#18: Piedad
—Así que volvimos— dijo en un pequeño suspiro.
—Felicitaciones, Hoseok— canturreé—. Así quizás te dejas de pasar por mi casa pidiendo refugio.
Era Hoseok al teléfono. Faltaban unos quince minutos para que fueran las ocho de la noche y Hoseok me había llamado completamente feliz diciéndome que todo se había arreglado entre Jihoon y él... y los hermanos matones de Jihoonie. Ya sabía yo que echarlo de mi casa, le haría usar la neurona que Dios le dió e ir por Jihoon mas decidido que nunca.
—Muy gracioso— dijo irónico ante mi broma—. De todas formas, debo admitir que hablar con él no fue nada sencillo.
—Eso supongo. Con un par de monos furiosos debe ser complicado poder hablar con tu novio— bufé entretenido—. Lo has estado intentando desde hace un tiempo, ¿cómo lograste tal milagro ahora?
—Dos palabras. Patada ninja.
—¿Los castraste?
—No, la verdad es que no creo haber salido con vida si hubiera hecho eso— dijo Hoseok con voz lastimera—. Lo que hice fue correr más que nunca, esconderme en un arbusto cerca de la casa de Jihoon y esperé a ver que los hermanos de él desaparecieran un rato. Cuando ya no los veía cerca, ataqué.
—¿Atacar?
—Corrí a golpear la puerta— explicó.
—Oh...
—Un hermano de Jihoon me abrió.
—Te felicito por sobrevivir, eres mi ídolo.
—Gracias— dijo sin toque de modestia en la voz—. La suerte estuvo de mi lado esta vez. No aceptó mucho mis súplicas de rodillas, ni mi llanto o que le rogara que no me asesinara pues era muy joven y bello para morir, pero Jihoon apareció en la puerta, y pues nada, me salvó la vida.
Me imaginé a Hoseok lloriqueando de rodillas, suplicándole al hermano de Jihoon que le dejara vivir, arrastrándose por el suelo creyendo que su muerte estaba cerca, rogándole que le dejara ver a Jihoon, que él era inocente.
Y yo había dicho que él era mi ídolo. Bueno, si alguna vez me ocurría algo así seguiría su consejo. Solo esperaba que Jungkook no tuviera hermanos secretos asesinos esperando por matarme mientras duermo.
—Le dije... que lo quería, y que lo que había dicho él otro día fue una bobería estúpida para alegrarte, pero nada más— se mantuvo en silencio un momento—. Él me dió una cachetada.
—¿Le sacaste foto a tu mejilla con la marca roja de la mano de Jihoon?— pregunté velozmente.
—¿Qué? ¡No...! Bueno, el hermano de Jihoon, sí. Puedes encontrarla en Instagram. Luego te la paso. Después de todo me sigue en Instagram para revisar si en mis fotos subidas no hay algo inadecuado.
—Vale.
—De todas formas, luego de la bofetada... él me llamó estúpido.
—Gran avance— dije con notable ironía.
—Pero después... después me dijo que me odiaba. Y luego me dijo que me quería abrazar...
—Oh, por más bipolar que eso haya sido, debe significar algo bueno ¿no?
—Déjame terminar— aclaró mi amigo—. Dijo que me quería abrazar... por el cuello con una soga.
—Te la aplicó— dije contenido la risa.
—Sí, también me dijo que quería acariciarme, pero con un cable pelado bajo la lluvia— Hoseok hizo una pequeña pausa—. Y si mal no recuerdo también dijo algo como que quería ser el que me mandara el chiste por el que me riera tanto que no viera las escaleras.
—Wow, ¿Jihoon de donde saca tantas frases tan buenas?
—También quiero sa... ¡Idiota, no me distraigas! Intento contarte lo qué pasó.
—Ajá, ya luego yo le preguntaré. Puedes continuar.
—Bueno— empezó de nuevo Hoseok—. Después de aquello me dijo que me lo merecía por ser un imbécil... no espera, esa no fue la palabra, fue pervertido, sí. Luego empezó a llorar mientras me insultaba, hasta me dió un golpe en el hombro, bastante fuerte debo admitir. Y después sí se puso bipolar.
—¿Qué hizo?— salté con curiosidad.
—Me besó— respondió confundido—. ¿Por qué mierda me besó? No tiene sentido. Dice que me odia y me da un beso. Hay veces que no lo entiendo, Tae.
