#19: Momentos con él
JUNGKOOK'S POV:
—¡Maldita sea, métela de una vez!— grité saliéndome un poco de mis casillas.
—¡Joder!— exclamó Taehyung frustrado—. Gritas muy fuerte, Jungkook. Despertarás a medio vecindario.
—¡Me importa un jodido comino los vecinos!— chillé. Gemí molesto luego al notar que no ocurría nada aún—. ¡Mierda! ¡Es sólo meterla!
Taehyung soltó una carcajada que me provocó ganas de golpearle con un bate de béisbol en la cabeza, literalmente hablando. Fruncí ligeramente el ceño.
—Es difícil. Te quejas sin saber, porque nunca lo has hecho— dijo burlón.
—¡Cállate!— gemí nuevamente molesto—. Por la puta madre, ¡es sólo un sopetón y meterla!
—Quejón.
—Cállate— lo corté—. Es fácil. Si en el colegio podías hacerlo tan fácilmente, ¿por qué ahora no?
—¿Nunca has visto la televisión antes? Hasta ahí se muestra que es difícil meter...
—¡Yo he visto esto en televisión, bebé! Hasta en videos de YouTube, para tu información. Me he instruido bastante en este aspecto.
Taehyung se rió de nuevo por mis palabras. Aquella noche estaba muy juguetón y risueño, cosa que debía admitir que me agradaba. Sinceramente se me hacía cada vez más difícil seguir con mi torpe y absurda venganza. Pero, lamentablemente, ya la había comenzado, y cuando ya daba inicio no había vuelta atrás.
—¡Gol!— chillé levantándome del sillón y sonriendo felizmente.
De paso, estábamos viendo fútbol. Había esperado una media hora a que un idiota metiera la jodida pelota de fútbol al arco, pero al parecer había valido la pena la espera.
Normalmente no veía fútbol. Sinceramente, lo de YouTube había sido una sola vez y ni si quiera recordaba la razón. Había buscado un partido de fútbol en uno de los computadores de la escuela a mis quince años, tal vez era por algún trabajo escolar.
Y, refiriéndose a que había visto aquello también en televisión, no mentía. Mino era fanático del fútbol, ni si quiera se interesaba en qué equipos jugaban, ya que al final era el fútbol, no los jugadores, lo que a él le interesaba. Y una que otra vez vi un partido con él intentando llevarnos bien, intento fallido por cierto.
—Es divertido, no sabía que te gustaba el fútbol— me sonrió cariñosamente Taehyung. Tomó mi mano y me obligó a volver a sentarme.
—No soy fanático, pero cuando lo veo, se me hace imposible no emocionarme— reí apenado.
—Hay muchas personas que últimamente no se interesan por el fútbol— mencionó pasando su brazo por sobre mis hombros.
—Jimin se interesaba en el fútbol. ¿Por qué yo no?— pregunté divertido—. Es deporte... supongo que está bien verlo, ¿no? Porque hacerlo, la verdad, no se me da la gana. Para el fútbol soy pésimo, siempre lo he sido— mentí en lo último.
—¿Enserio?— dijo sorprendido—. Cuando teníamos trece años eras el más apasionado a la hora de jugar.
Me desconcertó un poco que recordara eso. Había sido hacía años, y se suponía que él me había ignorado desde el momento en que me había conocido, y me había hecho la vida imposible desde ese entonces también.
—No lo recuerdo— mentí sonriente—. Pero supongo que a esa edad no sabía lo que me gustaba. Era bastante torpe la mayoría del tiempo.
Preocupado de repente, e intentando desviar la conversación, revisé mi reloj de muñeca. Ya irían a ser las once y media de la noche. Era demasiado tarde, y debía tener un buen sueño ya que al día siguiente me esperaba un día largo, bastante.
—Debo irme— hablé volviendo a ver a Taehyung.
El chico castaño le dio pausa a la grabación del partido de fútbol del día anterior, o del día antes a ese... Ni si quiera sabía de cuándo era ese video.
—¿Seguro?— preguntó recibiendo un gesto de afirmación de mi parte—. De acuerdo. Te acompaño hasta tu hotel.
—Puedo tomar un taxi— sonreí de lado. Me levanté del sillón poniéndome mi suéter de lana de nuevo. Debía irme rápido.
—Te acompaño en taxi— insistió.
—No creo que sea buena idea pagar más dinero por una estupidez— espeté. ¿Por qué seguía insistiendo, si yo no quería que él me acompañara?
