#17: Perder
—¿Estás mejor?— me preguntó sobando cariñosamente mi espalda. Asentí dejando débilmente el vaso casi vacío encima de la mesa, no queriendo beber más por los litros que ya había bebido antes.
Me hallaba en la casa de Namjoon. Llorar en el parque no era nada agradable, ya que una de las cosas que más detestaba era que las personas desconocidas pasaran al lado mío, me miraran y tuvieran esa expresión de asco o lástima que la mayoría tenía al ver una persona llorar.
Finalmente le rogué porque nos fuéramos, y su casa me pareció mucho más acogedora que una habitación de hotel vacía y con puros accesorios de modelaje. Quería alejarme de mi profesión, e ir al hotel no ayudaría en nada en ese momento. Cuando llegamos a la casa de Namjoon, me ofreció un vaso de agua para beber, y no paró de ofrecerme hasta que mi estómago quedó prácticamente basado en líquido.
—¿Dónde está el baño?— pregunté.
—Al fondo del pasillo, no es difícil llegar— me indicó, haciendo unas señas con las manos. Le sonreí.
—Gracias.
Me levanté del sillón en el que estaba sentado y me dirigí al baño a pasos desganados. Llorar me había dado jaqueca, y beber probablemente todo un barril de agua en tan poco tiempo me había dado dolor de estómago y ganas de ir al baño urgente.
Estaba hecho mierda, y todo por culpa de querer vengarme de Taehyung.
Hice mis necesidades, me lavé las manos y el rostro, y salí del baño al que de lo más seguro volvería en unos minutos más queriendo botar más agua de la que había bebido.
Me senté al lado de Namjoon en silencio mientras él revisaba unas cosas en su celular. No me atreví a curiosear lo que él hacía en su móvil, por lo que dejé descansar mi espalda contra el respaldo del sillón y me quedé así hasta que Namjoon diera señal de querer hablar conmigo nuevamente.
Lo vi bloquear su celular, guardarlo en su bolsillo y luego voltear a verme. Sus ojos me observaban con preocupación y una chispa de lástima. No me extrañaba, después de todo lo que le confesé, ¿quién no sentiría pena y lástima por mí? Por el chico que sufrió un infierno en su infancia y adolescencia por culpa de alguien que no tenía derecho a hacerle nada.
—Me enteré de que tienes un desfile en un par de días— habló desviando la mirada de mí y dirigiéndola al vacío.
Asentí. ¿Era eso lo que estaba revisando en su móvil?
—Jungkook... ¿Cuál es tu plan de venganza?— me preguntó echándose hacia atrás en el sillón, al igual que yo lo había hecho hacía un momento.
—¿Quieres saber?— dije tontamente, recibiendo un movimiento de asentimiento con la cabeza de su parte—. Bueno, es un tanto complicado, ya que... no es que lo tenga escrito o...
Me quedé en silencio al ver que a Namjoon lo único que le interesaba, era saber en qué consistía mi venganza. Bien, esto sería complicado, pero lo estaba haciendo, debería explicarle, al menos hasta donde yo mismo sabía.
—Taehyung no sabe que soy modelo— solté, sintiendo mi voz ligeramente quebrada, cosa que arreglé al segundo—. Cree... que le pedí noviazgo para que lo intentáramos de nuevo. En el desfile, bueno, luego del... del desfile, habrá una entrevista, donde se supone que presentaré despreocupadamente a mi novio.
Namjoon me miró esperando que continuara, a pesar de que yo sentía que no había nada más que decir. No sabía muy bien cómo explicarle mi idea de la revancha, ya que era algo que sinceramente no tenía planeado concretamente en mi cabeza. Suspiré, y ladeé levemente la cabeza, intentando aclarar mis ideas.
—Le dije a Jimin, el amigo de Taehyung, que le inventara algo para que él fuera al desfile.
—¿Qué?— susurró Namjoon frunciendo el ceño—. ¿Pusiste a su amigo en su contra?
—Namjoon, él... él no es su amigo— me atreví a decir.
—¿Entonces qué?— preguntó. Yo me mantuve en silencio—. Jungkook... Vas a presentar a Taehyung ante las cámaras, la verdad...
—No— lo corté—. Yo nunca he dicho eso. Dije que supuestamente lo haría.
