se te hace cómodo— me dijo—. ¿Pedimos comida China?

—Suena bien— le dije haciéndolo a un lado delicadamente y levantándome del sillón—. Ya me tengo que ir. Nos vemos en la tarde.

—¿A qué horas vas a llegar más o menos?— me preguntó tomando mis manos, él aún sentado en el sillón, y atrayéndome a su cuerpo.

—Quizás a las siete— respondí—. No debo tardar mucho.

—Hasta las siete entonces— se levantó y me plantó un beso en la frente, provocando que sonriera—. Te quiero.

—Yo igual— murmure alejándome de él y dirigiéndome a la puerta—. Adiós.

Me hizo una seña con la mano en manera de despedida y yo me fui de su casa, cerrando la puerta suavemente tras mío. Suspiré viendo a mi alrededor. Ahora a esperar mi chofer.

Caminé unos pasos por la vereda, alejándome de la casa de Taehyung, y en la esquina de la cuadra me detuve, esperando que el auto que me vendría a buscar llegara pronto.

"Yo igual". ¿Qué clase de respuesta era esa? Jugaba con sus sentimientos, le mentía. ¿Cómo podía ser tan perra? A veces sentía que no se merecía la venganza, pero luego... luego recordaba todo lo que me hizo sufrir.

Conocí a Taehyung en el patio trasero de la escuela. Y él se burló por mis gafas.

—Señor— una voz familiar me hizo levantar la mirada y salir de mis pensamientos—. Tenemos que irnos.

—Oh, sí, claro— hablé desorientado. Me abrió la puerta trasera del auto, por donde yo entré, y luego se fue a sentar en el asiento del conductor. Cinco segundos después nos hallábamos en camino a mi ensayo.

—¡Jungkookie!— la voz de mi madre al bajar del auto me sobresaltó—. Apresúrate. Están adentro— informó refiriéndose a los demás modelos.

—Vale. Gracias— le dediqué una rápida sonrisa. Me despojé de mi chamarra y me dirigí rápidamente a la pasarela.

A practicar, a pesar de que justo en ese instante no quería hacerlo.

<...>

—¡Taxi!— exclamé corriendo afuera del edificio donde ensayé por casi toda la tarde.

El primer taxi que pasó se detuvo al momento en que le hice señas. Me subí y le di la dirección de Taehyung, ignorando olímpicamente los gritos de mi madre desde la calle diciéndome que no me fuera y que debía esperar a que mi chofer llegara.

Suspiré. Esperar a que mi chofer llegara. No podía, él no y ya eran más de las ocho de la noche. Lo único que mi cabeza podía repetir era que estaba llegando tarde a la casa de Taehyung. Me sentía una terrible persona, pero el ensayo se había prolongado más de lo previsto.

—Aquí es— mi boca soltó las palabras rápidamente al ver la puerta de la casa de los Kim. El conductor se detuvo, me dijo cuánto tenía que pagar y yo le di el efectivo sin esperar vuelto.

Me bajé del taxi rápidamente y toqué la puerta de la casa fuertemente, impaciente. Por favor, abre, por favor, abre, por favor...

—¡Jungkook!— exclamó alegremente la señora Suni cuando me abrió la puerta—. ¿Qué haces aquí?

—Taehyung, cita, y comida China. ¿Él está aquí?— me sorprendí a mi mismo con mi extraño vomito verbal.

—Pero claro. ¡Taehyung! Ven para acá, Jungkookie te busca— Suni sonrió—. ¿Quieres entrar? Estamos cenando.

—Oh... pues yo...— tartamudeé inseguro.

—Ya, mamá, puedes irte— la voz de Taehyung se hizo presente y no pasó mucho cuando ya estaba frente a mí, mirando a su madre esperando que se fuera.

Su cabello brillaba a causa de la luz adentro de la casa y sus ojos se veían más miel que nunca. Ladeé la cabeza levemente. ¿Cómo podía ser tan bello?

—Pero qué tacaño eres a veces, Tae— se quejó su madre. Me dedicó una última mirada y se fue, dejando a Taehyung parado en la puerta y yo tras el marco de ésta, sintiéndome cada vez más nervioso.

—¿Cómo estás?— pregunté intentando romper el silencio.

—Bien... ¿Y tú?— dijo cruzándose de brazos, asentí con la cabeza como respuesta—. ¿Quieres pasar?

—Me encantaría...— sonreí forzadamente.

—¿Pero?— suspiro al darse cuenta de que había dejado la frase flotando en el aire, sin continuación.

—Pero llegué tarde— reí negando con la cabeza—. Y lo siento.

—No te disculpes— frunció el ceño—. Está bien. Se te hizo tarde, pero viniste.

—Tarde— agregué—. De verdad lo siento. Lo de mi mamá se prolongó y... yo no quería...

Dio un paso adelante, saliendo de su casa, y al quedar frente a mí, besó delicadamente mi frente. Me mantuve en silencio ante su acto de ternura, sin ser capaz de continuar mis explicaciones.