—Entonces...— dijo ahora tímido por mi brusquedad—. ¿Hasta mañana?
Estaba a segundos de decirle que no, ya que al día siguiente tenía tareas de modelo y acabaría posiblemente bastante agotado al final del día. Sin embargo, me sorprendí a mí mismo al escuchar mis propias palabras:
—Hasta mañana.
Para cuando me viera con Taehyung al día siguiente parecería un zombie.
—Te quiero— susurró, dándome un beso en los labios.
—Lo sé— canturreé gracioso. Él me sonrió como respuesta. Salí de la casa de Taehyung y caminé hasta el paradero para coger taxi, o con suerte, un autobús.
Había sido una noche increíble, la verdad. En el tiempo que llevaba como modelo, muy pocas noches había sido así. Mamá siempre fue la persona que me alegró, y me entristecía que de repente nuestra relación de madre e hijo quedara tan apartada, tan fría, y tan profesional.
Finalmente llegó un taxi a mi rescate. Me subí, le di la dirección del hotel y me acurruqué en el asiento de atrás, presionando mi frente contra la ventana.
Recordar la sonrisa de Taehyung me hacía sentir cada vez más culpable. Me vengaría, y ya utilizaba la palabra con todas sus letras, a pesar de que al principio creyera que sería una pequeña gran revancha. Vengarme de Tae me parecía una idea horrible, pero una parte de mí me decía que continuara, que siguiera con el plan, que lo destrozará, que demostrara... ¿Demostrar qué?
—Ya llegamos— la voz del taxista me sacó de mis pensamientos confusos.
Le pagué con el poco dinero que llevaba conmigo y me bajé del vehículo dirigiéndome a la entrada del hotel, donde tras las puertas de vidrio me esperaba mi madre en el lobby de brazos cruzados.
Entré al hotel y esbocé una pequeña sonrisa.
—Buenas noches, jovencito— dijo antes de irse al ascensor. Estaba enfadada conmigo por haber llegado tarde, eso estaba claro.
Decidí utilizar las escaleras. Suficientemente vacías, suficientemente silenciosas, suficientemente largas, para tener el tiempo de pensar en cualquier cosa.
Empecé a subir los escalones, con la mente totalmente en blanco. No quería pensar, en nada, porque si lo hacía de una u otra forma llegaría al tema de Taehyung y mi revancha contra él, y no quería pensar en eso, y sentirme peor de lo que ya me sentía al respecto, y tampoco quería que la otra parte de mí se emocionara cada vez más con la idea de la venganza.
Abría la puerta de mi habitación, encendí la luz y me dirigí a pasos perezosos a mi baño privado.
Tenía bastante sueño, estaba realmente cansado, con la mente agotada... Dormir era mi único escape de la realidad, además de que a la mañana siguiente tendría que madrugar; tenía sesión de fotos a las diez.
Salí del baño luego de cepillar mis dientes, me puse mi pijama, apagué la luz y me lancé a mi cama a dormir. La alarma de mi celular ya estaba programada y la ropa para la sesión me estaría esperando en el lugar donde me sacarían las fotografías, por lo que no tenía nada de qué preocuparme.
Descansé mi cabeza en la almohada y cerré los ojos.
<...>
—¿Alguna vez te mencioné lo molesto y terco que eres?— pregunté divertido sin despegar el móvil de mi oído.
—Creo que es un punto que ha quedado bastante claro y no es necesario aclararlo más— respondió fingiendo seriedad. Solté una risa por su respuesta.
Nueve de la mañana y Taehyung me había mandado textos desde las ocho, mensajes que no vi ya que desperté a las ocho y media, y no por culpa de mi despertador precisamente, sino por culpa de una llamada de Taehyung.
Habíamos estado hablado por móvil desde entonces.
—¿Puedo ir a verte?— preguntó.
—Son las nueve de la mañana, sigo en pijama, bebé— reí, contagiando en él una risa también—. ¿Qué te parece para almorzar? A esa hora no tengo nada que hacer.
—Seguro. ¿Quieres comer en alguna parte en especial?— dijo en un tono que parecía camuflar su nerviosismo.
—Restaurantes, no— aclaré, para luego escuchar un suspiro de alivio de su parte. Me reí—. ¿Qué tal en tu casa? Podríamos comer pizza.
¿Hacía cuanto tiempo no comía pizza por culpa de la dieta?
—Pizza será— afirmó—. ¿Algo en especial de beber para el señorito?— bromeó.