—¿Que tienes planeado, Jungkook? ¿Qué...?— su expresión presentó lástima—. ¿En qué mierda te has convertido? Taehyung te quiere y estás jugando con él.
—Ya he hablado contigo acerca de lo que me hizo, Namjoon— gruñí. ¿Es que no entendía? ¿No entendía el dolor que tenía dentro y quería desquitar? Era ridículo, cruel y maldito de mi parte seguir haciendo todo ello, seguir con lo de la venganza. ¡Pero ya lo había empezado y quería terminarlo!
Sentí una punzada en el corazón. No... yo no quería.
—Te vas a arrepentir— me dijo luego de unos largos segundos de silencio.
—Lo sé. Me arrepentiré, me lastimaré y me iré— suspiré—. Igual que hace dos años, pero esta vez será mi culpa.
—Espero que sepas lo qué haces— dijo resignado—. Creo... que deberías irte, Jungkook. No quiero seguir hablando de esto, me parece estúpido e inmaduro de tu parte, pero es tu vida y eres libre de hacer la mierda que te apetezca hacer.
Sentí un nudo en mi garganta. Mi único y mejor amigo, y lo estaba perdiendo por la bobería que yo estaba haciendo, cosa que ni siquiera lo incluía a él. Me dolía en el pecho pensar... en cómo reaccionaría Taehyung.
Me levanté del sillón en silencio y me dirigí a la puerta de su casa cabizbajo, sintiéndome la peor persona del mundo por lo que estaba a punto de hacer.
—Nos vemos, Namjoon. Gracias por escucharme— musité abriendo la puerta. Salí de su casa y me dejé caer en la acera.
Abandonar a mi mejor amigo, sabiendo que tenía toda la razón del mundo, y lo peor de todo era que seguía con mi plan de revancha. ¿Podría ser más mierda? Supongo que no, ya lo era.
Me levanté del suelo, sacudiendo mi ropa, y me encaminé a mi hotel.
TAEHYUNG'S POV:
—¿Que harás qué mierda?— preguntó asqueado Hoseok. Me encogí de hombros con una pequeña sonrisa en el rostro.
—Iré a un jodido desfile de modas, amigo— repetí, soltando una carcajada luego.
Estábamos sentados en el sillón de la sala de estar de mi casa. Hoseok había llegado hacía unos diez minutos. Y no tenía idea cómo pero llegamos al tema de que iría a ver personas serias desfilar en una pasarela. Sabía que Hoseok odiaba esas cosas, no por las personas sino por la moda, y supongo que saber que su mejor amigo iría a uno, no le enorgullecía mucho que digamos.
—Qué idiota resultaste ser Tae— musitó.
—¡Habló el que metió la pata con su novio! ¿Cómo va eso con Jihoon por cierto?— pregunté desviando el tema a uno que no le provocara asco a él o risa a mí.
Sino un tema que le provocara sufrimiento a él y risa a mí.
—Creo que me odia oficialmente— bufó—. Pensar que íbamos tan bien.
—Quizás conoció a alguien más y no quiere decirte— opiné. Hoseok me asesinó con los ojos, de una manera tan pero tan profunda que me hizo cuestionarme si en realidad debí haber nacido.
—Ni te atrevas a pensarlo.
—Quizás conoció a un modelo de bóxers...— continué.
—¿Qué?
—Ya sabes, quizás es bueno follando y...
—¡Calla esa puta boca, Taehyung! ¡No quiero escuchar tus fantasías de mierda acerca de un modelo follando con mi novio!— gritó consternado. Me reí. Oh, Hoseok, exagerado Hoseok... Pedazo de idiota.
—Jihoon te ama. ¿De verdad crees que te cambiaría por otro idiota? Eres su idiota favorito.
—Jihoon puede cambiarme en cualquier momento por otro imbécil mucho mejor, hay que admitirlo. Y odio saber esta mierda, porque no quiero perderlo por la idiotez del otro día— soltó llevando sus manos desesperadamente a su cabeza.
—Muy bien, Jung, vas progresando— dije—. Solo hay un problema.
—¿Cuál?
—Debes hablar con Jihoon— le respondí—. Y eso es algo difícil. Él tiene a sus hermanos de su lado, y tú tienes unos lindos ojos.
—¿Crees que tengo lindos ojos, amor?