—¿Qué pasó luego del beso?— pregunté más curioso. Quería saber todos los detalles... Oh mierda, ya empezaba a sonar como mujer. Estaba perdiendo mi hombría. Necesitaba un polvo y rápido.
Pensé en Jungkook que vendría a mi casa en la noche. Mierda, no, mierda, mente pervertida trabajando, mierda, mierda...
—Entramos a su casa y...
—¡Vale, no quiero saber nada más!— dije de golpe. Pensar en cosas y que Hoseok me dijera eso no ayudaba mucho.
—Pervertido— soltó riendo—. Entramos a su casa, su hermano se fue porque debía hacer algo y nos quedamos solos. Vimos un poco de televisión en su sillón y hablamos un rato, ya sabes.
—¿Y luego de la televisión?
—¿Preparado para la pornografía?
—Me perturba.
—Pues entonces esa sería toda la historia de la hermosa y cursi reconciliación entre Jihoonie y yo— suspiró—. Hablamos luego, ¿sí? Jihoon va a volver pronto.
—¿Dónde estás?— pregunté extrañado.
—En mi casa. Vinimos para acá para escapar de los hermanos de Jihoon, por decirlo así. Él tenía hambre, por lo que me ofrecí para ir a comprarle algo ya que mi casa es un desierto respecto a la comida. Pero bueno, el decidió ir. Pensé en acompañarlo, pero dijo que quería ir solo porque me traería una sorpresa o una mierda parecida.
—Espera. ¿Se fue solo a comprar comida y te dijo que te daría una sorpresa?
—Algo de que "te llevarás una sorpresa". Lo dijo de una manera muy... ¿coqueta? Se veía completamente sexy, hermano. ¿Qué será?— se quedó en silencio unos segundos, probablemente fantaseando con tonterías pervertidas—. ¿Por qué preguntas?
—¿A qué horas salió?— dije esquivando su pregunta anterior.
—Hace... Ya casi una hora. ¿Por?— dijo inocentemente. Oh, amigo, Hoseok, Hoseok, Hoseok...
Hay que matarlo antes de que deje cría.
—Amigo, el chico se fue a su casa y te dejó plantado como un idiota— reí inevitablemente al final de mi frase—. Lo siento.
—¿Qué? Claro que no. ¿Por qué dices eso? Él jamás...— hizo una pausa—. ¡Oh, mierda! ¿Por qué me hicieron tan estúpido? ¿Acaso mis padres no me hicieron con amor?
—No lo sé, pero la verdadera pregunta aquí es ¿cómo es que fuiste el espermatozoide más rápido?
—Maldito imbécil, se supone deberías estar consolándome— se lamentó.
—Aquí no hacemos eso.
—¿Cómo es que no me di cuenta antes? —Hoseok suspiró.
—No es algo muy fácil de adivinar. Pero ya sabes, la experiencia— respondí.
—¿Experiencia? ¿Al gran Kim Taehyung le ha pasado esto antes? ¿Significa que somos igual de fracasados?— preguntó burlón. No, Hoseok, lo lamento pero no soy tan idiota.
—Nop. Pero a uno de nuestros amigos en la secundaria le pasó.
—¿A quién?— exclamó sorprendido. ¿Sorprendido? Corrección, chismoso. Ese chico solamente estaba interesado en saber a qué idiota le había pasado lo mismo que a él.
—Prometí no decirlo— respondí volcando los ojos.
—Anda dime— insistió como un niño pequeño.
—No puedo, lo juré por el meñique.
—Vale, aguafiestas. Y bueno, ya que Jihoon me dejó botado. ¿Quieres venir?
—¿Soy tu segunda opción, Jung?— fingí estar ofendido—. Lo siento, no puedo, ni quiero.
—¿Por qué? ¿Es por qué eres mi segunda opción?— preguntó tontamente. Él sufría de "ignorantmus extrema". Por exigencia médica había que dejarlo ser.
—No, pequeño imbécil. Es porque Jungkook vendrá a mi casa y no lo dejaré plantado— respondí. "Nunca tan Jihoon" pensé divertido.
—Ya veo... Sólo digo que en caso de emergencia la respuesta está en la mesita al lado de tu cama.
—¿Qué?
—Hace unos días dejé condones allí. No me lo agradezcas— respondió orgulloso.
—¿Por qué mierdas dejas condones en mi casa?
—Ya sabes, voy mucho a tu casa junto a Jihoon y nunca sabes cuando...
—Okay, te prohíbo rotundamente acercarte a mi cama. Nunca más, Hoseok— le advertí.