—Una botella de agua purificada, señor. La más fina que tenga— respondí siguiéndole el juego.
—Entonces del grifo será.
—¡Taehyung!— me quejé entre risas.
—¿Qué? La sacaré del grifo de la cocina, no del baño.
—Gracias, eso me hace sentir más seguro.
—Vale, tranquilo, sólo bromeaba un poco— dijo riendo un poco aún—. Hasta el almuerzo.
—Hasta entonces— sonreí. Colgué la llamada y lancé el celular encima de mi velador.
Hora de arreglarse.
Entré rápidamente al baño, hice mis necesidades, me di una ducha con lavado de cabello y salí envuelto en una toalla alrededor de mi cintura a la habitación. No tendría que ir tan apresurado si no hubiera sido por dos cosas:
Una, era que me había quedado charlando con Taehyung en lugar de empezar a arreglarme de inmediato. Y dos, mi despertador no había soñado aún. Perfecto.
Sequé mi cabello los más rápido que pude, y corrí a mi armario para vestirme con algo sencillo pero que se viera digno de un modelo.
¿Qué puede ser...?
Qué va, me vestí con lo primero que vi, como antes solía hacerlo. Unos jeans, una camisa blanca manga larga que se traslucía levemente, unos pantalones anchos y unos Timberlands, que esta vez sí eran originales.
Sí amigos, digievolucioné.
Tomé mi celular y cuando salí de la habitación ya eran las nueve y media. Mierda, mierda, mierda, y más mierda. Iba tarde. Cogí el elevador y al llegar al primer piso, noté que Mino, mamá y Yoongi me esperaban en el lobby.
—Vamos— articuló Yoongi con los labios.
Asentí y corrí hasta llegar a su lado, luego de eso salimos los cuatro rápidamente del hotel y nos subimos al vehículo que conducía Mino. Yoongi y yo nos quedamos en los asientos de atrás, como siempre.
—Mino y yo hablamos con tu madre. Tendrás chofer personal si quieres salir a alguna parte desde ahora, mientras mantengas tu estadía en Seúl, claro— me informó Yoongi sin quitar la mirada de su preciada agenda.
—¿Chofer?— cuestioné frunciendo el ceño.
—Tú mamá se preocupa. Ayer llegaste muy tarde, y además viniste en taxi. Eso no es seguro a las horas de la noche, menos si lo haces solo.
—Lo sé— suspiré poniendo los ojos en blanco—. Supongo que un chofer no está mal.
—Ten— me pasó una tarjeta con un número en ella—. Tu chofer.
—Gracias— murmuré,
—Luego de la sesión de fotos, Mino y tu madre almorzarán en un restaurante cercano. ¿Te les vas a unir?— preguntó.
—¿Dónde comerás tú?— dije curioso.
—En el hotel— se encogió de hombros—. ¿Y tú? ¿Iras con ellos o tienes otros planes?
—Hijo, ven con nosotros, será divertido— intervino mi mamá volteando a verme, al menos lo que le permitía el respaldo del asiento.
—Lo siento— me excusé—. Iré a ver a mi novio a la hora del almuerzo.
—Vale— suspiró ella resignada, regresando la mirada a la ventana.
—Debes estar libre a las tres. Recuerda que hay ensayo para el desfile— aclaró Yoongi señalándome con un lápiz de pasta, divertido.
—Entiendo— reí quitándome el lápiz de la punta de la nariz—. ¿La dirección del desfile?
Yoongi me entregó otra tarjeta que sacó de su libreta.
—A las tres, recuerda— me advirtió. Asentí con la cabeza, sonriendo—. Llegamos.
Desvié la mirada y noté que habíamos llegado al lugar de la sesión fotográfica. Me bajé del auto y entré junto a Mino, mamá y Yoongi, en el camino sacándome un par de fotos con personas que, de paso no conocía, me pedían fotos conmigo. Era extraño aún para mí, pero era divertido.
—Cámbiate de ropa— Mino me entregó un conjunto de un colgador—. Sal cuando estés listo.
Entré a un pequeño probador y me cambié la ropa que llevaba por la que Mino me había entregado. Suspiré mirándome al espejo que tenía el probador.
"¿Recuerdas cuando era sólo un nerd que usaba ropa suelta, grande y cómoda, eso cambió"
Claramente las críticas no, ya que me habían acompañado por toda la vida.
Salí del probador echando mi cabello hacia atrás y busqué con la mirada a Mino. No estaba por ninguna parte. Empecé a caminar en busca de él, ya que él era quien prácticamente siempre me decía qué hacer.