—Deja por primera vez tu estupidez de lado e inventa algo para recuperar a Jihoon— le espeté. Él frunció el ceño pensativo.
¿Pensativo? No jodan, que el chico tiene cerebro, es un milagro.
—¿Por qué me miras con cara de aborto de mono?— preguntó arqueando una ceja.
—No lo sé, pregúntale a mis padres por qué me hicieron con esta cara— respondí ofendido—. ¿Se te ocurre algo?— pregunté ahora refiriéndome al tema de Jihoon.
—Sí— contestó.
Reprimí las ganas de levantarme del sillón, pararme encima de la mesa de comedor y gritar "Aleluya" a los cielos y bailar frenéticamente de la emoción por saber que Hoseok efectivamente sí pensaba.
—Compramos un simio, le ponemos una máscara de mi rostro en la cara y lo hacemos correr por las calles para que los hermanos de Jihoon sigan al simio. Mientras tanto, yo hablaré con él en un refugio para que sus hermanos no nos encuentren.
Reprimí mis ganas de golpearlo con un sartén.
Y cuando estuviera noqueado venderlo en el marcado negro.
Pero nada más no lo haría por respeto al sartén.
—¿No se te ocurrió algo más estúpido? ¿Todo bien en casa?— pregunté.
—En vez de quejarte deberías estar feliz de que lo intenté, no es mi culpa no tener buena ideas. La pelea con Jihoonie empezó por una mala idea mía.
—Ni lo menciones. Vale, luego idearemos algo para que regreses con tu media naranja— dramaticé.
Él puso su pie sobre la mesa, levantó su pantalón y dejó verme su calcetín color mandarina.
—Media naranja— sonrió tontamente.
¿Donde quedaba el manicomio más cercano?
—Creo que ya deberías irte— dije tomándolo del brazo y empezando a arrastrarlo a la salida.
—¿¡Me estás sacando!?— exclamó.
—Sí.
Fuera, demente sin cerebro, fuera, fuera.
—Nos vemos— le despedí cuando ya se hallaba fuera de casa y frente a la puerta.
—Nos vemo...— le cerré la puerta en plena cara—. ¡Hey!
Me dirigí a mi cuarto, abrí el buscador en mi computador y tecleé "manicomio en Seúl". ¿Aceptarían a Hoseok? Porque si no lo aceptaban me inventaría yo mismo una enfermedad mental para poder ir yo y salvarme de su demencia.
Una llamada entrante en mi celular me distrajo de mi ardua búsqueda. Joder. Cogí el celular y respondí sin ver el número de quien me llamaba.
—¿Diga!
—¡Ábreme la puerta de tu casa!
—Eh, no, ahí te ves— le colgué a Hoseok.
Desvíe la mirada a mi computador y suspiré. No aceptarían a Hoseok jamás en un manicomio, había que aceptarlo. Cerré la página y me lancé a mi cama con el celular en mi mano derecha. Llamada nuevamente.
—Residencia Kim.
—Hijo de trío, ábreme...
—Que no, ahí te ves— y colgué. Me reí solo por la estupidez que lucía estar haciendo. Podía ser cruel de mi parte, pero conociendo a Hoseok sabía perfectamente que haría ahora. Y más le valía agradecerme luego.
Otra llamada entrante en mi celular.
—Residencia Kim.
—¿Taehyung?— la voz extrañada de Jungkook me hizo caer de la cama.
Mierda. Esa no la ví venir.
—¿Estás bien? Escuché un golpe.
—No, no— mentí levantándome del piso—. Estoy bien, Jungkookie. ¿Qué pasa?
—Hablé con mamá y se canceló la cena— me informó alegre—. ¿Puedo ir a tu casa esta noche?
Mil y un pensamientos pervertidos se cruzaron por mi cabeza con esa pregunta. Esto me pasaba por no haber tenido ni un polvo en más de dos años, joder. Estaba más necesitado que Hoseok.
—C-claro— tartamudeé sintiendo calor de repente. Necesitaba bajarle a las hormonas, Jungkook ni si quiera había llegado.
—Genial. Nos vemos— se despidió.
—Hasta luego, Jungkook— dije sintiendo inseguridad en mis palabras.
—Hasta luego, honey— y él colgó la llamada. Dejé mi móvil sobre mi velador y me recosté en la cama.
Santísima mierda.
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re-subido: 12/01/2021
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