—¡Pero mira el lado bueno! Te he ahorrado la ida a la farmacia y un poco de dinero.
—¡Hoseok!— gruñí molesto. No me gustaba que bromeara de eso con Jungkook.
Además me daba falsas esperanzas.
—Nos vemos mañana amigo. ¡Suerte follando!— y el imbécil me colgó. ¿Se podía ser más pervertido e imbécil que él? Por supuesto que no.
Lancé mi móvil sobre la cama y suspiré. A mi pobre amigo lo habían dejado plantado como un completo idiota, su propio novio. Probablemente se ahogaría en helado de fresa por la noche. Y vería películas románticas en las cuales se lamentaría. Y luego las insultaría. Le preguntaría al día siguiente lo que había hecho por la noche, estaba seguro de que me había acercado a la realidad.
Aunque, pensándolo bien, dudaba mucho que me respondiera la verdad.
Mis pensamientos inevitablemente volaron al momento en el que Jimin me había venido a ver ese mismo día a mi casa. Momento... raro. Y en el cual seguía pensando. Me había dicho que debía hablarme de Jungkook, por lo que nos sentamos a charlar. Mi madre interrumpió diciéndome que era un niño malo, que no debí haberme hecho un sándwich... y luego ella se fue a hacerse un sándwich a la cocina. Finalmente, lo que Jimin me dijo, fue que él iría a un desfile de modas y que yo debía ir también ya que sería divertido. Sí, divertido. Mi madre interrumpió, nuevamente, diciendo que yo iría al desfile de modas con ella, y subió al cuarto con el sándwich (yo quería el sándwich por cierto). Finalmente Jimin dijo que era todo lo que tenía que decirme, y que ya se iba.
Pero... antes de irse, sus palabras me dejaron pensando hasta que Hoseok llegara.
"No te dejes engañar por las apariencias, Taehyung. Las personas cambian. ¿Lo sabes, verdad?"
Unos golpes suaves en la puerta de entrada me hicieron dar un respingón. Me levanté de la cama, flojo, soltando un gemido en queja, y bajé las escaleras para abrir la puerta. Al llegar y abrirla, la figura de Jungkook se hizo presente frente a mí con una sonrisa. Creo que no podía verme más idiota y baboso por él en ese momento.
—Hola, Taehyung— mi nombre pronunciado por su voz era como terciopelo. Se acercó a mí y besó dulcemente mi mejilla antes de entrar haciéndose pasó en mi casa.
—Hola, Jungkook— reaccioné a decir luego, cerrando la puerta para ir tras él hasta el sillón de la sala de estar.
Se sentó en el sillón ordenando un poco su ropa. Llevaba puesto unos pantalones negros y un suéter de lana beige muy grande. Se veía verdaderamente hermoso vestido así.
—¿Qué tal está Hoseok?— preguntó él mirándome con una sonrisa. Arqueé una ceja extrañado por su pregunta—. Estaba en internet y apareció una imagen de él con la mejilla colorada. ¿Sabes algo acerca de eso?
Sonreí al recordar la razón de su mejilla roja. Ese chico idiota... Me senté al lado de Jungkook y él siguió mi mirada con la suya. Estiré mi brazo por el respaldo del sillón y lo miré a los ojos. Se veía preocupado. ¿De verdad estaba así por Hoseok?
—Su novio le dió una cachetada— expliqué encogiéndome de hombros.
—Oh. ¿Y tú subiste la foto?— preguntó inclinándose y frunciendo el ceño ligeramente.
—¿Qué? Claro que no, jamás haría algo así— mentí.
La imagen de buen amigo ante todo.
—El hermano del novio de Hoseok sacó la foto. Al parecer estaba con ellos en la escena del crimen— bromeé. Una risita se escapó de los labios de Jungkook. ¿Por qué era tan adorable?
—De acuerdo— rió—. ¿Y tú mamá?
—Salió— respondí sencillamente, desviando mi mirada a la puerta de entrada por medio Segundo—. Dijo que debía verse con alguien. Un tal Mino, en un restaurante lujoso.
Los labios de Jungkook se abrieron levemente, dejándome notar la inquietud que sentía con mis palabras. ¿Había dicho algo malo? ¿Es que quería llevarme a un restaurante lujoso también? ¿Quería que me cambiara el nombre a "Mino" porque el mío no le gustaba?
Tantas curvas y yo sin frenos.
No esperen... Tantas preguntas y yo sin respuestas.
—¿Pasa algo?— pregunté dejando de lado mis pensamientos.