Me sorprendí al encontrarlo hablando por teléfono.
—Sí... Hasta esta noche... Adiós— y colgó la llamada. Suspiré.
—Mino— le llamé haciéndome notar. Él me miró.
—De acuerdo..., llamaré al peluquero— me dijo al ver que me había cambiado de ropa. Me dejó su celular en mi mano como acto reflejo y salió en busca del peluquero que me arreglaría el cabello.
Observé la pantalla de su móvil un momento, y segundos después ya me hallaba desbloqueando éste y buscando en las llamadas recientes.
Kim Suni.
Oh no, esto no daba buena pinta.
Bloqueé el celular de Mino al ver que se acercaba junto a un hombre a su lado.
—El peluquero— lo presentó rápidamente. Me quitó su teléfono de entre las manos y se fue.
¿Qué estaba pasando aquí?
Repentinamente mi celular empezó a sonar. Era la alarma que había puesto para que me despertara por la mañana. Qué utilidad.
<...>
Le di un mordisco al trozo de pizza y me reí al sentir cómo Taehyung acomodaba su cabeza en mi regazo. Él se rió también.
Luego de la sesión de fotos llamé a mi chofer, y éste me llevó a la casa de Taehyung en pocos minutos. Llevaba puesto encima la misma ropa que me había puesto esa mañana en el hotel y en mi celular tenía la alarma, correctamente, puesta para que me avisara a las dos y media que me debía ir al ensayo del desfile.
—Me gusta tu camisa— comentó Tae aún recostado en mis piernas, mientras tiroteaba ligeramente del borde de mi camisa.
—Solamente porque se trasluce— comenté divertido, dándole otro mordisco a mi pedazo de pizza.
—Probablemente— rió—. ¿Qué tal la pizza? Pareciera que llevabas siglos sin comerte una.
—Pues llevaba meses sin comerme una— le respondí acabando mi trozo... y queriendo otro.
Taehyung se levantó de mi regazo y me plantó un dulce beso en los labios.
—Sí, sabe a queso y tomate— comentó divertido.
—Idiota— reí. Me incliné y saqué otro pedazo de pizza de la caja de cartón que había puesta sobre la mesa de la sala de estar. Volví a apoyar mi espalda contra el respaldo del sillón.
—Me gustaría ser una pizza— dijo volviendo a descansar su cabeza en mi regazo.
—Acabarías muerto en poco tiempo— respondí esbozando una pequeña sonrisa.
—Pero me devorarías entero— argumentó. Reí y le di un pequeño golpecito en la cabeza.
—Tonto.
—Qué lindo. En tan poco tiempo ya me has llamado idiota, tonto y me has dado por muerto. ¿Cuándo será la boda?
—No seas ridículo y pide más, aún tengo hambre— bromeé haciéndome a un lado para que su cabeza quedara en el sillón y no en mis piernas.
—¿Para qué más pizza si me tienes a mí? Me sacrificaré— dijo estirando sus brazos y cerrando sus ojos—. Cómeme. Estoy listo.
—De repente se me ha ido el apetito— dije riendo un poco.
—Vaya, eres cruel...
—Yah, pero enserio quiero postre— dije viendo la cara sugerente que se formaba en el rostro de Taehyung agregué:—. Y donde digas que te tengo a ti me voy a conseguir algo que de verdad pueda comer.
—Hey, calma, golpeas mi ego— respondió fingiendo dolor—. Pero bueno, si así es la situación, espérame acá— me señaló Tae. Se levantó del sillón y salió corriendo a la cocina. Minutos después, regresó con dos bolsas pequeñas de color café.
—¿Qué es?— cuestioné frunciendo el ceño curioso.
Me lanzó una bolsita.
—Son chocolates— respondió mientras se recostaba en el sillón y acababa con su cabeza, nuevamente, apoyada sobre mi regazo.
—¿Chocolates?— murmuré abriendo la bolsita. Él asintió. Saqué un chocolate de la pequeña bolsa y me lo llevé a la boca.
—¿Qué tal?— preguntó dirigiendo su mirada hacia mí.
Lo saboreé, y sonreí.
—Debo admitir, que el chocolate es bastante rico— respondí, soltando una risita al final. Taehyung me sonrió en respuesta. Saqué otro chocolate y lo llevé a mi boca.
Hacía bastante tiempo que no me había salido de mi dieta. Y ahora, a pesar de que no quería aceptarlo del todo, se había sentido bien hacerlo.
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