—No te preocupes, Jungkook— tomó mi rostro con ambas manos—. ¿Te quedarás a cenar?

Le sonreí levemente y asentí, cerrando mis ojos y embriagándome al menos por un segundo con el olor de su perfume.

—Y mañana tengo día libre— le dije—. Mi madre tiene cosas que hacer y me quedaría todo el día en el hotel...

—Sí, te quedarás conmigo— dijo entrelazando nuestras manos y haciéndome soltar una pequeña risa. Me sonrió, y luego de eso ambos entramos a su casa para cenar.

Comimos comida China, los tres. Al parecer su madre estaba entusiasmada haciéndome preguntas, y la verdad a mí no me preocupaba responderlas. Preguntas relacionadas, en su mayoría, con Nueva York.

—¿Y regresarás?— preguntó Suni tomando los platos vacíos de comida encima de la mesa al terminar la cena.

—No lo sé— admití—. No quiero volver, pero no sé lo que piense mi madre al respecto— sentí la mirada un tanto triste de Taehyung sobre mí.

—Ya veo— masculló ella. Suni tomó una chaqueta, suspirando luego de dejar los platos en la cocina—. Yo ahora me tengo que ir. Regresaré más tarde, ¿sí?

—¿Adónde vas?— la voz de Taehyung se filtró por mis oídos.

—Cosas del trabajo— respondió—. Hasta luego.

Nos hizo una seña con la mano mientras sonreía y dejó la casa haciendo resonar sus llaves.

Pasaron tan sólo unos cuantos segundos cuando sentí como Tae tomaba mi mano, haciéndome levantar de mi silla, y me atrajo hacia él provocando que cayera encima de su cuerpo sentado a horcajadas.

—La casa es para los dos— murmuro viéndome fijamente a los ojos. Sentí cómo se cortaba mi respiración.

Besó mis labios fuertemente y me sorprendí a mí mismo correspondiéndole el beso con la misma fuerza que él me lo daba. Sus manos vagaron por mi espalda causándome un escalofrío placentero, y me sentí, de nuevo por culpa de él, completo y amado.

—Mis labios arden— murmuré cuando nos separamos para tomar aire.

Plantó un beso en mi mejilla.

—Están rojos. Lo siento— sentí su sonrisa traviesa contra mi piel y, sonriendo divertido, le di una pequeña palmada en la cabeza.

El sonido de mi celular interrumpió nuestro momento. Él hizo un puchero, yo volqué los ojos. A la próxima apagaría mi móvil, después de todo nunca fui fanático de tener uno.

—Debo contestar— articulé. Taehyung asintió. Llevé mi celular al oído—. ¿Hola?

Me bajé de encima de Taehyung. Escuché un suspiro agobiado de su parte, el cual me hizo sonreír.

—¡Jungkook!— la voz molesta de mi madre por el otro lado de la línea me irritó en menos de un segundo—. ¿Dónde estás? ¡Te dije que no te fueras en taxi!

—Estoy con Taehyung, mamá— respondí—. ¿Algún problema con eso?

—¡Claro que sí, jovencito! ¡No te puedes ir así como así! Ahora mismo vuelves al hotel.

—No— contesté, sorprendiéndome a ella también.

—¿¡No!?

—¡No!— grité. Y, al no saber qué más decir o cómo enfrentarme a ella molesta, corté.

—¿Estás bien? ¿Que ha pasado?— la voz nerviosa y preocupada de Taehyung me hizo voltear. Estaba sentado en su asiento, como antes, pero ahora mirándome con un rostro afligido y unos ojos repletos de preocupación. ¿Por qué era tan lindo?

—Estoy bien. Sólo...— suspiré—. Sólo dormiré en la calle.

Dejé mi celular encima de la mesa del comedor. Quería alejarme lo más posible de ese aparato.

—¿En la calle? ¿Qué ha pasado?— preguntó.

—No regresaré al hotel hoy— respondí esbozando una sonrisa triste—. ¿Puedo dormir aquí?

—Claro que sí— contestó de inmediato—. Si quieres puedes dormir en mi cama y yo duermo en el sillón.

—No... Es tu casa, yo dormiré en el sillón.

—Jamás— me señaló con su dedo índice—. El sillón y yo tenemos una relación muy seria. No lo toques.

—Creo que estoy celoso de un sillón— bromeé arqueando una ceja—. ¿Entonces quien duerme dónde?

—Podría ser...— murmuró pensativo. Llevó sus dedos a su barbilla y puso una mirada dramática. Exagerado.

—Podemos dormir los dos juntos— propuse encogiéndome de hombros y guardando mis manos en los bolsillos de mi pantalón—. ¿Qué dices?

Lo vi, y él carraspeó poniéndose colorado. Se veía adorable.

—De acuerdo— aceptó segundos luego mirándome con sus ojos cafés—. ¿Sabes los difíciles que se me hará dormir junto a ti toda una noche y no poder hacer nada?— se lamentó él.

Lo pensé, y con una sonrisa traviesa respondí:

—Lo sé.

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