Él salió de su repentino trance.
—Em, no, nada— dijo rápidamente—. Solamente... ya sabes, tu mamá me sorprende algunas veces. ¿Sabes por qué salió con él?
—Yo que sé. ¿Trabajo? No le di mucha importancia.
—¿Y tu papá?— preguntó luego. Al parecer andaba un poco raro, y muy curioso.
—Trabajando. Debe volver hoy como a la media noche. Regresará tarde, es lo único que sé.
—Se nota que le prestas mucha atención a tu familia— bromeó con una sonrisa agria. Yo sonreí ligeramente.
—Soy un poco distraído— admití—. ¿Y qué hay de tu mamá?
—Debe estar en el hotel— respondió encogiéndose de hombros, soltó un suspiro—. No la gran cosa. Hemos estado un poco distanciados últimamente, no voy a mentirte.
—¿Y tu papá?— pregunté cómo reflejo.
Su sonrisa se esfumó. Pero la recompuso rápidamente, un tanto triste.
—De viaje, lejos— respondió—. Creo que respecto a nuestros padres andamos igual, o parecidos.
—Eso creo— me reí un poco—. ¿Y qué quieres hacer?
—Pues pasar tiempo contigo. ¿Qué más?— respondió divertido negando con la cabeza.
—¿Ver televisión?— pregunté poniéndome levemente nervioso al verlo acercarse lentamente a mí en el sillón.
—No— respondió. Su cuerpo chocó con el mío, sin romper el contacto visual. Acarició con su mano mi mejilla, acercando su rostro al mío—. Bésame— exigió.
Mis ojos buscaron en los suyos alguna señal de que era una pequeña broma, perdido en la situación, pero al ver que hablaba enserio, no me quedó más que hacerle caso a su pedido.
Me incliné levemente y choqué mis labios contra los de él. Él correspondió de inmediato sin rechistar. ¿Cómo sus besos podían ser tan adictivos? No había conocido a ningún chico antes de Jungkook que fuera capaz de besar así, y sin experiencia alguna.
Tomando en cuenta que Jungkook no había tenido experiencia antes de que le besara por primera vez... si es que eso era cierto. Y también había que recordar que en los dos años en que no estuvimos juntos, que no supe nada de él, él pudo haber besado a quien se le diera la gana.
Jungkook mordió mi labio inferior, sacándome un ligero gemido. Lo soltó, y tan pronto lo hizo, se lo devolví, mordiendo el suyo. Él soltó un suspiro haciéndome sonreír internamente. Delineé su labio inferior ahora con mi lengua, pidiendo ingreso a su cavidad bucal, acceso que me permitió al segundo.
Recorrí su espalda de arriba hacia abajo, quedándome con las manos en sus caderas, incitándolo a que se acercara más a mí. Apoyó una de sus rodillas en el sillón y terminó poniéndose a horcajadas sobre mí. Deliciosa posición que debía admitir, estaba disfrutando. Acaricié toda su espalda por sobre su suéter, mientras profundizaba más el beso. Recorrí sus hombros, su cuello y terminé con mis manos en sus mejillas, para atraerlo más a mí sí es que eso era posible.
Pero me sorprendí para mal al sentir sus mejillas húmedas.
Oh, no, no, no.
—Jungkook— exclamé preocupado alejándome de él.
Tomé su rostro entre mis manos, ahora con su preocupación, y vi sus ojos cerrados, sus labios hinchados y rojos, y sus mejillas repletas de lágrimas. ¿Qué pasaba? ¿Por qué lloraba? No lo quería ver mal.
—Soy una mierda, Taehyung— su voz quebrada me hizo sentir una punzada en mi corazón. No, no llores precioso, no llores.
—No digas eso, Jungkookie. No lo digas, no es cierto— dije limpiando las lágrimas de su cara, desconcertado por su repentino llanto y triste por verlo así—. Eres un chico muy dulce, eres todo lo contrario a lo que dices, Jungkook.
Aún con la mirada baja, y sollozando, se acercó más a mí y me abrazó, dejando soltar un suspiro lastimoso. Oh, Jungkookie. Rodeé su delgado cuerpo con mis brazos. Deja de llorar, por favor, me partes el corazón. Nos quedamos en silencio, él calmando sus sollozos y yo acariciando su espalda, intentando reconfortarlo. Sentí mi hombro levemente mojado, seguramente por culpa de su llanto, pero no me importaba. Tan sólo haberle visto llorando me había puesto terriblemente mal.
—Lo siento tanto, Taehyung— su voz ya calmada se escuchó de repente—, lo siento tanto— murmuró besando ligeramente una de mis patillas, siguiendo con unos pequeños y suaves besos hasta mi mejilla, luego mi mentón y luego mi nariz.
—No tienes por qué disculparte, Jungkookie— le aclaré cuando ya había acabado de besar prácticamente todo mi rostro. Se alejó del abrazo suavemente y de esa manera quedó frente a frente conmigo, aún a horcajadas.
Él guardó silencio ante mis palabras y acarició levemente mi mejilla, pasando su dedo índice por mi nariz, por mi mentón y por mis labios. Se veía tan dulce haciendo trazos por todo mi rostro que me tenía hipnotizado.
—Amo tus ojos— susurró juntando su frente contra la mía—. Son perfectos.
Sonreí.
—No lo creo, pero gracias— dije llevando mi pulgar hasta su rostro para acariciar su mejilla lentamente.
—Te lo digo enserio. Deben haber tantas chicas allá afuera que se morirían por estar en mi lugar en este mismo instante— susurró más para sí mismo que para mí. Me extrañé por su agrio tono de voz.
—En la secundaria— aclaré divertido, intentando alivianar el ambiente y sacarle una sonrisa—. Creo que ahora me cambiaron para tener una relación estable.
—Son estúpidas— bromeó Jungkook soltando una pequeña risa al final.
—Sí. Se pierden a este dios griego— seguí con el juego, fingiendo arrogancia. Él me miró directamente a los ojos.
—Oh, y yo no me lo perdería por nada— su sonrisa se agrandó y se inclinó para besarme.
Sus labios se chocaron contra los míos, y podía jurar que sentirlos jugar tan tiernamente hacía que desfalleciera por dentro. Jungkook era tan tierno, dulce y suave para besar, que me encantaba completamente.
Sin poder evitarlo, delineé su labio inferior con mi lengua para que me diera pase a su boca nuevamente, cosa que me permitió hacer al instante. Mordí su lengua al igual que había hecho con su labio inferior, solamente que de una manera más delicada.
—Travieso— murmuró sobre mis labios. Estiró sus brazos y sus manos llegaron a mi nuca, acariciando el inicio de cabello que había en aquella parte y tirando un mechón..
—Malo— le regresé. Él soltó una risita antes de que yo volviera a atacar su boca.
Se acomodó sobre mí, moviéndose levemente, buscando una posición más cómoda para sí mismo.
Oh mierda de hormonas.
—Ansioso— jadeó sin separarse, seguramente sintiendo mi me delataba mi "amigo".
—Demasiado. No he tenido un buen polvo desde hace dos años.
—Yo desde nunca, así que no te creas que llegaremos tan lejos.
Gemí en queja.
—Prometo ser suave.
—No.
—¿Te atreverás a dejarme con las ganas?— pregunté.
—Obvio.
—Malo.
—Quita el puchero que no te servirá de nada— sonrió. Se acercó nuevamente a mí y besó mis labios, ahora sin más de nuestras propias interrupciones.
Mis manos vagaron por su espalda con ansiedad, bajo su suéter de lana y su camisa color blanco. Su piel estaba caliente, y suave. ¿Cómo podía ser tan perfecto?
Mis manos se alejaron de esa zona pero, inevitablemente, bajaron hasta colarse traviesamente, por debajo de su pantalón.
Bajaron más para dejarme tocar sin límites. Fue ahí cuando me percaté de una cosa.
—No llevas ropa interior— jadeé sorprendido.
—No— respondió inocente.
Mierda.
Mierda.
Mierda.
¿Y saben que más?
Sí, exacto. Más mierda.
Continuó besándome, y yo no puse resistencia Claro. Sin embargo, el pensamiento de que no llevaba bóxers me provocaba ganas de cosas que no era adecuadas de hacer en ese instante, menos con un virgen.
Sentí cómo empezó a sacarse el sweater, y éste ya se hallaba en el piso un segundo después.
Maldición, esto era un total castigo.
No había tenido sexo en más de dos años. Jungkook venía a mi casa, sin ropa interior y se subía encima mío. Y me decía que era virgen y que no podíamos llegar tan lejos.
Santísima mierda. Ten piedad de mí, señor.
Jungkook se movió nuevamente sobre mí, jadeando y haciendo una pequeña presión sobre mí erección.
¿Qué parte de "piedad" Dios no entiende?
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